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25 DICIEMBRE. NDLeón


25 DICIEMBRE. NDLeón



25 DICIEMBRE
Amorcito
Buenos días
El desayuno listo está.
Tienes chocolate, café,
Té, anís y pan.
Pan con pavo, pan con chancho.
Enrollado de carnes, filetes y alitas crujientes
Cóctel de frutas, uvas y tamal.
Mermelada, aceitunas, queso y paté.
Todo pa’ti.
Por mí no preocupéis, yo
voy a cortarla con un par
de chelas bien heladas.
¡Salud!
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, diciembre, 2018

SOLLOZO SUSPIRO. NDLeón


SOLLOZO SUSPIRO. NDLeón

Abajo el Puente, el río y la alameda.

SOLLOZO SUSPIRO
Después de muchos años regresé a callejear por los empedrados de Abajo el Puente a los Amancaes. Recuerdo que al pasar por una antigua quinta vi a una señora delgada, bonita. Era la misma preciosura que dejé de ver cuando ella era colegial. Ahora con mis cabellos canos aquella muchacha me inspira como diosa en mis escritos y en mi escabrosa poesía mundana. Tiene novio, yo un dolor de rodilla. Ella camina por la vereda, mi corazón late de alegría. En una pollada del Santo Madero bailamos un vals criollo, hice malabares porque soy desorejado, pero me las ingenié para hablar lo necesario como para tomar un café en un rincón de la Alameda. Pasaron varios meses y la cita se dio. Yo comportándome educado no interpreté los silencios, dejé pasar la ocasión. Enamorado me quedé. Pensé caminar de la mano, del brazo, juntos y apretaditos. Me dijo, nada de compromiso, y nunca más me vio. Desapareció. Se alejó de mí sin dejar rastro electrónico, número celular, ni correo E-Mail.
Oh, lloré a mares, mis lágrimas me ahogaron.  Por qué su lejanía, sus vacíos, su indiferencia.
El tiempo pasó. Llegué al infierno con dudas, bronca y rabia. Fue muy gracioso porque el mismo Lucifer me atendió, me estrechó en sus brazos como íntimo amigo, me susurró al oído y con una mueca irónica, sabiendo mi respuesta, preguntó.
—¿Lloras por una mujer? —Con sollozo suspiro, contesté.
Sí. Tengo el alma maltratada... qué será de mí —compungido respondí.
Don Luci, todo histriónico lloró conmigo con cristalinas lágrimas de cocodrilo. Sabía de quién se trataba. Él también estuvo bailando al compás de la guitarra en la gran pollada del callejón. Me observó de pies a cabeza como recitaba poemas de amor a la bella flaquita bonita cual musa de mi inspiración.
—No te hagas problemas. En tu barrio puedes estar mejor.
—¡Ay Dios! No entiendes… por ella he perdido la razón.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS.
Lima, 2019.

PARTE Y REPARTE. NDLeón


PARTE Y REPARTE. NDLeón



PARTE Y REPARTE
¿Quién es más ladrón: el que asalta el banco o el que lo funda?
Bertolt Brecht.
Me encontraba en una agencia Western Union del barrunto con la intención de retirar dólares americanos vía California City, dinero limpio para diligencias legales en nuestro sacrosanto Palacio de Justicia. Me acomodé en la cola, no había ventanilla preferencial, tampoco había asientos, nada de comodidad para los guerreros de la tercera edad. Adelante mío, se encontraba una señorita despampanante con el bluyin rotoso, deshilachado, maltratado a la mala; los huecos dejaban ver sus prominentes y firmes carnes al libre albedrío. Ese caché le daba un aire de pobreza espiritual pituca. La joven guapachosa estaba nerviosa por la lentitud de la atención, golpeaba sus taquitos bonitos que hacían juego con su cabellera revuelta a la dios. Sus piernas atléticas y bien formadas apunte gimnasio de las once de la mañana, lo reafirmo, porque su carita reflejaba un sueño de ociosidad. En el silencio angustiante de la espera suena insistentemente el celular de la bella morocha, la dama saca de su bolso un cel carísimo. Contesta.
—Cinco minutos y ya tengo el dinero. Ven pronto. Te veo y salgo. Espero en la puerta.
En la ventanilla la atención es veloz. La chica guarda un buen fajo de billetes gringos. Guarda también el bonito móvil modelo última generación A1. Me toca a mí. El empleado me pide documentos y datos, me interroga con una sarta de preguntas. Me entrega los billetes al cambio en moneda nacional. Escucho una bocina atronadora con ritmo de reggaetón. Al instante un rugir del motor de una motocicleta. Un grito desgarrador. Un claxon ensordecedor. Otro grito agudo espeluznante que erizó los pelos al empleado y a mí.
—¡Rateros! ¡Hijo’eputas! ¡Concha’esumadre!
Aprieto mi dinero haciendo puño. Volteo al toque. Miró a la chica. Ella gime, llora, se retuerce en su impotencia, le da patatus, soponcio y chucaque visceral. Doy dos pasos para sapear mejor el panorama. Veo la moto en su huida suicida cruzando la berma central de la avenida contra todo pronóstico. El auto con reggaetón tiene pegado el claxon, con una maniobra temeraria logra salir del atolladero. Llega a la esquina del semáforo, contra el tránsito gira en u hacia la izquierda. Un policía PNP de los que hacen vigilancia en la puerta del banco de enfrente hace la alharaca de detener a los motociclistas. La moto pica con más agresividad, para mala suerte los delincuentes derrapan en la primera esquina por la arenilla de cascajos. Aparecen, como quien huevea, dos serenazgos del municipio, se dan cuenta del roche, aceleran el paso para enfrentarse a los forajidos. El piloto foraja levanta la moto, la empuja, se sube a la volada y la prende. No tiene espacio para girar, se va de frente, frena, mira a su compinche. Este último al verse perdido emprende la huida por otra bocacalle. Pierde el paso toma otro rumbo. Los serenazgos lo corretean marcialmente. Aparece la ley, un patrullero inteligente del Escuadrón de Emergencia Las Águilas Negras, el oficial pregunta el color de vestimenta de los maleantes. Los sapos respondieron.
—¡Cascos y casacas cremas!
El patrullero activa su bocina, luces y sirena. Emprende su accionar con decisión y orden. Monitorea por radio. En el cruce de una gran avenida de varios carriles el criminal afloja, le falta aire. Los serenazgos lo cercan. Llega el patrullero justiciero. Bajan dos efectivos con arma en mano. Le advierten aplicando la razón.
—¡Ya perdiste mierda! ¡Levanta los brazos! ¡El bolso carajo! ¡Abre las piernas! ¡Al suelo gallina hijo’eputa!
El policía más ranqueado arrancha la cartera al criminal urbano. Chequea el fajo de billetes, agarra el preciado celular de la dama y lo guarda en su bolsillo reglamentario derecho. A ojo de buen cubero reparte el botín, un par de billetes de propina con la cara de Benjamín Franklin para cada uno de los serenazgos. Inmediato, con precisión de relojero el tombo oficial con el grueso de la marmaja sube a su caña, corta toda comunicación con su central y con suma prisa a gran velocidad desaparece entre la polvareda. Los jóvenes del municipio se escabullen entre el laberinto de calles y pasajes de la urbanización. El choro se sube al primer microbús que ve pasar. Los chismosos del barrunto chismearon. Se hizo un silencio. Una frenada impactante con deslizamiento de la ruedas rompió la quietud. La victima dentro del auto con bocina reggaetón llegó a la esquina, bajó del vehículo, no encontró nada de nada. La exuberante joven mira de arriba abajo la gran avenida que irradia sosiego, husmea una soledad solitaria devastadora, cruel e indiferente.
En mi andar me cruzo con la víctima, sus ojos denuncian un vacío intenso, sigo mi camino paso a paso. Una banda de música corta mis inmaculados pensamientos. Platillos, bombardas, cohetones. Una marcha celestial acompaña a nuestra morenita linda, día de regocijo espiritual, Día de Nuestra Señora de Guadalupe. Los vecinos, buenos y malos y peores, se persignan y oran a su paso. El alcalde del distrito y varios regidores anticorrupción; el párroco de la Parroquia Santuario, el monseñor, sacerdotes, sahumadoras y cantoras; el comandante comisario y autoridades, y cientos de fieles acompañan la gran procesión con cánticos de fe y buena voluntad.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
La Victoria, 2019.

¡AUTOELIMINENSE! NDLeón


¡AUTOELIMINENSE! NDLeón

Nicolás León, actor victoriano de La Victoria.

¡AUTOELIMINENSE!
Haciendo memoria, varios meses atrás, pedí a la gente tóxica, fanática, se AUTOELIMINEN de mi Muro por ser contrarios a los cánones y preceptos que delinean los ideales del libre pensador. No merezco perder el tiempo con gente obtusa. El arte requiere mi concentración al cien por ciento. Enfrascarse en una tontería es negativo para mí paz interior.
Tu credo, tu dios, tv eqvipo de fvtbol, tus cojudeces, tu mierda, es contrario a mi posición mundana.
"Ser o no ser" no hay medias tintas en el derrotero. Ahora, exijo, a los amigos del statu quo defensores de las manadas intolerantes y ciprianescas: “Con mis hijos no te metas”, “Sodalicio”, “Diálogos de Fe” y afines; se AUTOELIMINEN.
Igualmente, solicito, a los seguidores incondicionales de la sinvergüencería y corrupción, se AUTOELIMINEN.
Estamos a un mes de las Elecciones enero 2020, no quiero discutir, entablar diálogos insulsos con fanáticos, ciegos cerebrales de los partidos políticos coimeros, líderes rateros. ¡AUTOELIMINENSE!
Espero que antes que acabe el año 2019 todos los “Pro Delincuencia y Corrupción” hayan desaparecido de mi muro Facebook. ¡AUTOELIMINENSE!
Feliz Año Nuevo 2020.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2019

TARDANZA de NDLeón


TARDANZA de NDLeón


El señor actor Nicolás Daniel León Cadenillas en Europa. Nk 


TARDANZA
Me encontraba en Europa viajando de sur al noreste en un tren de billete barato con pocas paradas. Este cruzaba cada pueblo, solo paraba en ciudades grandes. En el vagón todo el mundo viajaba con gran comodidad. Yo estaba sentado frente a un señor más o menos contemporáneo en años, nos separaba una mesita en el centro. Con el suave vaivén del tren las ideas escénicas me florecían, recreaba una conspiración en contra de un escritor urbano, su homicidio y sus secuelas, así como su lugar de desarrollo: El distrito La Victoria y de yapa hojeaba el libro El retorno de la barbarie: la matanza en los penales de Lima en 1986. Todos los asientos del vagón estaban copados. Algunos jóvenes universitarios o empleados hacían sus labores en sus computadoras, la mayoría leía un libro. Otros se entretenían con sus MP3. Uno que otro tomaba su café. Yo en ese momento hablaba un alemán pésimo. Terrible. Con el tiempo lo hablé peor, pero entendía lo suficiente para darme cuenta de lo que pasaba a mis alrededores. No me perdía. El tren seguía su marcha a una velocidad moderada, los postes pasaban a gran velocidad. El tiempo era benigno. Suave, sin lluvias, ni fríos. De un momento a otro, muy repentino, de sorpresa, el tren hace un movimiento brusco, un serio crujir, chillido; un rechinar de fierros, silbato del tren, bulla y gritos. El tren paró. Los empleados corrieron a las puertas. Pregunté en alemán. No había otra forma. —¿Qué pasó? — Un joven respondió —Un suicida —. Pensé en todos los estresados como yo. Mi compañero de asiento dio un leve suspiro, se acomodó los lentes, pronunció una línea con un fraseo teatral. —Un muerto. Ahora voy a llegar tarde a mi trabajo —. Seguidamente se recostó en el respaldar del asiento mirando el techo. Yo seguí leyendo, la matanza en los penales de Lima, en silencio.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2019.

PROFESIÓN DECENTE de NDLeón


PROFESIÓN DECENTE de NDLeón

Nicolás León, Plaza Manco Cápac, Distrito La Victoria.

PROFESIÓN DECENTE
Terminé de interpretar la última frase de mi contestataria obra de teatro; un silencio sepulcral se esparció en la platea, de repente el público ensimismado con el arte popular, despertó. Nos aplaudió con un entusiasmo que me paralizó el corazón. El maestro músico de la guitarra, charango y quena al compás de los aplausos interpretó, como despedida, la canción El Pueblo Unido Jamás Será Vencido de Quilapayún. Agradecimos los aplausos, fueron varias veces que el lindo público dio muestras de su cariño. Tomé mi sombrero, bajé del escenario, me dirigí a la puerta y pasé sombrero. Salida Solidaria. Nadie se escapaba, todos y cada uno de los presentes colaboraban. Buen público. Monedas, billetes, sencillo y ripios. Sombrero va, sombrero viene. Un extraño de sonrisa hipocritona con varias monedas en su mano me cuchicheo. —Mejor hubieras estudiado una profesión decente y no estarías limosneando —. Lo miré, le tomé foto, esa cara la había visto en calendarios de bolsillo y cajitas de fósforos. Con una sonrisa irónica, aprendida en la escuela de teatro, le respondí. —El arte se paga. Suelta tu sencillo. Somos aves de paso. Vamos a estirar la pata en cualquier momento. Y no te vas a llevar nada corrupto de mierda. Apoya el arte. ¿Pensaste estar de camarón? —El delincuente soltó cuatro monedas de sol, me desafió y emprendió la retirada.
Pasaron dos semanas. La foto del susodicho estaba en la portada de los diarios junto a los corruptos de la organización criminal “Los Intocables Ediles”.
Dos semanas más, preparé mi mochila. Trastos, libreto y vestuario. Salí de gira fuera de Lima Metropolitana.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2019.