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CHEETARA, hasta pronto. NDLeón


CHEETARA, hasta pronto. NDLeón


CHEETARA, hasta pronto
A Cheetara la conocí un agosto, 2013, ya sabía de su presencia en la casa. Cheetará llegó a pesar que mi hija Alejandra se había prometido no más animalitos en casa. Aflojó ante la belleza gatuna de Cheetara y los ruegos lastimeros de mi nieto Piero Angelo. La encontraron bebita, cachorrita, bien chiquita. Pronto se convirtió en la princesa de la casa. Hasta que llegué yo y le malogré su vida, espacios, horarios y la tranquilidad espiritual. Yo soy noctambulo como ella lo fue. Y creo que eso no le gustaba. Al principio no me podía ni ver ni en pintura. Se alejaba bruscamente de mí, de mi lado y de mis miradas. Hasta que un día me ordenó que le sirviera comida. Le entendí muy claro el mensaje y le serví en su tazón especial. Terminó y me pidió agua, igual, le alcancé su agüita. Se frotó en mis pantalones. Dejando sus pelos, después entendí que la frotada no fue de cariñito, sino fue su señal de marcación. Era uno más a su servicio. Y como nos quedábamos solos, yo pagaba pato, estaba a su servicio y disposición.
En un viernes criollo llegué tarde y la encontré en mi cama. Se fastidió con el impertinente. Me metí al sobre y ella muy campante se estiro sobre mi humanidad. A las 6:00 de la mañana en punto me dio un maullido estremecedor e impávido en la orejota que me despertó de mi cómoda borrachera en un instante, saltó de la cama, se cuadró frente a su plato de comida, exigió dos raciones y su agüita de cortesía. Desde ese momento clave fui su esclavo noche y día. Veinticuatro horas reloj. Pero, me gustaba atenderla, nos engreíamos, nos acompañábamos. Sabía que, si yo desaparecía de día, de noche me encontraría. Dormíamos juntos cuando ella apetecía, sino me ordenaba abrirle la puerta y regresaba al otro día, muy temprano, maullando muy fuerte para entrar y devorar su desayuno servido y muy bien atendido. Mucho tiempo después me enteré:
<<Los gatos saben por instinto la hora exacta a la que van a despertarse sus amos, y los despiertan diez minutos antes>>.
Ya mayor y con galanes que la merodeaban se hacía la difícil hasta que llegó el elegido y se desapareció toda una noche. Fue su camote, siempre fue el mismo gatuno, en colores igual a ella, y en comportamiento muy respetuoso como el dueño de la casa.
De la noche a la mañana se enfermó, empezó su calvario de tratamientos, medicinas y cambios de hábitos que la mortificaban. Hay veces que se levantada de muy buenas ganas, otras de muy mal humor, y había días que ni se movía. En casa entrabamos en shock.
Ahora la lloramos, pero más adelante no reiremos de sus travesuras, ordenes, lo bien que fue para nosotros su compartir, sus modales y su inteligencia.
Chao princesa, hasta pronto mi entrañable Cheetara. Nos vemos en el paraíso. Tengo entendido que en el paraíso hay gatos, sino no sería paraíso.
Una frase para alejar la tristeza:
<<El gato posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, coraje sin ferocidad, todas las virtudes del hombre sin sus vicios>>.


<<Hoy día, 11 de mayo de 2020, murió Cheetara. La enterraron, mi hija y nietos, en el jardín de la casa. Estaba malita, mejoraba, recaía. La conocí en el 2013, poco a poco se convirtió en mi ama, tenía que atenderla a las 6:00 am con su agüita fresca y su taza de galletas. Se metía a mi cama cuando no salía de casa. Nos acompañamos, todos salían, al trabajo o al colegio, me gorreaba mi desayuno. Se soleaba en la ventana de la sala. Muchos fines de semanas las pasamos juntos. Ella durmiendo y ordenando, yo escribiendo o recitando mis escritos de teatro. Triste. Ayer hablé de Cannabis y ahora despido a mi princesa Cheetara>>.

SIN GRILLETES
—Para Cheetara—
Me amaste, te amo.
Te sigo amando.
Hoy amas a otro.
Ese otro ama a su amiga.
Pero la dama no se da por aludida.
E incomprendida ama a su vecino.
El señor felino desde el balcón.
Escapa de mimos y arrumacos.
Prefiere la bohemia.
El amor sin compromiso.
Nada de condiciones, ni contratos.
Menos obligaciones, ni ataduras.
Prefiere la soledad con gracia.
Que la dulce compañía con grilletes.
Rinde tributo a su libertad, y
a sus sueños mundanos.
Y franciscanos.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS.
Lima, 2016.

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