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FRASECITAS. NDLeón

FRASECITAS. NDLeón



FRASECITAS

Para los fanáticos que paran pegando frasecitas de Winston Churchill y de otros hijos de mala madre, un ejemplo para que salgan de su ignorancia supina. Esta nota va para los acomplejados; troles racistas, paisanos mistis latifundistas, ojitos claros, mentes estrechas; que no aceptan que perdieron las elecciones contra un profesor de la sierra chotana. Sí el Imperio Británico hubiera llegado a esta parte del camino ninguno de nosotros estaríamos para contarlo. Mucho antes de la aparición del Tercer Reich, el nazismo era algo habitual en occidente. La eliminación de las llamadas razas inferiores y los campos de exterminio era algo frecuente para occidente. En este sentido Adolfo Hitler no inventó nada nuevo. Frases para la historia:

—H. G. Wells, escritor inglés. —“Solo hay una cosa sana y lógica que se puede hacer con una raza realmente inferior: Exterminarla”.

—Winston Churchill, primer ministro del Reino Unido. —"No admito, por ejemplo, que se haya infligido una gran injusticia contra los indios rojos de Norteamérica y el pueblo negro de Australia. No admito que se haya cometido una injusticia contra estos pueblos por el hecho de que una raza superior, una raza más fuerte, una raza de grado superior, una raza con más sabiduría sobre el mundo por decirlo de alguna manera, haya llegado y haya ocupado su lugar".

—Adolf Hitler, canciller alemán. —“Me gusta el imperio británico. Su política colonial ha sido inimaginable”.

Instantánea para una mejor ilustración:

Bloemfontein, campo de concentración británico (1901). Guerra Anglo-Boer, 1899-1902.

Mauthausen, Austria, campo de exterminio nazi (1945). Segunda Guerra Mundial.

*Fuente: Los disfraces del fascismo - Documental de RT

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS

Lima, 2021

CARTA DE CARLOS RIBOTY – RICARDO SANTA CRUZ… 14/sep/2021.

CARTA DE CARLOS RIBOTY – RICARDO SANTA CRUZ… 14/sep/2021.



CARTA DE CARLOS RIBOTY – RICARDO SANTA CRUZ… 14/sep/2021.

ALeonado Amigo del Vino Rosso... Julián Vargas me acaba de llamar para decirme de la muerte de Ricardo Santa Cruz... Me cambió la vida en Cerro de Pasco con su grupo La Silla de Surquillo. La obra era "Karadoshu" de Áureo Sotelo... Me convertí al Tercer Teatro de Eugenio Barba y me fui a buscar a Cuatrotablas y a Mario Delgado en la Alianza Francesa de Miraflores y ver su "Oh Menaje a los Poetas", año del Señor de 1981. Luego con Ricardo y Raíces fundaríamos el Motín y su grupo pondría en escena "Baño de Pueblo" en el 86. Tal vez la creación colectiva más impactante de la historia de Teatro Moderno Peruano... Una puñalada en la barriga. Recuerdo su estreno en la Alianza Francesa de Lima, con Fernando Fernández, Helena Huambos y Hugo Salazar del Alcázar festejamos a nuestra manera la dureza y precisión de su teatro. Y pensábamos que el Teatro Político y el de Arte no eran contradictorios...
Me despedí de Ricardo en el 2011, en el Istituto Italiano, después de ver mi obra "Los Gigantes de la Montaña" de Pirandello. No quiso viajar conmigo a su tierra de Chongoyape y me anunció, por mis puestas en escena, mi inminente locura y su Desolación Cósmica.
A todos los actores de Raíces que hicieron posible ese "milagro de teatralidad": El Toro, El Negro Pucho, Juanito Ayala, Gina Beretta, Novo Miyagui, el cholo César Flores, y otros... Una fusión de lo que fue el Teatro Universitario Político de San Marcos y la Gran Marcha de Comas...
Mi maestra Sara Joffré nos juntó en su espacio de Los Grillos donde tuvimos con Ricardo ocasión de interminables y violentas discusiones.
Para mí fueron, de diferentes maneras, los Maestros que más influyeron en mi Teatral Existencia.
CARLOS RIBOTY, CASA TEATRO DE PALERMO, SICILIA. ITALIA.

PEDRO MOISÉS SANTA CRUZ CORONEL, DEP. NDLEÓN.

PEDRO MOISÉS SANTA CRUZ CORONEL, DEP. NDLEÓN.



PEDRO MOISÉS SANTA CRUZ CORONEL, DEP.

Pedro Moisés Santa Cruz Coronel conocido como Ricardo Santa Cruz, amigo y colega, nos conocimos en las aulas del Instituto Nacional Superior de Arte Dramático, dio la casualidad que en el mismo año estudiaba con su hermano menor Estudios Generales en la USMP. Con Ricardo hicimos camaradería cuando en ese entonces era Moisés, la amistad siguió cuando fue Pedro y continuó al ser bautizado en las tablas como Ricardo. Participamos juntos en comelonas, fiestas, bares, lecturas, ejercicios, ensayos. Siempre atento en cada movimiento.

En el año 1970 lo vi actuar como el abuelo en la adaptación al teatro del cuento de Julio Ramón Ribeiro, Los gallinazos sin plumas; luego nos encontramos haciendo de comparsas, Director I y Director III, con casi nada de texto en una obra de tercer año, 1971, Un muchacho llamado Tim de César Vega Herrera, bajo la coordinación y creación del profesor Ernesto Ráez Mendiola. En segundo año en la Escuela Nacional de Arte Dramático se formaron Talleres bajo la batuta del dramaturgo nacional Alonso Alegría, autor de la obra El cruce sobre el Niágara. No me acuerdo como se llamaba el Taller. El asunto fue que nuestro taller eligió la pieza teatral Topografía de un Desnudo del escritor chileno Jorge Díaz; el alumno Edmundo Manrique adaptó la obra en un desolado arenal del cinturón de pobreza de Lima, la dirigió otro alumno Osvaldo Fernández. El título de la adaptación era más o menos así: “De como una asentamiento humano se convierte en una urbanización residencial”. Trabajamos alumnos de segundo y tercer año de actuación y escenografía. Trabajamos alumnos de segundo y tercer año de actuación y escenografía. Mi personaje, un policía, Cabo San Lucas y el personaje de Ricardo, El Rufo, un líder indigente. Protagonizamos un cobarde interrogatorio en la celda de la comisaria. Ensayamos cada movimiento al milímetro. Cachetadas, patadas, puntapiés, golpes de cabeza contra el piso y sobre todo el texto. Los dos pusimos de nuestra parte lo mejor de nuestro profesionalismo. Al final de la escena El Rufo /Ricardo, desnudo, desde un rincón, temblando, empieza a ladrar tímidamente, inseguro, hasta ladrar en forma desgarradora y patética bajo una luz tenue de un cenital azul turquesa. Mientras se escuchaba la risotada del Cabo San Lucas. Ricardo demostró sus grandes dotes de actor que más tarde pasearía por Europa y alrededores.

Ricardo Santa Cruz pasó a las filas del grupo Cuatrotablas con presentaciones por Lima, Perú y Europa, yo hacía gira a nivel nacional. En una de esas tardes de ocio Ricardo llamó por teléfono a la casa de mi mamita. Se había comprado un auto y necesitaba urgente clases de manejo. Bueno, pues, me convertí en su instructor de manejo, aprendió a manejar por las calles llenas de baches, huecos, inundaciones, pericotes, policías cutreros de La Victoria. Lo ayudé para que saque su brevete, le presenté a los maestros automotrices; pintores, planchadores, mecánicos; de mi barrio victoriano. De nuevo todo volvió a la normalidad, cada uno volvió con sus obligaciones terrenales.

Y como la vida es un pañuelo en el Coloquio sobre Pedagogía Teatral que se realizó en  Bérgamo, Italia-1977, organizado por el Instituto Internacional de Teatro (ITI), bajo la dirección de Eugenio Barba y auspiciado por la Unesco me encontré con los Cuatrotablas; Ricardo Santa Cruz, Lucho Ramírez, Malco Oliveros, Carlos Cueva y Mario Delgado. Los acompañé por Europa por varios meses con la obra Encuentro como técnico del grupo. Con Ricardo conversábamos de todo un poco. Su singular sentada de momia de Paracas y su pitillo de cigarrillos era la imagen clásica de las conversas. Hablamos de los cigarrillos, de la comida, del vino roso que saboreábamos, y por supuesto discutíamos sobre la técnica de Jerzy Grotowski y de todas las posibilidades expresivas para liberar el cuerpo de sus limitaciones. Dialogábamos sobre la ENAD; Eugenia Ende, su disciplina; Bertolt Brecht y el Berliner Ensemble; Peter Brook y su espacio vacío; Dario Fo y sus Misterios. Ricardo, el gran amigo, tenía bien definido su proyección en el mundo escénico.

En la Muestra de Teatro de Puquio, 1986, lo encontré como director del grupo Raíces. En la puesta de escena de la obra Baño de Pueblo se notaba al ojo su mano, su experiencia, su técnica, su sensibilidad, su forma de ver la vida y conceptuarla en el escenario. Al grupo le tomé cientos de fotografías, en la actualidad no tengo ninguna foto y menos los negativos. Es una lástima pero así sucede cuando pasa.

De tiempo en tiempo nos cruzamos en varias oportunidades. Por sobrevivir en esta Lima caótica, aculturada, acomplejada, nos faltó el preciado tiempo para seguir conversando, tomarnos un vino y darnos un fuerte abrazo.

Ricardo Santa Cruz, que la tierra te sea leve.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS

Lima, septiembre, 2021.