REDADA EN EL PARQUE UNIÓN PANAMERICANA DE LA URBANIZACIÓN BALCONCILLO 3RA ZONA — DISTRITO LA VICTORIA
REDADA EN EL PARQUE UNIÓN PANAMERICANA DE LA URBANIZACIÓN BALCONCILLO 3RA ZONA — DISTRITO LA VICTORIAEl super agente secreto XXL, extra large, cumpliendo sus labores de rutina como infiltrado en una clandestina colchonería de Aldana urbanización Santo Domingo, comprobó que utilizaban mercaderías adulteradas a base de alcoholes etílicos de baja calidad, droguerías y porquerías; encontró productos nocivos para la salud y el medio ambiente en paquetes, paquetitos con rótulos para el destinatario de turno: Luis, Hugo y Paco. Junto con licores listos para la distribución y cobranza. Tres días ininterrumpidos como agente encubierto en la mata de la mafia se reportó a su colega el Teniente Bigote y éste a su vez al Capitán Basura, y todo el chismoseo llegó a los oídos del corresponsal de guerra Mister Balán que se encontraba en la frontera de La Pólvora con Parínacochas con destino al humeante y nebuloso Paseo Boulevard Palermo para terminar su recorrido en el Parque Unión Panamericana. Este haciendo una temible operación de recontraespionaje logró que el plan abortara sin que los altos mandos dijeran nada, ni movieran un dedo, ni la tos; a los jefes les importaba un comino toda la labor del agente secreto. Primero pensaban en sus recursos y coimas, dejando para lo último los deberes sagrados de la institución.
—¡Acá XXL, reportándose!
—¿Ya, qué pasa?
—¡Toy reportándome!
—¿Quien eres?
—¡XXL!
—Espera voy a ver la lista de las claves. No’stá, dame tu nombre que yo lo anoto y le digo al Jefe que has llamado ¿Cómo te llamas?
—Lyí Gha.
—¿Cómo?
—¡Gordon Lyí Gha! ... en encubierta soy XXL, MemoRon!
—¡Ya! Qué le digo al jefe?
—¡Qué tiene que actuar ahorita! ¡Cambio y fuera, güevón!
A los días se realizó una redada en los suburbios del barrunto buscando a los culpables, no encontraron a nadie; según el jefe de dicha división se realizaron los procedimientos adecuados y conforme a la Ley; y todo quedó en el olvido.
Como se acercaba el 30 de agosto, Fiesta de Santa Rosa de Lima, Patrona de Policía Nacional del Perú, los uniformados se pusieron las pilas y querían organizar sus polladas, tombolas, rifas y bailes folklóricos con la colaboración de los vecinos. Sin que les cueste de la suya, como siempre; los vecinos tenían que pagar los platos rotos, comprando los boletos, tarjetas, etc, a los señores de la ley.
El Presidente de la Junta Vecinal Comunal del Sector V de nuestra localidad, el ingeniero pelado comodín disfrazado, cuando fue a palabrear al Mayor Comisario para que se haga presente en la reunión comunal de inquilinos y propietarios, organizada por su directiva; pidió al Jefe que lo ayude a engatusar a los vecinos y le caía su parte. Era muy importante que acepten las compras fraudulentas realizadas en el centro comercial electrónico de jirón Paruro, los artículos parecían nuevos pero en realidad eran de segunda reparaditos en carretilla y pintados en el suelazo: Un par de alarmas, dos docenas de silbatos infantiles y bolsitas de pica-pica; artículos sobregirados en valor con facturas bamba del jirón Azángaro; el representante de la Ley y el Orden, muy acomedido y muy serio, preguntó al pelado:
—¿A todo esto, cuánto hay para mi?
—Una botella de whisky importado cigarrillos de marca, extranjeros, por el momento.
—¿Eso es todo? ¡Oiga! ¡A la policía se la respeta!
—Mi Mayor después se verá con la colaboración de los asistentes.
—¡Repita la fecha, hora y lugar de la actividad para anotarlo en mi agenda!
—La realización del simulacro de asalto y robo con la efectiva intervención de las fuerzas del orden , la inauguración de las alarmas para los casos de emergencias, la sopladera de los silbatos como arma de comunicación para intimidar y ahuyentar a los malhechores y para terminar, terminamos el programa con el brindis de honor con todos los presentes; será el 28 de Agosto a las veinte horas, ocho de la noche pe eme en el Parque Unión Panamericana cruce con la Avenida De las Américas en las canchitas de fulbito y centro de esparcimiento.
—¡Cuente con nuestra Participación Ciudadana, ahí estaremos puntualmente haciendo respetar nuestro lema: «El Honor es su Divisa».
Cuentan los capos de la mafia que en el Parque Unión Panamericana se realizó la reunión del Sector Comunal con la asistencia de doce directivos y vecinos de la localidad. La reunión tenía por finalidad mejorar el control insuficiente sobre las ventas de insumos y aditivos; sandwiches y anticuchos; licores y emolientes, pan con relleno y caldo de gallina. Nada de perversión. El más más de la Comisaría, llegó vestido de civil para pasar piola y pasearse por el barrio sin hacer roche y poder chinear; cuando los noctámbulos lo ubicaron quien era, le tomaron fotos digitales—cerebrales, gigantografías de pies a cabeza. El Jefe tomó la palabra a nombre de la PNP e impresionó a los presentes cuando manifestó:
Los mirones, sapos y público en general aplaudieron, muy sorprendidos, pero en el fondo todos pensaban que hablando no iban a solucionar nada, siempre lo mismo, bla, bla, bla, promesas, palabreo, mecida y lo mismo. Gran hueveo al populorum.
—¿A qué hora es el simulacro con sirenas, silbatos y toda esa cojudez?
—¡Por favor! ¡Respeta a las autoridades y a las damas!
—¡Esas tías de jóvenes han sido jugadorazas profesionales! ¡Pendejas! ¡Son de la promoción de mi papá, mi papá las conoce como han jugado su pelota! ¡Han sido bravas!
—¡Por favor te puedes callar la boca!
—¿A qué hora empieza la función? ¿Qué es, una parodia o una chistosada?
—¡Dentro de quince minutos va a empezar el simulacro! ¡Pasa la voz por favor!
Y mientras la autoridad pregunta, dime carita sucia si es cierto lo que dices de las señoras y cesa de gritar; el Sargento recibe una carta por lo bajo con un sencillo, la gente acalorada por la tardanza de la maniobra. El más más tomando una copa de vino entre los dedos, vino tinto para la sed, escuchó y todos escucharon el ruido de un motor acelerado, el auto pasa delante de la tribuna, raspando al público presente, a toda prisa, el chofer pisaba fierro a fondo.
—¿Quién mierda a dado autorización para empezar el simulacro? —bramó el Jefe.
—¡Yo no sé señor!
—¡Llama a Quétzon Gilpa!
—El sargento está en la otra esquina con sus amigos de barrio.
—¡Llámelo urgente! ¡Quién mierda a dado la orden, carajo!
Ni bien había terminado de decir sus lisurotas el Mayor de la tombería; atrás venía un cincuentón, jaleando, sudando, desmayándose, corriendo hasta las güevas, llorando, gritando con todo lo que le daba sus pulmones:
—¡Rateros! ¡Mi autoooo! ¡Me han robado mi autooo! ¡Ayuda por favor! ¡Un carro, un patrullero para seguirlos! ¡Por amor de Dios! ¡Conchasumaaaare¡ ¡Policiiiaas! ¡Policia! ¡Socooorro!
El público y los mismos policias aplaudían la desgarradora interpretación del gentil hombre. Dramáticamente parecía real —qué tal actuación del sujeto —pensaron todos los presentes. El Jefe se levantó de su asiento y aplaudió con fuerza. Dando ánimos al señor «actor».
El asaltado mirando al Jefe desde la pista se acercó lentamente jadeando a la mesa; se acercó tambien el Técnico que tenía que apoyar en el patrullero el simulacro, haciendo la pregunta de rigor a la víctima.
—¿Por dónde ha ido el carro, en qué esquina se ha cuadrado para hacer nuestra parte y seguir con el simulacro?
—¡Qué simulacro, ni qué simulacro, güevón! ¡Es mi carro y me lo han robado de verdad! ¡Tú y tú simulacro de mierda se van a la putaquelosparió! ¡Estoy gritando, carajo! ¡Toy llorando! ¡Y ustedes que me aplauden! ¡Sarta de imbéeciles! ¡Qué policia Dios Mio! ¡En el Perú sólo ocurre esta cagada!
En ese momento pasa otro carro tocando la bocina, no tan veloz a media marcha, la gente mira y el chofer sacando la cara por la ventana, sonriendo, grita:
—¡Me estoy robando el auto! ¡Jo, jo, jo! ¡Qué fácil!
El tombo preguntón corre al Patrullero Simulador; prenden el patuto y la sirena; aceleran, del auto sale una gran bocanada de humo, parecía un tren a carbón y empieza a avanzar en la dirección del auto robado a dos cuadras el patrullero se planta y corriendo nuevamente el mismo policia se acerca a la tribuna y le dice a su Mayor.
—¡Jefe! ¡Nos quedamos sin gasolina! ¡ Hay que esperar un ratito!
Los policias del patrullero y el ratero del auto robado del simulacro empujan el vehículo hasta el grifo más cercano, haciendo chancha y pidiendo una colaboración con alguito al administrador del servicio de gasolinería. Después de una larga pausa regresaron al lugar de los hechos de la ficción, llevaban al ladrón enmarrocado y éste pidiendo perdón que ya no lo iba a volver hacer. El público se cagaba de risa. Era bastante chistosa la parodía.
Alguien dio la señal y sonaron el par de alarmas por unos minutos, las tías de la Directiva sacaron sus pitos y silbatos y empezaron a silbar todas cojudazas; regalando unos pititos de fiestas infantiles y bolsitas de pica—pica.
Para terminar, a todos los asistentes, inclusive a los señores murciélagos, a los señores de la noche, a los ahumadores, sahumeriodores, inciensodores, transformes y RoboCops, les alcanzaron su copita de plástico servida de una lija barata para realizar el brindis. —Mejor es el vinagre de mi casa —dijeron los tíos invitados honorarios.
Cuando terminó la reunión, los vecinos del grupito Juntas Vecinales con su presidente, el pelado tramposo y tránsfuga a la cabeza (past—postulante en las últimas elecciones para vice—alcalde). Se vendió por veinticinco centavos de camote al opositor del bando contrario; acompañaron al Jefe Mayor Comisario a su vehículo de su propiedad; nuevecito y de buena marca, un BMW, como si le sobrase el sueldo, se dieron con la sorpresa, descaradamente sorprendente que la puerta del piloto del lujoso auto estaba abierta, la guantera con los papeles desparramados, no había radio CD, ni espejos ni las cajetillas de cigarrillos rubios de contrabando, además había desaparecido la botella de scotch whisky de cinco litros que una hora antes se la habían regalado por su presencia al acto de honor. Faltaba también las cajitas de fósforos, dos encendedores y un rollo de papel higiénico.
—¿Alguién a visto a los sospechosos y en qué momento?
—¡No hemos escuchado ningun ruido raro, todo igual, los gritos, correterías, las carreras, un derrape, un disparo y el descerraje de una puerta! ¡Todo normal!
Inmediatamente al Jefe máximo responsable de la Comisaría; los espias, los revendedores y sérvices correcaminos traedores (los que llevan y traen) le comunicaron que los choros eran de la emblemática Avenida De las Américas, que sin ser una vía peatonal se camina mañana, tarde y noche; al capo policial le dijeron que en simultáneo con la parodia le habían hecho la cagada. El Mayor con dos adjuntos fueron a transar a la cuadra 9, al nido de los roedores, en la puerta del llonja los lechuceros no le pararon bola porque estaba sin uniforme.
—¿Y cómo sabemos que tú eres policia si taz de civil? ¡Idiota! ¡Policia y te dejas robar! ¡Güevonazazo! ¡Cojudazo! ¡Puta, qué eres general!
El Jefe máximo se retiró a su dulce hogar enojadísimo, dió las ordenes pertinentes, dejando un Patrullaje motorizado, dos motos; cuatro tombos en un patrullero y dos técnicos en bicicletas, uno en patines online, y varios a pie; para que controlen el Llonja y sobre todo a los informales; chequearlos para que no puedan chambear, ni entrar ni salir libremente, joderlos en los negocios de última hora. Al día siguiente no había arreglo y un nuevo patrullero hizo la posta y asi sucesivamente hasta donde yo sé. El santo y seña en cada esquina para tener cuidado de los policias, al caminar, era:
—«Dicen que la zona está muy triste desde que perdiste, tu radio y tu cassett».
—«Pese a que también se cuenta con el patrullaje del serenazgo del distrito y de los vehículos que fueron entregados al Municipio de La Victoria como parte del programa El Patrullero de Mi Barrio y ejecutando el Plan Telaraña». «Todo sigue igualito». «Me gustaría que la imagen policial renazca cual Ave Fénix y que algún día la Comisaría sea un lugar que proteja».
Saludos, después hablamos, hasta la próxima juerga.
Núremberg, 2009