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LA PAZ — BOLIVIA. NDLeón


LA PAZ — BOLIVIA
(Fragmento de mi crónica inédita <<De la Parroquia Nuestra Señora de las Victorias hasta el Santuario de las Aguas Grandes. Lima — Iguazú>>. NDLeón

Teleférico Azul  Municipio El Alto

La Paz oficialmente Nuestra Señora de La Paz. Es una ciudad ubicada a 3650 msnm, multicultural donde conviven tanto aimaras, quechuas, mestizos y extranjeros de diferentes latitudes del mundo.
Después de caminar por el centro de la ciudad me puse las pilas con dirección al Teleférico Rojo. En los últimos años la ciudad de La Paz ha dado un vuelco tremendo solucionando gran parte el sistema de transporte masivo con estupendos buses que cubren seis rutas. Pero, lo más alucinante fue encontrar teleféricos en el embudo del mundo andino. Gran avance tecnológico, futurista, de transporte masivo, ejemplo que deben emular las ciudades con problemas de tráfico vial, tugurizadas por su parque automotriz. Los teleféricos están distribuidos en cinco líneas (roja, amarilla, verde, azul y naranja) que unen la ciudad de La Paz con el municipio El Alto. En la actualidad es considerado el teleférico más largo, más moderno y de mayor altura del mundo.
Paseé en la Línea Roja y Azul. Aproveché para conversar con los usuarios. Lo anecdótico fue cuando conversé con un señor autóctono, muy elegante con un traje sastre clásico con chaleco. Impecable. Cadenita de reloj de bolsillo, prendedor de corbata y sortija, de oro. Zapatos de cuero legítimo bien lustrados. Dueño de una excelente oratoria, aimara y quechua hablante, ex profesor universitario y gallo viejo como yo; me expuso su punto de vista sociopolítico. Él no estaba de acuerdo con ningún gobierno boliviano. Ni con la derecha, cavernaria, bruta y achorada. Ni con la izquierda, absurda, revisionista y totalitaria. Me reveló que era hincha, fan y gran admirador de Adolfo Hitler y del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Que detenidamente, paso a paso, había leído Mi Lucha. Al escuchar tremenda revelación se me erizaron los trinches de mi hermosa cabellera, se me crisparon los vellos de mi atlética humanidad. Las peores imágenes de la segunda guerra mundial se me graficaron en el seso con una nitidez asombrosa. Increíble, hablar con un fanático nazi en estos tiempos, en pleno siglo XXI, era de temer y de antología. —“La solución para que Bolivia se haga respetar y prospere en su economía es hacer la guerra a los países limítrofes, a Chile primero, recuperar lo que nos han robado, liquidar a los enemigos de Bolivia. A los traidores. Desaparecer a la gente que no sirve, que no produce nada, que solo es gasto para las arcas del tesoro público nacional” —afirmó con una gélida convicción que me quedé atónito. Suerte que bajó en la Estación siguiente porque con lo dicho me quedé mudo, pensativo, medio cojudo.
De pronto, el cielo se nubló como un manto gris agobiante. Mis lentes se empañaron. La visibilidad se perdió. El firmamento lloró a goterones, fue como el llanto desconsolado de un niño engreído de mamá.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
La Paz, noviembre, 2017

PLUMAS EN CORRAL AJENO. NDLeón


PLUMAS EN CORRAL AJENO. NDLeón

Plumas en corral ajeno. NDLeón
Fotografía de Google

PLUMAS EN CORRAL AJENO
<<Yo tengo fe qve Alianza va a ganar. / Yo solo se qve tengo qve alentar. / Y todos jvntos la vvelta vamos a dar. / Vamos ALianza Lima qve tenemos qve ganar>> COMANDO SVR

En la esquina de La Oficina se hablaba de futbol, los tres grandes del futbol peruano se atropellaban en la tabla de posiciones. Faltaban cuatro fechas para que termine el campeonato. Los hinchas de las barras bravas estaban endemoniados, exacerbados. Peleaban la punta a tropezones, los clubes: Alianza Lima, Cristal y Universitario. Los de Trinchera Norte se portaban en forma delincuencial. Extremo Celeste imitaba el comportamiento del otro corral. “Comando Svr” cantaba ¡¡Corazón Alianza Lima, corazón para ganar, A la victoria volveremos para verte campeonar!!
Terminaba octubre portentoso. Era la última fecha que los íntimos jugaban con la milagrosa camiseta morada. Comando Svr y la hinchada confiaban en su equipo y en los dones del Señor de los Milagros.
El barrio era silencio. Algunos grupos preparaban seviche, parihuelas, pistolas y chicharras. Compraban licores de acuerdo a la chancha. Por mayoría decidían donde ver el encuentro. Algunos iban a la cantina, otros al bar restaurant. Los de siempre se acomodaron en los muritos de la esquina de La Oficina con trago barato, puchos y mucho blablablá.
Ramón Marqués Perón alias Cabezón se puso de acuerdo por WhatsApp con José María Sardoni alias El Gayina para ver el partido en su departamento sin pasar la voz a la muchachada. A la hora del encuentro era un soltero más. Cabezón era hincha acérrimo de Cristal y El Gayina feroz fanático de la Crema. Ambos unirán fuerzas por una causa común, arengar contra los potrillos victorianos.
La mujercita del Cabezón por asuntos estrictamente laborales tenía la obligación de viajar a Cajamarca el mismo día y a la misma hora del Alianza vs Cristal. Su misión consistía llevar merca; hierbas, comestibles, alucinógenas y medicinales; marimba moño rojo, skunk, de Matute Block; pacos, quetes y clavos de olor para una reconocida cocina artesanal. El trueque estaba pactado en verde$, comisión y buena atención. Cabezón llevó a su ñori al Aeropuerto Coco Chávez, la dejó en la entrada del Salón VIP Interprovincial. Le dio las últimas indicaciones.
Cualquier cosa me llamas. No te van a revisar. Pasa tranquila. Todo va a salir bien. Ora en el vuelo a San Judas él te protegerá La burrier pasó el control sin objeciones, lanzó un besito volado y desapareció de los mirones.




Ramón regresó a casa con una amplia sonrisa, lo esperaba su amiguito de correrías don José María Sardoni. Este había prometido un botellón de Whisky Chivas Regal 12 Años para brindar por los años de leal amistad. Whisky comprado de bajada en altas horas de la noche con su rico falso de vuelto. Además, llevaría habanos cubanos, king sizes, caramelitos de menta, chizitos, papitas y manicitos. Se encontraron a la hora pactada en la reja del edificio, un apretón de manos, una palmada en la espalda fue el saludo del encuentro. Subiendo las escaleras Ramón Cabezón se sacó la casaca varonil de media estación, lució su camiseta celeste, gastada y desteñida, beso la insignia que se leía La Raza Celeste. En el departamento prendieron la teve de la sala, organizaron el bar y dieron curso al whisky escocés, brindaron con un largo sorbo. Tragos van, tragos vienen. Diez minutos de juego, no se habían acomodado y Cristal ganaba por un gol a cero. Brindaron por el rotundo triunfo. Cabezón siempre vanidoso prendió su nueva adquisición, un televisor digital de sesenta y cinco pulgadas que se encontraba colgado en el techo de su dormitorio. Invitó al invitado ver el partido de futbol más acomodado. Trasladaron los tragos, la vainilla y las golosinas al dormitorio en una mesita con rueditas. Los amiguitos se instalaron patas arriba en la cama matrimonial, aplausos a rabiar en cada jugada del equipo celestón. Aplaudían sin pudor. Bajó la temperatura, se acurrucaron sin zapatos bajo el edredón multicolor. El partido los excitaba, mentaban la madre en cada jugada fallada.
Mientras tanto en el Aeropuerto, por los parlantes, anunciaron que el vuelo a Cajamarca por mal tiempo se había suspendido. Por internet se supo la verdad. El pueblo cajacho había declarado Paro General, Huelga y Marcha. Cajamarca con hidalguía protestaba contra los abusos, corrupción, reclamos no solucionados, pésima administración de los gobiernos de turno. Contra Yanacocha. Contra la contaminación ambiental.
La esposa del Cabezón llamó varias veces. El marido muy entretenido no escuchó el timbre del celular. Tomó un Taxi Online, las calles se encontraban vacías, llegó al distrito blanquiazul en un santiamén.
Terminó el primer tiempo. Otra nueva sarta de sorbos de licor. Los minutos pasaban, Alianza flaqueaba. Otro contragolpe fulminante en la pantalla gigante. Dos pases. Cristal da la estocada, mete gol. Dos a cero. Los amigos saltaron hasta el techo, se abrazaron, festejaron como dos tías con cariño whiskero, los hielitos se derritieron. Gritaron el gol desde el balcón como palomillas de ventana y tres veces tres les latía el corazón. El gol significa la sublimación de la emoción. Sorbos de licor y tiros a granel. Nuevamente abrigaditos en el tálamo nupcial seguían muy atentos las jugadas.
Con este triunfo gano la Lotería, tenemos para comprar aditivos y pollito a la brasa.
La pareja gozaba de la barra Celestial. Faul. Penal. El centro delantero falló. Se abrazaron de cólera. Requintaron. Se miraban con tiernas miradas. No se dieron cuenta que la puerta del departamento se abría en silencio sepulcral. La señora de Ramón Cabezón Marqués había llegado. Dio los pasos necesarios para detenerse en medio de la sala, se sorprendió, quedó petrificada, fría como un témpano. Se ganó con un monumental espectáculo de aves de corral en su lecho nupcial. Los amiguitos abrazaditos mirando con desdén al cuadro de Villanueva, Alejandro. El crema muy sorprendido, in fraganti, saltó de un brinco al piso. Chancleteó sus mocasines. Quiso dar una explicación.
Hola, Cristal va ganando dos a…
¡Calla mierda! ¡Concha’etumadre! ¡Están en mi cama matrimonial! ¡Miserables! ¡Basuras hijo’eputas!
Se armó el tole tole, el celeste celestón estaba trabado por la rica cochinada. Mientras el trio discutía en forma acalorada Alianza Lima a ritmo de barrio y picardía le clavaba un golazo a los celestosos. El ambiente de las calles se contagiaba de euforia, de chelas y tabaco. La mujer, despechada, amenazó al marido, juró ante el santo madero que se levantará al compadre, al peluquero y al pulpero. Picoteará a los tres pájaros de un solo tiro.
 José María Sardoni, el crema, tartamudeando trató de explicar la situación con voz ronca, potente, afectada e impostada. Atinó a decir.
Amiguita… con tu marido nuestra amistad es pura y sincera. No pienses cojudeces. Estás pensando mal. Yo tengo esposa e hijos. Tu marido es mi amigo de la chiquititud… desde cuando éramos boyescout… no pienses mal… nos conocemos de chiquitos…
—¡Chiquito… rosquete de mierda! ¡Ay, qué asco! —Mirando al marido chilló —¡Tú eres el padre de mi hijo! ¡Qué ejemplo dios mío! ¡Tus nietos! ¡Por último se hubieran ido a un hotelucho! ¡Malnacidos! ¡Los odio… los odio con todito mi corazón! ¡Quiero vomitar! ¡Lárguense de mi casa! —De pura rabia a la ñori no le salía ni una lágrima.
Mientras la mujer gritaba y gritaba. El marido graznaba, no sabía que decir. De su cabezota no fluían las mentiras, ni los engaños. Estaba totalmente bloqueado. Repetía lo mismo como disco rayado.
No puedes pensar mal de mí. Toda la vida yo soy Cristal. Extremo Celeste. ¡Soy un varón! ¡Solo estamos viendo el partido! ¡Cristal va a campeonar!
¡Festejas en mi cama! ¡Maricón! ¡Televisores por toda la casa! ¡En mi cama! —Gemía indignada la dama.
El amigo cloqueaba dando lástima. Sabía lo que se le venía. El viperino chisme de su reputación de hombrón se caía. Se tambaleaba su imagen de viajero mujeriego.
-¡Gayina maldito! ¡Haz destruido mi casa mi hogar! ¡Le voy a contar a tu esposa! ¡Enfermos de mierda!
Se escuchó un gol. Por el estruendo y sacudón del edificio era gol de Alianza Lima Corazón.
¡Gol de Alianza Lima… dos a dos! Se escuchó en la tele ¡Apaga esa mierda Gritó Ramón Cabezón Marqués Perón.
¡No apagues nada! Ordenó la dama Cada quien explicaba su punto de vista sufriendo sus martirios, nadie escuchaba a nadie. La casa era un caos. Afuera en las calles era fiesta, algarabía. Alianza Lima guapeaba por el desempate. El hincha de la u logró escaparse. Bajó a grandes zancadas los tres pisos. En el último escalón escuchó a todo pulmón el tercer gol de Alianza.
¡Goool de Alianza Lima Corazón! ¡Acabó el partido señores y señoras! ¡Minuto 95” triunfo de un grande… de La Victoria corazón! ¡Alianza Lima líder absoluto del Descentralizado! El crema Gayina se desplumó de cólera.
La doña seguía juzgando la reputación de los amiguitos.
 Carajo, tantos viajes al Caribe, Curazao, Ipanema. ¿Viajes de trabajo? ¡Su madre le va a creer! Ahora entiendo tantos regalos, paseos, tragos y comida. ¡Diez Mil Dólares prestados! ¡Par de cabros!
La mujer se acercó a la baranda del balcón. Las piernas se le doblaban. Escuchó a un borracho reír: ¡Sí se avienta la gorda esta revienta como un globo con agua… puta sería la cagada! Los sapos se reían, los chismosos ya sabían lo que sucedía. El chisme apoteósico los llenaba de alegría. Los vecinos inquilinos del tercer piso vía WhatsApp enviaban los audios y estos se reenviaban en serie a los guaraperos de la esquina de La Oficina.



NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2019.