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¡Zorrillo le Puf!

¡Harold le Puf!

Este cuento no es un cuento, no es una biografía, ni mucho menos una anécdota. Es un perfil, un rasgo meticulosamente imparcial. En resumen, es una narración de los sufridos vecinos, yo sólo he transcrito el rezo lo mejor posible.

- “No todo es malo en el Parque Dasso o alrededores; aparte de la basura amontonada en las esquinas; cordeles en las ventanas con ropa multicolores; árboles oliendo a birrinche de jubilados borrachines; pistas con baches y buzones sin tapas; las veredas con peligrosísimos huecos; los desagües atorados; las correteaderas de los “pericotes” con sus robos en mano; los megáfonos chillones de los tricicleros vendiendo frutas o verduras; los gritos de los cachineros comprando “boteas” y “rooopa usada” y de yapa el altísimo volumen de las radios y televisores en cada casa. Sin contemplar que algunos vecinos están de medianoche en pleno medio día”.

En medio de todo este acostumbrado caos tenemos que soportar la química presencia de:

¡Harold le Puf! ¡Archienemigo de los perfumes, de las flores y de las Rosas y Limón!

- !Ay! ¡Yo me acuerdo cómo sí fuera ayer!

Exclamó, Doña Flor, la chilena:

- “Desde niño Haroldito fue muy original, todo un personaje, siempre rehuyó al buen trato con el agua y jabón. Huraño y muy oloroso. Su mamá batallaba todos los días en las mañanas, tardes y noches, para que se lave la cara y se saque las legañas y bigotes de moco pegados en las mejillas” “Verlo era una atracción de jardín zoo”.

Juancito Rocke, camionero huanca, contó su parte:

- “Yo sé ... porque a mí me invitaron a la ceremonia del Santo Sacramento del Bautismo ... Después de la Misa, llegó el momento, el curita se acercó diciendo: Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro. - Hubo un silencio profundo - El Bautismo es el sello de la vida eterna ... Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El cura lo bendice y le rocía unas gotitas de agua bendita en la frente haciendo la señal de la cruz; ¡Puta, lo hubieran visto! Abrió los ojazos como sí lo estuvieran exorcizando, sacándole al diablo, ¡Dios mio! ¡Por mi madrecita que no miento! Después se quedó mudo de impresión, salimos de la Iglesia e hizo su cantaleta, lloró todo el Santo Día y pidió a sus papás y padrinos cambiar de religión”.

Los vecinos: Edú, cassadó.s.a.; Pachín, autoloterías; Erika, la franchute; Pilar, la abuelita; Gladys, la mamá; Pera, américojunior; Nena; Patty, la loca y Betty.com; recuerdan el día que le lavaron los pies.

- “Cuando Zorrilepufis llegó del colegio, a su casa, cojeando. Reclamó a sus papás que le habían comprado zapatos de una talla más chica, que le quedaban chicotes las tabernas. Los zapatos eran talla 40. Los papás se arreglaron y fueron con él a la zapatería del bazar de la PIP. Cuando el vendedor escuchó el reclamo, le pidió al muchacho que se descalce para probarle un par más grande. Fue difícil convencerlo que se quite los chuzos, pero el papá se enojó y con fuerza despegó los calzados de las medias”.

“El vendedor después de ponerse una máscara antigas contra desechos tóxicos se dió con la sorpresa que el piecito era talla 38. Y recomendó a los padres, podar esas indómitas y salvajes plantas silvestres y aniquilar a como de lugar las pronunciadas uñas, y punto, solucionado el problema. Final feliz”.

“En la tarde, en el ocaso del sol, en el vecindario se escucharon gritos, lamentos y aguas correr por doquier. Todo el escándalo venía de la casa de Zorrillo. Su papá con la ayuda de todos los miembros de la familia tenían inmovilizado, maniatado al pestífero en el tragaluz de la casa, para que la mamá con una manguera pueda regar esos pies y ablandar las uñas que se veían como garras de aves de rapiña. Las tijeras, corta uñas y alicates habían colapsado al usarlas sin regar, sin remojar ese tronco seco petrificado”.

El fresco queso cajamarquino N.N. Saavedra (a) káka; agregó:

- “En el parque, los niños, los jóvenes, los amiguitos y transeuntes se reían cuando lloraba a todo pulmon, gritaba desgarradoramente pidiendo misericordia. ¡Noooooooooooooo! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Tres veces ¡No!, ¡¡Tiurr tiurrr tiurr!! ¡AgüitaAyayau ayayau ayayau! no! ¡Agüita no! ¡¡Mamá ta’fria!! ¡¡¡Agüita ta’fria, mamá!!! ¡¡¡Nooooo mamitaaaaaaaaaaaaaaa!!! ¡¡¡Nooooooooo!!!

Jesús, el chupaquino; María, la cheporteña y Don Elías, el pintor; recuerdan:

- “Después de la secundaria en el colegio parroquial particular, estudió Electricidad Industrial; pero al ñaño le pasó corriente alterna y continua, cuando le hablaron de trabajo, hizo birrinches y tierra (en los pies), y se autoelectrocutó”.

- “Zorrillo le Puf” como le dicen vulgarmente sus más cercanos estudiosos del Parque, han comprobado que es un tipo singular y único. Con su fuerte olor contamina la suciedad atmosférica. Es por excelencia: Antipático; por naturaleza: Metelapata; y por estudio: Tarantine de Profesión”.

- “Joven con hábitos nocturnos, en la noche se disfraza de taxista lechucero noctámbulo, jodiendo con ruidos extraños y onomatopéyicos e imitando al motor de su carro y así creer que está trabajando. Todo esta joda lo hace metiéndose a la camioneta que le compró su papito para que de una vez por toda se ponga hacer algo. Pero el grandísimo no sale del parque ni siquiera limpia el parabrisa del auto, eso lo cansa”. “Siempre lleva puesta su camiseta color mugre adherida al cuerpo con el slogan.”

- “El trabajo lo hizo Dios como castigo”.

“En la puerta de su casa, le Puf, demuestra histriónica valentía, imitando a los guapos al caminar. Gritando, poniendo cara de malo. Los adversarios le huyen ... por su fuerte signo Sobacal”.

Leonel Sylz, el mollendino; Pampo, pampini gabini, como testigo oficial; apoyados por Paquito y Rómulo, los gatos ronron; relatan la hazaña del microbio en media noche:

- “En una noche de verano, con luna llena, este pezuñento caminó tres cuadras de su casa hacia el Bulevar Palermo. Invitando cervezas con dinero de la caja chica, había cajoneado, no es músico pero es un experto cajoneador. Pasaron dos horas y se orinaba de miedo regresar solito a su guarida. Para su suerte retornaba del laburo el vecino Betteta, el siciliano; ni corto ni perezoso Zorrillo se le encolleró. !Vecino, ón venden?. Haciendo una estúpida conversación, recibiendo un si o un no, como respuesta, nada más. El vecino caminaba deprisa por los sobacos mortíferos e insoportables de Zorrillo. Faltando una cuadra para el destino de ambos, el famoso Parque Dasso, se cruzaron dos achorados que pidieron de buenas maneras un cigarrito. Zorrillo como estaba acompañado hizo una finta de malo y empujó a unos de los jóvenes con las alicias, inmediatamente el ofendido lo cuadró y Zorrillo corrió, emprendió la de Villadiego velozmente como una avestruz, desapareciendo del mapa ¡El muy maricón! El capo de la mafia se trompeó con los dos muchachos, recibió su chiquita pero se enfrentó y guapeó, demostrando quien era el padrino, eso fue lo importante; muy enojado buscó al cobarde de mierda hasta su casa. Preguntó por él; la mamá protegiendo a su hijito, nerviosamente contestó:”

“!Que no sabía nada de él, que había salido tempranito!”.

“Pero el putrefacto olor de los pies de Zorrillo le Puf, ese olor mefítico, insano, maloliente, pestilente, insalubre, fético, hediondo, delataron que sí estaba en su casa recontra escondido cobardemente”.

Sus sobrinos contaron que cuando correteaban a una señora rata (mamá de pericotito), ésta se refugió entre las zapatillas de su tío, el señor Le Puf, que estaban soleándose en el jardín exterior; la señora Rata no soportó los gases tóxicos y prefirio mil veces inmolarse que morir zorrillamente.

Richard, pajarito uno; Serginho, pajarito dos; y Nino, el trovador; narraron con puntos y comas, el día del violento descerraje:

- “¡El día que rompió los candados de los roperos de sus hermanos, fue una fecha inolvidable! Se puso ropa limpia encima de toda la mugre, se le veía bien cambiadito; pantalón de vestir, calzoncillo y casaca del hermano mayor y camisa, medias y bibiri del hermano menor; que bonito se le veía de lejos; pero cuando se acercaba el hedor descompuesto putrefacto de su delgado cuerpo levitaba. Con la luz del sol se notaba clarísimo que no se había lavado la cara, era medio día y tenía secas y pegadas las legañas y en el cuello su collar de Carca. ¡Horror! Ni gotitas de agua, ni trapito húmedo. Su anciana vecina horrorizada al verlo, gritó:”

- “¡Mírate al espejo! ¡Repugnante!”

Armando, el rudo; detalladamente escribe su versión con un estilo parte policial:

- “Cuando yo llegaba algo picadito después de jugar frontón en el Club de Regatas Lima con mi bruder. Le Puf SHarond salía de la bodega de su hermana, muy atento a ayudarme, pero la verdadera intención era meterme la mano a los bolsillos y hacerse su cría, llevarse el sencillo y de paso algún billete ...”

- “Un momentito, y qué tiene que ver eso con el tema central, estás fuera de foco con el chisme compadrito, tienes que poner atención, no has escuchado nada a los vecinos”.

- “Si, pero quiero que se anote también, hay algun problema?
- “!No! Pero tienes ganas de joder nada más.

El rudo, continuó:

- “Hasta los perros pasan por la acera del frente cuando está en la puerta de su casa. Sus vecinos se dan toda la vuelta a la manzana. Otros vecinos han optado por conseguir trabajo en provincia o emigrar al extranjero, mudarse o vender sus casas”.

Koki; Danilo; Mañuco; Chicho; Cococho; Danni; Peluchín; Calín; Chatín; Pool; Kike; Jolís; Jimmy; Joséf; Pierre; bajo la dirección de Rigo, improvisaron un sketch, con un ácido humor negro muy típico del barrio, se rieron a carcajadas de las equivocaciones con la letra pero la audiencia celebró de lo lindo a los jóvenes artístas. El argumento fue más o menos así:

- “Cuando su broder se accidentó con una moto Honda XL-100, los amigos y familiares se juntaron para ir al hospital. Su papá lo mandó a lavarse. El zorrillo a “legañadientes” se peinó y cuando toda la mancha esperaban el bus para dirigirse al Hospital se cruzó una ambulancia que traía al accidentado. Cuando estaban bajando en camilla al herido, Zorrillo al ver a su hermano, le dijo las siguientes palabras de consuelo:

- “ ¡Pucha! ¡Por las puras me he peinado! ¡Sí sabía que te traían no me cambiaba de camiseta hermanito! ¡Qué salao put’mare!

- “Este Pepe le Puf victoriano es un bueno para nada, encima de todo el hedor pestilente soporífero es malcriadito. En una época de escases de agua por los barrios de Lima. Su mamá lo mandó a bañarse y él inmediatamente como si tuviera un resorte en la lengua, contestó:

- ¿Para qué? ¡Después te estás quejando que no tienes agua para preparar la comida! ¡Aprovecha en juntar agua y no molestes por favor que estoy descansando!

- “Cuando se normalizó el flujo de agua en nuestra zona, en esta oportunidad también su mamá lo mandó a bañarse aprovechando que había bastante agua, y el engreído esta vez le contestó de buenas maneras:

- ¡ Mamá! ¿Por qué tu no aprovechas en regar las plantas que tanto tiempo han estado en sequía? ¡Qué mala que eres! ¡Por la puras tienes jardin!”.

Américo Iván, notario bueno; Sambrano, JC; Oscar Pisao, ventanita park. Dieron fe que lo escuchado, narrado, contado, escrito, teatralizado, adjuntado y archivado, es toda la verdad, sólo la verdad, y nada más que la verdad.

Dió por terminado la reunión uno de los vecinos fundadores del Parque.

- “Para despedirnos sólo me queda decir que …”, concluyó, Hernán Tockn, el de la luna de paita;

- “… cuando lo veo parado en el centro del parque, es un perfecto Monumento al Mojón”.

KA, Junio 2008
"Yo sé que todo es irreal pero no sé cómo probarlo". (Ricardo Balbín De la Cruz)

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