¡CÓMO EN PELÍCULA! De NDLeón
De mi libro "Cuentos breves para mi nieto". Lima, abril, 2011
¡CÓMO EN PELÍCULA!
"Para Don Guillermo “El Tata”. Con mucho respeto dedico las siguientes líneas al gentilhombre y caballero andante de rango y alcurnia. A mi fiel escudero y leal consejero".
De niño siempre me llamó la curiosidad el León de la Metro-Goldwyn-Mayer Inc. Significaba el inicio de la película, de la fantasía, del soñar despierto. Me transportaba a un mundo mágico. De adulto tuve que confrontar con otro animal, pero la situación era diferente, no era un sueño, era todo lo contrario, una pesadilla en un mundo real. El animal en mención, la Iguana. Animalito que representa a una empresa de producciones y distribuciones de filmes, de vídeos y películas, que tiene el nombre de Iguanidae Produktzionez S.A.
Todos sabemos que la Iguanidae es un reptil de patas fuertes que terminan en dedos finos y largos provistos de uñas muy apropiadas para agarrarse con facilidad y agarrar lo que puede. Y como Produktzionez es un animal rastrero.
Ocurre que siempre, de vez en cuando, yopo o sea yo, aparecía en uno de esos bodrios de telenovelas, aparte que pagaban mal, muchas veces no pagaban. Pero siempre el mismo sonsonete de los mismos actores cuando regresábamos al plató de grabación:
- Algo es algo, peor es nada.
Con ese dicho nos hemos jodido los artista nacionales, siempre malbarateando el trabajo y de paso algunos serruchando el piso al amigo, al pata, al carnal; no hay peor enemigo para un artista peruano que un colega de la misma profesión. Cuando serruchan el piso sin piedad ni compasión, el barajo que tienen a flor de labios es que necesitan llevar un pan para sus hijitos, como si el compañero no tuviera obligaciones en su casa, ni pan que llevar.
No quiero hablar del Sindicato, porque sería entrar en detalles, en discusiones y es mucha tela para cortar.
Me habían llamado para grabar un nuevo bodrio de Iguanidae. Cuando fui a hablar con el encargado del pago le dije que no me habían pagado varios capítulos anteriores, el jovencito de la producción sin consultar ningún libro, ni mirar la pantalla de la computadora, me contestó que esas deudas eran de otras producciones y ya no podía cobrar que había pasado el tiempo, además el encargado de esos pagos ya no trabajaba en la compañía porque lo habían despedido por abuso de confianza, se había llevado unos dólares de unos pagos. Pero insistí y le remarqué la deuda, pregunté:
-¿Pero estamos en Iguanidae Produktzioneß S.A? ¿No?
-¡Sí! Pero ya pasó. Eso fue antes, ahora es ahora, y yo ahora soy el encargado de los pagos y no sé nada. Yo no sé nada de nada de esas deudas ni tengo órdenes de pagar lo anterior.
-¿Por qué no preguntas a tus jefes? A lo mejor te dicen lo contrario y me pagas. Para que pelear y levantarnos la voz, ni tú ni yo tenemos la culpa, el asunto es que yo quiero mi plata. Consulta a tu jefe para que me den una respuesta correcta. La deuda de la compañía no puede haber desaparecido tan fácilmente. Tiene que haber un libro en Contabilidad, recibos, algo. Siempre hay un libro de Debe y Haber.
-¡Pero se ha esfumado, ya no hay a quien preguntarle es una deuda pasada! ¡Sí!
-¡Así de fácil! Entonces porqué siempre me decían que hable en caja con fulano o mengano, si al final no me iban a pagar. Me huevearon todo este tiempo. Mira yo grabé con el señor Don Primer Actor y también con la señora Doña Primera Actriz, ahora los dos están muertos, qué esperan que yo también me muera y asunto arreglado.
-¡Más respeto con los muertos, señor! ¡Por favor!
-¡Y tú más respeto con los vivos! ¡Huevón! ¡Quieres respeto para los muertos y para nosotros los que estamos vivitos y coleando nos quieren ver muertos! ¡Si no nos pagan que respeto nos tienen! ¡Cojudazo! Necesito que me paguen, necesito la plata, necesito ese billete para comprar medicinas y alimentos y pasajes, y me dices que ya pasó el tiempo de cobrar. Quién los entiende a ustedes. El otro día trabajé muy bien y rápido, y me quisiste descontar porque todo lo había hecho en menos tiempo de lo programado, porque te pareció que lo había hecho muy fácil me quisiste descontar. Y si me demoro también me quieres descontar porque les he hecho perder el tiempo a los otros actores y a los técnicos. ¡Qué concha! Siempre ganan, la casa siempre gana. ¡Y yo soy el gran huevón de la gran telenovela!
-¡Mire después hablamos ya lo están llamando para que grabe! ¿Va a grabar o no? Si no para llamar a otro actor, yo no quiero problemas.
-¡Si voy a grabar! ¿Pero me vas a pagar al toque? Yo no quiero más mecidas, ya estoy harto de tanto hueveo, ya soy viejo para estar soportando tantas mentiras. ¿Me vas a pagar ni bien termine de grabar ¿Sí o no?
-¡Si señor!
-¡Muy bien, allá voy!
Los demás actores que habían escuchado el lío, me dijeron que no me ponga así de malcriado porque era seguro que ya no me volvían a llamar. Contesté:
- Me llega si ya no me llaman, ya estoy harto de tantas mecidas, de tantas huevadas, de decir ¡Sí! Cuando lo correcto era decir ¡No! Prefiero hacer otra cosa que estar de cojudo con estos huevones, ladrones de mierda.
Me fui a la grabación, nos llevaron a una clínica muy elegante, a pesar que en el guion decía que todo se desenvolvía en un dispensario de mala muerte de un barrio muy pobre. La actriz que hacía del personaje de la protagonista, muy bonita, y se suponía que la estaban trayendo de emergencia porque estaba muy grave agonizando, como toda telenovela la protagonista estaba muy limpia, muy bien peinada, rosadita de color, no se le veía grave por ningún costadito, más bien parecía que se iba a una fiesta del príncipe de la Cenicienta. A mí me tocaba hacer el papel del Doctor médico de la cowboy. El señor Primer Actor conocido por todos nosotros y por la tele platea, delante de todos sus fans, de sus compañeros y técnicos, le dice al empleadito encargado de pasar letra:
-Oye, no he tenido tiempo de leer el guion, menos de estudiar, me pasas la letra despacio para captar mejor, despacio por favor.
-Sí señor primer actor, como usted diga -. Contestó el empleadito del teleprompter.
Me quedé sorprendido, de una sola pieza, me había pasado buenas horas estudiando el guion con sus puntos y comas. Me lo sabía de memoria y con buena entonación. Ay chuchi. La estrella ni había leído el guion, así era toda la jarana.
Cuando empezó la grabación el diálogo con el señor actor no era tan fluido y el tono del protagonista era recontra neutral, monótono, no había preocupación, nerviosismo, ni nada a pesar que el personaje protagónico femenino estaba llegando agonizando a la clínica. Después de un par de horas nos tocó hacer la salida de la protagonista de la clínica. Se supone que había pasado varias semanas y la dama estaba fuera de peligro después de haber recibido litros de sangre y excelentísima atención de los galenos de turno. Le estaban dando de alta por su recuperación milagrosa. De nuevo el diálogo frente a frente con la primerísima estrella y galán de la tevé, lo mismo; igualito, monótono, aburrido, neutral, nada de alegría; a pesar que el personaje femenino salía de una situación difícil, él nada, siempre esperando que le pasen letra, mirando como perdido, con los ojos fijos sin reacciones. Cuando terminamos de grabar los ayudantes de los técnicos y asesores, asistentes de los asistentes de los directores y otros improvisados más, lo felicitaron por lo bien que había realizado su trabajo, por su magistral caracterización con el personaje, que era digno representante para el Oscar limeño por su gran innovación en la actuación interpretativa sin interpretar.
Cuando acabó todo, después de quitarme el maquillaje, cambiarme el vestuario, fui de regreso hasta la oficina del encargado de los pagos, llegué a paso ligero, me dirigí a caja. ¡Oh, sorpresa! No había nadie, le pregunté al guachimán:
- ¡Cumpa! ¿Qué pasó? ¿Ya se quitaron?
-Caja solo trabaja hasta las siete de la noche.
Lo miré, le pregunté a qué hora atendían en las mañanas. Me contestó que en las mañanas era muy difícil que me paguen porque recién a medio día venían de la central trayendo dinero, que mejor regrese a partir de las seis de la tarde, en punto, me recalcó.
Regresé a casa, llamé al celular del jovencito de la caja y el muy pendejo lo había apagado. Para ubicarme me había llamado a mi trabajo, a mi casa, a la casa de mi mamita, tenía los números de todos los lugares donde yo frecuento. Viéndolo bien él no era el pendejo sino sus jefes que lo manejaban como muñequito de feria. Al día siguiente recorrí todas las oficinas y hablé con todas las personas que eran las encargadas del pago, todas tenían una bonita excusa y me pedían paciencia, que regrese en una semana o mejor hablé con el jefe pero tendría que esperar quince días porque el más-más venía de viaje, de realizar unos contratos y estaría muy ocupado. Nunca pude ver al más-más y seguían las mecidas, las famosas esperas en la puerta del local para que después de treinta minutos respondieran al portero diciendo que regresemos, que no había salido nada. Qué me llamarían ni bien tengan mi sobre. Me pasearon por Barranco, Magdalena, Miraflores, nuevamente Barranco y nunca nadie dijo nada serio, todo era una repetición de la repetición. ¡Qué espere! Una de las señoritas me habló de su dios y de su templo, yo le machaqué:
- "Dad pues al César las cosas que son del César y a Dios las que son de Dios".
Le dije también que yo no era un mercader, ni estaba en un templo, que era un actor que venía por su pago, por lo tanto que me paguen; cambió de tema, se fue hasta el día del juicio final, libro del apocalipsis y finalizó la conversación abruptamente, cuando un gringuito la llamó para que lleve el café al director de turno. Hasta el portero-guachimán hacía el papel de hueveador; él preguntaba a quién buscábamos, y se hacía que leía un cuadernito, respondiendo que no estaba el susodicho, que no había llegado. Y en todas las veces, el buscado estaba adentro muy campante. Uno reclamaba y su respuesta-pretexto era que el señor había entrado por la otra puerta; la telenovela sigue, la culebrona sigue, y hasta el momento sigo esperando el pago.
No pagan, no contestan, no saben, no escuchan, no miran, no hablan.
(Cuento basado en hechos reales y pesadillas; en sueños, ilusiones y promesas; en imágenes oníricas; en experiencias de la tercera dimensión; en engaña muchachos y hueveos; en paseos dentro y fuera del Puericultorio Pérez Araníbar y del Manicomio Víctor Larco Herrera. Paseos largos y largos paseos por Miraflores, Barranco, Magdalena del Mar, Miraflores y Barranco. Basado en la buena cantidad de apariciones como figurante en la televisión limeña, siendo las más recordadas las que no le pagaron nunca por mil y una razones e infinitos falsos pretextos.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Karlsruhe, 2010