El Peripillo Pin Pín. NDLeón.
Canto Coral en Balconcillo.
Se
acercaba mayo, presto con la familia y collera teníamos que hacer un plan bamba
de emergencia para agarrar de largo todo el fin de semana; jueves, viernes,
sábado y domingo. Pensé en mi amigo Pedro Arias “Pedrarias”, el taxista diurno,
nocturno, noctámbulo por excelencia con muchos kilómetros de recorrido.
Al siguiente
día, según el plan B, muy temprano llegué a la esquina, para sorpresa mía divisé
al taxista sentado en uno de los muritos de La Oficina con la mirada perdida
hacia la calle Los Diamantes. Le pasé la voz, no contestó. Me acerqué, lo
saludé, le di la mano. Ensimismado, no tenía la misma fresca mirada de otros
días.
-¿Pedrarias,
qué haces acá, este no es tu córner?
-¡Quiero
tomarme un trago!
-¿Pero tú
no tomas trago? Te hace daño.
-Quiero
desahogarme… ¡Conchassumadre!
-¡Aguanta
loco! Todo tiene solución… y si no tiene solución… ¿de qué te preocupas?
-¡No te
hagas el graciosito güevón! Si lo cuento en ‘féisbuc’ nadie me lo va a creer.
-Te
invito un emoliente piteado.
Pedrarias al primer sorbo apretó los labios y sin que le pregunte nada aflojó su
tristeza, desaguando su dolor me convirtió en su paño de lágrimas.
-Resulta… que como caído del cielo... llegó de los ‘yunaites’ mi hermano, mi amigazo el ‘Cholo Pancho Loco’.
-¡El
caritativo Marcelino, Pan y Vino!
-El
mismo, Pancho Loco. Hace más de un año me vio que yo estaba pateando latas,
no tenía ni pa’un pan. Taba’guja. Me ofreció ayuda, me dio un carro en
alquiler-venta. Yo atraqué. Acepté las condiciones. Leí el contrato. Hicimos
las transacciones del negocio ante la atenta supervisión de un Notario Público,
todo legal. Quedamos en una cantidad mensual… en dólares. Cuando finalizó el
primer mes, le llevé su plata a la casa de su abuelito, Pancho Loco agarró el
billete, me dio el número de su cuenta corriente, me abrazó y comisionó a nuestro
gran amigo Roberto Ladrón de Guevara Hurtado más conocido como “El Peripillo Pin
Pín” para que chequee el auto y la paga puntual. -Confío en ti mi ‘broder’- me
dijo. Agarró sus maletotas y se regresó a los Estados Unidos de Norteamérica.
-Carajo,
que buen amigo. Un pío devoto.
-Yo puntualmente hacía mis depósitos todos los fines de mes, sacaba copia al ‘báucher’.
El cambio de moneda me jodió, le mandé un ‘iméi’. -Compadrito’toy caga'o con el
cambio del dólar, no puedo pagar tanto. Hazte una rebaja- Pancho Loco me respondió -Ta’bien. Arregla con Peripillo, yo arreglo con él-.
-¿Aceptó
tu propuesta?
-Sí.
Llegó fin de mes, Peripillo tempranito me tocó la puerta de mi cuarto- ¿qué
pasa? – le pregunté. –Ya no deposites al Banco- me dijo- entrégame la plata a mí,
acá tienes tu recibo- me entregó un papelito. -Puta, era un recibito de
librería escolar-. Me tiró letra -Es para mejor control del dinero, lo
depositaré en el First National City Bank.
-¿Y cuánto
era de plata al cambio?
-
Espera’pe. No te preciputes. Para ese entonces Pancho Loco ya no me llamaba a
mi celular. -¿Estará amargo, qué raro?- pensé. Llegó otro mes, otro recibito, y
empezamos la cumbiamba de los recibos van, recibos vienen. Al final yo no debía
plata, pero ‘Peri… Píllo’ me debía recibos… ji je je. Para mi sorpresa hace una
semana me tumbaron la puerta a patadones, era Pancho Loco con una banda de
secuaces de las ‘White Houses Pólvoring’… yo me sorprendí -¿Pancho, qué haces acá?- me
alegré. Pancho Loco me metió un empujón, me gran puteó - ¡Güevón, imbécil de
mierda, vengo por mi carro! -¿Qué carro, estás bien güevón, tú?- también me
achoré. -¡Hijo’eputa, no te dije que depositaras el billete en mi cuenta
corriente, no has depositado ni mierda!- Metí la mano a mi billetera -Tas
cojudo, mira, acá tengo los ‘báucher’ y los recibitos con copia que he pagado puntualmente-
¿Qué recibitos ni ocho cuartos? -Pancho Loco no entendía explicaciones, me puse
fuerte- Los que me daba Peripillo. Tú tranzaste la paga y me dijiste que
arregle con Peripillo, él me dijo que le de la plata a él y él me daba los
recibos por la plata que le daba y él hacia los depósitos… yo le di el
billete a él porque al mes que le tocó cobrar me quiso quitar el carro por
orden tuya… -¡Yo no
di ninguna orden que te quitaran el carro… chéssu… desde hace meses yo no veo mi
plata, carajo!- Yo tengo
el ‘méi’ y las copias.
- Se armó
el bolondrón… misma telenovela…
-
Aguanta’pe. Hace una semana que le hago la guardia a Peripillo… me dicen que ha
viajado. Yo sé que está en caleta, no sale ni por la ventana. Pancho Loco en la
madrugada ya viajó a ‘Niuuyork’. Haciendo cabos, la pendejada está que Peripillo
se ha tirado toda la plata, viajó a Pucallpa, Iquitos, llegó a Manaos, celebró
su cumpleaños como bueno en La Oficina, todavía figureti el puta… ¿y el dueño del
billete? Caga’o. Y de relancina me ha caga’o a mí… ahora no tengo carro, no
tengo trabajo, no tengo ni mierda sólo arrugas. Con esa clase de amigos para que quiero enemigos…
bueno, ya pasó. Colorín colorado el gran… Peripillo me ha desfalcado.
Chao, cuña’o.
Me quedé
con medio vaso de tibio emoliente piteado pensando en silencio, recordé el
Evangelio de Lucas: "El bolsillo lleno y el corazón vacío”. De un sorbo bebí el líquido elemento y de la esquina me despedí.
Nicolás
D. León Cadenillas.
Lima,
2014.
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