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La Cartera. NDLeón

LA CARTERA
Nicolás D. León Cadenillas.

Gracias, gracias, gracias... 
Tawa, Mané, Nancí, Pool y Edú.

"Siempre llevas una fina cartera llena de guita."

La Cartera
¿Dices que eres una dama?
Más bien pareces una rana.
Por tu manera de croar.
No sabes hablar.
No sabes saludar.
Eres malcriada.
Testaruda.
Mentirosa.
Cerebro de alcornoque.
Cuerpote de kión.

¿Te crees linda?
¿Bonita, elegante?
Porque siempre llevas,
para cada ocasión,
una fina cartera.
o un diabólico carterón.

Carterón
lleno de guita,
joyas de fantasía.
billetes verdes bonitos,
fajos de Nuevos Soles,
tarros de café
repletos de monedas
bicolor de acero y latón.

Te gusta coleccionar
libretas, libretitas,
agendas de difuntos,
de muertos y heridos.
Adornar tu domicilio
con obras de arte 
que no son de tu propiedad.

Miras con odio contenido
para que no te digan nada,
para pasar piola
de tus terribles
elucubraciones mentales,
quehaceres malignos,
insanas cochinadas,
maquiavélicas perradas.

Usas la cartera como cofre,
como arma, como escudo
como máscara, como ropero.
Para el hurto, 
la cartera es tu aliada,
tu compinche.
Para el sueño es tu almohada.
Para el viaje es tu mochila.
Y para dar la estocada final,
tu fiel cartera
es tu arma letal.

Nicolás D. León Cadenillas
Lima, Nov. 2014.

Réquiem para Chulapa. NDLeón.

Réquiem para Chulapa. NDLeón.

Oscar Miguel Ruiz Beltran (a) "Chulapa, R.I.P.

Nicolás León "Niky" y Miguel Ruiz "Chulapa".

Miguelito:
Cuando te conocí, yo tendría como 10 años de edad, y cuando tuve más o menos 12 nos fuimos a las manos por una entrada gratis a la canchita de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe donde jugaban fulbito, vóley, básquet los Jóvenes Católicos del barrio y público en general. En ese entonces eras de mi tamaño pero con cuatro años más encima, ya estudiabas para revejido. Yo desaparecí del barrio después que acabé secundaria, viajé por el territorio nacional, extranjero y en una pausa forzada caí nuevamente a Balconcillo, a la casita de mi mamita. Nos presentaron, te dije que ya nos conocíamos de los años '60, que teníamos amigos comunes: los Brandaríz, los Peñafiel, Soto, Napoléon, Chale Lazón, los Gamarra, Manuel Mejía y cientos de amigos más. Te enseñé fotos. No lo podías creer, nos tomamos un trago para refrescar la memoria. Y entre anécdotas, chismes, historias, yo fui cuajando temas que más tarde me sirvieron para escribir mis cuentos de barrio basados en la buena muchachada de Balconcillo y alrededores. Siempre te estimé, respeté, te escuché hasta las huevadas sin sentido y me jaraneé de lo lindo con tus singulares ocurrencias. Un beso grande mi querido Miguelito, mi Chulapita, gracias por todo. Nos vemos. Nk

Oscar Miguel Ruiz Beltrán, DEP.

Nicolás D. León Cadenillas.
Lima, 2014.

Ética y moral del Samurái. NDLeón.

Ética y moral del Samurái. NDLeón.
Cuento de barrio dedicado a una linda generación de amigos y hermanos dassianos, casitas blancas, palermitanos. Nk

"El amor es lo único que crece cuando se reparte." Antoine de Saint-Exupery.

El Ermitaño Agrónomo llegó a su antiguo barrunto justo en el momento que el astro rey hacía su aparición, se hizo presente en la esquina del güachimán Cachetón, antiguo colega de filosofía de calle y distracción. El Ermitaño llevaba una bolsa anudada en un resentido bastón, zapatos prestados de color marrón y empuñaba un celular chancho que marcaba otro día, otra hora y diferente estación. -Sólo lo necesito pa’recibir llamadas- en síntesis, fue la breve explicación que dio a su carnal Cachete Cachetón. Observó detenidamente los carros estacionados, preguntó al recio güachimán dónde podía hacer una breve siesta, Cachete señaló sin titubear el auto negro crespón de Luchín Caprino; el marchito peregrino marchó sobre la marcha y se metió en la carroza fúnebre a dormitar, a tirar jato dentro del ataúd adornado de azahar, camufló su celular en su seco pectoral, abrió la ventanilla y asmáticamente, gritó: -A las diez de la noche me despiertas, quiero llamar a mi maestro, al monje maromero- y sobre el pucho, roncó.

Con el claro de luna en el firmamento y con sus ojitos abiertos, el Cachete amigablemente lo interrogó. -¿Pa'qué chucha has venido?- el agrónomo respondió en prima -El samurái Arturo está en camino y mañana, sábado, a medio día lo reciben con sushi, sashimi, seviche de pesca'o, chelas, jaleas y parihuelas. Mi hermano de sangre me ha datea'o. Y de paso quiero instrucciones de ética y moral de mi maestro incondicional, el inmortal Monje Maromero.

Después de veinte años, Arturo Sensei, descendiente directo del clan Uyeyama, retornaba a su templo dassiano; sus colaboradores, secretarios y amigos organizaron una sorpresa. Un almuerzo de bienvenida, reencuentro y camaradería. La sorpresa fue vox pópuli, un par de vecinos se acomodaron en la limitada lista y otro sin invitación quiso poner condición.

- Rolhos, dile al misio de mierda del Ermitaño Agrónomo que no lo quiero ver ni en pintura. Si lo encuentro en la reunión de Arturo lo saco a patadas. Tampoco quiero ver al muerto de hambre del Monje Maromero. Estoy advirtiendo, los veo y los destruyo, después no se quejen, guerra avisa no mata gente- amenazó el feroz Convidado de Piedra. 

El Monje Templario Maromero en una época de negras y grises nebulosas espirituosas fue consejero del viejo agrónomo ermitaño, vecino de Arturo San, compinche del güachimán Cachete y paisano lejano del troyano Rolhos Marayanos. 

El Monje, viajero empedernido que, para no perder la costumbre camina a pata y otras veces a pie por todo el litoral peruano. Visitó varias veces en su largo recorrido el Faro del Callao, el mausoleo de Sarita, la ermita de la Melchorita, el huerto huaralino del Ermitaño, la tumba de Sarita Ellen, el museo del Tribunal de la Santa Inquisición y el gracioso Circo del Congreso de Lima Town.

A medio día del caluroso sábado el Ermitaño se pasó una toalla húmeda por la cara, cuello, brazos y manos. Limpió sus ojitos y los vidrios de sus gafas. Estaba irreconocible, limpio, peinado y con ropa de marca de Triciclo-Perú. Llegó al almuerzo diez minutos más tarde de la hora indicada, pidió disculpas a todos los presentes. Arturo Sensei lo disculpó, le señaló su lugar y le sonrió. -Prueba primero los choritos a la chalaca que está cañon- le advirtió. Arturo Sensei ceremoniosamente se dirigió al mozo –Llega Don Rolhos y empezamos la comelona con guitarra y cajón-. Rolhos llegó corriendo todo despeinado, otro que se disculpó -He venido en taxi, mi carro me falló- y agregó -¡Ermitaño, el Convidado te ha amenazado! Dice que si te encuentra en esta reunión te da una pateadura de la conchasúmare, no sólo a ti; a ti y a tu protector, el güevonazo vago y zarrapastroso del monje maricón.

El Ermitaño dudó, pensó, se puso de pie, y en voz alta se justificó: -Perdón, yo no quiero joder la Magna Reunión Arturiana, me retiro en el acto. Soy pobre pero honrado, predico la paz y el amor y estoy limpio de corazón. No me gustan los problemas ajenos, ni los míos propios. Adiós-.

-¡Quédate!- Ordenó Arturo Sensei, mirando piadosamente a los caballeros de la mesa rectangular. Todos los presentes a rajatabla se unieron, respaldaron al Ermitaño para que se quede en la fraterna ceremonia ritual. El Ermitaño, emocionado; abrazó al Sensei. Arturo, el samurái, le pidió que se siente a su siniestra, acomodó el tenedor principal a manera de leal katana. -Quédate, amigo mío, tú eres de los nuestros. Al Convidado nadie lo conoce, es más no está oficialmente invitado.

"En plena degustación y comelona, empezaron los recuerdos y
anécdotas de los señores presentes cuando eran jóvenes adolescentes."

El Ermitaño lleno de confianza, se aplanó, bebió y se atragantó de los exquisitos frutti di mare con yuquitas fritas y ajíes de variados sabores. Después de tres chelas heladas se acordó de su protector, el monje maromero; sacó de sus zurcidos calcetines su celular Made in Las Malvinas, le retiró la liga, marcó y no funcionó. Pidió prestado otro celular, le alcanzaron un smartphone Sony Xperia Z1, sonrió idiotizado, miró al dueño, le pidió ayudita: -Causita, tu marca los numeritos, yo te dicto- sonó el timbre, habló: -Maestro, tenga cuida’o, el feroz Convida’o me ha amenaza’o y a usté también. Si nos ve nos va a sacar la reconchasumare. Cuida'o mi estimado profesor- por el altavoz del carísimo móvil de respuesta se escuchó una risotada templaria y una voz estruendosa: -Mi Dios y mi fe, es mi escudo contra los cojudos- el Ermitaño seguro, con entereza y con valor, respondió: -Quiero que venga el huevo duro y me dé un cachetadón, lo denuncio por intento de asesinato a este pavo celestón- y carcajeó junto con sus amigos oyentes. El monje, retrucó y se despidió: -Por principio y sentido común, no voy. Provecho. Pasénla bonito.


"El grupo paseó por los emblemáticos rincones del barrunto, por el parque,
por sus callecitas y pasajes. Por tiendas, licorerías y huariques."

En plena degustación y comelona, empezaron los recuerdos y anécdotas de los señores presentes cuando eran jóvenes adolescentes. El Ermitaño por momento sólo escuchaba, tenía grandes lagunas, mares y vacíos. Explicó que de tiempo en tiempo él viajaba por Tocache y se desligaba del barrunto y perdía la ilación. El grupo agarró confianza, recordaron momentos bonitos y pasajes importantes, como cuando al señor Mauad le gorreaban carro, comida y los pasajes de regreso. Recordaron el palo de golf imaginario y el espectacular Jeep todoterreno del papá de Arturo San. En una breve pausa el gato atigrado ronroneó, maulló y pidió su ración. Para retomar el tema el Ermitaño preguntó si recordaban los álgidos momentos en el parque, nadie le respondió, habló de los buenos tiempos cuando escuchaban a los Rolling Stone, Santana, Jimi Hendrix, oliendo la yerba mala, comiendo las flores, las interminables licoreadas, las agradables roneadas, las mechaderas, trompeaderas y todo el desbarajuste del vacilón. Nadie respondió. El grupo se quedó mudo, se miraron sorprendidos, sonrieron y explotaron de risa al unísono soltando una gran carcajada de amistad, amor y complicidad.

En armonía y con sus chelitas frías, el Ciego Miguelito recibió una llamada del Convidado amenazador bronqueador, el Cieguito lo saludó solemnemente y de taquito le pasó el celular al digno homenajeado: -E’mi compadrito pero’tá güevón-. Danny Daniel, piadosamente tartamudeó: -No queremos invitados de mantequilla-. Arturo Sensei educado con el código ético de lealtad y honor hasta la muerte. Fue amable pero cortante como filuda katana, fiel espada del guerrero samurái.

-Hi. Los presentes estamos reunidos en perfecta comunión y hermandad. No hay espacio para discusión. Buenas tardes, otra vez será. Chao. Sayounara.


"Cuento de barrio dedicado a una linda generación de amigos y
 hermanos dassianos, casitas blancas, palermitanos. Nk."

Un par de horas más tarde el grupo paseó por los emblemáticos rincones del barrunto, por el parque, por sus callecitas y pasajes. Por tiendas, licorerías y huariques. Tomaron varias veces el último trago, la del estribo, en bares de amigos. Se prometieron un nuevo encuentro para fiestas, para Navidad, para el Año Nuevo, carnavales y para las infaltables polladas bailables. Tomaron nota y apuntes. Con la lección aprendida de ética, honestidad, respeto, honor, moral y lealtad, se dijeron: -¡Hasta la próxima oportunidad!

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Nicolás D. León Cadenillas.
Lima, 2014. 

Homenaje a los señores goleadores. NDLeón.

Homenaje a los señores goleadores. NDLeón.
Recuerdo para mi querida Promoción 1969 - 5° "F".
GUE "Alfonso Ugarte", San Isidro. LIMA - PERÚ.

En el último minuto cuando estaba preparándome para calentar banca me dieron la única oportunidad de jugar de titular, justo en el partido definitorio del "Campeonato Inter-Salones. Bodas de Plata. AU. 1969-1994". Por estrategia el DT -director técnico- me ordenó marcar al más representativo y experimentado goleador de nuestra Gran Unidad Escolar, al ídolo de las multitudes, al letrado "Señor Chato". Sus incondicionales fans de seguidores lo llamaban así. Pero nosotros -sus contemporáneos- lo llamamos cariñosamente "El Chato Archivado Petunia Clark" o abreviando "Chato Archivado" o simplemente "El Archivado". Este Alien Depredador antiguo, galán irresistible de las jubiladas profesoras del magisterio de la Casa del Maestro del Paseo Colón, seguía siendo el famoso matador, gran jugador neto, nato, magistral hasta con el full vaso. Sus condiscipulos y toda la afición confiaba en él. Yo confiaba en mí. El Archivado era fuerte como jabalí silvestre, ágil como una mortal víbora con veneno, imprevisto como una hiena carretona y conchudazo como él mismo. Yo conocía mis deficiencias pero él no me conocía a mí. Yo lo había visto jugar cientos de partidos, él nunca me había visto jugar un partidito, ni de fulbito, porque en el colegio yo no jugué fútbol, con tan buenos jugadores de balón pie, ni loco haberme metido a competir un puesto; yo como buen figuretti no quería ser suplentón, ni del montón, quería salir Campeón. Por lo tanto, práctiqué otras disciplinas deportivas, atletismo de campo por ejemplo, y entre ellas representé a mi sagrada Alma Mater de Secundaria, vistiendo los gloriosos colores ugartinos, batallando como gladiador romano en el puesto de Jardinero Derecho, así logré alcanzar laureles, premios y medallas con el equipo titular de la "Selección Ugartina de Béisbol".

Llegó el momento de la definición. Nos acomodamos en la cancha. El Chato en el centro del círculo portando en el brazo el brazalete de capitán, yo en mi área como cancerbero macho alfa. Monedita al aire, apretones de mano. El árbitro dio las indicaciones. Pitó el silbato. Empezó el partido. Dos pases y el Chato Archivado ya estaba en mi área haciendo con mucha clase la primera gran jugada de la tarde, me ganó lejos pero a la hora de definir, hice trampa, con el hombro lo saqué y le moví el piso. Nuevamente pase para el Archivado, giró y en prima metió su primer gol, a los dos minutos de juego. Fiesta en las tribunas. Una gran carajeada para mí.

- ¡Te dijimos güevón que tengas cuidado con el Chato! ¡Al primer descuido moja!

Saque de gol, nuestro centrofoward retrocede la bola, el medio campo titubea, el Archivado roba pelota impecablemente y muy confiado entra por el centro del área, justo por mi puesto, lo esperé en diagonal para correr con él, hizo una finta, una jugada maestra como los grandes maestros de antaño. Se luce derrochando pundonor y cojones, yo lo esperé como boy scout, siempre listo, me miró de reojo, levantó la de cuero con una bicicleta, la paró de pechito; avanzó un pasito más con un pique endiablado, aceleró, paró, volvió a picar, yo al costado, miré de refilón al réferi… y le metí un furibundo y sófero alce, lo levanté con un severo estáte quieto. -¿A dónde vas Chatito?- El Señor Archivado paró en seco, se quedó paradito sobre las puntas de sus pezuñentas zapatillitas Bata y con los brazos levantados haciendo una hermosa figura de ballet como una cruz; gritó a lo desconocido -¡Conchatumáadre!- Buscó, miró a la derecha e izquierda quien había sido él hijo de la güayaba que se había atrevido profanar su trasero. Me encontró, me miró con odio criminal, yo corrí hacia donde estaba el árbitro, se quejó, puse cara de yo no fui. Bien despacito, sólo para él, le pedí perdón, no atracó.

¿A dónde vas Chatito?

- Disculpa Chato fue casualidad.
- ¡Qué disculpa ni que disculpa imbécil! ¡Ya te cagáste conmigo güevón! ¡Pútamare, en mis veinte años de futbolista profesional nunca me ocurrió esto!... ¡Este idiota me ha faltado el respeto delante de todos! ¡Si le rompo la pata no me jodan!

El juego se reinició. Cambié de puesto, me fui de líbero. El Archivado por buscarme descuidaba la jugada o la bola. Su rabia contenida no lo dejaba jugar como él sabía, como los dioses. Punto a favor para nosotros que esperábamos que lo minutos pasen para llevarnos el triunfo y el trofeo a nuestro salón.

Faltando cinco minutos para finalizar el partido uno de nuestros crack, el sorprendente hombre goma, "el Cajacho del Arenal de San Juan", metió un chuñazo como un cañon, el disparo rebotó en el muslo de un marcador y la bola haciendo un extraño se metió al arco... y gol. Empatamos de chiripa, de pura casualidad como dijeron los cochos de las tribunas. Nos ilusionamos, adelantamos líneas sacando fuerzas de donde no había. Presionamos. Yo me metí al área contraria de puro macho sabiendo las consecuencias, y zás, recibí un patadón, un alevoso foul traicionero. Caí en el punto de penal. Con dificultad volteé muerto de risa, solté la carcajada, sabía que mi verdugo había sido el Señor Chato Archivado. Reclamaron al colegiado, éste firme en su decisión, repitió la condenación.

- ¡Penal... no jodan!

Mis compañeros miraron al infinito buscando ayuda divina, me dijeron que pateara yo. Todos desconfiaban de mis innatas condiciones.

- ¡Patea tu cuñao! ¡Es tu jugada. Si la cagas la cagáste! No mires al arquero. Arrastrón no más. ¡Un puntazo!

Qué cara habré puesto que mi capitán se acercó y me arengó como buen caudillo y psicólogo de profesión.

- ¡Oye mierda no pienses mucho güevón... patea de una vez carajo, tú la haces!

Me acomodé, el juez dio la orden... y gol. Escuché en las tribunas muy clarito que se acordaron de mi querida mamita y de toda mi familia. Levanté los brazos para saludar a nuestra hinchada, no había nadie, no teníamos hinchada. Todo el público, los cientos de espectadores eran fanáticos hinchas del Chato Archivado. No lo podían creer. Un desconocido en el mundo de los grandes peloteros goleadores le había ganado el Campeonato al Super Estrella Chato Archivado... por pelotudo.

Y colorín colorado esta crónica del pasado se ha acabado.

Nicolás D. León Cadenillas.
GUE Alfonso Ugarte. San Isidro.
Promoción 1969. 5° "F". Letras.

Núremberg, 2013.

Unión Balconcillo F.C. - NDLeón.

Unión Balconcillo F.C. - NDLeón.
Dedicado con amor a la familia Albújar-Espinoza. Para nuestros queridos hermanos, Pedro Miguel “Pedrito Ruiz”, Carlos Eduardo “El Viejo”, Francisco Edilberto “Paco”, Jorge Oswaldo “Talara/Camión”, Rolando Miguel “Chelo”, Luis Guillermo “Sambi” y María Mercedes “Meche”.

En Balconcillo tuvimos una época de oro de buen fútbol aunque también se jugó fulbito macho. Ese momento histórico se puede decir con franqueza y orgullo, se dio  gracias a la llegada de los Albújar. Vinieron directamente sin escala de Talara a nuestro barrio querido de Balconcillo.  Inmediatamente nos brindaron amistad, confianza y familiaridad. A grueso modo, una pequeña reseña de un antes y después de los Albújar Espinoza.

BalconCity, barrio de las crocantes yuquitas fritas, del riquísimo jugo de frutas, de la deliciosa raspadilla, de los exquisitos seviches de gourmet y de carretilla. Barrio de excelentes profesionales, artesanos, poetas, escritores y actores. Cuna de deportistas, voleibolistas, del taco y tiza, de jugadores de grandes ligas, canchas y canchitas y de pichangueros de parques, calles y pistas.


Francisco "Paco" Albújar Espinoza

Con el dolor en el corazón por la triste despedida de nuestro hermano Francisco Edilberto “Paco”, afligidos de luto, retornamos en grupo de los Jardines de la Paz Camposanto La Molina al barrio y charlamos duro y parejo de nuestro recordado club.

Si no me equivoco, la historia para el recuerdo sucedió en los inicios de los ’70. Unión Balconcillo F.C. tenía jugadores para todos los gustos y colores. En una ocasión los mejorcitos, la crema y nata del fulbito arte y bonito hicieron su círculo y depuración, chotearon a diestra y siniestra a los guerreros, a los malucos, a los empeñosos y a los desposeídos.

Después de un minuto de silencio, expliqué mi ausencia en el barrio e inicié la conversa deportiva.

–Por mi trabajo y viajes me perdí muchos partidos, reuniones, fiestas  y muchas anécdotas. ¿Quién me puede decir cómo nació el UB-B?

A la primera pregunta Pedrito Ruíz tomó la palabra, luego lo siguieron mi hermano Yuri León Cadenillas, el Chino Inope, Pitti Bellido, Enrique Seminario Silva (a) "Cachete" , el colorete Oscar Pereyra, Sambi y remató Talara con una locuaz precisión.

-Estos cojudos hicieron su equipo A1 para campeonar con lo mejor del Unión Balconcillo, sacaron también a jugadores consagrados sin pestañar. ¿Y saben a quién postergan? A Talara Camión. Cuando lo botaron se tomó unos tragos de pica, de rabia y de pena en el Bar de Juanacha, y todo borracho pensó en voz alta: -¿Pedrito, qué nos queda? ¡Hacemos el B, carajo!- me dijo con decisión y coraje. Hicimos el equipo en el Bar. –Jugamos con Mesié Levú, el Sordo en el arco, y puta, rellenamos  con cualquier huevada- concluyó.

-¿El Sordo, el sastre?
-¡Sí! Era el más zanahoria del grupo.
-¿Qué, no se drogaba ni por buenas ni por las malas?
-Sólo lo justo y necesario. Jajajaja.

-¿Sambi y Chelo?
-Sambi y Chelo no estaban, ellos estaban cazando maripositas en el parque. Al B vino un pata sacalagua colora’o, talareño, lo bautizamos como Laberinto. Hasta ahora no sé como hacía para llevar su bola, se enredaba solito. Le quitabas la pelota y te seguía por toda la cancha hasta quitártela, no sé como llegaba al área y daba pase, nada más. Era un crucigrama para jugar. Cuando jugamos contra UB-A hizo el mejor gol que yo recuerdo.

Fotografía: Niky León

Yurito León, puntualizó.

-Yo vi el gol, a Laberinto le meten un centro y nadie sabe como la para y se metió al arco con bola y todo. Era un caso. Fue un golazo. Fue el mejor gol del campeonato.

Pedrito Ruiz tomó nuevamente la lora.

-El día que jugó UB-A contra UB-B, la gente dijo -Los de la B se van a echar, se van a vender para que gane la A- ¡Pichón, las huevas, le ganamos a la A! Había una piconería de la putamare entre hermanos. Yo jugaba atrás con Talara, carajo, repartimos leña como mierda. Habían jugadores endiablados, pendejos, yo me echaba y los cagaba, les quitaba la bola y la rompía pa’delante.

El maestro catador Pitti Bellido, preguntó.

-¿Están hablando del Campeonato en la canchita del Colegio Parroquial Nuestra Señora de Guadalupe?
-¡Síiii!- respondió el manchón.

-¿Cuchi Cuchi, dónde jugaba?
-Cuchi Cuchi estaba en la A, jugaba muy bien. En el arco, Mayco; en la defensa El Viejo con Daniel Carrión. Paco también era del A, fue un Gran Capitán, un caballero a carta cabal, dentro y fuera de las canchas.
-¿Genaro?
-Genaro Serra en la B, era defensa.
-¿Antonio Rospigliosi?
- Antonio “Mesie Levú” en el B. A Levú lo sacaron del A por la argolla que había y se fue a la B. Se jodieron.


Hasta pronto, Paquito, Gran Capitán.

El Chino Inope, opinó.

- El Sordo se convirtió en el arquero suicida del campeonato. Tapaba de todo.

-El UB-A jugaba bonito, para aquí, para acá, para allá. Nosotros éramos punche, jugábamos a todo tren, apunte patadones le sacamos la putamare a todo el mundo. Punteros, seis puntos de ventaja sobre el A. Segundo estaba la A y tercero Las Amatistas. Llegó el partido contra Las Amatistas, nosotros estábamos para campeonar, y la caga el entrenador, el finado Miguel Noriega, no entrenaba ni mierda. Llevó dos botellones de damajuana grandrazas de vino. Nos hicieron la camita, le dijeron al cura. Nosotros nunca tomamos nada en el local. Le metimos una tanda a Las Amatistas. Le sacamos la ñona. Al siguiente sábado no nos dejaron entrar, el cura nos había eliminado, nadie puede contra los curas, eliminó a los dos equipos, al A y al B. El curita proclamó Campeón a Las Amatistas. De tercer puesto y a diez puntos de nosotros, Campeonaron. Cura de mierda, por eso no puedo ver a Cipriani HDP.

Yuri León, concluyó con una bonita disertación.

-Después de tiempo se formaron nuevamente dos equipos, A y B en el Unión Balconcillo F.C. Jugaron los hermanos Mauad Silva, Yamil en el A como defensa y Nagib en el B por la punta izquierda; Chelo se reveló como un arquerazo de pulentas; Lucho Tocón, arquero suplente; Manuel Jesús “Cachito” Carrión Zavala de back central; Sambi en la volante; Jorge “Coco” Soto con Juan Antonio “Tora” Chávez, adelante. Sambi, extraordinario, jugaba atrás, atracaba, salía jugando, era volante, pivot, jugaba en todos los puestos, fue un jugador completo, extraordinario, todo un crack. En el B, Yuri León. Carlos Caballero como arquero. Dos de los hermanos colombianos. Después se reestructuró el UB y jugadores del A pasaron al B. Lucho Tocón pasó al B, fue un arquero sobresaliente, arriesgado y valiente. Y en una oportunidad el UB Campeonó contra el Club Inti Las Américas con un score de 8 a O, nada más. Campeonato que se realizó  en el Colegio Parroquial Reina de las Américas, ahí  jugó Beto Peña, deslumbró, era un tractorcito en la volante, recontra fuerte, muy bueno.

Sin más que preguntar y por respeto a mi mamá, di por finalizada la amena charla, corté la sana conversación con un brindis de amistad.

-¡Por la amistad, cariño, familiaridad, hermandad por los siglos de los siglos! ¡Salud, carajo! ¡Paco, Carlos, presentes! Siempre estarán presentes en nuestras oraciones. Amén. Abrazos para todos. Se pueden ir en Paz.


Pool Marchena, Oscar Pereyra, Pedro Albújar, Alejandro Albújar, Nicolás León, 
William Rojas Albújar, Luis Albújar, 
César Bellido y Jorge Albújar.

LOS ALBUJAR
Chelo en el arco.
Talara en la defensa.
Paco en la volante.
Sambi en la delantera.
El Viejo en la Dirección Técnica,
Mechita en la hinchada, y
Pedrito Ruiz en el Bar de Don Luis.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, Noviembre, 2014.