Por un
par de móviles. NDLeón.
Con
cariño para El Pato HDP.
Todo el
barrio estaba en la esquina palermitana, bebiendo agua, aguardiente, tecito
caliente, emoliente; todos miraban absortos la pantalla del televisor, miraban
y comentaban las estupideces que hablaba el deportivo narrador. Está demás
decir que el fútbol se mira con pasión. -No hay que perder las esperanzas-
decía una y otra vez el hincha que vende rodajas de sandía. Nuestra selección
había jugado bonito el primer tiempo, los delanteros defendieron su valla con
pundonor, los volantes la rifaban a discreción, los defensas se desconcentraban
con pelota a ras del suelo, el arquero se batía como podía. Un pasesito para
adelante, un toque para el costado, una parada de pechito, un taquito, pase de
cabeza, un doble ritmo. Qué bonito que juega Perú. Segundo tiempo, pases al
vacío, callejón, filigranas y paredes, una huachita, Perú guapeaba, jugaba como
nunca, jugaba lindo. Faltaba cinco minutos para que se acabe el partido –Las
esperanzas es lo último que se pierde- gritó nuevamente el mismo hincha de la roja
sandía.
-¿Quién
está ganando?- preguntó un hijito de papá.
-Ellos.
Dos a cero. Per’tamos jugando de igual igual.
-Los muchachos
le están poniendo cojones. ¡Arriba Perú Carajo!
Terminó
el partido, se formaron grupos, unos se quedaron en la esquina, otros se
agruparon en el boulevard; el trío de narices frías estacionaron su auto rojo
color perdición junto a la vidriería para mirarse la ñata de cuando en cuando
mientras que durase el día.
Es gracioso. En el barrio todo se festeja de igual
forma. Gane, pierda o empate la selección nacional, la gente repite su jarana de
cada semana. No hay lágrimas, no hay sonrisas, no hay desencanto. No hay vivas,
ni hurras, ni lamentos.
-¡Salud, carajo!- se escuchó a lo lejos un
gritó eufórico de un angustiado chiflado.
Al
boulevard llegó un nuevo grupo de conocidos peloteros máster. Christós Gazú, el brother;
José Salomón, el sableado; Manolito,
el guardapalos; Pedro Luis, el taxista; Edward
Vitorio, el padrino; Víctor Hugo, el agrónomo; Luis Eduardo, el callahuino.
Compraron un botellón de emoliente, varios panes con huevo y comentaron el
juego.
Automovil Color Rojo Perdición Toyota Corona |
Pasó media hora, todo oscureció en el boulevard; los jardines, los arbolitos, las
veredas. Los buses lanzaban de rato en rato ráfagas de luz artificial. Manolito,
el guardapalos, se despidió, caminó hacia la acera de enfrente. El auto color
rojo perdición aceleró, se detuvo en seco, retrocedió contra el
tráfico con alevosía y ventaja directamente contra Manolito, el
guardapalos dio un salto felino acrobático para atrás, el auto rojo derrapó en la veredita, el conductor y los tiesos
acompañantes se rieron a carcajadas a pesar de su mudes, los zopencos bajaron los vidrios del auto rojo, apretando los
dientes férreamente con muecas indescriptibles gritaron groserías, amenazas,
insultos, mentadas de madre. -¡Porquería de mierda!- fue lo último que se
escuchó a los indeseables. Los narices frías HDP se mordían las rodillas, se quedaron mudos y sin gracia. Por la
contraluz de los microbuses se distinguieron unas raras siluetas en forma de
pera, de pato y de alcornoque. El cobarde conductor duramente aceleró el impagado
auto rojo perdición, salieron quemando llantas, huyendo del escenario hacia la conflictiva
frontera sur.
Christós Gazú, preguntó - ¿Ustedes conocen a esos gitanos? -Edward Vitorio, el padrino, contestó -Yo no los
conozco, ni los quiero conocer-. ¿Y tú, José Salomón?- Sólo a uno, al
que estaba en la caña, él fue quien me estafó y se quedó con mi junta de siete
mil soles oro-. Manolito, el guardapalos, piadosamente contestó: - Yo los
conozco, sobre todo al que está en el timón, al conchadesuuumaadre ese le di de beber y de comer… es un traidor… es el Judas Marqués Teléfonico alias el marquezazo…
le di de comer y propinas también… y me mordió la mano el HDP. Le presté dos
celulares, me embromó, me embaucó y hasta el momento no me paga... ahora que le
cobro lo que me debe y le pido que me devuelva los celulares... habla mal de mí
y por poquito me atropella. -Cálmate, la ira no conduce a nada bueno, abrevia
tus adjetivos, CDM es suficiente- Lo siento Gazú pero yo miento la madre a la
antigua, ese calabazón de mierda se lo merece. Christós
Gazú, al miserable ese yo le di de tragar en tappers de a kilos, no me devolvió
ni siquiera los tappers, mucho menos las gracias… y tiene la conciencia de
gritar: Porquería. Porquería es él que para amenazando, estafando, insultando a
la gente decente, noche y día.
-No digas
tragar- corrigió Christian Gazú.
-Es que tú
no los has visto comiendo cuando no le cuesta un medio. ¡Traga como chancho el miserable! ¡Mueran los corruptos!
-No
llenes de ira tu corazón. Nunca discutas con ese idiota pues te bajará a su
nivel y allí te ganará por experiencia- corrigió el brother.
- El tiempo no cambia a las personas...
las desenmascara- agregó, Víctor Hugo, el agrónomo
del Santa.
Pedro Luis el taxista y Luis Eduardo el callahuino, opinaron
al unísono: - Christian Gazú, esos señores del auto rojo son unos grandes sinvergüenzas, mentirosos, estafadores, timadores, cachudos, convenidos, difamadores,
choros, corruptos, vendidos, amarillos, aprovechados, cara duras, falsos, peseteros,
arrastrados, maricones, saqueadores, oportunistas, embaucadores, tramposos, carroñeros;
ni los muertos se les escapan, cargan con todo lo que está a su alcance. Dios
los cría y ellos se juntan. Hijos de la gran puta. En conclusión te repetimos: El
que no paga una deuda a un amigo... dos cosas... nunca fue su amigo o nunca
valoró su amistad.
-No nos
hagamos problemas, nosotros somos guiados
en Espíritu Santo por la gracia de la Santísima Virgen de Guadalupe.
-Amén.
Y el
grupo de máster siguió hablando en paz del fútbol moderno, de los robos, de los
otorongos, corrupción de la FIFA, del desastroso gobierno central, del alcalde
de Lima Metropolitana, de la escasez de gas doméstico y de lo caro que está.
De las falsas promesas electoreras. Hablaron de los muchos lamentables titulares
de los diarios chichas y de muchos tristes temas más.
Glosario:
HDP :
Hijo de la Patria.
CDM : Clú Deportivo Maracas.
Nicolás
D. León Cadenillas.
Lima,
Junio, 2015.
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