Haciendo mis pininos como reportero gráfico y crítico de teatro. Se me presentó la virgen para demostrar mis dotes de criticón. Hasta el momento estaba pagando piso con grupitos de principiantes. Había llegado la hora cero para pulirme y sacudirme de las críticas de mi jefecito mandamás. - ¡Teatrero! - ¡Demórate un poquito, ón; qué te cuesta decir: Señor fotógrafo ... con mayúsculas! ¡güevo frito! ¿Qué pasa? - ¡Mira maromero, sí ahora no la haces búscate otra chamba! En el Anfiteatro de la Facultad de Medicina en el Jardín Botánico van a presentar una obra de Brecht. ¡Tú dices que sabes, ahora te quiero ver! A Bertolt Brecht los grupos de Lima lo estudiaban, lo analizaban pero no lo escenificaban, le tenían respeto o miedo. Agarré mis chivas y me dirigí a la Facultad de Medicina de San Fernando. En el Centro Federado me presenté como alumno de la Escuela Nacional de Teatro y "photocameraman"; me dieron un excelente sitio entre el escenario y la platea. Veía todo como buen chismoso profesional. Llegó el Grupo y metí la mano como cargador, estibador de fletes y mudanza. - ¡Hey! Cuidadito, carga con cuidado o mejor regresa de donde viniste, no ves que el mobiliario está tembleque, está con las justas, trata las cosas con cariño; recoge ese par de tarugos y ponlos en su sitio, va en el tablero de la mesa, despacio con cuidadito. Los señores dramáticos me agradecieron la ayuda y en recompensa les pedí que posaran en mancha antes que empiece la representación. - ¿Perdón, cómo se llama la obra? - “La Boda de los Pequeños Burgueses”, comedia de un acto de Brecht. - Pueden agregar algo más, es pá la revista ... - La Boda presenta el banquete nupcial de unos recién casados, acompañados de sus familiares y amigos. El novio antes de la boda fabrica los muebles para su nuevo hogar pero éstos se irán destruyendo durante la obra; Ok ... después de la función podremos conversar más. La anécdota en cuestión fue así: nueve actores en escena sentados a la mesa dialogaban y comían mientras, sin que el público se diera cuenata, iban quitando los tarugos que estaban colocados en lugares estratégicos de los muebles. El efecto era que durante la acción dramática a una silla se le caía una pata, a otra el respaldar, a la mesa se le separaban los tableros, etc. Era muy divertido porque el público pensaba que todo ese despiporre era casual. Pero los actores no contaban que el Anfiteatro contaba con un piso de parquet antiguo y finísimo que mantenían super encerado por lo que brillaba como un espejo; hasta daba pena caminar por las inmaculadas tablas. En mi lugar estratégico, yo tomaba fotos como loco. La obra transcurría normalmente, el público, como todo público universitario, era muy receptivo y celebraba riendo el desbarajuste de los muebles rompiéndose en escena. En eso veo a uno de los actores que interpretaba a un hombre mayor, parsimonioso y formal que hace una mueca fuera de contexto, señalaba disimuladamente y super nervioso su silla con el dedo pulgar; en mimo explicaba a su vecina del frente que se le estaban abriendo las patas de su silla, se quería sujetar de la mesa pero la mesa también se le desarmaba; angustiado, no sabía que hacer, le comunicó a la actriz que estaba a su derecha pero ésta no podía hacer nada para ayudarlo. Y ante el asombro de sus colegas el actor se fue resbalando lentamente, mudo, con los ojos desorbitados, hasta que con gran estrépito cayó al suelo sentado de poto, rebotó y aterrizó grotescamente de espalda. El respaldar y las patas de la silla quedaron desparramadas por todo el escenario y platea. El público y todo el elenco soltó la carcajada, parecía un efecto perfectamente ensayado. El aplauso de la concurrencia fue inmediato ya que agradecían efusivamente a Brecht y al grupo teatral por la profunda crítica social. - ¿Me pueden explicar en que momento fue más notorio el "extrañamiento escénico" de Brecht? - ¿Cómo, no te has dado cuenta de que cuando cayó el actor fue el momento clave del "Distancianmiento brechtiano" por eso fue que los espectadores aplaudieron demostrando que habían apreciado racionalmente el conflicto escénico y de clase? Niky León, Corresponsal cultural y crítico teatral de La Voz de la Tragicomedia: Como crítico teatral sólo puedo decir que la obra fue un éxito apoteósico, con un notorio y preciso entendimiento del efecto distanciamiento, el espectáculo mostró y explicó las ideas de una realidad crítica y objetiva; sumado a la gran actuación y genial dirección, cumplió a carta cabal con los preceptos del Breviario de Estética Teatral brechtiano y evitó la catarsis. |
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La Boda de los Pequeños Burgueses
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