La Procesión del Señor de los Milagros pasó lentamente; menos lento pasó el Mes Morado y sus temblores. Mirando el cielo recordé todas las veces que mamita me llevó a la Procesión y capturabamos al Cristo Moreno en Barrios Altos. Recordé las veces que en mi soledad iba solo al recorrido procesional; y no sé en que momento se me cruzaron los recuerdos, pienso, y no encuentro la causa, motivo, razón o circunstancia por lo que se me vino a la memoria los recuerdos de un lejano octubre ... en una gira artística ... con el Grupo Mesa de Teatro de Lima ... recorriendo los pueblos de la costa y sierra norte de nuestro Perumanta.
Hace una buena cantidad de años fui testigo de una anécdota que ahorita me revoloteó en la cabeza, y a la apurada tomé nota para que no se me escapen los detalles. Después de corregir el borrador tengo varios espacios en blanco. No estoy muy seguro en que ciudad, ni en que local, pero si estoy seguro que fue en el sólido norte. Fue en un Festival de teatro, en una de las presentaciones. La obra trataba sobre la guerrilla que lideró y donde se inmoló Luis de la Puente Uceda en el octubre del 1965, en Mesa Pelada, en el Valle de la Convención, en el Cuzco, en el gobierno del Arq. Belaúnde Terry. Tampoco me acuerdo del autor; podría ser una adaptación o la obra del dramatugo peruano Julio Ortega, pero no estoy nada seguro. En el reverso del programa de mano estaba impreso, y recuerdo que lo leí en voz alta, el poema "Palabra de guerrillero" de Javier Heraud, cuyos versos si me acuerdo:
- "Porque mi patria es hermosa / como una espada en el aire, / y más grande ahora y aun / más hermosa todavía, / yo hablo y la defiendo / con mi vida. / No me importa lo que digan / los traidores, / hemos cerrado el pasado / con gruesas lágrimas de acero. / El cielo es nuestro, / nuestro el pan de cada día, / hemos sembrado y cosechado / el trigo y la tierra, / y el trigo y la tierra / son nuestros, / y para siempre nos pertenecen / el mar / las montañas y los pájaros".
En el afiche, clavado a la mala en el portón principal, se leía:
- "De la traición Aprista al gesto heroico - Luis de la Puente y la guerrilla del MIR". Libre Versión Libre.
Mis recuerdos anotados, dicen así:
Esta es la historia de un grupo de teatro que presentaron su obra sobre los acontecimientos en Mesa Pelada, tema sobre un sueño; sobre un grupo subversivo y las fuerzas gubernamentales; malos gobernantes, idealismo y el cumplimiento del deber del ejercito peruano. La dramaturgía y la teatralización sobre el tema habían sido muy bien trabajados, bien hecho; con el diálogo fluído sin caer en lo planfletario. En cuanto al movimiento de los actores, como grupo e individual, excelente; buen trabajo corporal, gestual, gráficamente hubo imágenes y figuras muy bien logradas; recibiendo calurosos aplausos del público.
Ultima escena, desenlace. Como todos los presentes sabíamos de lo que se trataba, esperabamos impacientemente como habían resuelto la escena de la muerte del lider. En penumbra ingresaron dos actores, representando las siniestras botas del imperialismo, a los democráticos asesores; los jóvenes actores ingresaron rampeando, en suspenso, masticando goma Chiclets Adams, hablando en voz bajita pero entendible, fumando Marlboro Cigarettes, botando el humo groseramente; a contraluz uno de ellos saca de su mochila una botella y al destaparla ésta revienta, explota como champán; todos pensamos en "Coca Cola" "en las aguas negras del imperialismo yanqui" como solíamos llamarla en nuestra juventud efervecente. Poco a poco, lentamente, el escenario se iluminó y el joven actor que caracterizaba a un Marine tenía entre sus manos la clásica botella de ... "Kola Real".
El público en general soltó una gran carcajada, se mataron de la risa, qué tenía que ver Kola Real en esta historia? Las carcajadas y chacotas de las primeras filas desconcentraron a los actores; la falta de experiencia los golpeó cerebralmente como si se estrellaran contra una tapia ... se miraban desconcertados; no sabían que hacer, ni que decir; los mayores y algunos organizadores pidieron calma y silencio; el público se tranquilizó. La obra continuó y terminó sin pena ni gloria.
Entre bambalinas y camarines se armó un lío de padre y señor mio; pude escuchar cositas lindas:
- ¡Oye, idiotón! ¡Imbécil! Yo pedí que compraran ¡Coca Cola! ... ¡Cola Cola! ¡¡Coca Cola!!
El encargado de administrar la logística y gastos del festival, no entendía nada, con él no era.
- ¡Coca Cola o Kola Real es lo mismo! ¡Las dos son la misma cosa! ¡Gaseosas! ¿Cuál es el problema? Sale más a cuenta comprar Kola Real, es más barata, mayor cantidad, sabor agradable, por las puras te amargas, no entiendo tu pataleta, engreído eres ¿No? ... ¡Güevón! ¿Por qué la Kola Real es provinciana jodes? ¿Pituquito eres? “¡Aprovecha: Consume lo que el Perú produce!”.
El director artístico rojo como un tomate, herido en su amor propio, impotente, se quedó mudo como una lápida, enmudeció su ira con un silencio sepulcral. Silencio general. Nos despedimos con señas y emprendimos la retirada, nunca más volví a escuchar nada sobre la obra en todo el tiempo que duró mi gira por el norperuano.
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