“Recordar es volver a vivir”.
Con cariño para mi compadre
Jorge Vigo Díaz.
Karlsruhe, 04 de Julio 2009.
En nuestras épocas de escolares primariosos, nuestras mamitas eran las encargadas de matricularnos en los colegios; en los cursos libres de la Parroquía; de asistir a las actuaciones cívico-patriotas; de hablar con los profesores, con la asistenta social, auxiliares y regentes. Y de vez en cuando corregirnos con un estate quieto antes que se entere papá.
Por enfermedad u otra razón de fuerza mayor la mamá de nuestro protagonista no pudo asistir en la fecha programada para matricular a su único hijo varón, a su engreído, simpático y lindo gordito del barrio de Santa Cruz de Miraflores.
El papá neófito en los papeleos escolares del colegio fiscal del vecindario, no sabía como empezar el trámite documentario ni que pasos debía seguir para formalizar la matrícula; se dirigió a la Dirección, se dió con la sorpresa que las vacantes ya estaban copadas. Pidió audiencia con la Sub-Directora, con la Directora, con alguién tenía que hablar, exponer su caso urgentemente.
Habló con la Directora, la doctora le explicó que durante toda la semana se habían matriculado los alumnos del plantel, incluyendo a niños de otros barrios porque durante todo el mes de marzo nadie había llegado a matricularse, esperando como siempre el último momento como buenos peruanos.
“!Esperando como siempre el último día!”.
- Perdón, usted es el señor ... ?
- Visigodo Tercero, señorita!
- Ah, usted es el papá de Jito. ¡Qué gusto en conocerlo señor! Su hijito es muy buen alumno y muy disciplinado ... ¿Es la primera vez que usted viene al colegio, no? Y todavía viene atrasado, muuy tarde.
- Lo que pasa señorita Directora ... es ... como uno tiene que trabajar ...
- Todos trabajamos señor Visi ...
- ... déjeme que le explique ... no tengo tiempo para venir al colegio. Mi esposa es la encargada de matricular a nuestros hijos ...
- Los dos, los padres son los encargados señor Visigodo ... no sólo es la madre ... ¿Y cómo ahora se ha dado tiempo para venir? Tarde pero a venido.
- Mi esposa está atendiendo a mi madre política que está enfermita ... por ese motivo no ha podido venir en la fecha del cronograma de la matrícula ...
- ¿Perdón? ¿A quién está atendiendo?
- A mi madre política, así se dice, no? ¡A mi suegra!
- ¡Madre política! Jajjajaja, qué gracioso es usted señor Visigodo.
- Así es. Cómo no me pagaban los trabajos, no podía venir, no tenía para pagar los gastos, ni la matrícula ... tenemos cuatro hijitos, tres mujercitas y Jito.
- Podía haber venido y hablaba conmigo y no esperar el último momento.
- ... pero los gastos con la Asociación de Padres de Familia ... el uniforme, el niño a crecido, el uniforme puede esperar una semana, no? ¡Por favor!
- Señor Visigodo Tercero, al inicio de la conversación le he manifestado, le he dicho, le he comunicado:
“Que no hay vacante, no hay sitio para su hijo, no hay salones, no hay una carpeta más, todo está al tope, completo, todo está lleno ¡No hay carpetas! ¡Entienda por favor!”
- ¡Señorita, por favor no me diga que no! Voy a tener problemas con mi esposa, usted conoce a mi esposa, yo no quiero tener problemas con mi esposa, ayudeme, donde voy a poner a mi hijo, no se, esa es la verdad. Es muy chico para que se traslade en ómnibus menos en tranvía.
- Le vuelvo a repetir, no hay carpetas, que terco es usted por Dios.
- Si, soy terco como buen cajamarquino que soy , sólo le ...
- ¿Cajamarquino? ¡Hubiera empezado por ahí! ¿Del mismísimo Cajamarca?
- No, ... de Chota.
- Hum ... ¡Al chotano ni la mano! Mi esposo que era bueno en todo menos en el trabajo fue chotano.
- ¿Chotano? ¿Murió joven? ¿Está muertito?
- No. Dije “fue” porque ya lo saqué de mi vida, lo boté, no servía para nada.
- ¿Mi paisano no servía para nada? ¿Era una excepción? ¿Qué raro? ¡No exagere con mi paisano!
- ¿Y usted asiste a las fiestas de su Asociación, de su Cooperativa de su pueblo?
- Si, claro, fui Presidente de mi Asociación ...
- ¿Para eso si tiene tiempo?
- Un momentito, yo voy en la noche, después del trabajo ...
- Mi esposo era siempre el anfitrión, desde tempranito ya estaba en su club ...
- Las fiestas empiezan con el desayuno, si cae Domingo si voy temprano ... ¿Pero tu también eres paisana? Se te ve en la carita de ángel que eres de la Santa Tierra.
- Soy hija y nieta de cajamarquinos, de Celendín.
- ¡Shilicos! En Celendín todas las mujeres son bien bonitas como tu. ¿Y ahora estás solita o tienes compromiso?
- Si ... tengo ... para mi desgracia ...
- De dónde es?
- ¡Todos ustedes son iguales! ¡Igualitos!
- ¿Limeño?
- ¡Cómo adivinó! Esos son los peores. Me hubiera quedado con el primero. Je je je.
- Ayudame pues! Ayuda a tu paisano!
- ¡No lo puedo ayudar! No hay ni una carpeta libre, entiende?
- Si de carpetas se trata, no hay problema, yo le compro la carpeta a mi hijito y lo acomodas en su salón.
- Bien! ¡Si usted le compra su carpeta! ¡Si usted se compromete a traer y llevar la carpeta de su hijo, el niño está matriculado!
- ¡Gracias señorita!
- ¡Señora!
- ¡Señora! ¡Señorita! ¡Es igual, eres mi paisana!
- Visigodo Tercero, espero verte más seguido por el colegio. Saludos para tu esposa y para tu ... ¡Madre política!
- ¡Gracias paisana!
Primero de Abril de Mil Novecientos X, Primer día útil de clases, Siete y cuarenticinco de la mañana. Se escuchó un ruido de gatos, cuyes y grillos fuera de lo normal, ruido que cambió la forma de vida de todos los vecinos del barrio, era un ruido de fierros y cementos, un crujir rechinante de fierro que se paseaba por la vereda miraflorina, dos cuadras de infernal sonido producido por el angelical Jito.
Puntualmente se dirigía a su centro educativo arrastrando su carpetita de fierro sólido maziso construido con los sobrantes de ángulos de una pulgada de espesor y decorada con pintura policromada antioxidante anticorrosiva color naranja para que no se confunda ni se malogre en el futuro año de uso.
En todo ese Año Escolar, Tercero de Primaria , Jito se convirtió en el despertador de los dormilones; todos los días, de lunes a viernes, era lo mismo, la misma tierna figura; en la mano izquierda llevaba su pan francés con queso mantecoso cajamarquino; colgado, cruzando el hombro llevaba su maleta con los útiles escolares y con la mano derecha sujetaba y arrastraba la carpetita escolar hasta su salón de clases y viceversa. El mueblecito parecía una silla eléctrica para enanos. En esos tiempos idos de trabajo y estudio, Jito era un gordito fuerte, bien papeado, estudioso, responsable, buen hijo y buen alumno.
Al año siguiente lo matricularon en la Gran Unidad Escolar “Alfonso Ugarte”, lo mandaron al Cuarto “C” de Primaria, salón ubicado en el segundo piso de la peluquería. De ahí en adelante “Jito”, el gordito lindo y estudioso comenzó a darse cuenta que las Playas de Barranco y Chorrillos, El Parque El Olivar de San Isidro, La Huaca Juliana de Miraflores, El Parque de la Exposición de Santa Beatriz, El Parque de Las Leyendas de San Miguel y El Parque de la Reserva de Lima, eran centros de esparcimientos anexados al Colegio y que podía asistir en cualquier horario, sin permiso, sobretodo cuando se encontraba estresado por las exigentes materias de estudio. En mancha llegaba con su patota, libre de obligaciones, libre de maleta, libre de panes con queso mantecoso y sobre todo libre del gran peso que se había quitado de encima, libre de la obligación de pasear diariamente a su famosa Carpetita de fierro color naranja por su barrio de Santa Cruz, su querido barrio.
¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado!
Con cariño para mi compadre
Jorge Vigo Díaz.
Karlsruhe, 04 de Julio 2009.
En nuestras épocas de escolares primariosos, nuestras mamitas eran las encargadas de matricularnos en los colegios; en los cursos libres de la Parroquía; de asistir a las actuaciones cívico-patriotas; de hablar con los profesores, con la asistenta social, auxiliares y regentes. Y de vez en cuando corregirnos con un estate quieto antes que se entere papá.
Por enfermedad u otra razón de fuerza mayor la mamá de nuestro protagonista no pudo asistir en la fecha programada para matricular a su único hijo varón, a su engreído, simpático y lindo gordito del barrio de Santa Cruz de Miraflores.
El papá neófito en los papeleos escolares del colegio fiscal del vecindario, no sabía como empezar el trámite documentario ni que pasos debía seguir para formalizar la matrícula; se dirigió a la Dirección, se dió con la sorpresa que las vacantes ya estaban copadas. Pidió audiencia con la Sub-Directora, con la Directora, con alguién tenía que hablar, exponer su caso urgentemente.
Habló con la Directora, la doctora le explicó que durante toda la semana se habían matriculado los alumnos del plantel, incluyendo a niños de otros barrios porque durante todo el mes de marzo nadie había llegado a matricularse, esperando como siempre el último momento como buenos peruanos.
“!Esperando como siempre el último día!”.
- Perdón, usted es el señor ... ?
- Visigodo Tercero, señorita!
- Ah, usted es el papá de Jito. ¡Qué gusto en conocerlo señor! Su hijito es muy buen alumno y muy disciplinado ... ¿Es la primera vez que usted viene al colegio, no? Y todavía viene atrasado, muuy tarde.
- Lo que pasa señorita Directora ... es ... como uno tiene que trabajar ...
- Todos trabajamos señor Visi ...
- ... déjeme que le explique ... no tengo tiempo para venir al colegio. Mi esposa es la encargada de matricular a nuestros hijos ...
- Los dos, los padres son los encargados señor Visigodo ... no sólo es la madre ... ¿Y cómo ahora se ha dado tiempo para venir? Tarde pero a venido.
- Mi esposa está atendiendo a mi madre política que está enfermita ... por ese motivo no ha podido venir en la fecha del cronograma de la matrícula ...
- ¿Perdón? ¿A quién está atendiendo?
- A mi madre política, así se dice, no? ¡A mi suegra!
- ¡Madre política! Jajjajaja, qué gracioso es usted señor Visigodo.
- Así es. Cómo no me pagaban los trabajos, no podía venir, no tenía para pagar los gastos, ni la matrícula ... tenemos cuatro hijitos, tres mujercitas y Jito.
- Podía haber venido y hablaba conmigo y no esperar el último momento.
- ... pero los gastos con la Asociación de Padres de Familia ... el uniforme, el niño a crecido, el uniforme puede esperar una semana, no? ¡Por favor!
- Señor Visigodo Tercero, al inicio de la conversación le he manifestado, le he dicho, le he comunicado:
“Que no hay vacante, no hay sitio para su hijo, no hay salones, no hay una carpeta más, todo está al tope, completo, todo está lleno ¡No hay carpetas! ¡Entienda por favor!”
- ¡Señorita, por favor no me diga que no! Voy a tener problemas con mi esposa, usted conoce a mi esposa, yo no quiero tener problemas con mi esposa, ayudeme, donde voy a poner a mi hijo, no se, esa es la verdad. Es muy chico para que se traslade en ómnibus menos en tranvía.
- Le vuelvo a repetir, no hay carpetas, que terco es usted por Dios.
- Si, soy terco como buen cajamarquino que soy , sólo le ...
- ¿Cajamarquino? ¡Hubiera empezado por ahí! ¿Del mismísimo Cajamarca?
- No, ... de Chota.
- Hum ... ¡Al chotano ni la mano! Mi esposo que era bueno en todo menos en el trabajo fue chotano.
- ¿Chotano? ¿Murió joven? ¿Está muertito?
- No. Dije “fue” porque ya lo saqué de mi vida, lo boté, no servía para nada.
- ¿Mi paisano no servía para nada? ¿Era una excepción? ¿Qué raro? ¡No exagere con mi paisano!
- ¿Y usted asiste a las fiestas de su Asociación, de su Cooperativa de su pueblo?
- Si, claro, fui Presidente de mi Asociación ...
- ¿Para eso si tiene tiempo?
- Un momentito, yo voy en la noche, después del trabajo ...
- Mi esposo era siempre el anfitrión, desde tempranito ya estaba en su club ...
- Las fiestas empiezan con el desayuno, si cae Domingo si voy temprano ... ¿Pero tu también eres paisana? Se te ve en la carita de ángel que eres de la Santa Tierra.
- Soy hija y nieta de cajamarquinos, de Celendín.
- ¡Shilicos! En Celendín todas las mujeres son bien bonitas como tu. ¿Y ahora estás solita o tienes compromiso?
- Si ... tengo ... para mi desgracia ...
- De dónde es?
- ¡Todos ustedes son iguales! ¡Igualitos!
- ¿Limeño?
- ¡Cómo adivinó! Esos son los peores. Me hubiera quedado con el primero. Je je je.
- Ayudame pues! Ayuda a tu paisano!
- ¡No lo puedo ayudar! No hay ni una carpeta libre, entiende?
- Si de carpetas se trata, no hay problema, yo le compro la carpeta a mi hijito y lo acomodas en su salón.
- Bien! ¡Si usted le compra su carpeta! ¡Si usted se compromete a traer y llevar la carpeta de su hijo, el niño está matriculado!
- ¡Gracias señorita!
- ¡Señora!
- ¡Señora! ¡Señorita! ¡Es igual, eres mi paisana!
- Visigodo Tercero, espero verte más seguido por el colegio. Saludos para tu esposa y para tu ... ¡Madre política!
- ¡Gracias paisana!
Primero de Abril de Mil Novecientos X, Primer día útil de clases, Siete y cuarenticinco de la mañana. Se escuchó un ruido de gatos, cuyes y grillos fuera de lo normal, ruido que cambió la forma de vida de todos los vecinos del barrio, era un ruido de fierros y cementos, un crujir rechinante de fierro que se paseaba por la vereda miraflorina, dos cuadras de infernal sonido producido por el angelical Jito.
Puntualmente se dirigía a su centro educativo arrastrando su carpetita de fierro sólido maziso construido con los sobrantes de ángulos de una pulgada de espesor y decorada con pintura policromada antioxidante anticorrosiva color naranja para que no se confunda ni se malogre en el futuro año de uso.
En todo ese Año Escolar, Tercero de Primaria , Jito se convirtió en el despertador de los dormilones; todos los días, de lunes a viernes, era lo mismo, la misma tierna figura; en la mano izquierda llevaba su pan francés con queso mantecoso cajamarquino; colgado, cruzando el hombro llevaba su maleta con los útiles escolares y con la mano derecha sujetaba y arrastraba la carpetita escolar hasta su salón de clases y viceversa. El mueblecito parecía una silla eléctrica para enanos. En esos tiempos idos de trabajo y estudio, Jito era un gordito fuerte, bien papeado, estudioso, responsable, buen hijo y buen alumno.
Al año siguiente lo matricularon en la Gran Unidad Escolar “Alfonso Ugarte”, lo mandaron al Cuarto “C” de Primaria, salón ubicado en el segundo piso de la peluquería. De ahí en adelante “Jito”, el gordito lindo y estudioso comenzó a darse cuenta que las Playas de Barranco y Chorrillos, El Parque El Olivar de San Isidro, La Huaca Juliana de Miraflores, El Parque de la Exposición de Santa Beatriz, El Parque de Las Leyendas de San Miguel y El Parque de la Reserva de Lima, eran centros de esparcimientos anexados al Colegio y que podía asistir en cualquier horario, sin permiso, sobretodo cuando se encontraba estresado por las exigentes materias de estudio. En mancha llegaba con su patota, libre de obligaciones, libre de maleta, libre de panes con queso mantecoso y sobre todo libre del gran peso que se había quitado de encima, libre de la obligación de pasear diariamente a su famosa Carpetita de fierro color naranja por su barrio de Santa Cruz, su querido barrio.
¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado!
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