Génesis de mi querido parque. NDLeón.
Fragmento del cuento “La Rica Viky” de mi libro “Cuentos breves para Mi Nieto” Nk.
Nuestros papás se
habían fijado la meta de construir su casa propia, empeñándose no sé por
cuántos años compraron un terreno de 100 mt2. Llegamos de noche, no vimos
adonde llegábamos exactamente, esto se deslumbró a las seis de la mañana, era
un cuarto grande de madera, palos y cartón, y afuera del cuarto estaba el baño.
Los rayos solares entraban por los cartones y plásticos que teníamos de techo,
nos despertamos todos juntos; mi hermano y yo salimos a inspeccionar el terreno
y la calle. Al frente de la casa teníamos un pampón lleno de basura, de
botellas, piedras y de materiales de construcción.
Y encima de todo eso jugaban
a la pelota unos niños de nuestra edad. Nos invitaron a jugar contra ellos,
como nos faltaba un jugador apareció nuestro vecino. Me estiró la mano y se
presentó:
- ¡Hola, soy
Beto!
- ¡Hola, soy
Tino!, respondí dándole un apretón de mano.
Armamos dos equipitos
y empezamos a jugar, los otros niños pendencieros nos metían tacles, patadas,
puñetes, codazos. Beto paró el
juego y nos guapeó:
- ¡Carajo!
¡Ustedes tienen que jugar igual que ellos! ¿De dónde han venido?
- ¡Ya, ahora si
vamos a jugar! Contesté.
Y así fue como me
gané mi primer ojo morado en mi nuevo barrio.
En una reunión de
la toda la chibolada, acordamos limpiar el parque de toda la basura, vidrios
rotos, latas, botellas, desmonte, y hacer nuestra canchita de fulbito para no
estar jugando en las pistas, que cada día era más peligroso por el aumento del
tráfico de autos, de micros y otras líneas de ómnibus. Tardamos como una semana
y cuando íbamos a jugar una pichanga contra los vecinos del parque de al lado y
entre nosotros, salieron nuestros papás a tomarnos fotos, a tomar fotos a los
cerros de desmonte que habíamos formado para que los recogiera los camiones de
la Basura. Todo normal. Bonito.
Para el segundo
sábado habíamos organizado un cuadrangular, con equipos de nuestra edad, todos
los muchachos con sus camisetas nuevas, nuestras camisetas eran de color verde,
¡Las más bonitas! El primer partido, a las diez de la mañana, jugamos nosotros como dueños de casa, cada
tiempo duraba quince minutos. Ganamos raspando, con las justas. Casi con
bronca. Los delegados de los equipos tranquilizaron a todos los jugadores y a
las barras. Todo un ambiente de fiesta, con raspadillas, refrescos, canchita,
helados. Todo lindo, no podíamos dejar que otro equipo se lleve el trofeo, una
hermosa Copa, chiquita pero era un trofeo. En el segundo partido, partido con
patadas y roces, jugando muy brusco, fue interrumpido por dos camiones de la
Municipalidad que se metieron al terreno de juego, protestamos, comenzaron a
regar el Parque, comenzamos a tirarles piedras para que se vayan, en eso llegó
un carro con el señor Alcalde, protestamos diciéndole que nosotros habíamos limpiado
el parque para tener un espacio donde jugar. El alcalde nos sacó una carta de
los Padres de Familia del Parque, que decía:
- “... que todo
esto es un abuso de las autoridades, que nuestros hijos limpian el parque para
tener un espacio verde y se están exponiendo a la suciedad, que pueden
enfermarse y contagiarse de un mal, por lo tanto deseamos que la Municipalidad
realice el trabajo de sembrar y colocar árboles, que para eso pagamos los
impuestos, por las áreas verdes, parques y jardines... ”
- ¡Pero nosotros
hemos limpiado para tener nuestra canchita de fulbito! ¡No queremos parques ni
jardines, ni áreas verdes, queremos una canchita de fulbito donde jugar!
- Lo siento
muchachos, ya salió el presupuesto y esto se tiene que realizar, quieran o no
quieran. La carta dice bien claro que los vecinos del parque quieren un área
verde. No dice nada de una Losa Deportiva.
Miramos hacia una
esquina donde estaban los adultos reunidos, todos cambiaditos, ya sabían que
iba a llegar el Alcalde, un padre de familia se le acercó y en nombre de todos
los vecinos, agradeció por la realización del trabajo por el bien de la
comunidad
- ¿Señor
Cervantes, ustedes sabían de todo esto? ¿No? ¡Aprovecharon que nosotros
limpiamos para ir a la Municipalidad! ¿Por eso tanto empeño en sacarnos fotos?
¡Nos han utilizado! ¡Qué mierdas!”
- Miren chicos,
el Parque por fin va a tener flores, grass, árboles y veredas. Ustedes tienen
que estar contentos... si quieren jugar para eso está el colegio, a la hora de
educación física ahí juegan.
- ¡El colegio no
se ha hecho para jugar! ¿Quién le ha dicho a usted que el colegio es para
jugar? ¿Usted nunca ha ido a un colegio? ¡El colegio es para estudiar! ¡Viejo
de mierda!
- ¡Huevón!
- ¡Caga’o!
- ¡Mantenido!
- ¡Idiota!
¡Tarado! ...
- ¡Tino! ¡Le voy
a decir a tu papá que me estás faltando el respeto!
- ¡Váyase a la
mierda, dígale a quien quiera! ¡Cachudo! ¡Dígale a su mujer también! ¡Pesetero!
¡Arrastrado!
- ¡Mis hijas no
juegan en este lugar por culpa de ustedes! ¡Qué son unos malcriados y tienen
todo el parque descuidado lleno de basura!
- ¡Sus hijas no
juegan acá pero se revuelcan de lo lindo en el otro parque con sus mariachis!
¡Viejo tarado!
- ¡Dentro de poco
te van a traer nietos! ¡Zonzonazo!
- ¡Don Goyo! ¡Su
hijo me está faltando el respeto!
- ¡Tino! ¿Es
cierto eso?
- ¡Acá somos como
veinte y al único que ve es a mi! ¡Pregunta a los demás si yo he faltado el
respeto! ¡El señor Cervantes dice que si queremos jugar tenemos que jugar en el
colegio! ¡Yo lo estoy corrigiendo que en el colegio no se juega! ¡Que el
colegio es para estudiar! ¡Porque el que estudia! ¡Triunfa!
Mi papá tragando
saliva no defendió ni atacó a nadie, lo escuchado le parecía un cuento bastante
conocido. Lo cierto que nos quedamos sin canchita de fulbito. La primera firma
que había en la solicitud para el señor Alcalde era la de mi papá. ¿Cuándo no?
Siempre su mano negra y los vecinos sus borregos. Tuvimos que seguir jugando en
las pistas por un buen tiempo.
Pasaron varios
almanaques. Todos los muchachos, vecinos cercanos y distantes éramos una misma
mancha. Éramos los hijos del parque, había pasado la etapa de mirarnos con
desconfianza. Cuando niños cuidábamos celosamente nuestra cuadra, después nos
juntamos con las otras manzanas, y al final era un todo. Armábamos nuestros
equipos de fútbol o fulbito jalando gente de las diferentes cuadras para
enfrentarnos a los otros distritos en fútbol y en bronca. Pues, estábamos
preparados físico y mentalmente para dejar en alto el nombre de nuestro querido
parque.
Fueron bonitos
tiempos, y esos tiempos felices no volvieron jamás.
Nicolás D. León Cadenillas.
Grötzingen, Mayo, 2008.
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