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FORMAMOS ACTORES PARA TEATRO, CINE Y TELEVISIÓN EN QUINCE DÍAS. NDLeón

FORMAMOS ACTORES PARA TEATRO, CINE Y TELEVISIÓN EN QUINCE DÍAS. NDLeón

Fragmento del libro Cuentos breves para mi nieto de mi autoría.



FORMAMOS ACTORES PARA TEATRO, CINE Y TELEVISIÓN EN QUINCE DÍAS

Caminando por los teatros buscando una chambita de actor o como técnico, me encontré con un par de jóvenes que en una oportunidad habían trabajado de extras en una obra en la que yo era uno de los personajes principales. Me pidieron ayuda, les conté que yo también estaba como ellos, pateando latas. Que ya me había caminado varias veces el círculo de grupos de teatro y nada. En el Sindicato, nada. En la televisión, nada.

Después de caminar por varios locales nos sentamos a descansar en la pileta de las Tres Gracias de la avenida Arequipa, uno de los jóvenes me comenzó a contar sobre una estafa teatrera:

—Ocurre que salió un avisito en el periódico, que en un instituto de Lima en la avenida Tacna, dictaban clases de actuación. Había que pagar adelantado, me metí al Taller Permanente de Actuación para Teatro, Cine y Televisión, con música y danza, para jóvenes y adultos; estudiantes, obreros y empleados, no era necesario tener experiencia, el curso era dictado por dos profesores uno de ellos el gran actor nacional Nikolaus Leono D’Bal... en los papelógrafos de los pasadizos decían que enseñaban a actuar para la televisión en quince días, con propuestas dramáticas, teóricas-prácticas y neuro-lingüísticas, lo sorprendente fue que enseñaban a actuar para la TV sin cámaras de filmación.

Las clases las dictaban en tres turnos de diez a doce meridiano; de cuatro a seis pasado meridiano y de ocho a diez de la noche, negocio redondo. Todo era fingiendo, suponiendo, teníamos que suponer donde estaba la cámara y donde teníamos que mirar. Una caja de cartón mal pintada era la filmadora. El colmo, no tenían ni siquiera una cámara vídeo de esas baratitas, pero el palabreo del actor cómico súper conocidísimo que hacía de portero, parado en la puerta, como carnada jalando a los inocentones para que muerdan el anzuelo, no teníamos ni idea, ni sospechábamos nada del futuro engaño. En la quinta clase del quinto día, un viernes negro, el instituto, desapareció.

Todo resultó una estafa, todos los alumnos nos quedamos con los crespos hechos, ya nos habíamos imaginado de extras, haciendo de bultos o haciendo de figurantes en los canales de TV. Algunos se habían comprado lentes oscuros, no había ni sol y caminaban con lentes oscuros, otros querían firmar autógrafos.

Ese día cuando entramos al edificio para dirigirnos al segundo piso donde funcionaba el Taller vivencial de dramaturgia, un guachimán nos cerró el paso de la entrada y no nos dejaron entrar. Pedimos explicaciones, nos dijeron que los señores de las clases de teatro se habían dado a la fuga sin pagar el alquiler del local y que también debían a la señora del menú y a la de la carretilla. Nos enyucaron, nos habían cobrado por adelantado y nada. Se llevaron nuestra platita y nuestras ilusiones. Ahora estamos aguja, cero balas y sin money... volver a empezar ¿Pero con qué billete?

—Pagaron piso, muchachos, de esos traferos hay que cuidarse, los hay como cancha, algunos te llevan a trabajar a provincia y después en plena función desaparecen cuando terminas de actuar, el empresario hijo de mala madre ya está de regreso con tu platita, hay que tener mucho ojo y mucho cuidado. Te quejas en el Sindicato y no pasa nada. La ley del artista no funciona. Todo una desgracia.

—Si pues, juré venganza pero con el tiempo se me pasó, me matada de la risa de la pendejada. Cada uno busca su manera de subsistir en esta linda tierra de mentirosos, traferos, estafadores. Nuestros gobernantes roban, los congresistas roban, nuestros líderes roban, el Cardenal roba, todos roban y no van a robar estos muertos de hambre.

Nos deseamos suerte, nos despedimos, no teníamos que perder las esperanzas por unos desgraciados, quizás era una buena señal para seguir adelante.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS

Karlsruhe, 2009.

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