"Nada sucede por casualidad cuando actúas sin esperar nada a cambio”.
En los días anteriores y posteriores a los actuales he recibido y seguiré recibiendo unas lindas y enternecedoras cartas digitales en cadena, todas iguales en la despedida y listas para ser reenviadas a nuestros seres queridos, amigos y compadres espirituales; gracias al servicio electrónico tengo mi bandeja full, el recipiente al tope con cientos de cartas, tarjetas y postales virtuales:
“Bien dicen ... recordar es vivir porque la gratitud es la memoria del corazón ... para ti con cariño”. Erika de Edú.
“Que tengan un lindo día. Besos”. Gladys del Corbacho.
“El mensaje me emocionó tanto que hasta ahora sigo emocionada, que lo disfruten”. Gipsy Del Balcón.
“Algo increíble y hermoso está a punto de suceder a tí y a tus amigos”. Petronila Shi Wang.
“Como puede haber gente que viva tan lejos de Dios”. Rosa Albina.
“Léelo bajito, Dios me pidió que te dijera ... ¡Qué te Amo con Amor!”. Veachy.
Al final del mensaje viene la interrogante:
“Gracias Dios, porque tu amor se manifestó en las manos y en los corazones humanos” “Bien. Ahora tienes dos opciones: puedes enviar este mensaje y compartirlo con tus amigos ... o puedes ignorarlo y decir que nada tocó tu corazón. Pues sí ... este mensaje tocó mi corazón ¡y por eso lo estoy compartiendo contigo! “En la vida nada sucede porque sí”. Lo que haces hoy, mañana puede ser la diferencia en tu vida”.
La verdad que no me tocó el mensaje, en mi barrio es muy común darle la mano a un vecino, a un hermano, agua al sediento, pan al hambriento; en mi largo recorrido sobre la alfombra de decenas de almanaques que me ha tocado vivir, tengo varios ejemplos. Uno de los ejemplos está grabado en mi memoria y en mi corazón. Le sucedió a un tío muy lejano, para visitarlo gorreabamos el tranvia y ahorrábamos el pasaje, vivía en la periferia de un lejano distrito. De ascendencia escocesa mezclado con shilico. Cuando terminó primaria su padrino le regaló una Biblia de bolsillo, no sé sí la leía o hacía avioncitos con el fino papel cebolla; pero cargaba su Biblia pa’rriba y pa’bajo. Nació en el "Cielo azul del Edén", en el pueblo de Celendín, en Cajamarca, en los carnavales de febrero de 1900 yá, se crió desde los cinco añitos en Maravillas en los Barrios Altos del Cercado de Lima.
Mi tiíto en sus años mozos había sido boxeador en la antigua Bombonera de la Federación de Boxeo, posteriormente se convirtió en peleador callejero y luego se dedicó al oficio de la construcción para poder mantener a su familia decorosamente y enviar a sus hijos al colegio.
Un día, él regresaba a su casa con un pesado costalillo de herramientas sobre los hombros, decepcionado de la vida y de su federación; en los registros figuraba como socio activo de su institución, honradamente se ganaba sus cobres como maestro de obras; en su barrio se le respetaba por sus profundas convicciones religiosas. La marcha contra el gobierno efectuada por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), la Federación de Trabajadores en Construcción Civil del Perú (FTCCP) y el Sindicato de Trabajadores en Construcción Civil de Lima y Balnearios (STCCLB) había resultado un completo fracaso por culpa del secretario general de la FTCCP, José Luis Pisco Matute y de los otros secretarios generales, el gobierno seguía sin cumplir sus promesas electoreras. Triste historia.
Atravesando el Puente de Piedra sobre el río Rimac, un grupo de facinerosos y delincuentes estaban haciendo su trabajo, asaltando a un joven con armas pulso cortantes, mi tío corrió en su auxilio sin medir las consecuencias, sacó de su costal una comba (un martillo de dos libras de peso) y un cincel y se batió con los muchachos del mal haciéndolos correr, recibiendo amenazas al por mayor. Llevó al joven al Hospital 2 de Mayo de la avenida Grau, cuando llegó la familia en lujosos automóviles, agradecieron a mi tío y el jovencito, todo vendado, cojeando y con parches, le preguntó:
- “¿Cuánto le debo señor?” “No me debes nada”, contestó dignamente él. “Mi madre siempre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una caridad” “Haz el bien sin mirar a quién”. El joven le dijo: “Entonces, te lo agradezco de todo corazón”. Cuando Dorotheo K’Dnias se fue del hospital, no sólo se sintió más fuerte sino que también su fe en Dios y en los hombres era mayor. Él había estado listo para irse al otro mundo y dejar todo.
Pasaron los años, él sobrevivía a los multiples problemas familiares, laborales, económicos y auxiliares. Su digna esposa le sacaba la huaracha, se iba a tonear mientras el otro se rompía los lomos en los edificios de Orrantia y Miraflores. Había llegado el caos conyugal, no había manera de mejorar la situación, los ángeles de la guarda no podían controlar a la cumbiambera que desatendía a los hijos y a las obligaciones del hogar.
K’Dnias estaba herido del corazón, su vida había perdido sentido, confundido sobre su futuro en un dilema sobre qué dirección tomar, se sentó en la entrada del Cementerio General Presbítero Matías Maestro a mirar las carrozas fúnebres que desfilaban una detrás de otra, compitiendo en calidad y adornos; meditabundo, siguió pensando:
- Suicidarme no soluciona las cosas, comprar una pistola de dónde, con qué, además no tengo ni para comprar una bala menos una pistola; estoy recontramisionero; colgarme en la viga de mi aposento, a quién le pido prestado una soga que aguante? comprar una y sólo usarla una vez no sale a cuenta; comprar veneno?
Las ideas no le simpatizaban quería quitarse la vida pero quería salir bonito en las ediciones matutinas de los periódicos, el acto tenía que parecer un accidente. Respirando monóxidos de carbono con la mirada perdida, exclamó:
- ¡Ave María Purísima!
- ¡Sin pecado concebida!
Le contestaron inmediatamente; miró al cielo hacia las nubes; el dueño de la maravillosa voz de tenor estaba parado frente a él, apoyado ligeramente en su bastón de puño de plata quemada, vestido elegantemente con un traje de auténtico paño escocés de media estación, cordialmente le preguntó:
- Perdone, buenos días, dónde puedo ubicar a un albañil por acá? Quiero reparar el Mausoleo de mi familia y necesito un buen artesano.
Cuando oyó esa voz, Dorotheo la reconoció enseguida, una extraña luz llenó sus ojos. Era el mismo joven que había salvado de una muerte absurda. Inmediatamente se ofreció como maestro de obra para realizar el trabajo. Invitó a su oficina al joven para hacer el presupuesto de gastos y costos. En la oficina se encontraba la esposa de mi tío osea mi tía lejana. Los presentó y acompañados de unas tazas de café con chancay recien salidito del horno conversaron de la oferta y de la demanda.
En la obra, vestido con su uniforme de técnico en Edificaciones de SENCICO trabajó fuertemente durante todo un mes, en el tiempo que duró el trabajo pasaron muchas cosas, buenas y malas. Buenas para unos, malas para otros.
Terminada las labores, mi tío recibió su buena paga más gastos. En el camino se compró al paso un boletito del vale triple en un telehipodromo, después de mucho tiempo jugaba a los caballos sin probabilidades de ganar. Cuando llegó a su casa, se detuvo a leer los recibos de agua, luz, teléfono, etc; la encontró vacía, faltaba su televisor con su CD/DVD Lector/Grabadora y el equipo de música de alta fidelidad. En la mesa del comedor había un sobrecito, dudó, finalmente lo abrió y algo llamó su atención … en el borde de la postal leyó estas palabras:
“Me voy para siempre. He conocido el amor puro y sincero. Me voy con Sir Arthur Montenegro, el joven que te dió el trabajo para la restauración de su Mausoleo”. (Firmado) Tu esposa.
Sereno, salió a la vereda, caminó hasta la bodega más cercana, prendió un cigarrillo sabiendo que es muy nocivo para la salud, pidió una cerveza negra y con pequeños sorbos la bebió. Los momentos de dolor habían terminado, el milagro se había cumplido, el milagro había llegado inesperadamente. Su mujercita se había marchado. Era lo mejor de lo mejor. Era lo mejor que le había podido pasar. Adios a las peleas, a los pleitos y cuernos. Adios a las mentiras, a las blasfemias y otros. Tantos años rezando, cargando su cruz, renegando, mirando al cielo. En la noche se enteró que sus caballos ganaron y con todo el billetazo viajó a las europas a visitar a su sobrino querido, paseando por Hamburgo, Amsterdam, Paris, Karlsruhe, veraneando en Grecia y agradeciendo al Señor en la mismísima Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano. Solo, libre y feliz, el dinero le alcanzaba, ayudaba a sus nietos pagando los gastos de los estudios, se compró una mejor casita; podía ir y venir a la Cruz del Cerro San Cristobal cuando le daba la gana. Comer su calentao bien taypá. Ver los partidos de fútbol de la Bundesliga sin interrupciones. Hasta el momento de su muerte siempre vivió en paz y armonía con las personas y cosas que lo rodeaban. Ahora descansa en la diestra del Señor, rodeado de ángeles, arcángeles y querubines en el Cementerio General de El Ángel de Lima.
“Gracias Dios, porque tu amor se manifestó en las manos y en los corazones humanos”. “En la vida nada sucede porque sí”. “Lo que haces hoy, mañana puede ser la diferencia en tu vida”.
“ Dios puede dar Verdadero Amor” (God Can Give True Love).
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