¿SUEÑO IMPOSIBLE?
"No os desesperéis, doy fe que hay luz al final del túnel".
Como ya se acerca la hora
de los exámenes de admisión 2012
en mi Alma Mater, la Escuela
Nacional de Arte Dramático, hoy
Escuela Nacional Superior de
Arte Dramático ENSAD,
ahí va un cuentito para levantar el ánimo.
ahí va un cuentito para levantar el ánimo.
Nicolás
León, actor profesional, egresado ENAD —1973
La misión de todo verdadero caballero es el deber. No.
El privilegio es Soñar:
— “Soñar, lo imposible soñar / Vencer, al invicto rival /
Sufrir, el dolor insufrible / Morir, por un noble ideal / Saber, enmendar el
error / Amar con pureza y bondad / Creer en un sueño imposible / con fe una
estrella alcanzar”.
Canción popular "El
sueño imposible" interpretada por Peter O'Toole en la versión cinematográfica
de El hombre de la Mancha.
Reunidos en un extremo de Barrios Altos, a media cuadra de la Iglesia Santa Clara, en la ebanistería de mi tío Manuel, los invitados conversaban de negocios y
de la mala política del gobierno; de la inmortalidad del fútbol peruano y de
los Olímpicos de 36; del Rodillo Negro y del gran Alejandro Villanueva, ídolo indiscutible del Club Alianza Lima. Yo solamente escuchaba, me
encontraba más perdido que cuy en tómbola, tuve que soplarme todo el rollo de
los improvisados historiadores.
— ¡Sobrino!
Te han arrancado la lengua antes de venir.
— Esos acontecimientos históricos los he leído en periódicos
pasados en la Biblioteca Nacional. Lo que no tengo claro es, por qué sacaron de
la selección México 70 a Víctor Pitín Zegarra.
Nadie me dio una explicación certera, uno que otro balbuceó, por indisciplina, dijeron.
Seriamente y sediento levanté el espumoso vasazo de chela heladita, brindé con
los presentes, empiné el codo, y antes que este pechito lindo probara el
néctar de cebada, y aplacara su sésasa; el tío Manuel me preguntó a boca de
jarro con su característica simpatía silvestre.
—
Tú papá me ha dicho que tú quieres ser artista ¿De cuándo
acá? ¿Piensas vivir de eso?
—
Si...
¿Por qué no?
Intenté nuevamente probar un sorbo del
líquido elemento.
—
¡Te vas a morir de hambre!
—
¡Quiero
morirme de hambre! ¡Pero no de sed!
Miré a mi tío y me di cuenta que la
invitación al almuerzo en su fábrica de muebles había sido una trampa para
hacerme entrar en razón a tanta locura, ya teníamos suficientes locos en la
familia y uno más había que curarlo o expectorarlo inmediatamente. Con el apoyo del crudo
silencio de los presentes, la santa inquisición familiar empezó a
maniatarme. El tío ordenó sus ideas y mirándome fijamente con sus ojitos
pardos aleonados, prosiguió.
—
Para ser artista tienes que haber nacido con cualidades
innatas, dones y dotes especiales. Y yo dudo de tu naturaleza. No cantas, no
bailas, no recitas, no tocas ningún instrumento hasta cuando silbas eres
desafinado. ¿No te has escuchado? ¡Ni el Himno de tu colegio lo puedes silbar
bien!
—
Tío, pero mi coeficiente intelectual y mental me lo
permite.
— ¿Coeficiente intelectual y mental? Esas cantidades de rojos
de tu libreta de notas demuestran todo lo contrario. Aprovechamiento
cero.
— Eso fue antes, ahora es ahora.
— Antes o ahora, tú sigues siendo el mismo. No has cambiado
en nada. No tienes ninguna disposición sensible frente al
mundo. Cero en aptitud artística, en talento y en genialidad.
Solté una breve y filuda carcajada, me
reí al mejor estilo shakespeariano, levanté la ceja derecha en forma de signo
de interrogación y en prima emulé a mi gran colega Peter O'Toole, recité y
canté “El sueño imposible” de la
versión cinematográfica "El Hombre
de la Mancha".
— “Ese es mi afán y lo he de lograr / no
importa el esfuerzo / no importa el lugar / saldré a combatir / y mi lema será:
Defender la virtud, aunque deba el infierno pisar / Porque sé que si logro ser
fiel / a tan noble ideal / dormirá mi alma en paz al llegar /el instante final”
“Soñar, lo imposible soñar / vencer, al invicto rival / sufrir, el dolor
insufrible / morir, por un noble ideal”.
Después del canto nadie dijo nada, ni
pío, ni sí, ni no, ni bien, ni mal, nada. Silencio fúnebre.
—
¿No me digas que vas a cantar?
—
No, por ahora no, soy extra actuando, pero por algo se
empieza ¿no? Hasta este momento soy autodidacta, pero si encuentro la
oportunidad de estudiar en una academia o algo que se le parezca, me meto con zapato
y todo.
—
¿Y de qué vas a vivir? ¿Limosneando? Tu papá no está en la obligación
de mantener vagos, espantapájaros; necesitamos hijos productivos no un
hazmerreír.
—
Justo ahí está el chiste... puedo vivir...
— Robando, dando el mal ejemplo a tus hermanos menores. Estudia algo
que sea provechoso. Un oficio decente. Bueno, tú sabes a lo que te
expones, ya eres grande.
Me soplé mi vasazo de cerveza bien
cepillado de un sorbo sin respiro como los músicos de mi barrio. Me despedí de
mi tío. Los obreros y el capataz me siguieron con la mirada hasta el momento
que crucé el umbral de la puerta, me arreglé la chalina, reinicié el cantito
bajo el cielo nublado de fina llovizna del Cercado. La quieta calle me esperaba
con una buena risa hipocritona. Levanté el cuello de mi casaca, metí las manos
en los bolsillos del pantalón y caminé, caminé y caminé.
— “Saber
enmendar el error / al amar con el más puro amor / creer en un sueño imposible
/ con fe una estrella alcanzar / Luchar por un mundo mejor / perseguir lo mejor
que hay en ti / llegar hasta donde nadie ha llegado / y soñar, lo imposible
soñar”.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Karlsruhe, 2012.