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TARDE O TEMPRANO ESTARÉ CONTIGO de NDLeón

TARDE O TEMPRANO ESTARÉ CONTIGO de NDLeón

Fragmento de mi cuento La Oficina.



TARDE O TEMPRANO ESTARÉ CONTIGO

En el barrio se acostumbra tener gratos recuerdos de los vecinos, una buena cantidad de vecinos ilustres en la actualidad radican en el extranjero, y muchos, ya descansan en paz en los Cementerios de Lima cuadrada, El Ángel o Presbítero Maestro, y los más reciencitos que se han ido a la otra, sus restos reposan en los camposantos llenos de jardines primaverales. Hablando de muertos... Sui Generis es el dolor doloroso en un velorio del barrunto. Corre licor de variados colores, con hielo o con pasitas y otras cositas. Las cajas de cervezas adornan el motivo de la reunión y la chela corre como agua de caño malogrado. Abrazo, pésame, apretón de mano. Todos los presentes son iguales, mutuo respeto, los jefes bajan al llano, y los del llano atienden a los grupos como una sola familia. Se comienza hablando de las virtudes del occiso, poco a poco se sazona el buen decir con algunos chismes de las últimas semanas, esto se condimenta con simples rajes y otros chismes mayores sobre el barrio. En Balconcillo City, los velorios no pasan desapercibidos, tiene su connotación folklórica. Los que se golpean el pecho y necesitan con urgencia librarse de los pecados capitales, terrenales, económicos, contratan el Velatorio de la Parroquia. Pero, el verdadero sabor y saoco está en velar a los muertos a la antigua. En casa así no haya espacio, en la cochera o el jardín de atrás. La gentita cae, llega y colabora, bulla, café, cigarro, cuchara y cajón. Hay tristeza, llanto y lágrimas sinceras. Abren el cajón, lloran; cierran el cajón, lloran y lloran y siguen llorando. Moquean a moco tendido, todo es un mar de llanto. Plañideras, deudas, canjes y trueques. Pero, no todo es tragedia, afuera, en la vereda, en la calle, el comercio sigue como sí no hubiera pasado nada. La venta de licores, cigarrillos, canela y clavo de olor camina al compás de la ley de la oferta y la demanda. Chismes, maleteadas, chistes y más chismes truculentos, es la oportunidad para desahogar las penas, frustraciones y amarguras. Los jefes de las familias se dan tregua, hacen las paces. Los insultos, malos entendidos y las ofensas son dejadas de lado. Pero, los cachos jamás serán perdonados.

—¡Un comercial y regreso, voy y vengo!

—¿Adónde vas hijo de la guayaba?

Según la tradición oral del barrio conocida es la siguiente crónica. Cuentan que en el Día de la Canción Criolla falleció una de las vecinas fundadoras de la Asociación  «The Little White Houses», en los años de ardua convivencia la señora demostró ser una gran dama y madre ejemplar. El barrio lloró su desaparición. Cuando llegó el féretro a la casa, el chisme se propagó por las cinco esquinas y recovecos de los pasajes y calles. Cada hora que pasaba el velorio se sumergía en una profunda depresión de tristeza, llanto y lamento. Silencios y café. Bajo un cielo gris y un ambiente compungido, conmovedores relatos y desgarradoras imágenes, enaltecía los restos de la buena dama. Murmullos, pésames, colillas de cigarrillos, galletitas con mantequilla, lágrimas, pesadumbre. Luto en el corazón. Las copitas de pisco acholado circulaban una a las quinientas. A distancia se escuchó una melodiosa melodía, las miradas se dirigieron a la entrada del block, nuestro trovador mundano, con su presencia y con su voz irradió el pasaje con sonido y candor.

—¡Ya, todo bien, apágate! –dijeron los fariseos.

—¡Apágate tú, él es de los nuestros! – replicó una comadre.

—¿Quién es?

—¡Pollo! ¡Nuestro cantautor!

Pollo Carrascal, artista volatinero, pelotero de pichangas en calles y jardines; puntero mentiroso en la ligas victorianas; dribleador de cobradores y matarifes; chofer de emergencia en las funerarias clandestinas; chaleco de capo de capos; cocinero de la cocina brava en Tocache. Eximio charro cantor andino urbano. Vecino querido por grandes, chicos y por los que quedaron heridos.

Pollo (a) Pollito Carr, se hizo presente como siempre. Llevaba un vestuario de verano, blanco de pies a cabeza, zapatos de charol, lucía radiante como la luz del sol. Lanzó un par de notas altas con voz de pecho mismo tenor. Hizo un silencio, se acercó a la puerta del velorio, se detuvo un minuto, soltó una frase cariñosa, con los brazos abiertos parecía un angelito. Empezó a cantar a capela, bajito, poquito a poco se acercaba a la caja mortuoria. Conforme avanzaba subía el volumen. A algunos presentes no les pareció buena idea, requintaron para que se calle la boca, otros lo alentaron para que siga cantando, la familia de la difunta no decía nada, solo sonreían. Pollito quebró la atmósfera de dolor con el tema "Amor Eterno" de Juan Gabriel. Se posesionó en el centro de la sala, cantaba para toda la platea: —«El tiempo que he sufrido por tu adiós /obligo a que te olvide el pensamiento /pues, siempre estoy pensando en el ayer... prefiero estar dormido que despierto/ de tanto que me duele que no estés/ como quisiera que tu vivieras/ que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca/ y estar mirándolos/ Amor eterno e inolvidable/ tarde o temprano estaré contigo/ para seguir... amándolos…» —. Medio velorio hacia coro, aplaudían, los contreras se contagiaron y todos terminaron cantando a todo pulmón. Los dueños de casa felices, el velorio tomaba cuerpo como debía de ser. Consiguieron una guitarra prestada e improvisaron un cajón, un par de cucharas se unió al vacilón. Los presentes pidieron otra canción. Pollito se explayó con un breve concierto de lo mejor de Juan Gabriel. Preparó su salida y despedida con un antiguo vals criollo de pura cepa. La afición y fans del inigualable Pollo no dejaron que se marché. Le chorrearon un billete, al toque se convirtió en una caja de música, y con comida y trago le dieron cuerda para rato.

El tono siguió con boleros cantineros, rancheras, tonderos, valses, marineras, huaynos cajachos. A la mayoría de la gente les picaba los pies por bailar, se morían por bailar, solo les quedó moverse en sus asientos, golpeando los tacos, moviendo el zapato, meneando la cabeza, acompañando con palmas, con golpecitos a la botella y tarareando bajito, para dentro. Y cuando el consagrado cantor cantó: —«Cuando Cristóbal Colón pasó por Lima bendita, escuchó una jaranita, que abajo’el Puente se armó. Dijo: Tierra americana, soy el que pisa primero; pero, palabra, que quiero conocer a las peruanas. Y se armó la jarana, en la tierra de los virreyes, los gitanos cantaban, su música desde el alma. Los peruanos hicieron respetar sus leyes y al compás del cajón respondían: ¡palmero, sube a la palma! »—En las veredas unas cuantas parejas tiraron su rumbón. Entre trago y trago, copa y copa, canción y canción llegó las seis de la mañana. No había ningún trago. No quedaba una gota de licor. Pollo (a) Pollito Carr se ofreció a comprar el líquido elemento. Todo el mundo estaba de boleto. La carroza fúnebre llegaba a medio día, o sea había tiempo para bajar el caldero con unas chelitas frías, bien heladitas. Se hizo una chancha, los varones apostaron por chelas y las damas por vino. Pollo recibió los billetes, sencillo, propina y la suya por precaución. Cuatro cajas de cervezas, dos damajuanas de vino, cajetillas de cigarrillos, palitos de fósforos.

—¡Pollo, que te acompañe el vil ladrón Perales!

—Nancy ni bertha, yo me bato solo. He sido comando suicida, no pasache ná!

Los micros, combis asesinas, ambulantes, carretas y triciclos, comercios, comenzaron su labor. En el velorio no pasaba nada. Pasó una hora, mandaron a unos sicarios para que peinen la zona. Ni rastro. Marcaron la casa de Pollito, dijeron que no había llegado a dormir. Se inquietaron, granputearon. Compraron una botella de ron para armar valor. Pollo no regresaba. Llegó la carroza. Se llevaron el cajón. En el barrio quedaron miradas de odio por culpa de Pollito. Enterraron a la señora. Llegó la tarde, la noche y nada. Pasaron días, semanas, meses y años. Nada. A Pollo, a nuestro Music Box no se le vio por ninguna parte. Pasaron varios almanaques. Del soleado norte llegó una triste noticia, Pollo Carrascal, nuestro Pollito había fallecido. Como muestra de profundo pesar, congoja y cariño, el barrunto recordó su memoria, hablaron de él, de sus ocurrencias, de sus virtudes y de su gran reportorio de rocola. Recordaron sus anécdotas, su fuga con las cajas de cervezas y el billete de la chancha. Prendieron unas velitas, se tomaron varios rones en su nombre. Chuparon varios tipos de licores, algunos se prendieron por el caldero, sus más cercanos ayayeros lloraron, otros vergelearon, aspiraron, bailaron, y todos los presentes la pasaron linda homenajeando a un santo varón del barrio. Como tenía que ser.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS

Alemania. Karlsruhe, 15/Marzo/2008

ALICIA MAGUIÑA, la dama de la música peruana. NDLeón

 ALICIA MAGUIÑA, la dama de la música peruana. NDLeón



 ALICIA MAGUIÑA, la dama de la música peruana

«La voz de la tierra fue cobrando carne en mí y sentí la terrible necesidad de decirla, de hacerme oír» Alicia Maguiña

Parte de mi niñez la viví en Lince en un callejoncito de la cuadra 26 de la calle Ignacio Merino. Era la época que en todas las casas, a la hora de almorzar, se escuchaba la radio con el dial de música criolla; valses, polkas y marineras. Cada cuarto de inquilino o propietario era fuente de colores, aromas, sabores, danzas y canciones. Un coctel de sonidos, ritmos, acordes, melodías, armonías de las diversas regiones de nuestro Perú jaranero. Recuerdo que muy tempranito, cinco de la mañana, se escuchaba música huanca (Huaylarsh, muliza, chonguinada, santiago) de la radio del vecino Don Abelardo Carhuamaca que vivía al fondo del callejón. En el segundo piso Don Gregorio Córdova oriundo de Ancash también tenía los suyo. A la hora del desayuno escuchábamos al tío Teodoro Cadenillas con su repertorio de tangos, muy a lo Gardel, guarachas con Daniel Santos y de yapa rancheras con Pedro Infante. Quien creyera que gracias a los tundetes de las guitarras, el sonar del cajón, el ritmo de las castañuelas y cucharas, afinamos el oído y los gustos por nuestro repertorio nacional. Escuchar a Rosita Ascoy, Carmencita Lara, Edith Barr, Alicia Lizárraga, Esther Granados, Jesús Vásquez, Los Embajadores Criollos, Los Troveros Criollos, etc, era un regocijo. Mamita acompañaba cada canción, cantaba con ellos y juntos jaraneábamos, yo hacía percusión golpeando la mesa con ambas manos. Mamita me enseño entre paso y paso a bailar vals, polka, después me defendí solito en el ruedo.

Al primer tundete yo sabía quién era el intérprete ya sea solista, dúo o trio. Conocía las voces y estilo de los cantantes. Hasta que un día me quedé mudo, no di en el clavo. Pedí ayuda.

—Mamá ¿Quién es… esa  voz…?

—Alicia Maguiña…

Alicia Maguiña, el nombre se me quedó grabado en la mente. Nos mudamos de barrio. Anclamos en la urbanización Balconcillo de La Victoria. Papá compró televisor y en un programa de uno de los canales, la dama de la música peruana, la señora Alicia Maguiña se presentó, gozamos de su calidad interpretativa. Pasaron varios años, yo, ya mayorcito, con Libreta Electoral y recorrido en los amplios salones de los distritos vecinos, visitaba los teatros, asistía a los conciertos, ballet, sinfónica, y en uno de esos avatares de aprendizaje cultural tuve la oportunidad de ver por primera vez, en persona, en carne y hueso, a la magistral artista Alicia Maguiña, dulce voz, cuerpo, ojos, cabello, hermosa estampa de diosa del Olimpo. —Muy bella, impresionante, excelente cantautora, gran espectáculo —. Alicia Maguiña ya era una artista consumada, nacional e internacional, con giras y presentaciones en teatros, cine y televisión, su concierto contaba con un vasto repertorio que incluía valses, polkas, festejo, mulizas, marinera, tondero, huayno. Sus presentaciones con el acompañamiento del maestro y genial músico Don Carlos Hayre son maravillosas. Recuerdo que el romance y matrimonio entre Alicia y Carlos fue una estocada a paso de banderillas a la pituquería rancia limeña. El chisme en revistas, diarios, televisión y en el callejón fue la comidilla de todos los días. Por otro lado la unión fue un regalo de los dioses para realzar la música peruana.

El poeta Marco Martos, en 1979, luego de asistir a un concierto de Alicia Maguiña, dijo: —Alicia Maguiña está haciendo en música lo que José María Arguedas realizó en literatura —.

En mi autodestierro de varios años por Europa aproveché buenas horas en ver las grabaciones de sus conciertos, escuchar sus entrevistas. Alicia Maguiña siempre fue grande. Siempre apostó por lo peruano. Utilizó vestuario típico de cada región, sin modificar, ni alterar nada. Fue una gran estudiosa, investigadora de la diversidad, interculturalidad, arte, autenticidad, difusora de la danza y de música peruana.

Septiembre, triste y gris, llevo en mis lágrimas el crespón de luto por Alicia Maguiña, la dama de la música peruana. «Alicia, Sit tibi terra levis».



NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS

Lima, 2020.

YO, NICOLÁS LEÓN de NDLeón

YO, NICOLÁS LEÓN de NDLeón



YO, NICOLÁS LEÓN

Encontré un borrador que me sirvió de ayuda memoria para hablar de mi profesión en un colegio nacional fuera de Lima, muchos padres de familia no ven con buenos ojos que sus hijos se dediquen al arte. Hablé como si fuera el curso de orientación vocacional que recibí en mi colegio. Empecé la charla, repitiendo:

«Busca algo que ames, qué harías gratis y haz una carrera de ello».

Mi nombre, Nicolás Daniel León Cadenillas, nací en la Maternidad de Lima en el año ‘51. Soy actor desde que tengo uso de razón intelectual, de adolescente divagaba en una nebulosa de contradicciones ¿Ser o no ser? Tomar la decisión no fue nada fácil, tenía dificultad para hablar, tartamudeaba, seseaba; leyendo era una desgracia. De mayor me enteré que había aprendido a convivir con dislexia; he superado mis trastornos pero siempre los llevaré conmigo. Sigo siendo lento para memorizar los textos, me cuesta trabajo, se me hace difícil declamar un poema, pero con la práctica, ensayos y perseverancia, lo hago.

En mi época de escolar el alumno tenía que tener buena memoria, aprender de un día a otro, lecciones, canciones, paporretear poemas, fórmulas, conjugaciones, raíz cuadrada, los ríos de la costa, sierra y selva, capitales de departamentos, provincias, fechas, datos, epitafios, las estrofas del Himno Nacional, y un montón de etcéteras. Yo no ataba, ni desataba, no entendía nada, mi proceso de aprendizaje era lento. Examen oral, catastrófico. Esa rutina de exigencia era un laberinto indescifrable. Para ganar notas aprobatorias me esforzaba en tener mis cuadernos al día, impecables, bien forrados, etiquetados. Presentaba puntual las tareas, las composiciones, con dibujos hechos a mano alzada, trazos de colores. Aparte que teníamos que cuidar nuestros útiles escolares porque al menor descuido desaparecían por arte de magia. Otro contratiempo escolar era el acoso, el hoy llamado «bullying», nos trompeábamos un par de veces y asunto resuelto, aprendí rapidito a defenderme. Nadie se quejaba, ni con el profesor, menos con nuestros padres. En cuarto de secundaria fui integrante del elenco del club de teatro del colegio. Fue la oportunidad que cambió mi punto de vista de observar el mundo sin anteojeras. Cambié de métodos de aprendizaje, el modo de pensar. Al tacho las rutinas monótonas, insulsas, vacías.

Después de la secundaria pensé dedicarme a las artes plásticas. Pero el billete escaseaba, no tenía dotes para agenciarme los reales. Empecé a estudiar arte dramático, reto que después de cincuenta años de experiencia no termino de aprender. Con el teatro aprendí que repitiendo cientos de veces el texto, encontraba la idea central y paso a paso lo memorizaba. Al principio con mis colegas histriones tenía problemas porque en un santiamén se aprendían el libreto, la lección, y yo estaba en el primer renglón. Para suplir los defectos de fonética, diario practicaba mis ejercicios faciales para mejorar la articulación de los sonidos, con un lápiz entre los dientes leía un trabalenguas. No me entendía nada. Pero yo estaba dale que te dale. Repetía la erre y golpeaba la ce, pe y te. Con mis comienzos inciertos, me atreví a bailar en la televisión y en el tablao. Como actor profesional aprendí a tirar pichana, a barrer el escenario, hacer luces, armar escenografía, decorar el ambiente, realizar utilería; en las giras aprendí a cocinar. Debuté como titiritero, mimo, director, profesor. Y con el apoyo de los dioses de las artes aprendí sobre todo a «actuar con buena dicción e impostación».

Aprendí a leer concienzudamente, entendiendo, cuestionando lo leído. Observando lo que nos rodea socialmente hablando.

Bertold Brecht, dice: «Para conseguir los objetivos del teatro épico el actor tiene que lograr un adiestramiento total en la actuación realista por medio de la observación». Lo grafica en este poema: «Lo que tienes que aprender es el arte de la observación. Tú, como actor debes primeramente dominar el arte de la observación. Ya que lo importante es, no como te ves tú, sino lo que has visto y muestras a la gente. A la gente le importa saber lo que sabes tú. A ti te observarán para saber si has observado bien».

Cuando llegué a la base cinco, cincuenta años de edad, me di una nueva oportunidad, me dije: —Ya es hora que escribas lo que siempre has querido escribir —. En efecto, tenía un costal de ideas y todas las ideas de escritor estaban abocadas al mundo artístico. Pero di un giro de ciento ochenta grados, me centré en la esquina de mi barrio, en mi colegio y en mi experiencia. Capturé chismes, vivencias, crónicas. El escribir no es oficio ajeno al teatro, al contrario, es pieza fundamental para hacer teatro. Libreto, actor y público, y se levanta el telón.

En la actualidad me he convertido en el juglar de mi barrio, cuentista, cuentero, narrador. Tengo dos poemarios urbanos, una crónica de viajero y un libro de cuentos. Dos libros inéditos y una página blog. Dos hijos, tres nietos, ellos me ayudan a sobrellevar la modernidad cibernética. 

De joven me dijeron que había tomado el rumbo equivocado, que sería un frustrado, que estaría pidiendo limosna con mi latita de lata. El tiempo me dio la razón. Soy actor, escribidor, vate. Listo para entrar con nuevos brillos al muy amado tinglado.

Para terminar, transcribo la definición de teatro de Federico Hegel, dice: «El drama, tanto por su forma como por su fondo, es la reunión más completa de todos los elementos del arte, debe ser considerado así, el punto más alto de la poesía y el arte en general».

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS.

Lima, 2019.

ARROZ TAYPA de NDLeón

ARROZ TAYPA de NDLeón



ARROZ TAYPA

Ahora que tengo comunicación constante vía WhatsApp Group con mis condiscípulos de colegio (GUE Alfonso Ugarte), aprovechamos el tiempo libre para contarnos cada anécdota que nos arranca una sonrisa. El promotor de contagiar las buenas vibras es el exalumno de Quinto D: Julio César Lo Pino, todos sabemos que Julito Lo es una mixtura de culturas, chino por papá, cuzqueño por mamá, charapa por esposa, surquillano por el barrio y Ugartino Valiente por tradición. En el colegio hubo un crisol de descendientes de todas partes del mundo. Rusos, italianos, polacos, chinos, japoneses, ingleses, arequipeños, cusqueños, cajamarquinos, loretanos, piuranos, victorianos, linceños, miraflorinos, etc.

La siguiente anécdota va para la promoción Bodas de Oro AU 1969. Y dice así:

Con suerte y porque la Virgen es de regular tamaño ingresé a la universidad. Ahí me encontré con vecinos, familiares y con mis condiscípulos de colegio. No era buen alumno, pero me batía a capa y espada para pasar piola en cada curso. Después del primer ciclo empezamos a hacer grupos de estudio y otros grupitos de juerga. En el cafetín me crucé con una de las chicas más bonitas de la facultad. La guapa Meiying, de cariño «China Mei», belleza, cerebro, súper inteligente y bastante documentada en todas las materias. Mi antagónica por excelencia.

—Hoy es mi cumpleaños…

—Felicitaciones. ¿Te puedo abrazar?

—No. Te puede ver tu chica… te invito a mi fiesta, 19:00 horas, mi papá me va hacer una sorpresa.

—No tengo chica… tu casa… ¿segundo piso del chifa?

—Sí.

Mei vivía en La Victoria, victoriana de pura cepa, su papá era dueño del chifa que atendía toda la noche, de 6:00 pm a 4:00 am, yo concurría cada vez que me recurseaba como taxista lechucero.

Llegué puntual a la hora pactada. En la sala ya estaban cuadrados sus fans de la universidad, vecinos del barrio y en la sala contigua los familiares. Un trio de tusanes amenizaba la reunión con guitarra eléctrica, piano electrónico, cajón y sabor criollo. De vez en cuando tocaban música nuevaolera. Todo muy bonito, correctamente disciplinado. Pero, al escuchar el inconfundible sonido del wok en la hornilla paramos la oreja, la clásica música del tintinear de los golpes de cucharones, ollas, fuentes, nos abrió el apetito. Salieron unos jarrones con una exquisita bebida con un treinta por ciento de alcohol. Estas fueron secadas al toque, la gentita estaba con una sed de camello. Apareció una batea de col china en vinagre. Otra de nabo con rabanitos encurtido, seguida de una  fuentaza de arroz chaufa bien taypa. Los depredadores no esperaron que la fuente  llegue a la mesa, rompieron los protocolos, devoraron la fuente en fracción de segundos. Yo solo atiné mirar la cara del sorprendido mozo. Con la segunda fuente de arroz chaufa el proceder fue idéntico al primero, no respetaron a nadie, se zambulleron a la fuente. Rasparon hasta último arrocito. Los padres de la cumpleañera miraban muy contentos la aceptación de las viandas y de la bebida espirituosa. Tercera fuente, las damas se sirvieron en platitos pequeños cuidando la dieta. Los pendejeretes limpiaron las fuentes, no quedó rastros de col, ni de encurtidos, ni de arroz. Los comensales quedaron repletos, saturados, satisfechos.  Dos jarras más adornaron la mesa. Poco a poco se consumieron como bajativos. Uno de los mozos portando un azafate de plata con tres copas adornadas con ribetes del mismo precioso metal se situó en el centro de la sala, Meiying y sus padres brindaron con los presentes, ellos con champaña de calidad y nosotros con espumante Noche Buena. El papá pidió música, empezó la jarana, bailó con Mei un popurrí criollo; vals, polka, marinera y remataron con unos minutitos de huayno. Terminó el cuarto de hora de baile. Se hizo una breve pausa. Los músicos comenzaron a tocar música china. Nos miramos desconcertados. Con una sonrisa en los labios la dueña de casa, la mamá de Mei, invitó a los mozos servir la segunda rueda, pequeñas fuentes de lo mejor del arte culinario chino cantones. Exquisiteces de alta calidad, exóticos, raros, rico. Fuentes finamente adornadas con verduras y gran variedad de carnes; chancho, pollo, pato, pescado, camarones, huevos. Yo, guardando la compostura, muy cauteloso, y cumpliendo las reglas de etiqueta probé todas las variedades de carnes y verduritas que ofrecían ser degustadas con placer. Los demás invitados me miraron como marcianos, con cada degustación les estaba dando una estocada en el cogote. Pedí algo de beber, el mozo me trajo una copa llenecita de champán.

—Gracias, esto es champagne.

—Es el champan francés del brindis, es una delicadeza de los dueños de casa para usted.

—Se agradece. Me despide de los señores. Gracias, buenas noches.

—¿No se va a quedar? ¿No bebe licor?

—Sí, si tomo mis tragos. Mañana tengo una entrevista. Bon, au revoir.

No me volví a cruzar con la brillante Mei, al siguiente ciclo me cambié de turno, al año abandoné el claustro universitario… pero eso es otra historia.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS

Lima, 2020.

ENTIENDE de NDLeón

 

ENTIENDE de NDLeón 



ENTIENDE

Yo tengo mi moral, mis principios, mis
puntos de vista, mi decencia, mis
experiencias, mis años curtidos
Considero falta de respeto y educación
que quieras imponer ideas como las
verdaderas y únicas. Es de locos dar
veracidad a lo inmaterial. Eso es ficción
Entra en juicio hipócrita jetón
Me gusta mi prima la flaquita linda,
la buena cocina, pararme en la esquina
el color azul marino, dormir horas
de horas. No amanecer más temprano
Entiende, te jodieron la vida, te
amaestraron doctamente. Crees tener
siempre la razón. Te equivocaste
Yo soy calle, barrio, a mediodía
saboreo el pan con mantequilla
con café y una copita de ron
Almuerzo en los agachados, plátano
mosqueado, lomo saltado, seviche de
entrada. Agradezco a mamita todos los
días. Brindo con vino, con agua de caño
por una vida mejor, por la muerte dizque
sueño eterno nada de resurrección,
por los días feriados, por mis maestros
Por mis amores, desamores, viajes, fastidios,
risas. Para variar me gusta mandarte a la
mierda para que desaparezcas de mi vista.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS. 

Lima, 2020


INSURGENCIA CULTURAL de NDLeón

 INSURGENCIA CULTURAL de NDLeón



«DÍA DE LA INSURGENCIA CULTURAL» Música y Poesía.
Cuando el grupo organizador Creación Heroica tomó la palabra y dio comienzo al programa «Día de la Insurgencia Cultural» del sábado 29 de agosto, cuatro de la tarde, en la Plaza San Martín, entre los hombres de buena voluntad apareció un joven con zapatitos bien lustrados, con un corte de pelo bastante singular, con un iPhone en mano empezó a filmar, sentía escalofríos cuando se mencionaba el nombre del «poeta mártir» Federico García Lorca. El jovencito en posición de atención seguía el acontecimiento filmando asolapado, miraba para un lado, dirigía el celular para otro ángulo, muy atento escuchaba palabras ajenas a su vocabulario castrense: Cultura, educación, solidaridad, seguro social, inoperancia, robo, corrupción, desidia, abuso, hambre. El joven desapareció y en minutos llegaron patrulleros haciendo una escandalosa bulla con sus parlantes a altos volúmenes. Los policías tomaron la plaza en nombre de la Democracia Neoliberal de la Constitución del '93. Groseros, muy matones pidieron documentos, dni, permiso. Se les explicó de buenas maneras que todo nuestro programa consistía en números culturales. Nos pidieron desalojar la plaza. Replicamos. —En la plaza hay sectas religiosas, mercachifles, vendedores de sebo de culebras, charlatanes ¿Por qué solo a nosotros nos botan? —¡Ustedes están alterando el orden público! —respondió la autoridad. Nosotros, consecuentes, cambiamos de córner y seguimos con nuestra presentación, leyendo poesía, narrativa y cantando a lo más preciado que tiene el hombre: La Libertad. Libertad de opinión y de expresión.
—Federico García Lorca fue asesinado por la policía de Granada por «socialista, masón y homosexual». Ceguera, envidia, odio y brutal insania. Federico ha pasado a la historia como un aclamado símbolo de resistencia después de morir fusilado durante la Guerra Civil española —.
Me tocó el turno de leer mi colaboración, lo dediqué a Federico, al poeta mártir, al dramaturgo, maestro y colega:
IGUALES. DIME LA VERDAD
Tengo amigos de orientación sexual distinta a los demás, pero hay uno por el que me saco el sombrero, buen hijo, solidario, profesional con honores.
De cuando en cuando lo ofenden, lo agreden, lo marginan, lo invisibilizan, le clavan la inmaculada cruz en la espalda, le paporretean versículos de sangre, muertes y humillaciones. Matanzas bíblicas, celeste-rosado.
¡Dios nos creó macho y hembra, varón y mujer!
Algo anda mal. Dios creó todo lo que mueve y no se mueve.
Del otro lado del charco trajeron la cruz, la biblia, la espada, el látigo,
la horca, al patrón, la Santísima Santa Inquisición.
Tenemos Constitución laica. Somos iguales ante la ley. Discriminación cero.
Sexo, origen, raza, idioma, religión, condición, económica, etcétera, etcétera.
Ja, ja, ja, Constitución. Saludo a la bandera.
Desde niño tengo amigos de barrio, de colegio, borracheras, el noventa y nueve punto nueve por ciento, machos, machotes, heterosexuales al mango,
fulls machistas, no cocinan, no lavan enseres. Pero uno de ellos es muy especial. Va a misa, jura por su madrecita y por su dios, se golpea el pecho, acompaña las procesiones, campanea como campana. Títulos tarjetas diplomas de Azángaro CopyPlagium. Conversar… arriesgadísimo… siempre engaña, estafa, roba, miente, miente a la señora, golpea a la amiga, no mantiene a nadie, traidor, traicionero, ataca por la maleta, miserable, ocioso,
cobarde maricón, maldito, manipulador, basura. Amenazador.
Hipócrita hipocritón. Homofóbico. Racista.
Hurto Agravado.
En la parroquia nadie dice nada. En el barrio, tampoco. Todo es normal.
Los Sardorkys Nikitas Mikis babean ante el intolerante, invitan trago y comida.
El ratero traga, bebe con yapa. Festejan idioteces, canta, gluglutea.
Cantó en la Cómica, cantó en cana. Cantó en la Prefectura.
Timador ingrato. Pesetero.
Fumador empedernido, adiós páginas del Nuevo Testamento.
¿Somos iguales ante Dios? ¿Iguales ante la Constitución?
¿Dios creó este ejemplar esperpento a su imagen y semejanza?
Dios el infalible y omnipotente, erró.
¿Caridad? ¿Creación divina? ¿Amor del Señor?
¡Dios dime la verdad!
¡Constitución, Justicia, Credo, Ja, Ja, Ja!
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2020.