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Carlos Gringo del Dasso. NDLeón.

Carlos Gringo del Dasso. NDLeón.
Leyenda sobre Carlos Aristondo y su gran actuación en el clásico encuentro entre Atlético Dasso vs Sport Castro en el Campo N° 4 del Centro Polideportivo Recreacional de la Unidad Vecinal de Matute.

Carlos Aristondo (a) "Carlos Gringo".

El “Sport Center Juan Castro Association Football Club” se inscribió en el Campeonato de la Liga del Distrito de La Victoria sin inscribir a uno de sus jugadores estrella, Carlos Aristondo alias “Carlos Gringo”, puntero izquierdo por excelencia. Aristondo reclamó a los dioses del Olimpo y a los dueños del club, sus amigos de jirón Juan Castro, coludidos en la garrafal anomalía le dieron mil una excusas. Le explicaron que él no tenía la característica psicológica de los diferentes sistemas de juego de conjunto que exigía el exquisito entrenador. Y entre risitas de complicidad a sus espaldas dijeron que su reemplazo era un señor jugador con laureles deportivos, fama y distinción.

Carlos Gringo no lo podía creer que su amical collera lo había choteado sin ninguna razón aparente, todas las explicaciones no tenían sustento de peso. Buscando la Cruz del Sur, pensó en voz alta. -¿Quién está detrás de todo esto? Sólo puede ser un macabro invento de un ser sin cerebro, sin valor y sin corazón-. Compungido ingresó a su Rico Dasso por el pasaje José María Corbacho, se cruzó con el gran capitán del Club Atlético Dasso. El antiguo crack le preguntó.

-¿Gringo, ustedes cuando juegan?
-¡No tengo equipo! Estos güevonazos no me han inscrito, me pasaron por alto. Puta, dicen que son mis amigos y me han fauleado a la mala.
-¡O sea estás libre? Juega pa’mi equipo, nos falta un delantero que corra. Vamos al Club, yo le habló al entrenador.
-¿Quién es?
-Nikolaos K’Dnias.
- Lo conozco. ¿Y ese güevón, qué sabe de fútbol?
-Si sabe, sabe más de lo que tú te imaginas y tiene cartón.
-Cartón bamba, será.
-¿Oe, quieres jugar o no?- recibió su estate quieto el mortificado Carlos Gringo.

Feliz Reencuentro de Vecinos del Parque Miguel Dasso en Charlotte. USA.
Carlos Antonio Goycochea Aguilar, Richard Serra Custodio, Pablo Villanueva, Carlos Aristondo, 
Paul Villar, María Serra Custodio, Humberto Peña Aguayo, Oswaldo Tagle, Hernán Tipiani.

En las tres últimas temporadas el Sport Juan Castro presentó escuadras competitivas. Equipos de once estrellas con sus respectivos suplentes de buen nivel; dirigidos por el As de la trampa del offside y del cerrojo, el maestro DT. Grígori “Rasputín” Cipriani. Destellaban con luz propia: Rolando “Rolo” Marallano como puntero mentiroso, más mentiroso que puntero; Leonidas “Leo” Marallano, poeta creador volante ofensivo; Julio “Luglio” Marallano, como el satánico muro central defensa líbero carnicero. Los tres hermanos Marallano conformaban la columna vertebral del “Sport Juan Castro F.C.”. Los demás integrantes eran jóvenes de gran valía: Miguel “Micky” Aguilar, la saeta de la imprenta; Víctor “Veache” Chávez, el armador oficial, dribleador y pasero; Abel “Abelito” Fernández, la luciérnaga del área chica; y otras promesas.

“Atlético Deportivo Miguel Dasso” tenía un equipo remendado de jugadores cumplidores, mediocres por decir algo. De lejos tenían una pinta de tronco seco aunque lo rieguen no brota, de árboles chuecos difícil de enderezar, eran unos vagos de mierda para entrenar pero madrugadores para vergelear. Pedro “Perico” León, el zurdo que jugaba por la derecha. Francisco “Paco” Noriega, en el pórtico; Alberto “Beto” Peña, el caudillo del rodillo verde; Nicolás “Niky” León, defensa central, terminó secundaria y se malogró en tierras extrañas. Pedro “Pedrito Ruiz” Albújar, era el abuelo joven del barrio. Daniel “Chato Daniel” Fernández, el conductor del equipo, hacia dupla con su hermano Ricardo “Ricky Ricón” conformaban la línea media de la volante.

Lo que se vio en el primer tiempo, según los entendidos en tácticas y jugadas de laboratorio fue, Juan Castro demostró clase, técnica, garra y gran dominio de la lectura del match. Los gladiadores del Dasso sudaron vergüenza deportiva con sangre, lágrimas, huevos, cojones y hombría. Sólo se defendieron.

En el segundo tiempo, Sport Juan Castro, el equipo de las estrellas adelantó sus líneas, presionó. Carlos Gringo del Atlético Dasso, super  concentrado en el extremo izquierdo de la línea central –por indicación del técnico- esperaba bola sin desmarcarse. De atrás le mandaron un patadón, Carlos Gringo arrancó, hizo un pique de campeón, corrió en diagonal, cruzó la cancha, alcanzó la pelota un metro antes del área grande y fusiló, al arquero lo pescó frío porque hasta ese momento estuvo de espectador, la bola ingresó en el ángulo superior izquierdo. Carlos Gringo mojó a base de velocidad. Les ganó el vivo a los ases del Juan Castro. Jugó a sus espaldas como ángel justiciero y vengador.

Sport Juan Castro, herido en su amor propio, presionó en base a su calidad, pases de laboratorio, chiches y rotación. Manejaron la redonda a su regalada gana y también con discreción. Controlaban el tiempo con sabiduría pero no tenían el espacio para patear con puntería.

De sorpresa a Carlos Gringo nuevamente le mandaron un zapatazo, fue un calco del primer pasezote, y con esa jugada hizo el segundo de la tarde para pasar a la historia de los gloriosos pergaminos de nuestro querido Parque Miguel Dasso.

El juego se tornó brusco, lleno de fricciones. Luglio Marallano recibió la orden de masacrar al goleador. Carlos Gringo presiente la arremetida, salta y con disimulo mete un cachetadón. Tarjeta amarilla para los dos. Juan Castro se adueñó de la pelota, dominó las acciones como titanes de otra galaxia.

-¡Qué bonito juega Sport Center Juan Castro que va perdiendo dos a cero!- gritó el heladero.

Atlético Dasso se amuralló en su área, despejaban todo lo que se movía. Reventaban la bola por las tribunas, al córner, laterales. El capitán y bravo caudillo despejó la redonda a lo bestia, la pelota rebotó en el chimpún del contrario llegando hasta el medio campo. Carlos Gringo pica, la toca, pisa, de taco se da un autopase, amaga, corre – en fracción de segundo brindó un espectáculo como le gusta a la gente del clásico fútbol victoriano. Hace la ñanga 3-44 con sombrerito y huacha a la colombiana moño rojo, y se va como guepardo, alcanzando una velocidad punta entre 95 y 115 km/h, solo y frente al desubicado arquero, con clase y estilo lo colgó magistralmente; el humillado guardapiolas se derrumbó como una papaya madura.

Cuando el árbitro dio por finalizado el partido, todos los hinchas, fans, vecinos y simpatizantes del Atlético Dasso levantaron en hombros a sus once guerreros dassianos. La multitud agradeció al Arcángel Miguel y al Ángel de la Guarda. Los vecinos y jugadores del Sport Center Juan Castro rumiaron el polvo de la derrota. Trataron de Judas traidor a Carlos Gringo por haber jugado con la camiseta verde green del Dasso, hablaron tonterías y sandeces sin pensar, pues Carlos Aristondo, es y siempre será hijo predilecto de nuestro querido Parque Miguel Dasso.

Arriba: Carlos "Torita" Chávez; Carlos "Gazú" Goycochea; Hernán Tipiani.
Centro: Carlos "Gringo" Aristondo; Oswaldo Tagle; Paul "Cabezón" Villar; 
Humberto "Beto" Peña; Omberto "Chino" Tagle; Juan "Tora Tora" Chávez.
Abajo: Pablo "Pablito" Villanueva; José Serra; Richard "Custodio" Serra.

Nicolás D. León Cadenillas.
Lima, 2014.

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