EL
TRUEQUE. NDLeón
EL TRUEQUE
Increíble,
justo hoy día, Sábado Santo, el destino me sorprendió. Pero, como siempre nada
es perfecto. La sorpresa se desenvolvió en el turbulento mundo de los negocios.
Los que me siguen en mi página Facebook se acordarán que escribí que se me
había acabado el néctar de los dioses, mis botellitas personales de mi stock (Ron
Bacardí, 1750 ml). También escribí, que hacía trueque con mis libros a cambio
de billetes nacionales o extranjeros, me respondieron, canje. Ahí quedó la
cosa. Hoy a mediodía, tocaron el portón y la reja de mi celda domiciliaria. No
respondí ni me tomé el trabajo de mirar. Por Messenger me cuadraron que me
estaban esperando en la puerta. Salí, era mi antigua vecina que con las justas
me responde el saludo. Cuarenta años o algo más nunca hemos cruzado dos
palabras. Sabe que soy artista, y yo sé que su esposo no es trigo limpio como político
distrital.
—Hola ¿qué
se te ofrece?
—¿Tienes
un libro sobre Grecia?
—No, sobre
Grecia, no. Está para editar.
—En tu
Facebook hablas sobre Grecia.
—Si,
tengo mi página blog.
—¿Qué
otros libros tienes?
—Estos.
—¿Cuánto
cuesta?
—Veinte
soles cada uno.
—Ya.
Dame ese que estás con una cara de presidiario.
— Foto
de pasaporte… crónica…
—Esto
está casi al mismo precio… —la simpática vecina sacó de su cartera una chata de
Ron Medellín Añejo —¡Parches!
—¿Quién
te ha dicho que yo quiero licor? Si yo quiero compro.
—Pero
acá está pés. No te he dicho que me regales. Es un trueque. ¿Okey?
Con el
dolor de mi corazón acepté la botellita de ron, para colmo de males, no tengo
limones, ni gaseosa, ni el vil metal para mandar a comprar. ¡Qué terrible es la
vida del artista independiente!
NICOLÁS
DANIEL LEÓN CADENILLAS.
La Victoria,
abril, 2020.
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