EL RECOMENDADO de NDLeón
EL RECOMENDADO
Algunos
dicen que es el Karma. Lo dudo. Es cuestión de la mala leche de algunos
frescos, sinvergüenzas, car’epalos. En pleno verano con limitada chamba por
culpa de la bendita pandemia, sobrevivía arreglando unos cuantos autos; pintura,
planchado y mecánica; en mi reducido taller de ochenta metros cuadrados. Se hacía lo que se podía.
Muchas veces solo cambiamos repuestos. La calle estaba dura. A deshora, fuera
del horario laboral llegó una llamada de uno de los más complicados amigos del
barrio conocido como «El Inmobiliario», una joya de los huariques del mal vivir
del Boulevar Palermo Street Yuquitas Fritas.
—Nicolás,
my dear brother. How are you? Hablé con tu brother me dice que estás en Lima. Un
favor como para mí. Tengo mi chochera que está buscando un espacio pa’su carro
para dejarlo por unos días hasta que llegue el repuesto pa’su carro…
—Peter,
mi querido Patto, el espacio no es cochera… es un lugar de gente decente, trabajadora,
no hay sitio para vividores, sangradores, passtrulos…
—Cuña’o
te estoy hablando en serio. Te van a pagar. Yo garantizo, tú me conoces…
—Por
lo mismo que te conozco ¡Vete a la mierda!…tú eres fujimorista o sea corrupto…
pídele favores al cura de la parroquia…
—¡Se
te va a pagar! ¿Un mes de cochera cuánto es?
—¡Cuatrocientos
Cincuenta Soles! Cincuenta por ciento adelantado…
—¡Hecho!
Mi pata está llegando en media hora a tu taller. Se llama Roberto D’Pasapera…
—Entiende.
Ya estoy harto de pelear por cojudeces. Saludos para tu esposa. Carne blanca…
Dicho
y hecho. El susodicho D’Pasapera llegó con un par de mecánicos empujando un automóvil
de color azul pastel Chevrolet.
—Hola,
Nicolás. Estoy esperando que llegue el repuesto. En Lima no hay. Lo están
trayendo del…
—Cuádralo
ahí, deja la llave, adelanto Doscientos Veinte y Cinco Soles.
—Te
puedo dejar Ciento Veinticinco después te yapeo.
Pasó
una semana y no llegaban los Cien Soles restantes. El susodicho D’Pasapera no
respondía. Llamé al Inmobiliario, el garante. Nada. Tampoco respondió. Escribí
por WhatsApp al señor garante Peter Sardón Castillo.
—Tu
recomendado no paga. Falta completar el adelanto de 50%
—Y
yo que tengo que ver, llámalo a él…
—¡Tú eres el garante! Me está hueveando con: «Mañana yapeo; me olvidé; tu número de cuenta interbancaria o tienes cuenta de Interbank; a esa hora hago siesta; no tengo efectivo; espérame unos días más». ¡Qué concha! ¿Hasta cuándo?
—Denuncialo pe. No pago yo y van a pagar los recomendados...
—Sardón,
yo te tengo mucho aprecio, cariño, respeto y pensé que el señor que estabas
recomendando era de tu misma camada. Tú me llamaste, hablaste conmigo, pediste
un favor. Ahora los dos se comportan como unos hijos de la gran puta. Qué
decepción. Así hablas mal del profesor presidente… ¡CDTM! Ahora yo, el estafado,
soy el gil.
—Puta
cuña’o, sabes que me llega al pincho lo que creas o sientas por mi persona, yo
simplemente te hice una consulta. No soy tu agente…
—Hubieras
ensartado a otro. ¡Mantenido de mierda!
—Puta
madre, sigues con la perorata. Habla con tu abogado yo no tengo nada que ver
con tus negocios…
—Gracias
mi querido Peter Sardón Castillo…
—Pero
claro pes. Me tienes huevón con tus cobranzas…
—Gracias
—¡De
nada!
—Abriste
la bocota, me cagaste. Perdí...
—Sigues.
Ya cánsate peee
A
los quince días el dueño del auto envió un Yape completando el 50%.
—¡Termina
el mes y sacan el auto, necesito el espacio! –envié el mensaje a los dos
compinches faltando cinco días para completar el mes de cochera.
Me
fui al norte peruano por asuntos profesionales. Efectivamente sacaron en auto
pero no pagaron el saldo. Empezaron los problemas. Los conchudos se tiraban la
pelota. Con palabras respetuosas les solicité que yapeen el saldo.
—¡Oye
hijo de puta pagas o te rompo el carro conchadetumadre!
Entendieron
y poco a poco empezaron a pagar por puchitos.
Hasta
que llegó el fatídico día de una llamada sombría, con llanto reprimido,
lágrimas negras aguantadas, voz quebrada del famoso Inmobiliario Peter Sardón
Castillo.
—¡Nicolás!
¿Tú ves por el barrunto a D´Pasapera?
—No.
El popular Robenn D’Pasapera, no. Me quedó debiendo Cincuenta Soles…
—Si
lo ves me das un timbre…
—¿Qué
pasa?¿Covid?
—Qué
bueno fuera, el puta me ha cagado… otro día te cuento…
—¿Otro
día? ¡Tas’huevón! Ahorita cuenta. Te perdono todos tus pecados y deudas…
cuenta… ¿Te robó tus pacos?
—No.
Estafó en mi compañía.
—¿Y
dónde está la novedad? Ese pata es estafeta, hurto agravado, pirata, filibustero,
corsario, peor que Fujimori. Delincuente profesional. Le debe a mi hermano y a
las mil vírgenes… cuenta…
—Lo
recomendé en mi trabajo… estafó, robó, se tiró mi celular, y lo peor hermano se
levantó mis tapers con la fotito de mi Keiko presidente…
—Tú
lo has mantenido, te lo llevabas de viaje por Cancún, fue tu pareja, perdiste
amigos por caminar con la mierda esa…
—¡Aguanta,
no fuimos pareja! No jodas… fuimos socios…
—En
la cochinadita… je, je… cuenta, cuenta…
—Chismoso
de mierda…
—Comunicativo…
—Me
dejó pésimo con mi cliente, mi mejor sponsor, yo vivo de la consultoría
financiera... ¡Qué digo, pésimo es poco! Lo peor de todo es que se hace el
huevón, no reconoce el hecho, ni pidió disculpas... o sea yo soy el idiota que
me tengo que hacer el cojudo…
—Tú
no eres idiota, eres un buen profesional. Te equivocaste con él de cabo a rabo.
A más de medio mundo le ha hecho cagadones…
—Mi
error fue dejarlo administrando varios inmuebles cuando viajé a Miami. Vendió
propiedades con su segunda. A mí retorno la SUNAT anuló todo lo que él compró.
Las otras cagadas son peores. Le dije claramente que mi negocio no es vender
propiedades con 'problemas' y ante tanta insistencia le presenté a mi sponsor. ¡Cabeceó
a mi sponsor! Hijo’eputa. Chorea con una
tal Doris Alva Orlandini, su mujer lo chalequea. Es una organización criminal. Encima
esta pandemia de mierda. El Covid 19. Los bancos, el congreso…
—Felizmente cuentas con verdaderos amigos mi querido Patto Sardón. Llegará
el día del juicio final para ese maldecido. Nada dura para siempre. Tiene
antecedentes. Ten cuidado. Cuídate. Sé prudente. Dios proveerá. Abrazo
fraterno.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2022.
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