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Cántico por una buena acción. NDLeón.

CÁNTICO POR UNA BUENA ACCIÓN. NDLeón.
Con estima especial para el último Boy Scout Palermitano:
Lic. Pat'tricio Sardosky della Ángelus.

"Siempre mi promesa he de cumplir, honor, lealtad y pureza, hasta morir."
Cantoral Scout.

Juntos después de cuchumil almanaques, parecía que el tiempo se había detenido, que fue ayer. Sentimos una atmósfera de paz espiritual, de confianza y amabilidad como si los años no habrían pasado. Murmuramos si el encuentro fue de casualidad o sorpresa del destino. En mi condición de discípulo de Dionisio puedo decir que el Oráculo de Delfos marcó el designio. En la misma esquina de la pulpería de La Oficina nos encontrábamos la mayoría de los Lobatos Boys Scouts como hace cuarenta años lo hicimos antes de partir a nuestra recordada excursión hacia las desérticas playas del Sur. Donde acampamos, caminamos y nadamos. En Asia, Mala y Cañete gozamos de ricas experiencias infantiles que nos alegra la vida cuando las recordamos.

En ese entonces cada uno de nosotros tenía su sobrenombre de cariño que servía para diferenciarnos, pues había varios Luises, Juanes, Albertos, Josés. etc. Como no recordar a: Tawa, al Loco Mané, a Lalo, Muela, Pachín, Gazú, Olluco, al Marqués de Caracolillos, a Pocho, Topo Gigio, al Rata, al Pato, Puppi, Juanacha, Sambi, Riqui, a la Peluchín, Buribán, al Chavo, Pezuña, Vitorugo, Chuburra, al Mudo, Mono, al Ciego, Pollo, Rolo; una lista sin fin de grandes amigos de la chiquititud.

Boy Scouts - La Flor de Lis .
LEALTAD, PUREZA y ABNEGACIÓN

En pleno concordia de abrazos, saludos; el palmípedo Merengue con su vocecita de cachinero tenor, preguntó:

-¿Se acuerdan cuando se salió el mar y se levantó todo? ¡Carajo, tuvimos que meternos al agua para rescatar nuestras cosas! Ja ja ja ja ja... que buena- todos opinaron al momento, gran alboroto. Nuevamente el Merengue con más ánimo, deletreó -¿Se acuerdan cuando Benigno Pío cataneó a Luigi Brutus?- todos se carcajearon -¿Quién no se va acordar? Todos nos acordamos- gritaron. Algunas parejas de los scouts pidieron que se contara la catana. El Merengue tomo la palabra, se posesionó en el centro de La Oficina y narró:

-"Con el oído oiréis y con la razón entenderéis"... La anécdota sucedió en Asia, playa elegida por los jefes de las patrullas victorianos. Cuatro días, Semana Santa, por el Sur. Igualito que ahora, feriado largo, jueves, viernes, sábado y Domingo de Resurrección, fiesta y vacilón. Espero ser breve, la historia tiene tres protagonistas:

El primero... El Rata, niño ejemplar con principios de moral y buena educación, respetuoso de la Santísima Virgen de Guadalupe y piadoso obediente de los Diez Mandamientos. Ratita era uno de los menores, delgadito y siempre alegre, amable, servicial, bondadoso; se diferenciaba del resto porque todos éramos normales. Los otros dos, se decían: El Llanero Solitario y Tonto. Pero eran exactamente la caricatura de Pinky y Cerebro. Para contar el cuento y no tener problemas con la policía a Pinky lo llamaremos "El Pato Cremón" y a Cerebro lo llamaremos "El Cerebro Huevón". No decimos los apellidos para evitar un juicio apañado o arreglado.

El segundo... El Pato Cremón era un niño estudioso, rosadito, aplicadito; hijo modelo y alumno sobresaliente. Su amiguito, el tercer protagonista... el Cerebro Huevón, era todo lo contrario; era el más manganzón del grupo, malero, mentirozón, cara de palo, hipócrita, conchudo y bien aprovechador.

En el segundo día, en la formación para el rancho de mediodía, mientras las guías, las akelas, servían las comidas y bebidas. Cerebro con ínfulas de mandamás tuvo una ideota, su compinche el Pato Cremón se maravilló, saltó de alegría y se puso loco de contento por el ideón. A los demás niños exploradores la idea les llegó a los huérfanos. Cerebro sin autorización trató de dirigir al Grupo Lobatos, todos pusieron mala cara pero nadie dijo nada. Cerebro perdió la razón y guapeó a regañadientes, soltó groserías. El más petiso pero disciplinado “Siempre Listo” le manifestó su desagrado: -Tú no eres jefe de nada- Cerebro perdió la cordura, gritó, habló lisuras, insultó. El Rata con su vocecita de niño bueno, increpó: -Yo no hablo malas palabras. Espero que venga el jefe para decirle las groserías que has hablado-. Cerebro le puso cara de malo. Ratita ni se inmutó, muy educadito pidió permiso para retirarse. Cuando el Rata volteó, Cerebro lo atacó por la espalda con rabia desmedida, Ratita gimió, avanzó varios pasitos y giró. Cerebro cobardemente le aplicó un golpe; el Rata retrocedió dos pasitos más, esquivó varios golpes de derecha izquierda... toreó la segunda y tercera embestida de la bestia embrutecida hasta que respondió –todos nos quedamos boquiabiertos, el Rata se cuadró- y a pura finta lo neutralizó, lo bailó a su alrededor. El Ratita sabía pelear con técnica, elegancia y picardía, respondió cada golpe con tesón, conectó un recto de izquierda, un gancho. Cerebro gritó una grosería, Ratita le rompió la guardia y le conectó un derechazo en el hocico por bravucón. Cerebro soltó un lastimero ayayay y se puso colorado cuando escuchó las sonrisas de todos los niños de la Patrulla Los Tigres Scouts. El Pato, su amigo leal, estaba mudo, para él era una tortura ver como su amigo recibía catana. Por abusivo le tocó hacer tremendo papelón el Cerebro cabezón.

Cerebro, viéndose perdido de muy mala fe cogió arena arrojándola en el rostro de su contrincante; la arena le cayó en los ojos al estilista peleador; por un instante el Rata perdió la visibilidad; retrocedió con movimientos zigzagueantes, se concentró, respiró profundo, sintió el fétido olor de las pezuñentas zapatillas de su malero contendor; el Ratita inteligentemente abrió los brazos como aspas de molino para protegerse del indigno peleador. El tramposo trató de dar un golpe de puño, una patada, un cabezazo... en cada golpe se iba en caldo, no acertaba nada, idiotizado de ira embistió como bestia enfurecida, lanzó golpes a granel pero ninguno llegó a su destino. El Rata con destreza y elegancia esquivó por varios minutos todos los malévolos golpes. 

Los chibolos sonreían de alegría, por fin alguien le paraba el macho al abusivo pérfido pegalón. -Encontró la horma de su zapato, por güevón- se carcajeó un niño en completo ataque de risa contagiando a los demás Lobatos.

LEALTAD, PUREZA y ABNEGACIÓN

El Rata, boxer de sana convicción con puños certeros tenía en jaque al manganzón. Como gallitos de pelea giraban como manecillas de reloj en el círculo humano formado en la arena sin sombra pero con bastante sol. Cerebro trató de pesar al Rata, Ratita se tiró de espaldas, se dio un volatín acrobático y con el mismo impulso golpeó fuerte el pecho del cabezón y con una asombrosa técnica victoriana innata, cayó parado como gato aleonado. Cerebro se quedó aturdido, idiotizado, descerebrado, sin aire, bajó los brazos, y muy achantado, musitó: -¡Basta!-. El Rata con humildad con la frente en alto, le respondió: -¡No! Un round más. Tu iniciaste este juego, se acaba cuando yo diga o cuando el Pato tire la toalla... y seguimos siendo amigos- los púgiles se cuadraron de nuevo, el Rata avanzó dos pasitos, Cerebro retrocedió dos pasos. Ratita dio un pasito adelante, Cerebro dio un pasote atrás. El Pato rogó, haciéndose la señal de la cruz se dirigió al Rata. -Ratita, amiguito, por favor, ya acaba esta crucifixión, basta pé. Respeta la Sacra Semana Santa, no le peques más, ten piedá tás dejando mal a mi causita, así no es pé- rogó el Patito Cremón. Cerebro dio el manotazo de ahogado con rabia, bilis y caca en la cabezota. El Rata esquivó nuevamente el golpe y devolvió el vuelto con combinaciones de dos o tres golpes rectos; cruzados, directos, ganchos y crochet; golpes al hígado, un patadón a los huevos y remató el pleito con un suave cachetadón. Cerebro, trastabilló, miró a su incondicional Pato y cobarde se arrodilló.

El Pato con lágrimas en los ojos se comía las plumas con uñas y todo. Moqueaba, renegaba, sufría en sangre propia la gran paliza que recibía su ídolo de barro. Para el Pato fue una experiencia cruel, mucho peor que la flagelación de los cuarenta latigazos que recibió Nuestro Señor Gesù en la película "La Pasión de Cristo" de Mel Gibson Association. 

El Rata, peso pluma, casi un delicado alfeñique, había hecho justicia en nombre de todos los humillados. Cerebro, peso plomo, mordió el polvo de la derrota.

Cucarda - Boy Scout - Flor de Lis.
SIEMPRE LISTO

-¿Abusivo eras, no? ¿Cómo te quedó el ojo? ¡Cabezón cobarde!- gritó enérgicamente el Mudo.
-¡Vamos, pe...entra... amenaza!- dijeron los niños Lobatos que antes habían sido golpeados por el abusivo Cerebro, el tristemente célebre matón.

Se escuchó un cántico Scout: - “Con nuestras manos enlazadas en torno al calor / formemos un círculo de amor // Todos somos amigos de todos / tenemos el deber de hacer el bien / Pero este malo, vengativo y traidor / esperamos que haya aprendido la lección.”

-¡Esto se acabó!- Gritó, Ratita, con su vocecita aflautada, se acercó para estrecharle la mano al Cabezón perdedor y a su aliado el Pato Cremón. El Patito ayudó a levantarse al Judas Cerebrón, este de pie reaccionó como siempre, jaló del brazo a su Pato, cruzó el círculo humano, completamente humillado, aniquilado, y se marchó. Los niños felices, no dijeron nada solo sonrieron y con sus inocentes sonrisas abrazaron al noble y leal Rata Corazón.

El defenestrado acomplejo como buen cobarde amenazó ásperamente a su incondicional Pato Cremón: -Oye huevón, ni se te ocurra contar la mechadera. Esto no existió. Te quedas callao. Cierra el pico, chitón el hocico, no cuentes a nadies nunca lo que pasó. Nadies tiene que saber... ya van a ver... los voy a joder uno por uno a esos güevobertos- el Pato movió la cabeza de arriba para abajo y subordinadamente, contestó: -Si, patrón.

Y esto es todo por hoy. Espero que lo hayan grabado. ¡Me ha dado una sezaza! ¡Pasa la botella!

-¡Bravo! ¡Qué buena historia! ¡Alguien la tiene que escribir profesionalmente para los anales históricos de la Patrulla Los Tigres LV 136, para los Lobatos, para los Boys Scouts Victorianos! Moraleja: ¡El bien siempre gana al mal!- Vitorugo Stone se comprometió hablar con el Escribidor- el grueso del público aplaudió la gran iniciativa, inmediatamente hicieron una chancha, el Merengue contó los billetes, escribió una esquela y entregó un sobre manila al honrado de Vitorugo para el Señor Escribidor.

Hasta el momento ya pasaron cuarenta años y Cerebro cumplió lo que prometió. En todo este tiempo se la pasó jodiendo a todos sus amigos scouts, a sus amiguitos del colegio y del barrio. Como en la gran plaga bíblica, Cerebro azotó el distrito victoriano y distritos cercanos; estafando, mintiendo, incumpliendo, traicionando, chismoseando, delatando, conspirando, etc.

"Señor, Dios Todopoderoso. Misericordioso y Omnipotente. Padre, Hijo y Espíritu Santo, has que el cabezón Cerebro hueco calabazón se saqué el premio mayor de la Lotería del Señor de los Milagros para que se mude a un barrio bastante lejano y no lo volvamos a ver, nunca, por siempre, jamás."

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLS
Lima, Abril, 2015.

1 comentario:

León Herrera, Diego dijo...

Este es uno de mis favoritos. La venganza del "malo" le da un toque especial. Sobre todo, porque se recuerda detalladamente la victoria, pero se niega de cierta forma la derrota. Estuvo divertido. Sigue así.