PROFESIÓN
DECENTE de NDLeón
Nicolás León, Plaza Manco Cápac, Distrito La Victoria. |
PROFESIÓN
DECENTE
Terminé
de interpretar la última frase de mi contestataria obra de teatro; un silencio
sepulcral se esparció en la platea, de repente el público ensimismado con el
arte popular, despertó. Nos aplaudió con un entusiasmo que me paralizó el
corazón. El maestro músico de la guitarra, charango y quena al compás de los
aplausos interpretó, como despedida, la canción El Pueblo Unido Jamás Será Vencido
de Quilapayún. Agradecimos los aplausos, fueron varias veces que el
lindo público dio muestras de su cariño. Tomé mi sombrero, bajé del escenario, me
dirigí a la puerta y pasé sombrero. Salida Solidaria. Nadie se escapaba,
todos y cada uno de los presentes colaboraban. Buen público. Monedas, billetes,
sencillo y ripios. Sombrero va, sombrero viene. Un extraño de sonrisa
hipocritona con varias monedas en su mano me cuchicheo. —Mejor hubieras
estudiado una profesión decente y no estarías
limosneando —. Lo miré, le tomé foto, esa cara la había visto en calendarios de bolsillo y
cajitas de fósforos. Con una sonrisa irónica, aprendida en la escuela de
teatro, le respondí. —El arte se paga. Suelta tu sencillo. Somos aves de paso.
Vamos a estirar la pata en cualquier momento. Y no te vas a llevar nada
corrupto de mierda. Apoya el arte. ¿Pensaste estar de camarón? —El delincuente
soltó cuatro monedas de sol, me desafió y emprendió la retirada.
Pasaron
dos semanas. La foto del susodicho estaba en la portada de los diarios junto a
los corruptos de la organización criminal “Los Intocables Ediles”.
Dos
semanas más, preparé mi mochila. Trastos, libreto y vestuario. Salí de gira
fuera de Lima Metropolitana.
NICOLÁS
DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima,
2019.
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