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EL DOCTOR JUAN DE DIOS MAYTA LIMA de NDLeón

 EL DOCTOR JUAN DE DIOS MAYTA LIMA de NDLeón




EL DOCTOR JUAN DE DIOS MAYTA LIMA
Nací en la Maternidad de Lima, ochomesino, enfermito con yaya, no nací como mis amiguitos de los años ‘50, fuertes y atléticos. Yo por mi parte por fuera, físicamente, se me veía excelente, bonito, un querubín; por dentro con malagüero. Sufría de dolencias en las vías respiratorias, un cuadro de principio de sinusitis; este mal me bloqueaba la respiración y me quebraba en medio de los juegos infantiles; fulbito, la pega, ladrones y policías, etc. Tenía problemas con el hígado, «enfermedad hepática», en un tiempo, creo que cuando estaba en cuarto de primaria, recibí cada ocho horas unas inyecciones que me dejaba el poto morado. Aparte tenía otros males. Gracias a mis múltiples dolencias físicas, motoras, conocí a mi médico pediatra señor Juan de Dios Mayta Lima, que de niñito fue el que me resucitaba de todos mis males terrenales. Mamá me llevaba en taxi a cada consulta. El consultorio quedaba en la Plaza Bolognesi. Cuando comencé a ir solo para el chequeo preventivo y por mis dolencias que aparecían de vez en cuando tomaba el ómnibus Línea 27 de Lince al Rímac; me orientaba mirando al monumento de Francesco Bolognesi, el consultorio quedaba justo en el segundo piso con dirección a la espalda de la estatua.
El doctor Mayta Lima era provinciano, hijo de un pueblito perdido en los Andes. Egresado de la Facultad de Medicina «San Fernando» de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Y era doctor de verdad, tenía doctorado.
En una oportunidad, yo ya bastante mayor, conversando con Mamita sobre el doc Mayta Lima, me contó que mi tíita Alicia León de Chihuán, esposa del tío chupaquino de Chupaca de Junín, Herculano Chihúan Aliaga, es quien había recomendado al galeno. Los esposos Chihúan-León tenían varios hijitos, mayores y menores que yo. Mamelena era principiante como mamá. Me tenía a mí y a mi hermanito Pedro Alberto que dicho sea de paso era mucho más sano que yo. Y así siguió la cadena, mamá lo recomendó a sus comadres, vecinas y amigas. El doc llegaba al barrio por las diferentes emergencias.
Cuando estaba por llegar a la edad de catorce años las consultas médica eran amicales.
—Mi querido Nicolás Jr. yo soy amigo de muchos años de tu papá, amigo de barrio y amigo antagónico en las justas políticas, tu papá de izquierda, yo no. Pero nos respetamos, cada uno con su ideal. Bueno, como ya creciste te voy a recomendar a un colega. Ya eres un jovencito, necesitas otro tipo de especialista. ¿Qué piensas estudiar después del colegio?
—Arte. Escuela de Bellas Artes…
—Es difícil vivir del arte, el artista no es bien pagado… mi vocación es fuerte, pero yo vivo de mi profesión.
El doctor Mayta Lima sacó de su bolsillo una llave antigua, abrió una puerta doble. En el centro de la sala se lucía un gran piano de cola. Sonrió, se sentó cómodamente en el banco y empezó a tocar música clásica, valses, boleros, polkas, música criolla y huaynos. Todos los pacientes en espera aplaudieron, pedían más, sabían de las artes musicales del doctor Mayta Lima.
—¡Carajo, era concertista! Y de los buenos…
Gracias a sus estudios de medicina humana el doctor Juan de Dios hacía ayuda, labor social. Antes de retirarme definitivamente de sus consultas me di cuenta que sus pacientes eran seleccionados según la billetera. Su auxiliar, asistente, recepcionista nos dirigía a nuestra sala de espera correspondiente. Una sala, la de la derecha, grande, era la espera de los humildes, de sus paisanos, ellos no pagaban nada. Otra sala, la de la derecha era la que nos tocaba a nosotros, los misios pero con oficio. Y la sala del centro, entraban sin espera, de frente, sin ver a los demás, eran los del billete.
—¿Mamá, te acuerdas del doctor Mayta Lima? —.
—Me lo recomendó tu tía Alicia. Yo te tenía a ti y a Pedro. Estaban pequeñitos. El doctor llegaba silbando, cantando, sus canciones de su tierra a la casa de Lince, de paso chequeaba a los niños del callejón. Era prieto, mediada estatura, muy simpático, de buen hablar, un caballero. Mayor que yo, menor que tu papá.
—Yo no recuerdo en que momento me sanó, mira, sigo sanito hasta ahora. Gracias doctor Juan de Dios Mayta Lima, estés donde estés, gracias.
* Fotografía: «San Fernando», histórica Facultad de Medicina de la UNMSM. Nuestra gratitud a esta antigua escuela de medicina y a sus eminentes médicos.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2023
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buen relato, gracias primo un fuerte abrazo