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El Cholo Aliaga. NDLeón

El Cholo Aliaga. NDLeón

Con cariño dedico estas líneas por los grandes y lindos recuerdos que tengo de mi tío Herculano Chihuán Aliaga.

- Ahora en la noche es la Misa del tío Chihuán ¿vas a ir?- Sí -respondí lacónicamente. Pensé. Pestañeé. Abrí los ojos para soñar despierto. Me acordé de uno de los cientos pasajes que compartí, compartimos, con el buen tío chupaquino de Chupaca del Valle del Mantaro. El tiíto Herculano.

De niño, en familia, escuché que los mayores lo llamaban con bastante aprecio “El Cholo Aliaga”; los niños le decíamos “El tío Aliaga”. De un día para el otro, de la noche a la mañana, nuestro querido tío Aliaga pasó a ser Chihuán y la familia cambió de logo: Familia Chihuán-León. Se me hizo un remolino cerebral, pregunta que te pregunta, pregunté, y en un instante de lucidez mental di en el clavo, me enteré del nombre completo y profesión del tiíto lindo, y justo en ese momento se encontraba en la cúspide de la fama:

- “Señor Don Herculano Chihuán Aliaga. (Junin) Chef, Gourmet, Maestro, Experto en Artes Culinarias”.

- ¿Cómo se come eso?- volví a preguntar.

- ¡Cocinero, empresario!- me aclaró mi mamá.


Los tíos Herculano Chihuán Aliaga y Alicia Juana León Cadenillas 
con el nieto Angelo Castagnetto Chihuán. 


Recuerdo también los paseos por las playas de Barranco, la tribu de sobrinos era grande. Lupe, Pedrito e Yrma León Zevallos; el primo mayor, Goyo León Alejos; Anita, Pepe, Luchi, Yola, Meche Morales León; la gringa Rosa Santos Cadenillas; Pedro y Niky León Cadenillas; los dueños de casa, los carismáticos primos Chihuán León: Willy, Rafael, Gilda, Petty, Rubén, Jaime y un par de bebes más.

Veraneábamos bajo la atenta mirada de la tía Alicia y de mi mamita, la tía Elenita. A la hora que acababa la excursión, el tío Herculano nos llevaba a comer pollito a la brasa con tecito caliente. –Hasta otro día- nos decía en la despedida. Claro que sí, todos esperábamos la siguiente oportunidad para salir a pasear con los tiítos, Alicia y Herculano Chihuán.

Antes de sacar mi Libreta Electoral, había decidido seguir una profesión artística. A mi papá y a una buena parte de su entorno no les pareció una buena idea. De un momento a otro me encontré en medio de tempestades, mientras tanto yo actuaba como perdido en el limbo. Recibí una sarta de cuestionamientos. En una reunión familiar tuve la suerte de conversar con el tío Herculano, me habló de su profesión, transcribo sus palabras: –Mi oficio es modesto, lo aprendí de joven, lo hago con cariño, cuando uno hace las cosas con cariño las puertas se abren. No hay profesión mala. El resultado es cuestión de uno –. Lo que hablamos no lo sentí como un consejo vertical sino como un derrotero de vida. Y como dijo el poeta español Antonio Machado: –Caminante no hay camino, se hace camino al andar –. Agarré mi mochila, y emprendí la aventura que todavía no tiene fin.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS.

La Victoria, 2014.

 

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