Parloteo de grullas
Astronómicamente el calendario marcaba la cuarta semana de septiembre; el Astro Rey desde el firmamento iluminaba perpendicularmente directo el tórrido escenario. El cálido resplandor con variados matices de verdor florecen con esplendor; los pajaritos trinan con sus trinos; nubes de mariposas pintan el cielo multicolor. Los niños con curiosidad siguen el festejo, abriéndose paso por la ardiente vereda tropical; los escolares colorean las calles con el vistoso desfile primaveral; bandas de música, de algarabía y alegría. Reinas primaverales lanzando al aire pétalos de rosas, pica picas y sonrisas. Los marciales batallones cantando con buen ritmo las vibrantes notas del bel canto universal:
- “¡Primavera, primavera, ra, ra, ra / primavera, primavera, nuevo triunfo de la vida / ra, ra, ra, primavera, primavera / que natura te canta / primavera, primavera de la juventud / yo te canto primavera / como el ruiseñor te canta / ra, ra, ra ...!”
En la córner de la mentira, Parque Unión Panamericana con Palermo Boulevard, donde doblan los microbios, juntito al mudo kiosko amarillo; el Intiwatana marcó las doce del meridiano del medio día, la hora de la rica jama, del menú o del estofa’o. Paralelamente cerquita pero muy lejos de la realidad, zambullidas en una burbuja de brujas, aprovechando el pánico y jolgorio del torbellinoso carnaval: Dos malévolas grullas lorean como cotorras, no les interesa el tiempo, ni el calentao. Escudándose con los estrepitosos bombos y platillos, las damas se envuelven en agresivos parloteos. Nada les interrumpe la secreta prédica; ni los pitos, ni silbatos, ni las matracas con su bulla; ni los ruidos, ni las escandalosas bocinas de las combis asesinas, los gritos del populorum, los chillones parlantes de los vendedores ambulantes; nada hace mella al insulso cotorreo que tenía como tema los clásicos mareos.
Las tías no pasaban desarpercibidas, sus corazones y sus malignas lenguas viperinas enfermas de rabia y toxinas rebelaban la ebullición del parloteo. Mil gestos las traicionaban, miraban a diestra y siniestra, pa'delante o pa'trás; esquivando a vecinas que pasaban rozando por la esquina, se petrificaban, mirando las nubes reanudaban la plática con exitación. Por las máscaras y gestos exteriorizan lo bueno que estaba la contertulia del chisme distrital, por horas las cotorras hablaban sin parar. Cargando sus canastas vacías como alegorías a la estupidez, no usando el cerebro por dejadez, cada enredo o patraña lo decían con énfasis o al revés y casi siempre con taradez.
* “Y el hombre ... Pobre ... pobre. Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada”.
El Mercado Cooperativo Palermo, a cien metros de distancia, miraba la hora; les pasaba la voz, les guiñaba el ojo, les mandaba besitos volados, silbidos, bucles, retratos, pañuelos y cartas de amor, y nada más. Pero las damas no se daban por enteradas; nancy que bertha; estaban imbuidas en una terrible, tenaz y depredadora conversación.
Del microbus bajaron desparramados una veintena de jóvenes con pasos apresurados, uno de ellos viroleó por la sorpresa, las quedó mirando; se acercó a paso decidido, no contento, muy educado, haciendo una venía, saludó:
- ¡Muy buenas tardes por las tardes que no son tan buenas!
- ¡Hola, eres tú! ¡Anda avanzando que'orita te alcanzo!
El gentil esposo de la “Divina” en la cocina. ¿Por qué fue tan inoportuno el señor? El sacolargueado les malogró la sazón del rico requezón de letras ahumadas en el caldero del fervor del calorcito que acariciaba y quemaba en el centro del medio sol. El joven, como todo buen esposo, no sabía lo que pasaba, ni que las torturaba, preguntó como todo buen pío cristiano con el corazón en la mano:
- ¿Qué pása Maria Cristina? ¡Maria Cristina me quiere gobernar, yo le sigo le sigo la corriente, porque no quiero que diga la gente, que Maria Cristina me quiere gobernar! ... ¡Hola, Maricha! ... ¿Qué ha pasado?
- !No ha pasao nada! ¡Cállate la boca un ratito!
- ¿Por qué ese tono de voz? ¿Pero qué pasa? ¿Por qué esas caras? ¿Quién se ha muerto? ¿Por qué tanto misterio?
- ¡Pissssss! ¡Por favor! ¡Calla! Me'stá contando algo que sólo nos interesa a las dos, a ambas, a ella y a mi. ¿Tendiste? Es una conversación de mujeres ¿ok? ... Mejor ¿por qué no vas al mercao y vas comprando la riquísima "Yuquitas de Sabor Nacional" ... ah, también compra arroz y huevos, si quieres plátanos también.
- ¿Qué, nuevamente comer lo mismo? ¡Si no es arroz con huevo es huevo con arroz! ¿Nosotros por qué tenemos que pagar el pato cuando tú chismoseas?
- ¿Quién está chismoseando? ¡Qué malablao eres! ¡Dios Mio! ¿Cómo eres? ¡Cualquiera que te escucha te cree! ¡Ay, hija, este hombre puede meter preso a cualquiera por hablar tonterías! Orita nosemos encontrao. ¡Por favor! ¡Un minuto de silencio y nada más!
- Ya ¿pero quién a muerto?
- ¡No hay ningún muerto! ¡Nadie está muerto!
- ¿Entonces por qué el minuto de silencio? ... ¡Sigan! ... ¡Yo escucho!
- ¡Si serás ... chismoso!
- ¡Yáaaa, apurate por favor! ... ¡Quiero almorzar! ¡Vengo de laborar y quiero mi al-muer-zo! ¡Los chicos ahorita llegan del colegio, van a pedir su almuerzo y no hay nada! ¡Ni tus famosos huevos fritos! ... ¡Ni los huevos has podido comprar!
- ¿Cómo si lo que dejaras fuera bastante?
- Yo no me quiero meter pero los precios de los alimentos suben diariamente. Uno tiene que ingeniárselas para poder cocinar. El dinero ya no alcanza y los sueldos no suben.
- Perdón Maricha ¿a quién quieres florear?
- ¡Hija, este ón solo deja veinte soles pa el almuerzo! ... ¡Tú tás loco! ¡Eso no alcanza para ná!
- Aprende a cocinar y te vas a dar cuenta que es una buena cantidad, para cuatro es razonable.
- ¡Mi mamá es la encargada de la cocina!
- ¡Yo me he casado contigo, no con tu madre, ni con tu familia! ¡Cuando vas a entender! Preguntale a tu madre si veinte soles está mal. Aprende a cocinar y te quedas con chancha de yapa. ¡Lo único qué sabes hacer es pedir y joder!
- ¿Hija, tú con cuánto haces el mercao?
- Ay hija, sí yo te contara, tengo que hacer maravillas en estos tiempos, estoy vendiendo mazamorra morada y arroz con leche ... al engreído de mi esposo no le aceptaron su pliego de reclamos y ... ahora está sin trabajo ... por el momento sólo compro verduras y menestras. Lo más barato.
- ¿Qué? ¿Se han convertido en herbívoros? ¿Por qué no se comen los gallos que tiene tu marido?
- ¡Esos son gallos de pelea! ... Bueno ... cuando un gallo pierde nos lo comemos, hago sopa de gallo ... y sale rico.
- ¿De gallo? ¿Ón venden gallo?
- No venden. Ellos se estan comiendo los gallos de pelea que su esposo cría en la azotea. Se comen los gallos que entierran el pico, los que pierden en las peleas de los sábados.
- ¡Ah, y de un gallito sale un buen calderón! ¡Con sus menudencias y menestras sale cañon!
- ¿Sabelotodo, terminaste? ... Hija termina porque éste no se va a mover de acá. ¡Un cinco y nos vamos a la casa! ¿Por qué no vas al mercao y vas comprando las yuquitas aunque sea? Anda haciendo la cola que cada día tá más larga ...
- ¡Pero si tú tienes el billete!
- ¡Cómo jodes! ¡No me respetas delante de mi amiga! ¡Toma! ...
- ¡Este es un billete de diez soles, yo te dejé un bille de veinte soles!
- ¡Cómo jodes! ... ¿Y tú crees que me he agarrao la plata? ¡He comprado detergente y jabón!
- ¿Para qué? La ropa sucia está amontonada desde meses ...
- ¡Por eso, pues! ... ¡No fastidies y espérate unos minutos! ¡Ahoritacabamos! ... ¡Cuenta, hija!
- ¡Este es un billete de diez soles, yo te dejé un bille de veinte soles!
- ¡Cómo jodes! ... ¿Y tú crees que me he agarrao la plata? ¡He comprado detergente y jabón!
- ¿Para qué? La ropa sucia está amontonada desde meses ...
- ¡Por eso, pues! ... ¡No fastidies y espérate unos minutos! ¡Ahoritacabamos! ... ¡Cuenta, hija!
- El joven parece buena gente, le enseñaba matemáticas porque la chica estaba mal en el colegio ... asi ... pues ... hija. A los chicos hay que ayudarlos. Los padres tenemos que poner el hombro. ¿Qué nos queda?
- ¿No entiendo?
- ¡Cá, no seas sapo! ¡Todos los animales me gustan, menos los sapos! ¡Éste es má chismoso ... ¡Chismoso despué te cuento! ¡Sigue hija!
- El muchacho tiene 18 años, trabaja y es bien responsable ... va a correr con los gastos ... es decente, educado y muy respetuoso.
- Una ayudadita, no entiendo.
- ¡Pero te callas! ¡Su hijita va a tener bebe!
- ¿Qué hijita?
- ¡Por eso no me gusta decirte ná! ¡Su hija!. ¿Qué otra hija le conoces? ¡Ella sólo tiene una hija y un hijo! Ahora limítate a escuchar.
- ¿A tu hijita la he visto con uniforme escolar, ya terminó el colegio? ¿Qué edad tiene?
- En octubre a fin de mes cumple quince años. Y queríamos ahorrar para su quinceañero. Su madrina vive en los Estados Unidos iba a venir a saludarla, ahora ya no vamos hacer fiesta ni nada. Ay, míra pues hija. Somos piñas. Sus quince años sin fiesta de quinceañero ... qué van a decir sus padrinos ... y los vecinos.
- ¡Y su hijo también va a ser papá, su chica es la hija del Vitorugo, el “presdigitador”.
- Jajajajajaj ¡Querrás decir prestidigitador! ¡Prestidigitador! jajjajajaj ¡Vitorhugo no es presdigitador ni es prestidigitador! ¡Es Predicador!
- ¿Qué? ¿No es mago? ¿Ónde predica? ¿Predica la Palabra de Dios? ¡Yo lo he visto de amanecida cruzando La Frontera! ¡No fastidies! ¿Predicador? ¡Tendrá una Iglesia Satánica! ¡Tremendo malogradazo!
- Perdón, una última pregunta y me voy. ¿La hija de Vitorugo debe tener la edad de tu hija, no?
- Sí, jugaban y estudiaban juntas en el cole de Santa Cata, casi juntas van a dar a luz. A nosotros sólo nos queda ayudar. ¿Qué más podemos hacer?
- ¿A esta altura? Nada. Como dijo el famoso filósofo shilico cajamarquez: “Si tienes hijos, prepárate para los nietos” ... Ya está hecho. “Todo está consumado”. Sólo les queda esperar. Tienen que prepararse física, emocional y económicamente, ahí está lo bueno ... ¿Tú nunca hablaste con tu hijita? Mucho chisme y poca comunicación. Faltó educación. ¡Qué agrandados! Se adelantaron a la primavera.
- Pero que iba hablar, sí eran chicos ¿Hablar qué? ¿De qué? ¿Qué, qué? Entiende, pues, no seas cerrado. A ti también te puede ocurrir, tienes hijos, nadie está libre. Cuando llega, llega.
- Traer un bebe no es cosa de juego. Tus hijos no saben hacer nada ... no tienen ni secundaria ... ¿Qué saben hacer? ¡Nada!
- ¡Por eso no quería contarte náa! ¡Ni que escuches náa! ¡Ni decirte náa! ¡Por qué siempre complicas las cosas! ¡Siempre es lo mismo! ¡Eres un metiche! ¡Un aguafiestas! ¡Un boca salada! ¡Pobre que tés contando! ¡Cuenta y te la vas a ver conmigo! ¡Carajo! ¡A éste y a hijos de mala madre de los chismosos de La Oficina y los de las Casitas Blancas hay que tenerles miedo! ¡Paran rajando de todo el mundo! ¡Chismosozazos!
Al final la vida sigue igual, eh, antes que termine la Primavera, terminó la linda espera, las dos nuevas mamás tuvieron a sus bebés, dos lindas y bellas criaturas. Los abuelos estan metiendo el hombro en los gastos, crianza y accesorios; prácticamente adoptaron a los nietos, es un decir; dos boquitas más que alimentar, dos criaturas más para criar y educar, solamente dos. Más los dos hijitos : Cuatro; cuatro y dos papás son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciseis. ¡Brinca la tablita! ¡Brincala de nuevo! ¡Y nos jodemos de una buena vez!
La abuelita fiel a su costumbre no dio su brazo a torcer; sigue pregonando con su bolsa de mercado colgada en su siniestro brazo; que el vago holgazán, oso perezoso de su hijo ha jurado que va a trabajar y llevar a la mesa un petit pan. Pregona, también, que el marinovio de su hija, el papá de la otra nieta, es muy buena gente, decente y respetuoso. Nadie decía lo contrario pero llegó la respuesta para tal afirmación. Y ahora este cuentito lo remata un periquito periodista y moscardón (a) “Sant Mefistófeles JR”con cachuelo en El Bocón, que versó:
¡Tía! ¡Las veinticuatro horas del día sólo te escucho a tí! ¡Cambia de disco! ¡Si supieran porque es tu locura! ¡Si supieran porque es tu agonía! ¡Aquellos que te llaman loca! ¡Aquellos tal vez llorarían! ¡Repetir siempre lo mismo te aloca! Reflexiona, piensa y con paciencia saca tu deducción: ¡Los ñaños no respetaron tu sofá, menos tu doble plaza, ahora confórmate con mantener y dar de comer a cuatro, más a tu esposo, cinco, en tu alocada casa!
La Victoria, Abril 2008.
* César Vallejo
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