PLUMAS EN CORRAL
AJENO. NDLeón
Plumas en corral ajeno. NDLeón Fotografía de Google |
PLUMAS EN CORRAL AJENO
<<Yo tengo fe
qve Alianza va a ganar. / Yo solo se qve tengo qve alentar. / Y todos jvntos la
vvelta vamos a dar. / Vamos ALianza Lima qve tenemos qve ganar>> COMANDO SVR
En la esquina de La Oficina se hablaba de futbol, los
tres grandes del futbol peruano se atropellaban en la tabla de posiciones.
Faltaban cuatro fechas para que termine el campeonato. Los hinchas de las
barras bravas estaban endemoniados, exacerbados. Peleaban la punta a tropezones,
los clubes: Alianza Lima, Cristal y Universitario. Los de Trinchera Norte se
portaban en forma delincuencial. Extremo Celeste imitaba el comportamiento del
otro corral. “Comando Svr” cantaba ¡¡Corazón Alianza Lima, corazón para ganar,
A la victoria volveremos para verte campeonar!!
Terminaba octubre portentoso. Era la última fecha que
los íntimos jugaban con la milagrosa camiseta morada. Comando Svr y la hinchada
confiaban en su equipo y en los dones del Señor de los Milagros.
El barrio era silencio. Algunos grupos preparaban
seviche, parihuelas, pistolas y chicharras. Compraban licores de acuerdo a la
chancha. Por mayoría decidían donde ver el encuentro. Algunos iban a la cantina,
otros al bar restaurant. Los de siempre se acomodaron en los muritos de la
esquina de La Oficina con trago barato, puchos y mucho blablablá.
Ramón Marqués Perón alias Cabezón se puso de acuerdo por WhatsApp con José María Sardoni alias El Gayina para ver el partido
en su departamento sin pasar la voz a la muchachada. A la hora del encuentro era
un soltero más. Cabezón era hincha
acérrimo de Cristal y El Gayina feroz
fanático de la Crema. Ambos unirán fuerzas por una causa común, arengar contra
los potrillos victorianos.
La mujercita del Cabezón
por asuntos estrictamente laborales tenía la obligación de viajar a Cajamarca
el mismo día y a la misma hora del Alianza vs Cristal. Su misión consistía
llevar merca; hierbas, comestibles, alucinógenas y medicinales; marimba moño
rojo, skunk, de Matute Block; pacos, quetes y clavos de olor para una reconocida cocina
artesanal. El trueque estaba pactado en verde$, comisión y buena atención. Cabezón llevó a su ñori al Aeropuerto
Coco Chávez, la dejó en la entrada del Salón VIP Interprovincial. Le dio las
últimas indicaciones.
—Cualquier cosa me llamas. No te van a revisar. Pasa
tranquila. Todo va a salir bien. Ora en el vuelo a San Judas él te protegerá —La
burrier pasó el control sin objeciones, lanzó un besito volado y desapareció de
los mirones.
Ramón regresó a casa con una amplia
sonrisa, lo esperaba su amiguito de correrías don José María Sardoni. Este
había prometido un botellón de Whisky Chivas Regal 12 Años para brindar por los
años de leal amistad. Whisky comprado de bajada en altas horas de la noche con su rico falso de vuelto. Además, llevaría habanos cubanos, king sizes, caramelitos
de menta, chizitos, papitas y manicitos. Se encontraron a la hora pactada en la
reja del edificio, un apretón de manos, una palmada en la espalda fue el saludo
del encuentro. Subiendo las escaleras Ramón Cabezón se sacó la casaca varonil de media estación, lució su camiseta celeste,
gastada y desteñida, beso la insignia que se leía La Raza Celeste. En el departamento prendieron la teve de la sala,
organizaron el bar y dieron curso al whisky escocés, brindaron con un largo
sorbo. Tragos van, tragos vienen. Diez minutos de juego, no se habían acomodado
y Cristal ganaba por un gol a cero. Brindaron por el rotundo triunfo. Cabezón siempre vanidoso prendió su
nueva adquisición, un televisor digital de sesenta y cinco pulgadas que se
encontraba colgado en el techo de su dormitorio. Invitó al invitado ver el
partido de futbol más acomodado. Trasladaron los tragos, la vainilla y las golosinas
al dormitorio en una mesita con rueditas. Los amiguitos se instalaron patas
arriba en la cama matrimonial, aplausos a rabiar en cada jugada del equipo
celestón. Aplaudían sin pudor. Bajó la temperatura, se acurrucaron sin zapatos
bajo el edredón multicolor. El partido los excitaba, mentaban la madre en cada
jugada fallada.
Mientras tanto en el Aeropuerto, por los parlantes, anunciaron
que el vuelo a Cajamarca por mal tiempo se había suspendido. Por internet se
supo la verdad. El pueblo cajacho había declarado Paro General, Huelga y
Marcha. Cajamarca con hidalguía protestaba contra los abusos, corrupción, reclamos
no solucionados, pésima administración de los gobiernos de turno. Contra
Yanacocha. Contra la contaminación ambiental.
La esposa del Cabezón
llamó varias veces. El marido muy entretenido no escuchó el timbre del celular.
Tomó un Taxi Online, las calles se encontraban vacías, llegó al distrito
blanquiazul en un santiamén.
Terminó el primer tiempo. Otra nueva sarta de sorbos
de licor. Los minutos pasaban, Alianza flaqueaba. Otro contragolpe fulminante
en la pantalla gigante. Dos pases. Cristal da la estocada, mete gol. Dos a
cero. Los amigos saltaron hasta el techo, se abrazaron, festejaron como dos
tías con cariño whiskero, los hielitos se derritieron. Gritaron el gol desde el
balcón como palomillas de ventana y tres veces tres les latía el corazón. El
gol significa la sublimación de la emoción. Sorbos de licor y tiros a granel.
Nuevamente abrigaditos en el tálamo nupcial seguían muy atentos las jugadas.
—Con este triunfo gano la Lotería, tenemos para
comprar aditivos y pollito a la brasa.
La pareja gozaba de la barra Celestial. Faul. Penal.
El centro delantero falló. Se abrazaron de cólera. Requintaron. Se miraban con
tiernas miradas. No se dieron cuenta que la puerta del departamento se abría en
silencio sepulcral. La señora de Ramón Cabezón
Marqués había llegado. Dio los pasos necesarios para detenerse en medio de la
sala, se sorprendió, quedó petrificada, fría como un témpano. Se ganó con un monumental espectáculo de aves de corral en su lecho
nupcial. Los amiguitos abrazaditos mirando con desdén al cuadro de Villanueva, Alejandro. El crema muy sorprendido, in fraganti, saltó de un brinco al piso. Chancleteó
sus mocasines. Quiso dar una explicación.
—Hola, Cristal va ganando dos a…
—¡Calla mierda! ¡Concha’etumadre! ¡Están en mi cama
matrimonial! ¡Miserables! ¡Basuras hijo’eputas!
Se armó el tole tole, el celeste celestón estaba
trabado por la rica cochinada. Mientras el trio discutía en forma acalorada Alianza
Lima a ritmo de barrio y picardía le clavaba un golazo a los celestosos. El
ambiente de las calles se contagiaba de euforia, de chelas y tabaco. La mujer,
despechada, amenazó al marido, juró ante el santo madero que se levantará al
compadre, al peluquero y al pulpero. Picoteará a los tres pájaros de un solo
tiro.
José María Sardoni, el
crema, tartamudeando trató de explicar la situación con voz ronca, potente,
afectada e impostada. Atinó a decir.
—Amiguita… con tu marido nuestra amistad es pura y
sincera. No pienses cojudeces. Estás pensando mal. Yo tengo esposa e hijos. Tu
marido es mi amigo de la chiquititud… desde cuando éramos boyescout… no pienses
mal… nos conocemos de chiquitos…
—¡Chiquito… rosquete de mierda! ¡Ay, qué asco! —Mirando
al marido chilló —¡Tú eres el padre de mi hijo! ¡Qué ejemplo dios mío!
¡Tus nietos! ¡Por último se hubieran ido a un hotelucho! ¡Malnacidos! ¡Los
odio… los odio con todito mi corazón! ¡Quiero vomitar! ¡Lárguense de mi
casa! —De pura rabia a la ñori no le salía ni una lágrima.
Mientras la mujer gritaba y gritaba. El marido graznaba,
no sabía que decir. De su cabezota no fluían las mentiras, ni los engaños.
Estaba totalmente bloqueado. Repetía lo mismo como disco rayado.
—No puedes pensar mal de mí. Toda la vida yo soy
Cristal. Extremo Celeste. ¡Soy un varón! ¡Solo estamos viendo el partido!
¡Cristal va a campeonar!
—¡Festejas en mi cama! ¡Maricón! ¡Televisores por toda
la casa! ¡En mi cama! —Gemía indignada la dama.
El amigo cloqueaba dando lástima. Sabía lo que se le
venía. El viperino chisme de su reputación de hombrón se caía. Se tambaleaba su
imagen de viajero mujeriego.
-¡Gayina maldito! ¡Haz destruido mi casa mi hogar! ¡Le
voy a contar a tu esposa! ¡Enfermos de mierda!
Se escuchó un gol. Por el estruendo y sacudón del
edificio era gol de Alianza Lima Corazón.
—¡Gol de Alianza Lima… dos a dos! —Se escuchó en la
tele —¡Apaga esa mierda —Gritó Ramón Cabezón
Marqués Perón.
—¡No apagues nada! —Ordenó la dama —Cada quien
explicaba su punto de vista sufriendo sus martirios, nadie escuchaba a nadie.
La casa era un caos. Afuera en las calles era fiesta, algarabía. Alianza Lima
guapeaba por el desempate. El hincha de la u logró escaparse. Bajó a grandes
zancadas los tres pisos. En el último escalón escuchó a todo pulmón el tercer
gol de Alianza.
—¡Goool de Alianza Lima Corazón! ¡Acabó el partido
señores y señoras! ¡Minuto 95” triunfo de un grande… de La Victoria corazón! ¡Alianza
Lima líder absoluto del Descentralizado! —El crema Gayina se desplumó de
cólera.
La doña seguía juzgando la reputación de los
amiguitos.
—Carajo, tantos
viajes al Caribe, Curazao, Ipanema. ¿Viajes de trabajo? ¡Su madre le va a
creer! Ahora entiendo tantos regalos, paseos, tragos y comida. ¡Diez Mil Dólares prestados! ¡Par de cabros!
La mujer se acercó a la baranda del balcón. Las
piernas se le doblaban. Escuchó a un borracho reír: —¡Sí se avienta la gorda esta
revienta como un globo con agua… puta sería la cagada! —Los sapos se reían, los
chismosos ya sabían lo que sucedía. El chisme apoteósico los llenaba de
alegría. Los vecinos inquilinos del tercer piso vía WhatsApp enviaban los
audios y estos se reenviaban en serie a los guaraperos de la esquina de La
Oficina.
NICOLÁS DANIEL LEÓN
CADENILLAS
Lima, 2019.
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