ANÉCDOTA DE PRINCIPIANTE. NDLeón
Sara Joffré, amiga, maestra, directora.
Para hablar de Sara Joffré tengo que recurrir a unas remembranzas. Aunque ahora ya son historias del siglo pasado. Más tarde serán leyendas.
Mi eterno agradecimiento a Los Grillos. Gracias a Sara Joffré, Aurora Colina. Con cariño y férrea disciplina me dieron cátedra del quehacer del arte escénico.
Llegué a los grillos por invitación de Aurora Colina y Roberto Ríos, nos conocimos en Chiclayo en un encuentro regional de teatro, yo era el “adjunto” del grupo organizador y me desempeñé como guía los días que los grillos tuvieron funciones en las diferentes haciendas.
Una vez aceptado como grillo, me acoplé al sistema de las labores de cada integrante. Me desempeñé como actor; utilero, luminotécnico, asistente; en las funciones de teatro para niños y jóvenes.
Llegó setiembre de 1975. 2° Muestra de Teatro Peruano. Nos tocó dar funciones en Los Grillos —Bellavista, Callao — y en el teatro “La Cabaña” —Lima — presentamos la obra “Alférez Arce, Teniente Arce, Capitán Arce” de Sebastián Salazar Bondy. Dirección: Sara Joffré. Actores: Oswaldo Pró, Jorge Flores, Víctor Galindo, Nicolás León. Pagué piso, representé al hermano del Capitán Arce. En la Muestra apoyé en lo que se podía, además de cumplir las funciones de escenógrafo, luminotécnico, mesa de crítico, fotógrafo, comentarista, relaciones públicas, gacetillero.
En 1976 fui el protagonista de la obra “Los Tocadores de Tambor”. Libreto y dirección: Sara Joffré. Participamos en la 3° Muestra de Teatro Peruano. Local: Homero, Teatro de Grillos, Urb. San Joaquín, Bellavista.
Y en todo ese almanaque 76’ bajo la supervisión de Sara Joffré enseñé teatro; teoría y práctica; en el Colegio León Pinelo de San Isidro. También, dicté un taller de teatro para niños y jóvenes en el Colegio Dora Mayer, Bellavista. Y con la anuencia de Sarita, dirigí a los grillos en dos obras para niños y jóvenes. “El que quería cantar” de Cecilia Zapata, y “La Sal” adaptación de Alejandro Elliot de la obra "El Rey Lear" de William Shakespeare.
En 1977 viajé a Europa gracias a una beca auspiciada por la Asociación Internacional de Teatro para la Infancia y la Juventud —ASSITEJ con sede en Berlín Este, República Democrática Alemana. Estudié el curso, Teoría & práctica, perfeccionamiento en dirección teatral para obras de teatro para niños y jóvenes. Y en mi calidad de Presidente de la Asociación Cultural Homero Teatro de Grillos representé a la institución en cada organismo cultural que visitaba. Realicé un periplo por varias ciudades y países de Europa, estudiando, aprendiendo, diferentes técnicas teatrales. En París conocí La Cartoucherie de Vincennes, un complejo teatral impresionante; el "Teatro Bouffes du Nord" dirigido por Peter Brook; en Londres, el "Palace Theatre" en cartelera "Jesucristo Superstar". En Roma conocí a Julian Beck y Judith Malina (The Living Theatre); en Milán a Dario Fo y Franca Rame (Collettivo Teatrale la Comune); en Wroclaw a Jerzy Grotowski (Teatro Laboratorio); en Holstebro a Eugenio Barba (Odin Teatret), etcétera.
Del ochenta para adelante he representado a los Grillos en diferentes oportunidades, en las Muestras de Teatro Peruano, y múltiples ocasiones. Cada encuentro con Sara Joffré era una nueva clase de teatro y de vida. Preguntaba a boca de jarro —¿Qué estás haciendo? —y empezaba una charla dialéctica de nunca acabar. Charla, consejos, intercambios de ideas. Sarita me acompañó en la presentación de mi primer libro “Cuentos breves para mi nieto”, escribió una reseña que plasmó el resumen de la idea central de la obra.
Para acabar con estas líneas del recuerdo. Lo prometido, la anécdota de principiante.
En Los Grillos los integrantes eran multifuncionales; tiraban pichana o sea barrían; hacían caja, utilería, escenografía, luces; actuaban, escribían obras de teatro para niños y adultos, dirigían y otras faenas más. Yo me acoplé al grupo, ayudaba en todo, especialmente en utilería, iluminación, decorado. Así fui aprendiendo y demostrando todas mis habilidades en el quehacer teatral. Como actor participaba en todos los cuentos. Siempre bajo la atenta mirada de Sara Joffré. Siempre una indicación precisa al joven actor. Yo feliz de la vida.
Hasta que llegó mi primera prueba de fuego donde tenía que pasar la valla sí o sí. Sara me invitó a dirigir una obra de teatro para niños. En uno de los domingos de funciones se programó una reunión para seleccionar cuentos para cambiar el repertorio infantil. Sarita Joffré con la amabilidad que la caracterizaba me dio la oportunidad de dirigir un cuento de teatro para niños. Me alcanzó una pila de libros y libretos, algunos impresos en esténcil.
—Nicolasito, muchacho calavera… léelos. La próxima semana hablamos.
Al siguiente domingo, entre las dos funciones, de la tarde y noche, el elenco se reunió. Yo tenía mi tarea aprendida. La sarta de libros la había dividido en tres grupitos. Sara me cedió la palabra. Expliqué los pro y contras del primer grupo de libros. Hice pausa. Sara, muy lacónica y genial. Replicó.
—Enséñame que obras has escogido ¿Por qué?
Expliqué el porqué de cinco obritas.
—¿Y estas?
—Son algo flojas, regulares. Muchos personajes.
—¿Algo más?
—Estas —señalé tres libros —les falta mucho, no va. No me gustan.
—En especial ¿Cuál?
Levanté un libreto intitulado: “El que quería cantar” de Cecilia Zapata, joven autora nacional. Sara con sus pícaros ojos chalacos. Sentenció.
—Esa es la obra que vas a dirigir. Tienes mes y medio para el estreno.
La orden me sorprendió. Tragué saliva, miré a la actriz Aurora Colina, ella me devolvió la mirada con una sonrisa maquiavélica. Una tempestad emocional me recorrió todo el cuerpo. Mil imágenes se me alborotaron en el seso. Acepté el reto. De San Joaquín en bus por toda La Colonial comencé a leer el libreto, hice transbordo en la Av. Tacna hasta Miraflores, seguí leyendo el cuentito. Me pasé la semana preocupado, no hablaba con nadie. Cecilia Zapata estaba haciendo sus pininos como autora y yo tenía que pasar mi prueba de fuego como director a como dé lugar. En casa tenía un laberinto de ideas. Agarré mi lápiz con borradorcito, compañero de grises batalla e inicié la corrección dramática. Corregí, borré, volví a escribir lo mismo, aumenté oraciones, datos. Aprendí a borrar todo lo que se puede o está demás. Quitaba lo rebuscado. Lo reemplazaba con oraciones coloquiales. Sin pensar mi trabajo de dramaturgo afloraba.
Armé el elenco: El gallinazo, Víctor Galindo; Gato 1, Aurora Colina; Gato cantor, Antonio Cuzcano; y otros. Busqué música de jazz de los dibujos animados de mi niñez, marqué las pautas como cuando jugaba en mi barrunto con las bolitas, lindo, mundo. Todo a mi estilacho victoriano urbano. En el escenario marqué con sugerencias claras y precisas el desplazamiento de los actores. Full ensayos. Conforme avanzó el montaje todo se despejaba, hasta que llegó el día del estreno. Al final de la función, los aplausos y felicitaciones nos llegaron al alma. Salió muy bonita la obra El que Quería Cantar de Cecilia Zapata.
Una anécdota dentro de otra anécdota. Sara en simultáneo había dirigido otro cuento para completar con el tiempo. El cuento El que quería Cantar era el más extenso. En el estreno y en las funciones siguientes recibimos elogios presenciales. En el periódico salió un artículo referente al estreno de Los Grillos, vimos que habían puesto el nombre de Sara Joffré con mayúsculas y muy buena crítica en el cuento que yo había dirigido:
Lima, abril, 2022