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Peregrinaciones febrerianas Pro-Salud

PEREGRINACIONES FEBRERIANAS PRO-SALUD
Para Elisabeth Ermel, por su fina, bonita y franca amistad.
Un viaje de aventura en quietud y silencios.
Yo aprendí que uno nace, crece, se reproduce y muere. Pero no todo es malo en esta ciencia ficción que llamamos vida, estoy consciente de ello, pero... Tayta Diosito es grande. Mientras tanto jugaré a los dados eternos.
De la noche a la mañana detecté un objeto no identificado -OBNI- en el cuello. Un primer chequeo médico; segundo y tercer chequeo con especialistas. No diagnosticaron el mal. Mi médico de cabecera me derivó a la Clínica Filder.
Die Filderklinik – Krebsvorsorge.
La Clínica Filder – Previsión de cáncer.


La Filderklinik de Baden-Wurtemberg es uno de los tres hospitales con orientación antroposofía en Alemania. El Hospital atiende pacientes hospitalizados y en forma ambulatoria. La primera fase principal de la construcción del Hospital fue diseñado por el arquitecto Christoph Klein y el artista Wilfried Ogilvie.
- ¡Qué sea lo que Dios quiera!- pensé-. ¡Pichón!- volví a pensar ipso facto.
Lunes 11
Puntualmente -10 de la mañana- me santigüé en la recepción de la Clínica Filder, me enviaron al Departamento Ambulatorio. Inmediatamente me sacaron muestras de sangre, me chequearon el corazón. Un enfermero me llevó a mi cuarto.
- No hay de que preocuparse. Cuatro días a lo mucho-. Me dijo.
El cuarto para dos personas. En la otra cama el paciente esperaba el certificado de alta. Nos presentamos y el colega se puso a hablar de su país, Hungría, y de sus treinta y más años maravillosos en Alemania.
- Me voy a casa. Ya la ciencia me ha desahuciado. Tengo cirrosis terminal, me dijeron que es consecuencia del abuso de alcohol. Yo nunca he tomado licor alguno. Bueno, ya pasó. Estoy repasando mi vida con tranquilidad. Adiós, suerte.
- Adiós-. Contesté.
Llegó las 7 de la noche. Una enfermera entró al cuarto, apagó las luces.
- Buenas noches-. Cerró la puerta.
Martes 12
Fue una noche sumamente tranquila, silenciosa y larga. Doce horas de quietud. 7 de la mañana entró la primera enfermera para el control de rutina. Todo normal. Me alcanzó una botella de agua de 1.5 litro.
- Tiene que tomar todo en menos de una hora.
- ¡Salud!
Tocaron la puerta a las 10 de la mañana. Llegó la hora de la Tomografía Computarizada, también denominada escáner (CT). Chequeo general en toda mi atlética humanidad. 
El Centro de Oncología Integrativa en la Filderklinik es otro mundo dentro de un mundo diferente, ofrece una medicina holística integral para las personas que sufren de cáncer.
Regreso al cuarto. Tengo un nuevo vecino de cama. Está ido, meditabundo, desmejorado, sumido en sus reflexiones. Me mira y no me ve.
En todo el Hospital se siente un aire puro lejos del nefasto electrosmog (no televisión, nada de laptop ni computadoras). Sólo periódicos, revistas y libros. La Clínica está ubicada en un hermoso lugar, con lindo paisajes a los alrededores, tranquilo, lejos del mundanal ruido.
Después de un montón de tiempo mi vecino de cuarto repara en mí. Nos saludamos.
- Hola, me llamo Nicolás León.
- Hola, yo soy Herbert. León ist Löwe?-. El amigo sonrió por primera vez.
- Si, Löwe es León.
Llegó la hora de la cena, 5 de la tarde, nos acomodamos en silencio en la mesita. Cada uno hizo su ritual personal en completo silencio. No rezamos de frente le metímos diente a las frutas. Silencio.
- ¿Cuánto tiempo llevas enfermo?-. Silencio.
- Desde septiembre... ¿y tú?- me preguntó.
- En noviembre sentí una bola en el cuello ahora tengo varias pelotitas y no saben si es maligno o benigno, bueno o malo, rojiblanco o blanquiazul, cangrejo o escorpión.
- No te preocupes esta Clínica es muy buena... yo sé lo que tengo-. Largo silencio nuevamente. Nos dedicamos a escoger la comida con la punta de los tenedores pensando en nuestros males.
- ¿Qué profesión tienes?-. Pregunté. Silencio.
- Soy cantante de opera... Tenor... -. Me contestó.
- Interesante. Eres un hombre de arte-. Silencio.
- ¿Y tú, qué profesión tienes?
- En mi país soy actor.
- Somos colegas-. Sonreímos. Silencio. Terminé mi taza de té y me serví otra taza pero esta vez de café.
- ¿De dónde eres?
- De Perú. De Lima-Perú.
- Cultura Inca de Yma Sumac.
- Ya, Yma Sumac, Juan Diego Florez, Luis Alva.
- Luigi Alva. Yo conocí a Luigi Alva. El vive en Italia. En la Scala de Milán con Rossini, con Verdi...
- Con el Barbero de Sevilla, con Aída...
Seguimos hablando sobre la cultura quechua, aymara, azteca, maya; del ballet de Cuba de Alicia Alonso; del Teatro Colón de Buenos Aires. Hablamos del folklore peruano, del folklore del norte argentino; del folklore cubano, boliviano, brasileño.
- Son pueblos que tienen el baile y el canto en la sangre-. Afirmó.
También hablamos de Berlín, del Berliner Ensemble, de la ópera de tres centavos, de Mackie Messer. Él habló del folklore ruso del Ballet Nacional del Cáucaso, Los Cosacos del Cáucaso. De la danza originaria de Ucrania, el Kazachok. Nuevamente hicimos un largo silencio.
- En el Perú ustedes tienen "Medizinmann?"
- Medizinmann?... ¿Chamán? ¡Chamanes! Si. Bastantes.
Miramos nuestros platos vacios. Nos miramos. Llegaron un par de enfermeras le suministraron pastillas, jarabes y otros medicamentos. Yo mientras tanto salí a dar varias vueltas por el piso. El doctor jefe de turno me comunicó que mi mal está localizado en un sólo lugar. - No hay de qué preocuparse. El tumor puede ser bueno o malo. Es curable-. Me confirmó con una sonrisa de oreja a oreja.
Miércoles 13
Después de 12 horas en el limbo. 7 de la mañana abrimos los ojitos, Herbert y yo.
- Buenos días. Tenemos que hacer de cada día un buen día.
- ¿Ahora, qué vas hacer?
- Me toca punción. La biopsia -le dije- nada de desayuno únicamente agüita.
Llegó el chequeo de rutina. Para mi sosiego en el pasadizo de la biblioteca rompí las reglas del Hospital, escuché radio por mi celular, un concierto de J.S.Bach. Comencé a dar vueltas por todo el piso, por el cuarto; subí y bajé por todo el Hospital. Encontré abierto de par en par las puertas de terapia y rehabilitación con arte; miré los cuadros y los programas culturales de pintura, dibujo; música, coro, conciertos; cerámica, escultura, etc.
Una doctora con papeles en mano me encontró en uno de los corredores a las 4 de la tarde. Me comunicó que no hay necesidad de hacerme la punción, que mi tratamiento puede continuar con mi médico en Karlsruhe.
- Mañana se puede ir a su casa.
Nos tocó la hora de la cena. Después de cenar no sabía que hacer, di varias vueltas por el cuarto. Frente al gran ventanal me quedé mirando el paisaje pensativo, suspiré.
- Ayayay...
- "Ay ay ayayay... lloraba... ayay ay ay ay... cantaba... de pasión mortal... moría... Dicen que por las noches nomás se le iba en puro llorar. Cómo lloró por ella que hasta en su muerte la fue llamando. Cuentan que esa paloma no es otra cosa más que su alma... Cucurrucucúuu... paloma, cucurrucucúuu... no llores..."- cantó el tenor. Yo reí- "La cucaracha... la cucaracha...
- ... Ya no puede caminar / Porque le falta porque no tiene / La patita principal / La cucaracha, la cucaracha / Ya no puede caminar / Aunque le falta una pata / Nunca deja de bailar /..."-. Canté yo. Ese momento fue la última sonrisa que compartimos. Silencio general en todo el Hospital.
Jueves 14
Igual que todos los días, siete de la mañana nos visitó la enfermera. Yo estaba listo esperándola.
- Tenga- me dio una jeringa con mi nombre- vaya a Ambulatorio Oncológico necesitamos una muestra más de sangre.
- ¿Dónde espero los documentos de alta?
- Aquí.
Regresé después de media hora, se llevaban a mi colega de cuarto al quirófano, lo alcancé con la mirada y nos dimos el último adiosito agitando los dedos. Once y once de la mañana, me visitaron dos doctores y una enfermera, me dieron la última chequeada de despedida. Me entregaron las constancias, documentos, datos y un par de CéDés de las fotos del CT. Agradecí. Recogí mis enseres y me dirigí a la puerta principal. Salí de la nave espacial, me mezclé con los mortales con muchísima razón pues soy uno de ellos.
St. Vincentius-Kliniken gAG Karlsruhe
San Vicente Clínica gAG Karlsruhe


Mi doctor de cabecera como buen intermediario en esta oportunidad me designó el Hospital San Vicente de Karlsruhe. El martes 19 fui al chequeo ambulatorio, me atendió un doctor que conoció Cusco, Puno y Bolivia en viaje de aventura y extrema juventud. Me dio la mano para que me inscriban lo antes posible en la lista de espera del cronograma de internados y operaciones. Se fijó el día jueves.
- Sehr gut! Ahora todo lo que has respondido en alemán dímelo en spanisch.
- No tengo alergias, estoy bien de la sangre, me funciona bien el estomago, el hígado, no tengo problemas con mis demás organos vitales. No hay problema con la anestesia.
- Bravo. Mucho bueno. Nos vemos el jueves a las 8 de la mañana en punto. Tú no preocupar cáncer ser eliminado. Chao muchacho.
Dos días después, jueves 21, 8 de la mañana, me interné. Viernes a primera hora me operaron del tumor en los ganglios linfáticos (cuello). Siguió una serie de chequeos durante una semana, exámenes de sangre, orina, jugo gástrico, vista, etcétera, en las matinales mañanitas, mediodías, vespertinas tardes y noches nocturnas.
Los resultados demostraron que no tengo cáncer pero sí un mal dormido que recrudeció después de muchísimos años. Estoy cargando los estragos de una inquieta e indisciplinada juventud con nebulosas anochecidas, parrandas, amanecidas y perdidas. Ahora la dolencia será combatida con paciencia y cócteles de antibióticos por seis meses consecutivos.
Y como dijo el filósofo huancavelicano Arcostóteles: "Está bien, después de lo bailado a estas alturas del partido no nos queda otra. Total, ya la vivimos, vamos para el segundo tiempo y para los descuentos que también suman".
Gracias a la ciencia de Filderklinik, St. Vincentius-Kliniken, y la venia de Papalindo, sigo en la canchita de la vida para pichanguear un tercer tiempo suplementario.
Salí caminando a casita.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
BW. 2013.

Recordando recuerdos sobre la Mesa de Teatro de Lima. NDLeón.

RECORDANDO RECUERDOS SOBRE LA MESA DE TEATRO DE LIMA de NDLeón
BORRADOR PARA UNA CRÓNICA ANUNCIADA.
Gracias a una llamada telefónica, el camaleónico actorazo Carlos René Ravines SánchezTirado conocido por la guardia vieja como «Pocho Ravines» nos citó a una reunión de carácter estratégico para charlar sobre nuestro próximo viaje a Cajamarca y finiquitar las condiciones del contrato.
Llegamos puntuales a la reunión según nuestra puntualidad hora Cabana, solamente con media hora de retraso. Pedimos gaseosita y un trio de chelas negritas. Hablamos el tema de interés común luego llamamos por móvil al adjunto del señor Rogger Asto, director de la película «Atahualpa».  El adjunto de nombre Álvaro nos aseguró que de todas maneras viajamos el lunes 10 de febrero del presente a las cinco de la tarde por la Agencia GHBus de La Victoria.
Antes de despedirnos le expliqué a Pocho Ravines que me encontraba recolectando datos para escribir un homenaje a nuestro querido y recordado director teatral Vidal Luna, maestro que nos dirigió en la obra «Túpac Amaru» del dramaturgo argentino Osvaldo Dragún. Cuyo estreno fue en abril de 1974 en el Teatro Segura; con la platea, balcones y galería, requetellenas.
¿Pocho te puedo hacer una entrevista sobre tu experiencia con Vidal Luna?
¡Pregunta, lo que quieras!
Buenas tardes, amigos y amigos, señores y señores, acá frente al actor Pocho Ravines alias Carlos René Ravines...
Primeramente, un aclare cuñadito, esto va para todos ustedes... yo ya no soy Pocho... porque Pocho quiere decir opaco, deslucido y yo no soy ningún opaco ni deslucido, ahora soy René...
¡Cómo la rana René! jajajja
Soy René... gón ahora... así que cuidate, ón.
René Carlos, repito, estoy haciendo una crónica sobre nuestra gira con el Grupo Mesa de Teatro de Lima con la obra «Túpac Amaru»... ¿Qué sabes tú? Dame datos, fechas, has memoria de toda la gira, el pre-estreno, anécdotas, güevaditas, locuras. Qué Dios te ilumine. ¿Qué te acuerdas de la Mesa de Teatro?
«La Mesa de Teatro de Lima» . Hermano, ya me has iluminado con este bonito y hermoso recuerdo... recuerdo que tenía veintitantos añitos de edad. Vidal Luna Coraquillo, director y gran actor, encarnaba al Visitador Areche. Norka Moya hacía de Micaela Bastidas, excelente... Rolando Ortiz estaba impecable como Túpac Amaru... Pedro Alejandrino... como Bernabé Villavicencio. Juancito Rodríguez, Benito de la Matalinares...
—¿Cómo llegaste al grupo?
Gilberto Torres, QEPD y De Dios Goce, me llevó el libreto a mi casa, me dijoAcá hay un personaje para ti me dio la dirección de Vidal Luna, jirón Carhuaz 323, Breña. Junto al Colegio Rosa Santa María.
No sabía que Gilberto estuvo en esto. Buen actor y amigo. Interesante, sigue...
Me acuerdo que yo me iba a ensayar a una playa de Magdalena. Un día llegué bien tempranito, habían dos chicas, sólo éramos los tres en toda la playa. Me unté mi crema para el sol, mi bronceador hawaiian tropic, a los diez minutos me acerqué donde las chicas, mismo galán, soy actor, no. Les dije: Preciosuras, cuiden mis cositas por favor y para impresionarlas me metí al mar, las olas reventaban como cinco metros de altura. Zás, brazadas van, brazadas vienen. Pensé regreso y les saco plan a las hembritas al rato volteé, miré, estaba lejísimo, creo que había avanzado como un kilómetro, con las justas vi dos puntitos, eran ellas... me asusté, me entró la desesperación, me flaquearon las fuerzas, me hundí, seguí nadando contra la corriente, me hundí de nuevo, quise flotar como muertito, no pude, puta, me estaba ahogando, grité ¡Socooorroo!
¡El teatro peruano se hubiera salvado de una vez!
Un pata entró, me abrazo con sus brazos y me salvó... después me dijeron que había sido un albañil que trabajaba en la Municipalidad... me salvó... me dio respiración boca a boca... si no ahorita no estuviera contando esto, estaría muerto...
¿Y qué mierda tiene que ver esa anécdota con el teatro?
¡Es que ahí estudiaba el libreto, pé, ón! Deja contar, carajo. Me acuerdo que en uno de los últimos ensayos generales sin pausa, Vidal invitó a la crema y nata de los eruditos del teatro nacional. Gente de Histrión, Teatro de Arte; de la ENAD; del TUC; de San Marcos. Ernesto Ráez, opinó— Están muy bien, trabajen como grupo sin individualismos y llegaran muy lejos —. Eso nos motivó bastante. Al Obispo Juan Manuel Moscoso y Peralta lo hacia Wilder Delgado, después Miguel Lack, Guillermo Mieses. Cuando salimos de viaje con un apretadísimo cronograma llegamos a BarrancaParamonga, Huaral, Huacho, peinábamos pueblo por pueblo, ejemplo: Ancash. Santa, Chimbote, Moro, Huaylas, Yungay, Caraz, Carhuaz, Huaraz, Recuay, Manco, Sihuas, Monterrey y algunos otros lugares inhóspitos para nosotros... en bastantes oportunidades dormimos en ruta. En hotelitos. Hotel de Turistas. Armábamos y desarmábamos la escenografía, la iluminación, cargábamos la mesa que pesaba un güevo. Y proseguíamos el viaje a otro pueblo. Fue bonito trabajar por esos pueblitos, la gente nos recibía como autoridades.
Te acuerdas, trabajamos en cosos taurinos, plazas, placitas, plazuelas; parques, ramadas, al aire libre; coliseos, cines, iglesias, mercados, en bonitos teatros, teatros derruidos o abandonados. Colegios, universidades, institutos, haciendas, etc. De Lima hasta Tumbes, pueblo por pueblo, de Tumbes a la Provincia de El Oro, Ecuador. Machala, Zaruma, Piñas, Santa Rosa, Huaquillas. De almuerzo todos los días lo mismo: Frejoles con Cabrito. No había elección. Estábamos jodidos pero después nos acostumbramos. En un Cuartel Ecuatoriano Grupo de Artillería N° 1 Bolivar, Teatro Militar de Guabo dimos función, nos dieron una cena de gala en el comedor de los oficiales junto con los Coroneles y oficiales del alto mando. El General Jefe Gobernador de la Provincia pidió el libreto, lo leyó y nos contrató. El público principal, la tropa, los soldados. Nos aplaudieron hasta decir basta. Acá en Perú hacer teatro para las fuerzas militares o fuerzas auxiliares es impensable.
Exactamente... algunas veces dimos cuatro funciones diarias. Matinal, matinée, vermouth y noche. Bajo la lluvia; el sol y la luna; con luz eléctrica, velas y petromax. Terminábamos cansadísimos pero con la gran satisfacción y gran alegría de haber sudado...
¡La camiseta bicolor!
De haber sudado encarnando a los grandes personajes de la Historia del Perú. Me estaba olvidando: En el norte peruano y en Machala unos mosquitos atravesaban la ropa y nos picaban día y noche. ¡Qué ganas de joder!
Hay una anécdota de Pocho. Estábamos patas arriba en el campamento después de la función de noche, a Pochito se le ocurrió ir al baño, tú abrías la puerta y el baño era el matorral, tenías que meterte dentro de la chacra. Pocho cargaba su bacinica para arriba y para abajo, pero sólo era para hacer pichi, no caca. Pocho entró entre los cañaverales. Pasó un par de minutos, dio un grito de la jijuna y regresó con el poto rojo al aire. Los zancudos se habían banqueteado con el potito del blanquiñoso.


Programa IPASA - Cine Teatro Chincha. 1974.

En el grupo fuimos varios de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Rolando Ortiz, Norka Moya, Juanito Rodríguez y yo, Don Nicolás León... bueno, a mí me contrataron meses antes de egresar de la Escuela Nacional de Arte Dramático. El adjunto de Vidal Luna, nuestro querido Wilder Delgado del Grupo Histrión, había seguido mi trayectoria como alumno desde mi primera presentación hasta principios del tercer año. Me habló de la gira por el país, sueldo, viáticos, todo pagado, yo acepté sin titubeos. Al final fue como año y medio viajando por la costa y sierra. Yo pasé la prueba de fuego reemplazando a Humberto Cavero en «El Huancapetí está Negreando» de Áureo Sotelo. Pocho, tú no trabajaste ahí porque tu calidad interpretativa estaba todavía en pañales, estabas verde... después con tantos ensayos y aprendiendo de tu maestro Nicolasito, maduraste y...
¡Qué triste es tu vida, pena me das! Tengo la satisfacción y orgullo que en «Túpac Amaru» yo hice tres personajes. Si la obra duraba dos horas y cuarto, yo actuaba dos horas. Empezaba con el Corregidor Cabrera, un tipo todo arrugado, viejo, cobarde Perdón Excelencia por no haberme hecho anunciar pero mi dignidad pide venganza ¡Venganza! contra estos bárbaros. ¿Qué ha sucedido señor Corregidor? ¡Exijo venganza! ¡Qué lo agarren y lo corten en pedazos y que boten toda su carroña... ¡Corregidor Cabrera!. Vidal daba un golpe fuerte a la mesa, yo reaccionaba, eso le gustaba a Vidal, una vez me dijo que lo hacía muy bien, muy natural. ¡Corregidor Cabrera! Usted parece una señorita! Quiere comportarse como tal la cosa es que una vez que salía de ahí, embalado me cambiada, me transformaba en don Miguel Montiel y Surco, un acomodado criollo del Cuzco que apoyaba económicamente a Túpac Amaru. Montiel, joven guapo, delicado, yo me sentía un...
¿Travesti?
No tanto así, peeeé. ¡Un adonis! En la función del Colegio Guadalupe de la avenida Alfonso Ugarte, LimaPerú. Este personaje, Don Miguel, empezaba un poco amanerado con una caminada sofisticada de la época virreynal Señor Visitador...  de la platea me silbaron juiii juií me mandaron besitos volados, yo seguía normal Ilustrísima, me sorprendió mucho su llamado pero mucho más acaba de sorprenderme el disturbio que hay en la Plaza y que sea un sacerdote quien... Ese sacerdote me interrumpía el Obispo Moscoso está cumpliendo su misión... y esto que el otro. Oh, perdón, no lo sabía pero de cualquier manera no considero prudente exacerbar los ánimos de la población —. El Visitador Areche levantaba un libro prohibido de Montesquieu y me lo enseñaba, preguntaba ¿Don Miguel conoce este libro? O sea que el servicio de inteligencia de ese tiempo había allanado mi casa.
¿No era los Comentarios Reales de los Incas del Inca Garcilaso de la Vega?
Eran dos libros, uno de Montesquieu y otro de Garcilaso Lo he mandado llamar porque usted está manteniendo conversaciones secretas con Túpac Amaru —. Me ha mentido, todo lo que me ha dicho hasta ahora a sido pura mentira...—. Vidal levantaba la voz, yo recriminaba más fuerte, nos mirábamos fijamente...
¿Y se besaban salvajemente apasionados?
En ese momento sonaba un redoble de tambores. El pelotón de fusilamiento viene en su búsqueda señor Montiel —. En una función se me cayó una lágrima, pensé, joven me van a matar, dos lágrimas. Ah, don Miguel, toda su fortuna va a ir para la Corona de España cerraba mi puño como diciendo... concha, encima que me mata me jode con mi plata, me voy trapo, trapazo... salía del escenario, me sacaba el abrigo, corría al camarín, me cambiaba, me empapaba el cabello, todo bien prensa'o me hacía mi colita. Ponía una cara de mierda, me sentía un hijo de puta, un reverendo patán como los congresistas que tenemos ahora. Una vez...
¿Nombre del personaje?
Don Tadeo Diez de Medina, Juez del Tribunal... una vez, apagué todas las luces del camerino, esto fue en Trujillo, prendí un fósforo a la altura de mi cuello. ¡Carajo! ¡Me asusté, vi al demonio con ojos de fuego! Me asusté de mi propia cara. Aluciné... yo me concentraba y me decía: Yo no soy Carlos René Ravines Sán... 
-Para un ratito, en esos tiempos eras...¡Pocho Ravines! No jodas, ¡güevonazo!
Yo no soy Carlos René... soy el juez Tadeo Diez... un Juez desgraciado como los corruptos que tenemos actualmente en el Palacio de Justicia... ahora chao, me voy al Sindicato de Actores Intérpretes del Perú que me están esperando.
Terminamos en un cinco... ¿Dónde fue que te trancaron la puerta de tu camerino? ¿En Chiclayo o Cajamarca?
Ya, ese cojudazo fue Willy Mieses, mi primo, creo que fue en Trujillo... puta me cerró la puerta por joder... ¡Me jodió! Yo tenía que entrar con el personaje «el Corregidor Cabrera». Terminé de maquillarme, volteé y la puerta cerrada, toco despacito, toc, toc... escucho a Areche, toqué un poquito más fuerte, nada. Comencé a tocar más duro. Desesperadamente toqué y toqué, grité: ¡Abríd la puerta, abríd la puerta, puercos de mierda! Le metí un patadón a la puerta, me la tiré abajo, corrí en un espacio estrechísimo, di un salto como caballo desbocado encima de no sé quienes, qué bestia, le metí un empujón al sirviente del Visitador... y entré a escena como la gran puta... ¡Ja ja ja ja! ¡Qué buena historia! Ja, ja, ja Perdón Excelencia por no haberme hecho anunciar... —.
Los actores nos dimos cuenta que... no entraste por la puerta... si no por la pared, jajaja...
¡Nooo!
Yo te vi… yo era Don José Antonio del Valle y Torres, Mariscal de Campo del Ejército Realista...
Ja, ja, ja... ¿Cuántas anécdotas no, cuña'o?
Espero encontrar a los otros actores del elenco de la gira... para entrevistarlos. Si se puede hacer una reunión. Llevar flores a la tumba de los caídos, a Vidal Luna, a Wilder Delgado, averigua si hay otro.

Carlos René Ravines Sánchez-Tirado y Nicolás Daniel León Cadenillas.

Hoy día jueves, seis de febrero del 2014. en la cuadra quince de la avenida Brasil nos reunimos, Luis Gutiérrez, Mirko Suarez, Carlos René Ravines y Nicolás León. Próximos a viajar a la ciudad de Cajamarca. Dios mediante. Bendiciones. Queda con Dios.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2014.

La Maldición de Villanueva Menestrón. NDLeón.

La Maldición de Villanueva Menestrón. NDLeón
«Confiemos en la buena fe de los hombres y en la benevolencia de los reptiles» William Munny 
Caminando por los soleados callejones de la Rica Vicky me crucé con el nieto de uno de los más grandes y queridos fundadores del distrito de La Victoria, Don Mario Canuto Villanueva Branda. El nieto, Alexander Ricardo, ahora treintón, me reconoció en el acto. Me saludó y me dateó: —El domingo es cumpleaños de mi abuelo ¡Almuerzo! le voy a decir que te he ampayado y que te he invitáo… si no vas que te mande la maldición de los caballos. Tás advertido. —¡Si voy! —respondí. De la maldición algo me acordaba, comencé hacer memoria pero me quedé en ficha.
El señor Villanueva actualmente es la reencarnación victoriana de Matusalén. Sería un pecado no asistir a sus ochentaitantos almanaques. Con mi delicado estilo hipocritón pregunté a mis hermanos, quien iba, todos menos uno, por motivo de fuerza mayor no podían asistir. Hicimos una chancha para comprar el regalo a nombre de toda la familia. Una hora antes de mi partida, les comuniqué.
—A las once de la mañana parto, si quieren ir marcan tarjeta en la puerta de mi casa, no espero, once en punto.
Es bueno aclarar que el señor Villanueva, vecino notable del Distrito de La Victoria, en 1990 de un día para otro desapareció del barrio, se mudó, nos quedamos llenos de tristeza; cuando nos visitó, nos explicó. —Muchachos, por mi mejoría, mi casa dejaría —. Y no se equivocó. Construyó su linda casita en Ventanilla para su adorada esposita y familia.
Su alejamiento fue breve, regresó a su querido barrio que lo vio nacer; a Balconcillo, su residencial urbanización; su patria chica. Su público lo reclamaba, sus hinchas lo adoraban, lo recibieron con guitarra, castañuelas y cajón. Se distanció de la fabricación de puertas y ventanas; con fierros y chatarras empezó un proceso de creación. Creó figuras como experto artista plástico. «Don Quijote», «Sancho Panza», «La Paloma de la Paz», «El Pesebre», «Ed y su Criado», «David y Goliat», «El Chismoso», «La Cartera de la Gitana» etc. Son algunas de sus obras de renombre que más o menos recuerdo de su colección personal.
Llegué al almuerzo a medio día. Las alitas al cilindro ya salían de la cilindrada; abrazos y besos con las damas de la casa; la señora Greta, la bella esposa y María Victoria, su linda hija; abrazos con los hijos; Pablo Pedro, Ricardo Benedicto, Alain Marcelino y Ronald Melchor; apretones de manos con los cónyuges, nietos y bisnietos.
Ricardo conocido con Richard Bat, prendió el equipo y empezó el bullón, los vidrios de la casa y de las casas de los vecinos tiritaban por el escándalo musical. Empezó el bailongo; merengues, salsa, música del recuerdo y bailes de Perú Negro. Pisco, cerveza, cachina y whisky a granel.
Sacamos las bancas a la calle, nos acomodamos en los muritos de piedra junto al cilindro. Hicimos una rueda, Don Mario al centro nos contó una anécdota. Festejamos. Contó otra. Hubo hasta aplausos.

Nicolás León, el escribidor y Don Mario Villanueva, el artista plástico.


Repetí la curiosa maldición de los caballos que me había dicho el nieto mayor.
—Don Mario Menestrón, una preguntita. Su maldición… ¿Cuántos caballos arrechos son?
—Diecisiete.
—Yo estaba seguro que eran veinticinco.
—Veinticinco es mucho, ya pé. 
—¡Papá, cuenta cuando te cabecearon con la máquina! —uno de sus hijos solicitó.
—¿Cuál máquina? ¿La máquina para sacar oro? —preguntó Don Mario.
—¡Sí! Esa misma —en coro todos sus hijos gritaron y al unísono rieron.
—¿Cómo tú no te acuerdas de la máquina que hicimos con el Chavo? —me preguntó.
—No me acuerdo en esa época viajaba entre Ron, Pisco y Nasca. Pero cuente, cuente. «¡Te puedes aguantar el hambre pero un chisme, no!».
—¡Papá, yo también estuve ahí, ah! —metió la jeta el famoso Richard Bat.
—Hice la máquina con el Chavo por solicitud de El Pachá y Compañía… y a las finales no me pagaron… puta, me dieron Cien Dólares, al cambio era un ripio que no valía nada. Estos cojudos querían pagar lo que ellos querían como si yo fuera un jornalero, pagar por las horas de trabajo y no por la fabricación de una máquina. Fue un trabajo de tres semanas de full chamba, la máquina era una impresionante obra de ingeniería. Por mi madrecita para los entendidos en arte moderno era una joya inigualable, bacán pé.
El Pachá miró la máquina, sonrió, miró a su sirviente, suspiró lleno de satisfacción, refregó rápidamente sus delicados deditos con uñas esmaltedas de tono neutro; el servil sirviente al vuelo notó el gesto —¿Cuánto es el daño? —preguntó. Yo como artista cerrajero con respeto y parsimonia, miré al Pachá y le dije. —Pachá, gracias por la chamba, te estaré siempre agradecido… bueno, no te voy a cobrar los sobretiempos, ni los detallitos de última hora… fueron veinte días… descontando los descuentos me debes Dos mil Soles Oro… el Pachá puso cara de sorprendido, el mandadero tradujo. —¡Tás güevón, mucho! —Mucho qué, si quieres factura dieciocho por ciento más… con boleta… —¡No queremos nada! —Se metió nuevamente el antipático huelepedos. —Hijito, tú no te metas, deja conversar —le dije al metiche de miércoles. —A mí no me hijées, yo soy del Cóndor de El Porvenir —me respondió el bufón de esquina. Me achoré. —Yo soy fundador de la Rica Viky y un imbécil cómo tú no me va a faltar el respeto. Oye, igualáo de mierda, yo soy tu mayor, respeta, tú no me tutees… tú eres el sirviente cagón, cállate el hocico, caracol de mierda ¿Tienes caca en la cabezota? Entiende imbécil, nadie te dio vela en este entierro, no metas el pico, no jodas... esto no es una puerta ¡No es una puerta, no es una ventana, ni una tremenda cacana!... ¡Esto es una máquina! —grité —Una máquina qué va a servir para extraer oro en la mina de tu patrón... minería aurífera... entonces yo cobro como una máquina. ¿Has entendido?  ¡Zarrapastroso, convenido de mierda! ¡Cachudo! ¡Pericote de mierda! ¡Pájaro frutero!
—¿Qué les pasa? —les dije. —¿Qué pasa, qué? —me contestó el imbécil, el payaso cantor, el ayayero del Pachá. —¡Sí un cerrajero solamente gana Treinta mangos diarios! —. Volvió a meter el hocico la basura esta. El Pachá no decía nada, el otro lo miraba y traducía sus señas. Le contesté educadamente. —Y yo alguna vez te he hecho un trabajo de cerrajería a tí para que jodas. —¡No! —Me dijo. –Entonces como dices que yo gano Treinta Soles diarios —. Se puso atrevido el baboso este. Miró al Pachá y en combina, dijo: —Déjale el billete y después le traemos el resto —.
—El taller era del Chavo, había que pagar la luz, el agua, teléfono, los servicios, la asesoría del Chavo… para eso ha estudiado, yo tenía que dejar un tanto por ciento al taller. Gratis de camarón yo no estaba. También le metieron cabeza al Chavo… y eso que el Chavo era amigo de estos dos güevones, también lo jodieron, no le pagaron nada.
—Después me enteré que se les perdió ese líquido como plomo… ¿Cómo se llama?… —¡Mercurio! —su nieto Alex lo ayudó. —¿Ustedes saben quién se lo llevó? Ese… el de las casitas blancas… —¿Garrotillo Chico?, preguntó Alain. —No —¿Cuchín? –No, ese que le gustaba las plantas, la hierba… puta que se la comía… —¡Víctor Hugo! —dijeron todos los presentes. —Ese se la llevó, decía que no había sido. —Yo no he sido, yo no he sido — repetía. —¿Y sabes cómo se larga? Intoxicó a toda su familia y vecinos y los mandó al Hospital. Las criaturitas jugaban con el mercurio como si fueran bolitas, que saben ellos del peligro, pé —.
—A Genaro Gepetto le pidieron prestado una llave para ajustar unos tubos, una llave Stillson, grandototota, brava, muy buena. Made in USA. La llave se fue a la michi. Se les cayó al precipicio… y derechito se fue al infierno. No la podían sacar, no podían meterse porque había un hielo de la gran puta, hacía un frío del carajo… nunca le pagaron la llave a Genarito, lo cagaron —.
—Don Mario, ¿Le dieron un plano o algo por el estilo? —pregunté de sapo.
—¡No, no había ni mierda!
—¿Usted sabía qué iba a fabricar un maquinón?
¡No, nunca me dijeron!... si no... pon esta vaina aquí, otra acá, corta a recuyá... ese fierrito sueldalo ahí, ese fierrito cortalo en dos... el mandadero me dirigía como si fuera ingeniero y la chucha su madre. No me dijeron nada, al final era una señora máquina... sí me dicen que es una puerta yo cobro doscientos soles... pero si el fierrito me lo pones acá y el otro fierrito allá, corta un fierrito chiquito, puta, yo voy cortando, soldando, limando... carajo, sin saber íbamos armando una máquina industrial... me hubieran traído un plano y yo lo hacía al toque, con tanta cojudeces perdimos cualquier cantidad de tiempo... porque con una puerta, yo... puta, tan pam juá juá pim tin ¡Mierda, sanseacabó! la puerta está lista en un día... no miento trabajé veinte días de ocho de la mañana hasta las ocho de la noche para estos cojudos, no habíamos abierto el taller y ya estaban ahí, esperándonos. El remedo de payaso me dijo -En otro sitio nos cobran trecientos soles- le respondí en prima Lo hubíeras hecho allá pés gúevón, he perdido mi tiempo con ustedes por la puta madre .
—Ah, bueno —Don Menestroni hizó una pausa, pensó y siguió con la narración —El calzonudo cantor de segundilla, se subió a la caña, el Patrón al toque lo siguió. Yo salí del taller, me puse delante de la camionetota 4x4… les grité:
—¡SE VAN A LA MIERDA, AHORITA LES HECHO LA MALDICIÓN DE LOS DIECISIETE CABALLOS ARRECHOS!
Pablito, el hijo mayor de los varones interrumpió, sonriendo nos dijo: Por lo que me contaron, mi papá se dirigió al centro de la pista, miró fijamente el Edificio del Correo Postal de la Avenida De las Américas, cortó el aire con un tufazo de improperios, levantó los brazos como el mago Albus Dumbledore (leer Harry Potter de J. K. Rowling), y golpeándose el pecho, gritó como sonero del son.
¡Ya me cagaron! ¡Jódanse cojudos! Prosiguió Don Mario Me dan este ripio de paga...  entonces mis oraciones paganas de mis ancestros afrovictorianos... yo, yo, yo les lanzo la maldición de los diecisiete caballos arrechos... y esa máquina no va a servir ni funcionar porque yo no quiero que sirva ni funcione... y les caiga un alud... «Yo, Menestrón Villanueva… los maldigo, los maldigo, hijos de puta rechuchasumadres… les deseo lo peor, conchadesusmadres…cachudos, mil veces cachudos… estafadores de mierda. Los maldigo con la jijuna maldición de los… Diecisiete Caballos Arrechos… ¡Qué la máquina de mierda nunca funcione, que el invierno en la sierra y en las punas se adelante… que a la miserable mina cagona le caiga toneladas de nieves, pestes y frías heladas, sequías y mierda en abundancia… y que una avalancha de nieve y huaycos cubra todo el campamento… y lo sepulte todo. Mil veces prefiero que mi plata, mi plata que no me han pagado miserables de porquería esté enterrada en el abismo infernal de las 'catatumbas'… por los siglos de los siglos… mueran todos como Sansón y los filisteos… y que nadie la disfrute, menos el tarado del mayordomo sirviente arrastrado de mierda y su Pachá».
—Acá entre nosotros, me puede decir ¿Quién es El Pachá y su Criado? —traté de sacarle el dato.
—¡Nooo, pé. No seas sapo. Se dice el milagro pero no el santo!
Así es la cosa... hay que tener mucho cuidado, Don Menestroni está rodeado de gente buena pero él no es tan bueno que digamos lo dije con cariño y respeto, y rematé preguntando al dueño del cumpleaños ¿Y una vez instalada la máquina en la mina, funcionó?
—¡NUNCA FUNCIONÓ!

*Los nombres de los protagonistas han sido cambiados para que los aludidos no jodan pidiendo ni dando explicaciones, ni llamando por teléfono a personas inocentes, ni estén tumbando el Portón del Bien Amado Atelier, ni haciendo escándalo en medio de la calle como vulgares hijos de… La Victoria. El autor.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima. 2014.