SOY ACTOR DE BARRIO POPULAR de NDLeón
Guillermo Briones, Secretario General Nacional SAIP Nicolás León, Secretario de Defensa SAIP |
SOY ACTOR DE BARRIO POPULAR
-¿Hijito, tú papá? -pregunté a mi sobrino nieto.
-¡E’tá en su t’abajo! –respondió la criaturita de dios. Escuché unas escandalosas carcajadas de la mamá y de la tía materna del bebe.
-¡No le hablen de ‘trabajo’ al tío Niky! -la maleteada se esparció en todo el edificio.
-¡El tío trabaja en la bodega de la esquina junto a la panadería! - opinó un sobrinito nieto, “más” mayor que el anterior sobrino.
-¡Esa no es bodega es una cantina, un bar, una licorería! ¡Tú tío no trabaja! -explicó la mamá, mi querida sobrina querida.
Miré al techo de la casa de mamita, recordé que en algunos momentos alegres, festivos, en mi inmaculado barrio mis vecinos, primos hermanos de Judas Iscariote, a mis espaldas me llamaban muy alegremente:
-¡Vago! ¡Mantenido! ¡Ocioso! ¡Promiscuo! ¡Drogadicto! ¡Ratero! ¡Serrano! ¡Pasero! ¡Borracho! ¡Alcohólico! ¡Ladrón! ¡Estafador! ¡Vividor!... etcéteras…
-¿En qué trabaja? ¡Se para rascando los huevos todo el día! ¡Qué trabaje! ¡Qué haga algo!
-¡Haz algo, cualquier cosa, haz algo productivo! –la familia con mucho cariño opinaba.
En mi juventud trabajar en un barrio popular era sinónimo de ser mecánico, planchador, ebanista, carpintero, sastre, peluquero, ambulante, cerrajero, cogotero; policía, pip, alguacil; taxista, cobrador, baja policía, barredor, serenazgo, guardián; profesor. Y yo estudiando, a escondidas, artes escénicas, teatro, válgame dios.
Mi papá en una oportunidad me sentenció:
-¡Te vas a morir de hambre! ¡No podrás mantener a nadie! ¡Pobre tus hijos! ¡Ya te veré con una latita pidiendo limosnas! ¿Artista? ¡Fuera mierda de mi casa eres un mal ejemplo para mis hijos menores! ¡Fuera! ¡Jódete solo! ¡No te quiero ver nunca más en mi vida! ¡Mal hijo, malagradecido!
Cuando papá Nikko me invitó a retirarme de la casa, en esos momentos yo no pensaba en nada, ni en hijos, ni en mi futuro, solo pensaba en ser artista. Primero pensé ser artista plástico, dibujante, pintor, escultor, muralista. Pero, como eso significaba tener un sencillo para los materiales. A regañadientes opte por el arte dramático, aunque no era mi fuerte, me quedé en la especialidad de actuación.
La pasé mal. Mi papito era un excelente comerciante, A1, tenía su taller, su edificio, autos, camionetas, camiones, triciclos, terrenos; apoyaba a los que querían estudiar o labrarse un oficio, profesión. Mi decisión de ser artista le cayó como agua fría. Yo de la noche a la mañana, comencé a patear latas, cilindros. Llegaba a la Escuela Nacional de Arte Dramático –ENAD, caminando, a pie, marchando; regresaba en la misma forma. Hasta que terminé los años académicos, tuve la suerte de ser contratado en un grupo que hacía giras a nivel nacional. Después de haber pasado tantas privaciones. Un billete me caía de lo más bien. Ganar dinero haciendo lo que me gusta, teatro, fue una bendición de los dioses de las artes y del borrachín de Dionisio.
Con los años aprendí, escenografía, utilería, iluminación, títere, mimo, dirigir, actuar, dramaturgia, caja, a barrer el escenario; hacer talleres; dictar clases; criticar, comentar; meter leña y palo…
Como actor, repartía volantes, entradas, vendía, regalaba, promocionaba… vecinos de mi barrio, contados con los dedos de una mano, asistieron a las invitaciones gratuitas; no hablo de mis familiares; mis condiscípulos del colegio, en mis cincuenta años de actividad, solo me acuerdo de cuatro exalumnos que han asistido a verme en una obra teatral; amigos de la universidad, nadie; colegas, pocos.
Quien creyera que poco a poco empecé a viajar cada día más lejos de la casa materna. Me convertí en actor interurbano, interdistrital, provincial, departamental, regional; latinoamericano e internacional.
Muchos me preguntan con un tufillo de envidia.
-¿Cómo hago para viajar tanto? –respondo lacónico.
-¡Soy actor de barrio popular!
Bueno, pues, la vida sigue girando y el arte andando
Agradezco a todos y a cada uno de los que me apoyaron, apoyan y siguen apoyando:
-A mi mamita Rosa Elena Cadenillas Uribe; a mi hermanita Virginia Elena León Cadenillas; a los Grillos, Sara Joffré y Aurora Colina; Mary Palma, Dorothee Pauleit; ENAD, SAIP, GEP, INTER-ARTIS.
Ayer, miércoles 27 de marzo de 2024 festejamos el Día Mundial del Teatro, recibí un diploma reconocimiento de parte de mi Sindicato de Artistas Intérpretes del Perú por mis cincuenta años de trayectoria, actividad artística en lo referente al arte y cultura peruana.
Lo único que puedo decir es que, después de todo lo bailado, merezco el reconocimiento. Claro que sí.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, marzo, 2024
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