EL NEGOCIAZO AUTOCAT de NDLeón.
“Yo
acá en el barrio no hablo con nadies, estos muertos de hambre me tienen
envidia, cojudazos.”
El
Marqués de las Yuquitas.
Así es, nadie sabe nada, nadie
pregunta nada, nadie tiene que saber qué hacen con su bendito tiempo de ocio o
laboral. ¿En qué trabajas, con quién duermes, cuánto ganas? Esa respuesta es un
secreto infernal. En el Condado Palermitano desde que las criaturitas nacen les
enseñan no preguntar. – ¿Mamá, que has cocina’o? ¡Cállate y come! – De niños
les aconsejan no preguntar nada porque pueden traer un malestar, el susodicho que
quiera contar su historia que la cuente, la víctima solo debe saber escuchar.
Ese es el lema principal. Y así ha sido siempre desde que se inauguró la
esquina principal. Se sabe que uno o que otro vecino modestamente viaja a su
terruño de cuando en vez; otros viajan al extranjero con fluidez; y algunos por falta de padrino viajan a su río
como fatal destino.
Eran las dos de la tarde, el
barrio adormitado, uno que otro parado en su esquina y solo uno usando el poste
como letrina.
-
¿Oe Gitan está tu dorima?
-
¿Cúal de ellos? Je je je…
-
Ya péee jugadora no jodas no te pases pe, me voy a poner celoso conshasúuu…
-
Oye Chato de mierda tú no te me hagas el cojudo lengua suelta basura… que
mierda has habla’o que tu suegra el otro día me ha zampa’o un cachetadón güevón…
gracias a mi Guadalupita que nadie se ha entere’a…
-Ya,
córtala, apágate. ¡Putama’re hay zapatos! ¡Loca’e mierda!
-¿Qué
quieres cachudo?
-¿El
papá de tu hijo está?
-Has
llega’o graciosito baboso… papá de mi hijo… el amor de mi vida es otro,
grandote y cumplidor ja ja ja ja… para que te lo sepas el Cabezón Marqués, ese
bueno para nada, está haciendo la siesta y no le gusta que lo molesten cuando descansa…
carijo… huevea todo el día y hace siesta qué concha, y cuando monta se duerme
ji ji ji ji
-
Pssss oe… tengo… una… merca de bajada… pssshhs
-
Danielito cojudo… hubieras empeza’o poráaii.
Toca el timbre tres veces… ¡Páaara! ¡Hijiiito despieta a tu papá! ¡Qué
baje rápido!
-
Gitan, cuándo pé, llámame cuando quieras pa’entrar en calor… al toque te pongo
al día…
El
carismático Danny Daniel alias El Chato Pela’o, personaje siniestro sin oficio
conocido, ex mercenario de las fuerzas paramilitares, le dieron de baja por
vender armas y pertrechos al enemigo, y por comerse el rancho especial de un
oficial; chofer y chaleco según la ocasión y situación que lo amerite. Intimo compadre
del patrón asesino Satanás.
-Cuña’o,
puta cuña’o, hablando de malas lenguas y apareces tú. ¿Qué hay Chato? Llegó a
mis oídos un tintilín.
-Oe,
Cerebro, mira, tengo unos repuestos que han salido de remate, de la aduana del
Llauca, están calentitos. Corretéalo, ya tú sabes como es.
-¿Pa’mí,
cuánto?
-¡Treinta
por ciento! Ni má’ni meno. Igual’pe güevón.
-Pasa.
¿Quieres tomarte un trago?
-No
puedo, estoy de pasache.
-Gitan,
cuenta la merca, inventario por favor. Acá somos profesionales… ja ja ja ja
Chato güevón, por fin la hiciste, no te preocupes vamos hacer el negociazo del
año, yo tengo los compra, sigue así esto es nuestra mina…
-¿Oe
Cabezón no me vayas a cagar, ah?
-¿Danielito,
cuándo te he caga’o?
-No
digas mi nombre güevón. Cabezón de mierda…
-
Sale la primera venta y nos vamos a veranear a Panamá y de regreso nos traemos
contrabando, tengo un Comanche que es mi ángel de la guarda.
-Oe,
chitón boca, no comentes nada de nada. No me has visto. No me conoces. Yo soy
fuga.
-Tranquilo
yo acá en el barrio no me hablo con nadies, todos estos muertos de hambre me
tienen envidia, cojudazos. No te preocupes Chatito, la hacemos- se ufanó sacando
pecho el marquesazo urbano.
Las
paredes escucharon. Más, por temor, callaron. En el Condado Palermitano al
Marqués de las Yuquitas nadie le tenía envidia, él solito se la creía; su
mujercita, dama ingenua, correcta, decente y honrada le cuidaba las espaldas,
chalequeando y vigilando las inapropiadas miradas de las vecinas de la peluquería,
del mercado y pollería. Ella también se aseguraba cobrando su tanto por ciento
y entre los dos salía un suculento botín para el festín.
-Tú
sabes que yo tengo mi plata, no necesito de nadies, y viajo con mi plata cuando
se me da la reverenda gana.
-
Me voy. Chao. Ten cuida’o.
Las
primeras ventas salieron con ganancia. Gran reparto, whisky y alegría para las
narices frías. Planearon mejor estrategia y marketing, y ampliaron vertiginosamente
el stock.
-Recién
vas a ganar plata papá. Déjame a mí, esa es mi habilidá’pé. No te preocupes sí
quieren factura yo les doy factura ¿Boleta? También hay, recibo electrónico,
honorarios, todo hay… Chato con esto sales de tu callejón y te compro un chalet
en Las Casuarinas. Te vas a caer de espaldas güevón… yo agarro clientes de
barrios fichos… no vienen pa’cá, delivery es la voz, yo voy, entrego la merca y
zafo. Tengo mi ruta… con este negociazo alitas de mariposa compa’re. ¡Ganaremos
un huevo de plata Pelao… qué rico… paz, amor, música, playa, coquita, whisky… se
me hace agua la boca!
El
cerebral Cabezón buscó un mejor postor, repartió su tarjeta de Vendedor A1 en
zonas céntricas del comercio automotor. Con paciencia de Job esperó. Timbró el
celular, cotejó el número que empezaba con 01. No estaba registrado en sus
contactos. De todos modos, contestó. Le propusieron la compra de todo el lote “en exclusividad”, anotó la dirección
postal y nuevo número de un celular. Fijaron la hora de entrega. Fríamente Cerebro
dio seguridad como buen malandrín urbano recalcando que su palabra es la ley. Cargó
como loquito medio auto, se le cansaron los caballos, pidió ayuda a un morocho
que estaba de pasada.
-Cumpa,
una manito y te ganas alguito.
-¿Qué
chucha es? ¿No es choreo, no?
-Nancy
ni bertha, yo trabajo por la legal. Mira las guías, mira las facturas. Mira el
RUC. Mira jugador, sapazo de mierda.
-Puta’ta
pesada la cajita.
-
Ayuda no más después te invito un sevichón, tengo un huarique… que es la
muerte, ya no ya.
-Oe,
que ayude tu ñori también pé.
-Ella
está contando la merca.
A
media voz, de cantina en cantina, de esquina a esquina, el cuchicheo gansteril
mafioso era cada día más peor. Chorreaban el chisme.
-El
Marqués anda grueso… ¿De dónde? Muchos viajecitos con el Pato de San Fernando.
Ese Pato siempre anda volando y no invita.
-Ese
es su problema… por si acaso yo no quiero problemas. Cuando llueve, llueve para
todos. Todos se mojan. No jodan.
La
venta en exclusividad era respetablemente grande… el cielo se nublaba conforme
se llenaba el auto con la mercadería. Lo que nadie sabía, nadie se la olía que,
una de las tarjetas del vendedor estrella había caído en manos del Zar
monopolista dueño de la tienda mayor de repuestos en El Cercado del Condado. El
Zar citó al vendedor para que muestre el producto. Impecablemente el Marqués
llevó el producto, el Zar chequeo la mercancía. Con la mirada aprobó. Respondió
que hablaría con la Gerencia, que espere un par de días y él lo llamaría.
Nuevamente el cerebral vendedor dejó otra Tarjeta. Luego se dijeron, adiós.
El
Zar había reconocido su mercadería. A pesar que Cerebro le había cambiado el
logo en la nueva caja de presentación “CATerPERA Inc. Company”. El Zar minuciosamente inventarió, arqueó, auditorió su
almacén principal y tilín tilín saltó la chía. La sucursal profanada era la más
controlada y se voceada que era mejor resguardada. -¿Cómo miércoles fue está
mermelada?- Se preguntó es Zar Miró Quezada. Después de cavilar serenamente.
Llamó al cerebral Vendedor. Le pidió todo el lote en exclusividad. Por MSM
envió la dirección postal del depósito –Carretera Central Km 20. Voltear a la
derecha en la esquina del Hotel Apolo - Av. Pool Marchend con la Av. Eduard
Rosell al costado de La Comisaria PNP-. Cerebro inmediatamente devolvió la
llamada, solicitó que el pago sea en verdes USA – 50 mil en billetes de 100; 30
mil en billetes de 50; el resto en billetes variados de 20 y 10-. Después de
una hora y media de viaje el Cabezón llego a su destinatario, abrió la puerta
posterior y bajó la primera caja, el Zar lo esperó risueño con un file de
papeles y una mochila color pavo celestón. El Cabezón entregó la primera caja
al Zar, el comprador recibió complacido la caja y dio un grito de atención. Los
pajaritos se sobresaltaron, el gato huyó, los perros despavoridos ladraron. El
cielo gris se nubló. Le cayó la noche al reducidor ampliamente conocido como
Cerebro El Cabezón; en segundos fue rodeado por el chupetero, el heladero, el
canillita, el lustrabotas, la marimbera, la prostituta y la puta que lo parió.
Todos miembros efectivos de la policía desplegados en el más grande megaoperativo
contra el más grande estafador, embaucador, reducidor y mal amigo traicionero hablador.
La PNP en segundos y sin ningún disparo capturó al delincuente y dio un duro
golpe a la red del robo sistemático computarizado.
-¡Jefecito yo no soy dueño de la merca!
-¡Jefecito yo no soy dueño de la merca!
-¡No te
muevas mierda!
-A mí me
la dieron pa’guardarla… por diosito yo no sé ná’a…
-¡Cierra
el hocico ladrón de mierda!
-¡Jeeefe,
yo no soy el dueño… el Chato Pela’o Danny Daniel es el dueño, se lo juro jefe el
Chato Pela’o es el dueño... jefeeecito… yo no sé ná’a!
-¡Mieeerda!
¡Cierra el hocico basura de mierda! ¡Soplonazo también eres! ¡Jejejeje estás que
te orinas mariquita de mierda!
Enmarrocado
y con chaleco policial al Cabezón lo metieron a la sombría celda escalofría. Le
permitieron un par de llamadas, llamó a sus abogadas, a su familia legal. Estas
fueron apresuradas para arrancharlo del Poder Judicial. Tenía veinte y cuatro
horas de plazo para arreglar, si no arreglaba se iba de frente para su río.
Mientras
tanto Gitan, la compinche y fiel esposa, llamó y llamó al Chato Danny. Danny Daniel
(a) El Chato se hacia el desentendido por los cuatro costados, con él no era.
Se negó tres veces y muchas veces más. Danny Daniel pensaba que lo estaban
sembrando, grabando, echando.
-¡Oye
Chato de mierda contesta carajo no te hagas el cojudo hijodeputa
conchadetumaaaaadre! ¡Contesta!
-¡Puedes
dejar tu mensaje en la casilla de voz!
-¡Imbéeecil!
¡Yo sé que eres tú! ¡Maricón cobarde pela’o mieeeerrda!
-¡Esto
es una grabación… después del tono deje su mensaje!
-¡Basura,
drogadicto de mierda! ¡Yo sé que eres tú! ¡Cobarde basura contesta!
El
Chato Danny Daniel, incólume, no se daba por aludido. Con carita feliz –al otro
lado de la línea- hacía la finta como si conversara con unas de sus trampas.
Chorrearon
el chisme que los repuestos automotores para autos Fórmula 1 valía su peso en
oro. El estricto Mayor Comisario conocedor de precios y experto arreglador, le
preguntó al reo.
-¿Cómo
es?
-Jefe,
solo hemos junta’o veinte mil cocos…
-¡Cuarenta
mil o nada!- el marcial oficial era de pocas palabras.
Cerebro
pidió su celular –celular con cuenta atrasada que este sinvergüenza nunca
pagaba- marco de memoria uno de los números de su archienemigo de los
balnearios del norte grande.
-Compadre,
estoy en un lío, ayúdeme. Necesito un ripio pa’librarla. Toy caga’o…
-Ya
estoy entera’o… ¿Cuánto?
-Veinte
mil verdes… solamente presta’o…
Silencio
y clic. El Padrino cortó la llamada y automáticamente cambió y desechó el chip
y para mayor seguridad cambió el celular.
La
Gitana por su lado también llamó al Padrino y habló escueta y sobriamente.
Pidió perdón y clemencia, compasión y piedad, pidió ayuda humanitaria y
monetaria.
-Padrino,
ayúdalo, ayúdanos, se va’pa su río. Por favor ayúdanos y yo seré tu esclava por
los siglos de los siglos, amén. Lavaré tus finas ropas de marca; te cocinaré
tus exquisiteces; prepararé tus cócteles como te gustan; por favor pídeme lo
que quieras y tu deseo será cumplido… pero ahorita ayúdanos para que este
güevón no se coma un canón. No nos abandones ¡Ayúdanos por favoooor! En tus
manos esta nuestra reputación, nuestro destino, que van a decir los vecinos.
Después
de larguísimos cinco minutos de espera, del cielo llegó un mensajero alado,
alas blancas inmaculadas, majestuoso, chinchoso híbrido y vozarrón. Era el
enviado del Padrino. El chistoso Pat'tricio Sardosky trayendo un morral crema con el
saldo para la arreglada.
En
el barrio nadie sabe cómo arregló, como cruzó nuevamente La Frontera. Como se
deslizó por la pradera. Desde la esquina lo vieron en la peluquería de al lado
pintándose el plateado cabello de dorado y los bigotes de marrón acholado.
Sus
amigos de faena y diversión fueron los primeros en chismear su situación y
avisar a la población que en los diarios chichas había un notición.
“Capturan
jefe de mafia liderada por terrible hampón estafador (a) “Cerebro Cabezón”.
-Es
una raya más al tigre. Si el carro también se lo tiró.
-Revendió
repuestos a Yanacocha. Salió gruesazo y no invitó.
-Dicen
que los celulares que utilizaba ni siquiera los pagaba.
-¿Pero
cómo ha hecho para estar libre de la noche a la mañana?
-
Tiene dos abogadas que lo asesoran.
-¡No
hagan leña del árbol caído!
-¿Cuántos
días estuvo precioso?
-No
interesa, ya la libró, arregló, no jodan…
-¡Chucha’taba
forra’o!
-¿Y
su ñori estaba en la güevadita?
-¡Clarinete, ella sabía todito el
pase, se hace la cojinova!
Los astutos sinvergüenzas creen
que nadie sabe nada, que nadie está enterado, nadie habla nada, todo el
barrunto es un silencio sepulcral, a lo lejos se escucha la marcha del Señor de
los Milagros, el pueblo manto morado se persigna, reza… pero esta crónica de
repuestos y hurto agravado es bocado de todo el Palermitano Condado.
Nicolás
Daniel León Cadenillas.
Piedras
Gordas, octubre, 2016.
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