ALICIA MAGUIÑA, la dama de la música peruana. NDLeón
ALICIA MAGUIÑA, la dama de la música peruana
«La voz de la tierra
fue cobrando carne en mí y sentí la terrible necesidad de decirla, de hacerme oír»
Alicia Maguiña
Parte de mi niñez la viví en Lince en un
callejoncito de la cuadra 26 de la calle Ignacio Merino. Era la época que en
todas las casas, a la hora de almorzar, se escuchaba la radio con el dial de música
criolla; valses, polkas y marineras. Cada cuarto de inquilino o propietario era
fuente de colores, aromas, sabores, danzas y canciones. Un coctel de sonidos,
ritmos, acordes, melodías, armonías de las diversas regiones de nuestro Perú
jaranero. Recuerdo que muy tempranito, cinco de la mañana, se escuchaba música
huanca (Huaylarsh, muliza, chonguinada,
santiago) de la radio del vecino Don Abelardo Carhuamaca que vivía al
fondo del callejón. En el segundo piso Don Gregorio Córdova oriundo de Ancash
también tenía los suyo. A la hora del desayuno escuchábamos al tío Teodoro
Cadenillas con su repertorio de tangos, muy a lo Gardel, guarachas con Daniel
Santos y de yapa rancheras con Pedro Infante. Quien creyera que gracias a los
tundetes de las guitarras, el sonar del cajón, el ritmo de las castañuelas y
cucharas, afinamos el oído y los gustos por nuestro repertorio nacional. Escuchar
a Rosita Ascoy, Carmencita Lara, Edith Barr, Alicia Lizárraga, Esther Granados,
Jesús Vásquez, Los Embajadores Criollos, Los Troveros Criollos, etc, era un
regocijo. Mamita acompañaba cada canción, cantaba con ellos y juntos
jaraneábamos, yo hacía percusión golpeando la mesa con ambas manos. Mamita me
enseño entre paso y paso a bailar vals, polka, después me defendí solito en el
ruedo.
Al primer tundete yo sabía quién era el intérprete
ya sea solista, dúo o trio. Conocía las voces y estilo de los cantantes. Hasta
que un día me quedé mudo, no di en el clavo. Pedí ayuda.
—Mamá ¿Quién es… esa voz…?
—Alicia Maguiña…
Alicia Maguiña, el nombre se me quedó grabado en la mente. Nos mudamos de barrio. Anclamos en la urbanización Balconcillo de La Victoria. Papá compró televisor y en un programa de uno de los canales, la dama de la música peruana, la señora Alicia Maguiña se presentó, gozamos de su calidad interpretativa. Pasaron varios años, yo, ya mayorcito, con Libreta Electoral y recorrido en los amplios salones de los distritos vecinos, visitaba los teatros, asistía a los conciertos, ballet, sinfónica, y en uno de esos avatares de aprendizaje cultural tuve la oportunidad de ver por primera vez, en persona, en carne y hueso, a la magistral artista Alicia Maguiña, dulce voz, cuerpo, ojos, cabello, hermosa estampa de diosa del Olimpo. —Muy bella, impresionante, excelente cantautora, gran espectáculo —. Alicia Maguiña ya era una artista consumada, nacional e internacional, con giras y presentaciones en teatros, cine y televisión, su concierto contaba con un vasto repertorio que incluía valses, polkas, festejo, mulizas, marinera, tondero, huayno. Sus presentaciones con el acompañamiento del maestro y genial músico Don Carlos Hayre son maravillosas. Recuerdo que el romance y matrimonio entre Alicia y Carlos fue una estocada a paso de banderillas a la pituquería rancia limeña. El chisme en revistas, diarios, televisión y en el callejón fue la comidilla de todos los días. Por otro lado la unión fue un regalo de los dioses para realzar la música peruana.
El poeta Marco Martos, en 1979, luego de asistir a un
concierto de Alicia Maguiña, dijo: —Alicia Maguiña está haciendo en música lo
que José María Arguedas realizó en literatura —.
En mi autodestierro de varios años por Europa
aproveché buenas horas en ver las grabaciones de sus conciertos, escuchar sus
entrevistas. Alicia Maguiña siempre fue grande. Siempre apostó por lo peruano. Utilizó
vestuario típico de cada región, sin modificar, ni alterar nada. Fue una gran estudiosa,
investigadora de la diversidad, interculturalidad, arte, autenticidad, difusora
de la danza y de música peruana.
Septiembre, triste y gris, llevo en mis lágrimas el crespón de luto por Alicia Maguiña, la dama de la música peruana. «Alicia, Sit tibi terra levis».
NICOLÁS
DANIEL LEÓN CADENILLAS
1 comentario:
Gracias estimado Nicolás por la semblanza a una grande como Alicia. Lo de Marco Martos, lo escuché por allí, pero usted me lo confirma. Un abrazo.
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