Comentario del escritor Francisco León sobre
“Cuentos breves para Mi Nieto” de
Nicolás Daniel León Cadenillas.
GREMIO DE ESCRITORES DEL PERÚ
Fotografia: Rodrigo León Palma.
Fotografia: Rodrigo León Palma.
Lima,
25 / Junio / 2014.
CUENTOS
BREVES PARA MI NIETO
(Algunas
pequeñas reflexiones de Francisco León)
Francisco León, (Lima, 1975). Escritor, poeta, editor,
músico, ceramista, promotor cultural.
y Nicolás León, (Lima, 1951). Actor, director, escritor.
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El milagro de la poesía –de la obra poética, de la creación artística– es el convertir un momento histórico en un instante eterno, precisamente porque la historia no es el tiempo, sino una manera de contarlo. José Bergamín.
Nicolás León, es un actor de trayectoria, que según
sus palabras: sigue escribiendo
para poder aprender a escribir. En esta ocasión, nos regala este libro, CUENTOS BREVES PARA MI NIETO. Lo
interesante al releerlo, es que todos los textos tienen un hilo conductor, el
cual que es la vida del narrador. De manera tal, que incluso, creo, con algunos
ajustes, esta podría ser una hermosa novela vivencial. Donde Niky, retrata con ternura y mucho humor, una época, la suya, aquella que le
tocó vivir. Nos transmite una cosmovisión inmersa en aquel Zeitgeist,
ineludible, Cito:
“nos dirigíamos a Surco o marchábamos a los campamentos
de Atocongo, a visitar a las tías y primitas. Ómnibus que tomábamos se
demoraban una eternidad, daban más vueltas que ruleta de tómbola, en el camino
veíamos las chacras con sus sembríos y sus respectivas vaquitas, carneritos,
caballitos, ovejitas, burritos, patitos, perritos, gallitos, pollitos, gatitos,
toritos, carneritos y todos los animalitos que terminaban en ito”.
Abre este libro con Había una vez..., como en los cuentos de hadas, aquí encontramos la
génesis familiar, y la del autor por supuesto. Su nacimiento en el Hospital de Maternidad de Lima de los Barrios
Altos, nos habla de lugares de una Lima criolla, a punto de desaparecer, y lo
dice con una jerga particular, de los usos y costumbres de esos años, donde,
cito: “Almorzábamos al compás de
valses criollos, de tonderos y marineras”. Y se usaban palabras como: Bitute, pasar piola, broder, meter goma,
y un largo etcétera que dejaría asombrado a cualquier tanguero. Aquí
percibimos, respiramos ese llamado por Oswaldo Reynoso, en relación al libro de
Pedro Novoa, Seis Metros de Soga, TONO
PERUANO. Dicho tono, logra generar rápida empatía en la decodificación y una cuasi instantánea apropiación
(me habla a mí, habla de mí) o como rezo en uno de mis poemas: tú eres mí… Inclusive, aquella épica
barrial, logra su cometido en personas del extranjero, casi mi esposa, pues la
cartografía barrial tiene coordenadas supra nacionales.
Otra de las virtudes de Niky, es su honestidad para acercarse al acto
narrado, así en el cuento: Mi Callejoncito, logra una reivindicación, del llonja, que no llega a ser lastimera, ni triste. Sólo
acertadamente real. Cito:
“Cuando dejamos la azotea del barrio pituco, los niños
venían sin pan bajo el brazo. Nos dirigíamos a uno de esos callejoncitos donde
vivían mis amiguitos, sólo a dos cuadras. Cerca, muy cerca, pero bastante lejos”.
Francisco León y Nicolás León. |
Es que en este caso, el mundo descrito se nos presenta a través de la visión de un niño. Y es que el universo de los niños, siempre mantiene su autonomía, sus particularidades, y características, más allá del lugar donde se desarrolle la infancia. Cito:
“el
trompo, empararlo a la volada; a dominar la canga al derecho y al revés;
campeones en Yo-Yo; a ser tromes con el bolero; ases en bolitas con su chimple
y cuarta sin hacer langa; a fabricar con saquara, pita y papel, nuestras
propias cometas con diseños de avión, pandorga, barriletes y pava; hasta Yas jugábamos”.
Y nos comenta, que así, un
día: sorpresivamente llegó al barrio la televisión, como lo que fue, el gran
adelanto tecnológico de la época, algo que cambió el mundo, en definitiva. El
autor nos pasea por viajes a la Playa de
Agua Dulce, anécdotas de fútbol, en el estadio, como la deliciosa
pelea entre vendedores. También su visión de la política, cuando los amigos
inducían al padre hacia el marxismo. Cito:
“Fue la época en que comencé a escuchar lo que hablaba
papá con sus amigos que venían a visitarlo, eran temas de la plusvalía, de la
explotación del hombre por el hombre, del hambre, del salario y del jornal, si
no hay solución la huelga continúa y que el pueblo unido jamás será vencido”.
Der a izq: Nicolás León, Piero Angelo Barinotto León, Nerit Olaya, Ana María Santana y Francisco León. |
Luego, nos habla del primer amor, la collera, de las
matinales, y todo esto sucede en el entorno mágico del barrio, luego, ¿cómo no
quererlo? O a su Gran Unidad Escolar, a donde iba en el extinto tranvía: “a la
volada me trepé al acoplado y gorreando en la trompa regresé a casa”. Allí
tendrá su primer acercamiento al teatro, la gran pasión de su vida, junto,
claro está, con el amor al club íntimo de la Victoria. El libro muestra
situaciones demasiado cercanas a nosotros, como el diálogo con el padre y tíos,
sobre el qué estudiar. Hasta verse obligado a ingresar a la Universidad a
seguir una carrera “normal”, algo que de dinero. De allí, su renuncia y salida
de la casa paterna. A la calle, a buscar Con el saco sobre el hombro su destino... El viaje a Chiclayo, el
retorno a la Victoria, Hasta el robo de una moto con la gente de Los Ratones,
una pandilla de aquellas. El ingreso a la Escuela de Teatro, el Matrisuicidicio.
Luego la madurez, Su experiencia como padre.
Me encanta la dedicatoria del cuento: la Boleta militar.
Cito: “Para mi papá. Desconocido Soldado de Caballería”. Esto resume mucho de
lo que Niky nos canta, la vida del hombre común, lo trascendente que subyace en
lo aparentemente intrascendente. En definitiva, la canción de todos nosotros.
Gracias.
Francisco
León.
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