Para mi alumno, colega y amigo, mi hijo Rodrigo.
En las oportunidades que hablé de teatro social y crítico, traía a colación, a manera de ejemplo, la experiencia con el Teatro Experimental Cátaro. A principios de los años 90, creo, sí la memoria no me falla, un grupo de heroícos jóvenes soñadores estrenó una adaptación-versión recontralibre de Cátaro Colón de Alberto Miralles. Bajo la dirección de Juan Arcos; con la supervisión, producción y gran actuación de la señorita actriz María Carbajal; en el reparto por orden de aparición, egresados de la Escuela Nacional de Arte Dramático, ENAD: Carlos Mendoza, Manuel Calderón, Nerit Olaya y vuestro servidor, Nicolás León. Dicho sea de paso, el más experimentado, por lo antiguo.
En el reparto figuro último porque yo aparecí al final, a escasos diez días del magno acontecimiento, reemplazando a un incrédulo en fe, y hasta la fecha no sé porque motivos se fue. El avant-première, el estreno y la temporada se realizó en el local miraflorino, 'Cocolido, Centro de Arte'.
Me acuerdo cuando Juan Arcos llegó a mi casa intempestivamente y me sorprendió con su invitación para que colabore con el elenco. Con nervios a flor de piel hice un silencio grave, me perdí en un mar de pensamientos, tragué saliva, y acepté trabajar en la obra, consciente que era una prueba de fuego para mí; la vida ya me había dado muchas sorpresas y no podía dejar de pasar la buena nueva. Dos décadas habían pasado desde que egresé de 'La Cabaña Theater School'; en mi haber tenía muchos viajes, giras, paseos interprovinciales; en conclusión, sumando los sacrificios hacían un total de cero. Por ese motivo y muchos más, acepté, para mirarme en el espejo de mi vida y mostrarme mi sapiencia y mi experiencia. Apoyado en mis innatas condiciones y en mi profesionalismo mundano e irreverente.
En los diez días que restaba, hice uso, pero sin abuso, de mi método infalible, garabato mnemotécnico gráfico y esquemático, para facilitar mi aprendizaje. Utilizando mi inseparable lapicito HB2 y las escrituras jeroglífica cuneiforme; grafémicas, arábiga y helénica; y como buen escriba, escribí mi ayuda memoria; en el piso; en las paredes y en el techo, en la utilería y en la escasa escenografía, en las losetas, baldosas y en las uñas; escribí mil triquiñuelas más, todo en pos de la alta misión que Dios me tenía encomendada para el servicio de la más sublime de las manifestaciones artísticas, que sin duda, es el teatro.
Eran tres presentaciones por semana, de viernes a domingo; yo, cada viernes supervisaba, reforzaba, corregía, acentuaba 'mis escritos' deteriorados por una eficaz limpiadora; no puedo negar que algunas veces los borrones y tachaduras fueron hechos a la mala, a propósito, por un duende gracioso.
Recuerdo con ternura cuando mi hijito después de ver las tres primeras funciones, en la cuarta función se convirtió en mi apuntador ad-honoren, y en uno de mis silencios dramáticos desde la platea me dictó la letra exacta de lo que seguía.
Fotocopia de una copia de la versión no autorizada de "Cátaro Colón". |
En la última función estelar cerrando la temporada fue con videograbadora, cámaras fotográficas, grabadoras de bolsillo. Los cameraman llegaron dos horas antes sin previo aviso e instalaron todo el equipo técnico; lustraron el piso, le pasaron una mano de pintura a las paredes, limpiaron los focos, mejoraron la utilería, voltearon las cortinas de la escenografía, todo parecía nuevo. Yo en una esquina, meditando, transpirando, rezando a las mil vírgenes y a las musas; nervioso y con el pulso acelerado. Agaché la cabeza como niño castigado y me fui a mi rincón a esperar el tercer timbrazo. Sonó el timbre para dar comienzo a la obra, entré al escenario súper concentrado, me tocó decir mi primer chorizo, lo hice como los buenos; en la coreografía me desenvolví como el poeta de la zurda; seguí impecable; cada palabra, cada oración, cada verso me salía como los dioses, sentí a Dionisio como mi ángel custodio. - ¡Increíble! ¡Albricias! ¡Por fin tengo la letra perfectamente aprendida! Los minutos pasaban con frescura; última escena y terminó el gran espectáculo; el público aplaudió con mucho fervor al grupo, los aplausos no paraban; flores, claveles y rosas rojas para la señorita actriz; besos volados para los actores. Y para la posteridad, el video grabado. ¡Aleluya!
Ahora, después de veinte años de la épica magistral clase modelo y soberbia cátedra; busqué el texto de la obra, pregunté por todos lados, y nadie me dio razón, ninguna ánima de mi Alma Mater, ni los eruditos roedores de biblioteca pronunciaron palabra alguna.
En mi cabeza me daban vueltas y vueltas las injuriosas escenas; sobre todo, los momentos álgidos catárticos de mi gran interpretación actoral; pensaba en reescribir algo parecido recopilando datos, pero tenía la chispa apagada, y la sabiduría amordazada. Seguí con mis cuentitos de barrio y recuerdos del ayer. Y como si lo hubiera llamado con el pensamiento, el actor Nerit Olaya, en un comentario a mi narrativa ‘Reflexiones desde la cuarta pared’, me hizo recordar nuevamente mi gran performance:
- @: "Andá, che. No te mandés la parte. Si yo te vi haciendo pavadas en Cátaro Colón”. Nerit
Aprovechando que mencionó la palabra Cátaro, le manifesté mi inquietud e interés.
- @: ¡Nerit! Hace un güevo de tiempo que busco el libreto versión Arcos. Quiero adaptarla al estilo de "Fabulina". Estoy segurísimo que el binomio Miralles-León puede funcionar a la perfección. Niky.
- @: ¿Versión Arcos? Versión Cátara de Colón, ón. Mirá, Alfredo Ormeño la trajo de España, su proyecto se truncó y María Carbajal la estrenó. Nerit
Rebuscando en mis papeles viejos y chequeando mis antiguos archivos virtuales, encontré telarañas y también algunos correos electrónicos. No quedaba más tiempo para seguir buscando lo inubicable, es decir lo ilocalizable, mejor dicho, lo inhallable. Tomé mi laptópfono y envié un SOS:
- @: Conciudadanos y extraños: Necesitamos Urgente la obra «Cátaro Colón o versos de arte menor por un varón ilustre» de Alberto Miralles. Tenemos que reactualizar nuestro programa para el próximo año o nos quedamos en la mera lleca. Muchisísimas gracias. Niky
Desde los cielos de la península ibérica me llegó un angelical rayito de luz.
- @: Tío Niky, sobre tu petición. ¿Lo deseas en formato físico o virtual? Estamos para servirte. Cariños. Yofi, Yoycy y Carolita.
- @: Yósfel, gracias por contestar, no importa el formato, eso si, completo. Representanos en tu ciudad, queremos actuar en España. En abril visité la Rica Viky, mis libros y pertenencias culturales están en cajas de leche Gloria, por no provocar un caos, preferí pasear el paz. Sobrino, te invito a mirar nuestra página web: www.fabulina.de, Niky
- @: Niky, leí tu página web, felicitaciones por tu libro, espero disfrutarlo pronto y con tu autógrafo. Cuenta conmigo como tu representante legal y administrativo. He visto en la red de la Biblioteca de Humanidades un ejemplar de 'Versos de Arte Menor', la escaneo y la mando. Yósfel
- @: ¡Yósfel, correcto y muy bien contestado! La esperamos y de taquito la imprimimos. Te cuento, sacar adelante 'Mi Nieto' fue heroico, tu tía Viky llevó la batuta para tal empresa, yo solo escribí el contenido. Gracias por todo. Ahora lee mi página blog: Leonadas. Niky
Mientras tanto todas las noticias sobre Cátaro Colón eran negativas, nadie sabía nada; Colón se encontraba más perdido que Papá Noel en 28 de Julio; perdido en la nada o refundido entre cajas de libretos. Hasta que llegó el momento cumbre del principio del fin de la búsqueda.
- @: Ahí va la Primera Entrega de Versos de arte menor, lo enviaré en varias partes, me avisas. Yofi.
- @: La primera entrega llegó muy bien ... Grazie. Niky
Agitado de emoción, envié un email a todos los que apoyaron en la ardua tarea de encontar a Cristóbal Colón.
- @: Estimados compatriotas: Me imagino que siguen buscando endemoniadamente el texto de Cátaro Colón. Les agradezco sus muy buenas intenciones. Mi sobrino Yósfel Arriaga León De Huánuco, directamente de la Biblioteca de Humanidades de la Universidad de Valencia de España, me ha enviado el libro completo. Muchísimas gracias mi querido Yósfel. Niky
Y como en el principio, el final de este capítulo termina con las sabias palabras del actor Nerit Olaya.
- @: ¡Niky, tú ya no tienes remedio! Morirás metiendo chongo. Lo digo por tu irónico 'siguen buscando endemoniadamente' y el agradecimiento a las 'muy buenas intenciones'. Nerit
- @: Mi querido Nerit. Después te contaré las novedades de 'Christophorus Columbus'. Niky
A partir de este momento de lo que ocurra más adelante es otra histora de: 'Fabulina-Kolumbus'. Amén.
Karlsruhe, 14. Dez. 2011.
Nicolás D. León Cadenillas.
Teatrólogo.
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