METAMORFOSIS EN PRIMARIA DEL UGARTE DE SAN ISIDRO de NDLeón
En estas fiestas noviembrinas, mis saludos granadinos.
Nicolás Daniel León Cadenillas
«BODAS de ORO» Primaria (1962-2012) — 4° C - GUE «AU».
Foto carnet: Marzo-1962.
Alumno: León Cadenillas, Nicolás Daniel
Dos meses no habían sido suficiente para la severa aclimatación. Abril —Mayo fue insufrible. Extrañaba mi escuelita del año anterior donde todo me resultó fácil, donde a la hora de entrada recibíamos la ayuda del Salvador, donde rezábamos un larguísimo y complicado Padre Nuestro en inglés con las respectiva vigilancia de las misses y sobre ellas, la señora directora; de salida otro rezo obligatorio, orábamos al Omnipotente Padre Celestial, en inglés también, para que nos iluminé el cerebro y clarifique nuestras rumas de tareas escolares. En casa recibíamos la ayuda de mamita y punto a favor, teníamos tiempo libre para jugar o ver los incipientes programas de televisión. Todos lindos y angelicales, y si se me escapaba una palabra fea, mamá me llamaba la atención; mamita una vez me escuchó una lisurota seguida de malas palabrotas, me castigo y por poco me lava la boca con agua y jabón.
Criado con esmero y estricta educación y con mucho amor, llegué a mi nuevo colegio con mis inmaculadas alitas blancas de ángel y con mi resplandeciente aureola de buen santito bueno; súper educadito, respetuoso, obediente, colaborador, servicial, leal y honrado.
Pero en este nuevo año escolar, Cuarto de Primaria en la Gran Unidad Escolar «Alfonso Ugarte», Cuna de Campeones; los dos primeros meses con fuerte disciplina castrense, gritos, mandos, pasos ligeros, pasos escritos, pasos orales, dictados, puntos en contra; me sentí perdido en el infierno de Dante, busqué una salida pero la salida no la encontré.
GUE Alfonso Ugarte - 4° C - Primaria - 1963. Prof. Felipe Calderón Hurtado. Foto de Archivo del ex-alumno José Santos Reyes Robles - Promoción 1970. |
Llegaron los exámenes del primer bimestre en la última semana de mayo. Lunes, ocho de la mañana con los pelos recontra cortadito, con el uniforme súper limpiecito y en aseo veinte de nota, pasamos el chequeo de rutina; orejas, el pañuelo blanquito, zapatos, uñas, insignia, rombo, galones; luego nos dirigimos a las aulas y empezó el martirio, los exámenes; examen escrito hasta las diez, hora del recreo, después seguía el examen oral.
Con
la pizarra escrita; llena de un sin fin de preguntas, ejercicios y logaritmos; nos esperó el
profesor.
—Guarden todos los útiles, libros al suelo, fila derecha A, fila
izquierda B. A, B —A, B. El que intente mirar al compañero,
copiar, se le anula el examen. Concéntrense en sus exámenes, en sus respuestas… pueden
empezar.
—¿Empezar
por dónde? —me pregunté —. Todas las preguntas de todas las materias estaban
recontra difíciles, hojeé de arriba hacia abajo y nada, me
preguntaba en un profundo silencio —¿cuándo me enseñaron esto? —.
Llegaron las campanadas de recreo, entregamos las hojas. Mudos hacia
el patio o hacia el quiosco.
Yo me quedé entre el patio y el quiosco, sentado en un murito de piedras; ido y completamente taciturno fui sorprendido por el graciosito pendenciero del salón, fresco como una lechuga, se me prendió hablando tonterías.
—¡Oe,
di lata! —lo miré como si fuera juglar de manicomio.
—Lata.
—¡Tú mamá está calata! ¡Te agarré!
—Tú
di puerta.
—Hummmm,
puerta.
—¡A
tu hermana le agarro la teta, el poto y le doy un beso!
—¡No
sale, güevón!
—¡Toco la puerta, idiotón!
—¡Vivo
eres maricón, te la corto pálasalí'a!
—No puedo. Estoy
prohibido pelear. Mi mamá me ha prohibido pelear. Si peleo mi papá
me castiga, si te pego me castiga por abusivo, si tú me pegas me
castiga por no saberme defender... mejor búscate otro que te
aguante, chao, me voy al salón.
Entramos al aula en silencio. Por orden de lista nos esperaba el examen oral. Uno por uno, parado sin nada en la carpeta daba su prueba verbal. Hasta que llegó mi número.
—¡Veintinueve!
—¡Presente!
—¿Ha
estudiado? —no respondí, miré el techo, la pizarra, mis zapatos lustrados.
—¡Cálculo!
Explique ¿qué es la raíz cuadrada y qué es la raíz cúbica?
—¿Ah? ¿Ráiz?
—¡Castellano!
Conjugue el verbo “estudiar” en el tiempo pretérito
pluscuamperfecto.
—Yooo...
—¡Historia
del Perú! ¿En qué año fue la Batalla de Arica? ¿Dónde fue?
—¿La
batalla de qué?
—¡Historia
Universal! ¿Quién perdió en la Batalla de Waterloo? Nombre dos de
sus protagonistas.
—¿Wáateer ... lú?
—el tormento siguió. Naturaleza, Geografía del Perú y del Mundo, Educación Civica, Anatomía, y
para terminar, una cereza.
—¡Religión! El Padre Nuestro de cada día. Rece.
—Aur fader... en mi antiguo colegio se reza en inglés.
—En
inglés. Rece en inglés.
—Aur fader... ju art in jeven... no sé qué más sigue. Yoo...
—Silencio. Así estamos muy mal. Déme su libreta de apuntes, mañana me trae
la libreta firmada por su apoderado, si no está firmada no se
moleste en asistir al colegio.
Sentado
en mi pupitre de madera me hundí en una de las mayores profundidades apocalípticas, mi compañero de banca me dio consuelo —no te preocupes
en el próximo bimestre recuperas—. Sonó el timbre y la campana de
salida. Todos salieron corriendo menos yo, caminaba contra el viento,
mirando el suelo, sin rumbo, y en eso apareció el menos indicado, el
juglar.
—¡Oe,
di bote'a!
—¿Por
qué no jodes a la recónchatúmrrre!
—¡Te
la corto pálasalida! ¡Vamos a Maracaná!
—¡Ahorita
nomá hijo'elagranpútt!
Nos fuimos a los golpes. Lo madrugué con la primera embestida. Nos mechamos con rabia;
me acordé de las malas notas; por mi parte con llanto e impotencia y coraje repartí harta leña, nos fajamos de alma. Por cansancio se
terminó el pleito, nos miramos con furia, nos volvimos a amenazar.
Cada uno agarró sus maletines y nos dirigimos a la salida. Tomamos
el camino hacia la puerta principal. Yo caminé despacio, lento, con pies de plomo, pensando en lo que iba a decir en casa. Después de atravesar el
patio de honor volví la vista atrás, miré mis pasos dados, vi
plumitas diseminadas, sucias y ajadas, arrastradas al compás del
viento por todo el patio central; eran mis plumas de angelito y mis
alitas lucían desnudas y chancadas; mi aureola chamusqueada, llena
de tierra sin brillo tirada junto al jardincito del busto del Patrono.
Pasé
por la Regencia con el pecho al frente dispuesto a luchar como el
arcángel Miguel, pero ahora yo híper transformado en un valiente soldado combatiente de
primera clase y emblemático brigadier escolar. Había nacido en mí el guerrero y
paradigma ejemplar de civismo, de trabajo, de esfuerzo y lección, alta escuela de leal patriotismo, y de intensa peruana emoción. Y por eso su nombre llevaba con orgullo y viril decisión: por Ugarte y la Patria que amamos, Voluntad, Disciplina y Acción.
Metamorfoseado en guardián de las letras, de las ciencias y del pabellón comercial, juré ante la férrea mirada de nuestro patrono el Coronel Alfonso Ugarte, que estaba decidido a luchar y resuelto a triunfar.
En el acoplado, camino a casa, con nervios de acero, siempre listos y en tensión, con firme decisión saqué de mi maletín escolar mi sagrada enciclopedia «Venciendo» y alzando el libro bien amado desde el morro hacia el mar de los conocimientos me lancé; chapaleé, emergí, floté; nadé por océanos de sabidurías día tras día confiando en mis fuerzas y en mi propio corazón.
Metamorfoseado en guardián de las letras, de las ciencias y del pabellón comercial, juré ante la férrea mirada de nuestro patrono el Coronel Alfonso Ugarte, que estaba decidido a luchar y resuelto a triunfar.
En el acoplado, camino a casa, con nervios de acero, siempre listos y en tensión, con firme decisión saqué de mi maletín escolar mi sagrada enciclopedia «Venciendo» y alzando el libro bien amado desde el morro hacia el mar de los conocimientos me lancé; chapaleé, emergí, floté; nadé por océanos de sabidurías día tras día confiando en mis fuerzas y en mi propio corazón.
Después de varios años salí victorioso del colegio al igual que muchos de mis condiscípulos. Algunos compañeros de aula se quedaron reforzando sus experiencias y conocimientos teóricos y prácticos adquiridos, repitiendo el año escolar.
Foto del Anuario «Ugartino—1962»
Instantánea surrealista para la inmortalidad
Y siempre como buenos Ugartinos Valientes nos reunimos de cuando en cuando recordando nuestros primeros pasos de nuestra labor de colegial y pidiendo que nuestras vidas siempre sea limpia y clara como el sol.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Baviera, Alemania, 2012.
2 comentarios:
hola UV soy promoción 73....lo que sucedió nos pasó a varios de mi promo, pasaron los años pero las historias son casi idénticas, gracias por la evocación
Alejandro Olaya, gracias por el comentario. Este año 2019 mi promoción cumple Bodas de Oro - 50 años en la Asociación de Ex-alumnos Ugartinos. Abrazo. Nk
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