BENEDETTI en el COCOLIDO, Centro de Arte de NDLeón
Benedetti en el Cocolido,
Centro de Arte.
Chateando a la rápida le conté
a mi interlocutor, colega de antaño, que un cuento acabado, sacramentado y
archivado, al día siguiente en la mañana había desaparecido de mis archivos.
Busqué y nada, más que seguro lo he eliminado sin darme cuenta. Sin hacer
tragedia, sereno, tranquilo y sonriente, abrí una página en blanco y escribí
los datos para comenzar de nuevo con la narrativa. Y la cosa fue más loca, en
la tarde no me acordaba donde, en qué archivo, había guardado los apuntes. Para
un completo relax y no caer en el estrés prendí la radio en frecuencia modulada
en el dial del programa de música del recuerdo. Después de un par de temas
recordé tiempos aquellos de nuestros padres cuando recitaban poemas, cantaban tangos,
zambas y valses criollos.
Con mi interlocutor hablamos
de los diferentes grupos de poesía y narrativa de Lima y provincias. Me
mencionó varios vates de Argentina, y de una colección de las obras del
escritor uruguayo Mario Benedetti. Fui sincero dije que no lo conocía en su
magnitud, solo había leído lo que todo el mundo lee, y lo que salía publicado
en las revistas que llegaban del extranjero. Ahora es más simple, muchos
lectores pegan frases y versos del escritor uruguayo en los muros de Facebook.
En la conversa manifesté que de joven primero conocí a Juan Rulfo y después a
Mario Benedetti. También mencioné que mi amigo Nerit Olaya (actor y director de
teatro) había escenificado la novela más difundida de Benedetti «La Tregua» en
una adaptación libre. Y La Tregua de Olaya/Benedetti traspasó las fronteras, Nerit
Olaya y compañía fueron invitados a la VII Semana Benedetti 2018 en Uruguay,
recibiendo elogios y aplausos con el público de pie por más de diez minutos en
las funciones que realizaron. El aplauso es buena paga que compensa el esfuerzo
del artista.
Haciendo memoria recordé que
Benedetti me conoció a mí y yo no a él. La anécdota me la contó la actriz
Aurora Colina después de una función de teatro en el Cocolido, Centro de Arte
de Miraflores. Esto ocurrió en el año ’75. Benedetti se encontraba en Lima
porque la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) lo había amenazado de
muerte, y él ni corto ni perezoso viajó a Perú.
Después de un par de meses de
ensayos profesionales estrenamos la obra «Computa, Computador, Computa» del
brasileño Millôr Fernandes, poeta, humorista, escritor, filósofo, dibujante,
periodista. La protagonista Aurora Colina; los acólitos, Nicolás León y Víctor
Risco. Director Carlos Padilla. La obra tiene su sello de humor amargo y
rebelde, irónico, el autor ingenioso y mordaz, innovador con el teatro de la
resistencia contra la dictadura militar, y nosotros, los actores, cumpliendo
cabalmente con nuestro oficio. Un espectáculo aparte era el trabajo y desenvolvimiento
de la actriz en escena, cantaba, recitaba, bailaba, dialogaba con la platea. En
una de las funciones con teatro lleno, entradas agotadas, borderó seguro, hicimos
nuestro trabajo como los dioses del Olimpo. El público seguía cada parlamento
con mucha atención y saboreaba la crítica social. Cuando terminó la función, el
público se rindió y retribuyó el esfuerzo con fuertes aplausos. Apagón. Luces
de sala. Una parte del público se quedó conversando con la actriz y el
director. Víctor y yo nos retiramos al camarín, ordenamos utilería y vestuario,
me quedé conversando con los técnicos de sonido y luces. Fui al bar por un
chopp de cerveza. Se me acercaron unos jovencitos estudiantes del Club de
Teatro, acordamos fecha para una charla. Fin de fiesta, todos se retiraron, nos
quedamos los cuatro jovencitos de la cowboy. Carlos, el director, nos dio las
últimas pautas para el día siguiente. Aurora se dirigió a mí.
—Te dejó saludos Mario
Benedetti, le gustó tu actuación.
—¿Mario Benedetti? ¿Estuvo
aquí? Y yo como un cojudo caminando sin rumbo ¿Por qué no me pasaron la voz?
Saben que sin lentes no veo nada, ja, ja, ja, si lo cuento no me lo van a creer
ja, ja, ja… hay dios…
En esos tiempos no muy lejanos no había fotógrafos a la mano. Impensable un móvil. Solo existían en las películas de ciencia ficción.
NICOLÁS DANIEL LEÓN
CADENILLAS.
Lima, 2021.
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