Narrativa Teatral “El Oro de Cajamarca”
Versión Erzähltheater FABULINA
Comentarios - Agosto 2016
“El Oro
de Cajamarca”. Comentario de *Luis Paredes.
Obra de
teatro del colectivo alemán FABULINA con la actuación de Daria Dorothee y Nicolás
León, que enfoca la tragedia de un pueblo que se cierne alrededor del oro... Dos
enfoques; uno histórico... realizado en base a un texto de un escritor alemàn (Jakob
Wassermann) y otro contemporáneo con los sucesos de las minas del oro
cajamarquinas que sumen en la desgracia ecológica a nuestros compatriotas de
Cajamarca.
La primera parte se sitúa en la creación del Imperio Incaico y luego sigue las imágenes épicas de la conquista del Perú por Francisco Pizarro, el general, que engaña y confunde al Príncipe Atahualpa. Todos estos acontecimientos son narrados escénicamente por los actores, haciéndonos sentir la incertidumbre y la pasión de aquellos días definitorios para todo lo que somos. Basta dos cuerpos y dos voces que nos evocan la Historia y desfilan los personajes que describen estos acontecimientos y nos lo hacen vivir. Atahualpa prometiendo los cuartos de oro y de plata por su libertad y la proximidad de la muerte fraguada por la ambición hacia el metal precioso. Años después se despliega la lucha por el agua en Cajamarca y otra vez el oro es un signo de muerte. Estas dos partes de la moneda del espectáculo de FABULINA demuestra la investigación y el acopio de datos que hacen rica la historia y el respetable sale con la idea de que la Historia se repite, pero ahora si estamos a tiempo para evitar mayores desmanes en Cajamarca.
La primera parte se sitúa en la creación del Imperio Incaico y luego sigue las imágenes épicas de la conquista del Perú por Francisco Pizarro, el general, que engaña y confunde al Príncipe Atahualpa. Todos estos acontecimientos son narrados escénicamente por los actores, haciéndonos sentir la incertidumbre y la pasión de aquellos días definitorios para todo lo que somos. Basta dos cuerpos y dos voces que nos evocan la Historia y desfilan los personajes que describen estos acontecimientos y nos lo hacen vivir. Atahualpa prometiendo los cuartos de oro y de plata por su libertad y la proximidad de la muerte fraguada por la ambición hacia el metal precioso. Años después se despliega la lucha por el agua en Cajamarca y otra vez el oro es un signo de muerte. Estas dos partes de la moneda del espectáculo de FABULINA demuestra la investigación y el acopio de datos que hacen rica la historia y el respetable sale con la idea de que la Historia se repite, pero ahora si estamos a tiempo para evitar mayores desmanes en Cajamarca.
*Luis
Paredes, Crítico nacional
de arte y cultura. Estudió en la Escuela Nacional de Arte Dramático y Texas State University.
"El
Oro de Cajamarca". Comentario de **Alberto Mego
Nos
invita Nicolás León a ver su obra “El Oro de Cajamarca”, y con todo gusto
aceptamos. Es la función llevada a cabo en el local de la AAA la noche del
martes 23, con su actuación y la de Daria Dorothee, de visita desde
Alemania, donde años atrás ambos escenificaron esta misma obra. Destacando en
la música estuvieron Tito Lugo (quena) y Faysita Quyllur Riti (guitarra y
canto).
La obra, adaptación de un texto cuyo autor desconocemos, es presentada como “narrativa teatral” y cuenta una historia que está en el corazón del imaginario nacional: el encuentro de Pizarro y Atahuallpa en Cajamarca. A través de un ágil discurso, juegos de palabras y anecdotarios al respecto, llegamos a la Cajamarca de nuestros días, con fondo de huaynos y yaravíes.
No es que los “cuentacuentos” no sea teatro. Sin embargo, tienen alguna desventaja respecto al teatro de situación dramática, a la contradicción interiorizada. En “El Oro de Cajamarca” pensamos que a pesar de la destreza de los actores, la atención del público se dispersa porque los géneros se combinan en el escenario, y el planteamiento más bien discursivo convierte la obra en teatralmente didáctica. Es posible que su elaboración haya sido preliminarmente destinada a un público no informado de los acontecimientos, como probablemente el alemán. Sobre los mismos sucesos, recordamos la teatralidad de “El sol bajo las patas de los caballos” en la interpretación que hace unos años hiciera el grupo Cuatrotablas, con la obra del brillante escritor ecuatoriano Jorge Adoum. Sin embargo, lo didáctico marca el estilo de “El oro de Cajamarca”. Ese es su gran mérito.
Pero de súbito renuncia a él cuando en el desenlace de esta reflexión histórica se nos muestra la Cajamarca de hoy. Una voz lastimera presenta un campesinado recordando mejores tiempos, la apacible vida de un tiempo remoto, cuando la explotación minera no llegaba aún, y así se remata la obra mirando para atrás. Si el pasado no nos sirve para comprender el presente, tiende a convertirse en una idealización, porque en realidad el oro de Cajamarca sigue allí, como sabemos hay un pueblo alerta a las decisiones sobre sus ricos yacimientos mineros, dispuesta a que no se los arrebaten otra vez.
En una versión más breve, quizá sea recomendable buscar la opinión del público de la calle, y cuanto mejor en Cajamarca. Sabemos que ahora viajan a Chiclayo. Vale el esfuerzo en tan importante tema.
La obra, adaptación de un texto cuyo autor desconocemos, es presentada como “narrativa teatral” y cuenta una historia que está en el corazón del imaginario nacional: el encuentro de Pizarro y Atahuallpa en Cajamarca. A través de un ágil discurso, juegos de palabras y anecdotarios al respecto, llegamos a la Cajamarca de nuestros días, con fondo de huaynos y yaravíes.
No es que los “cuentacuentos” no sea teatro. Sin embargo, tienen alguna desventaja respecto al teatro de situación dramática, a la contradicción interiorizada. En “El Oro de Cajamarca” pensamos que a pesar de la destreza de los actores, la atención del público se dispersa porque los géneros se combinan en el escenario, y el planteamiento más bien discursivo convierte la obra en teatralmente didáctica. Es posible que su elaboración haya sido preliminarmente destinada a un público no informado de los acontecimientos, como probablemente el alemán. Sobre los mismos sucesos, recordamos la teatralidad de “El sol bajo las patas de los caballos” en la interpretación que hace unos años hiciera el grupo Cuatrotablas, con la obra del brillante escritor ecuatoriano Jorge Adoum. Sin embargo, lo didáctico marca el estilo de “El oro de Cajamarca”. Ese es su gran mérito.
Pero de súbito renuncia a él cuando en el desenlace de esta reflexión histórica se nos muestra la Cajamarca de hoy. Una voz lastimera presenta un campesinado recordando mejores tiempos, la apacible vida de un tiempo remoto, cuando la explotación minera no llegaba aún, y así se remata la obra mirando para atrás. Si el pasado no nos sirve para comprender el presente, tiende a convertirse en una idealización, porque en realidad el oro de Cajamarca sigue allí, como sabemos hay un pueblo alerta a las decisiones sobre sus ricos yacimientos mineros, dispuesta a que no se los arrebaten otra vez.
En una versión más breve, quizá sea recomendable buscar la opinión del público de la calle, y cuanto mejor en Cajamarca. Sabemos que ahora viajan a Chiclayo. Vale el esfuerzo en tan importante tema.
**Alberto Mego, actor, director,
dramaturgo. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Escuela Nacional de Arte Dramático.
“El Oro
de Cajamarca”. Comentario de Oscar
Granda
Una muy buena propuesta en teatro para recordar el dramático
encuentro cultural entre los conquistadores españoles y los incas gobernados
entonces por Atahualpa... con dos actores en escena y pocos recursos logran
comunicar toda la tremenda tragedia que significó este escandaloso magnicidio
sangriento, con cerca de 10,000 muertos durante la captura del Inca en
Cajamarca, y muchos más durante todos el proceso cruel de conquista y pisoteo
cultural, motivados por una ambición desmedida de oro y riquezas, que nuestros
nativos nunca llegaron a comprender... los actores ayudados por un magnifico libreto
han logrado montar y comunicar acertadamente una gran obra que nos recuerda con
crudeza este triste pasaje de la historia universal, una historia que
quisiéramos olvidar, pero que nunca deberíamos hacerlo. El mérito más
importante de esta puesta en escena, nos advierte con buen parlamento,
expresiones multilingüisticas, frases
jocosas y algunas necesarias lisuras, que a pesar de haber pasado cerca de 500
años, esta historia ambición e injusticia se repite en diferentes escenarios de
nuestro país en la actualidad y es nuestro deber denunciarlo. Felicitaciones Daria
Dorothée y Nicolás León.
Oscar
Alberto Granda Gayoso, Ing.
Mecánica Eléctrica de la Universidad Nacional de Ingeniería – UNI.
Daria Dorothée y Nicolás León Fotografía: Rodrigo León Palma. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario