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Crónica de un apóstol: Rateros I - II. _______ De Nicolás León

Crónica de un apóstol: Rateros I - II. De Nicolás León.

La siguiente crónica puede herir susceptibilidades, abrir zanjas en los recovecos del cerebro más fiero y maltratar la inquebrantable salud cultural. El escribidor.

"Las deudas antiguas no se pagan y las nuevas se dejan envejecer".   Don Genaro S. Delgado Parker.

Fue en el año 1976. Me llamaron e invitaron a grabar dos capítulos de una adaptación de La Achirana del Inca de don Ricardo Palma. Esto fue en un ciclo de programas sobre las Tradiciones Peruanas.

Como egresado de una escuela de teatro me caía muy bien un cachuelo en la "TV" para hacerme conocido (¿?), mejor todavía si el contratista era PanTel, Panamericana Televisión, Canal 5.

Entusiasmado por mi juventud, acepté, sin medir las consecuencias. El trato del monto del pago fue verbal. Después, para salir de dudas, pregunté a otros actores y me dijeron que así era el negocio. Que me quede tranquilo.

Mi personaje era un protagónico. "El Joven Guerrero, novio de la doncella que cortejaba el Inca Pachacútec".

A don Ricardo Palma lo caracterizaba el gran actor Jorge Montoro. Entre los actores del elenco se encontraban los señores: Luis Cabrera; mi profesor y amigo Alvaro Gonzáles; mi tío -de cariño, no es familia- don Rómulo León, entre otros.

Don Jorge Montoro, consagrado actor nacional de cine, teatro y televisión.

Leyendo el libreto me enteré que "Achirana", palabra quechua, significa... "lo que corre limpiamente hacia lo que es hermoso".

Cuando llegó el día de las grabaciones, todo estaba correctamente preparado y en su sitio. Los actores más experimentados ayudaron y aconsejaron a los novatos. Grabamos los dos capítulos en dos días.

A la hora de ir a cobrar empezaron los problemas. El día, lugar y hora de pago habían sido cambiados.

- Tienen que esperar unos días porque los auspiciadores no han mandado el dinero.

Fue la explicación que nos dieron los cancerberos encargados del pago. La noticia me cayó como un balde de agua fría. Yo estaba recíen llegadito de una gira teatral por el interior del país y no tenía sencillo ni billetes ni nada en el bolsillo. -¡Miento!- Tenía un hueco. Me regresé en dosh patitas a mi casa. Había que esperar con la santa paciencia.

Cuando llegó el dia acordado; los actores, extras, figurantes; todos corríamos por los pasadizos del canal para llegar primero a la ventanilla de pago. Como buenos peruanos no respetábamos la famosa cola. Se escuchaba un solo de gritos hasta que me tocó estar al frente del cajero. Este me dió una Guía de Remisión en blanco para que la firmara. Protesté, le repetí la sabia enseñanza de mi barrio, no firmar nada en blanco.

-¡Cómo voy a firmar algo en blanco!

Escuché una voz femenina detrás de mí como mi conciencia.

- Firma nomás. Así es. No hagas problemas. Si no ya no te llaman. Ellos ya tienen la cantidad acordada.

Firmé contrariado. Me volvieron a explicar que así era esta vaina.

Caminando desorientado a paso lento con dirección a la salida, escuché a otros actores hablando en voz baja:

- ¡Ese conchesssumaee de Oré es un trafero de mierda!

Ahí me enteré que un tal Oré era el cajero. Era obvio que todo el mundo sabía lo que pasaba después con la Guía de Remisión, la llenaban con una cantidad mucho mayor a lo pagado.

Pasaron más de mil años, muchos más...

De casualidad pasando por la peluquería de mi barrio, el dueño me invitó con sorna a ver un programa de televisión.

- ¡Pasa! Están entrevistando a tu patrón, tú lo conoces, ¿no?- me dijo.

- Ah, a don Genaro Salvador Delgado Parker- afirmé. Justo en ese momentito el entrevistador le hacía una pregunta clave a don Genaro:

- ¿Cuál era la fórmula del éxito financiero del Canal?

Don Genaro muy suelto de huesos con su vocecita de mafioso a lo Corleone, respondió sonriendo para las cámaras:

- Fácil, no es nada de otro mundo: "Las deudas antiguas no se pagan y las nuevas se dejan envejecer".

El peluquero exclamó:

- ¡Pucha, conschssummreee... ese Genaro resultó más ratero que la mierrrda!

Moví la cabeza afirmativamente.

Pasaban los días... pasaban las noches...

En uno de esos azares del destino. En la puerta del Sindicato de Actores me crucé con un colega de la Escuela Nacional de Arte Dramático - ENAD. Lo vi fastidiado con un nudo en la garganta queriendo decir algo. Nos sentamos en las gradas. Escuché atentamente su triste confesión:

- "Por terco me pasa esto hermano. Me están meciendo en el Canal 5. No debí aceptar. No hay cuando nos paguen. Fíjate. Terminamos de grabar y nos dijeron: -Que había faltado coordinación con la Central y que no nos iban a pagar hasta el último viernes del mes-. El último viernes del mes llegué hora exacta. En la puerta del Canal el guachimán de frente me dijo que no podía hacerme pasar, que no estaba presentable. -¿Presentable? ¿Cómo tengo que estar?- le dije -Con camisa de vestir y pantalones que no sean Blue Jean- me contestó. Me desesperé y grité: -¿Y cómo chucha voy a venir presentable si no pagan?  ¡¡Chuchatumadre!! ¡Me tengo que comprar ropa! ¿Con qué plata? ¡¡Miéerda!!- Quise llorar de rabia hermanito. Tú sabes que yo no reacciono así. Que soy pacífico. Tranquilo. Puta me sacaron de mis casillas. Si tu supieras que no tengo ni para los pasajes, ni para comprarme un pan. Suerte que soy soltero sin hijos sin compromiso... te sigo contando. Al siguiente actor que llegó le dijeron otra cosa. Para cada actor, el guachimán tenía una objeción diferente. Al final nadie entró y hasta ahora no pagan. Ya pasaron bastantes viernes y nada. Yuca con nosotros".

En ese momento mi colega me contagió su rabia e impotencia. ¿Y la famosa Ley del Artista? Me preguntaba mirando el cielo gris. Gris como nuestras esperanzas.

Pasaban las semanas con sus días...

Más cholo terco fuí yo.

Había regresado a casita después de un periplo por Palermo de la Sicilia, entre laburo y turismo, visité a la mia familia Leone Cadenillas. Llegué a Lima con la consigna de actualizar mi currículum profesional para postular a un trabajo en Baden-Wurtemberg al suroeste de Alemania.

Explíco para que se entienda y la crónica no suene a editorial de prensa chicha sensacionalista; a tinterillada, ni a informe forense, ni a parte policial; mucho menos a catarsis actoral. Cada línea marca el paso de la triste realidad de un calvario en carne propia que debe acabar.

En el año 1983, por el llamado del señor Manolo Castillo trabajé en la teleserie "Gamboa" que producía PanTel. Eduardo Cesti interpretó al Mayor Gamboa. Luis Llosa era uno de los directores. Yo trabajé en el primer capítulo “El Gran Robo”, interpretando al chofer asaltado, trabajé también en otros capítulos de la serie. Manolito de vez en cuando se acordaba de mí y me llamaba para trabajar en diferentes telenovelas.

En la primera semana de abril del 2006 me llamaron de Panamericana Televisión, conversé brevemente con el Jefe de Producción y Casting de PanTel Canal 5 sobre las condiciones de mi participación y remuneración, sin vacilar me creí el cuento del señor Manolo Castillo Garay.

Manolito Castillo mintió repitiéndome las mismas mentiras aprendidas como muletillas que le servían para encandilar al necesitado actor de turno. De lo que me dijo solo me acuerdo lo siguiente:

- Que él era el responsable y que no me preocupara por el pago. Que él estaba a cargo de todo. Que mi personaje era un protagónico y no lo vaya a defraudar. Que trabaje muy seriamente con ganas. Que él ya me conocía como era mi trabajo. Que mi pago era de Cien Dólares Americanos.

Este chamullo fue para la serie "Detrás del Crimen XI", capítulo "Caso La Cantuta". Donde salía el Sheriff Benedicto Jiménez. El trato, como siempre con Panamericana Canal 5, de palabra. Nada firmando. Ningun recibo. Nada. Ni michi.

Los días 12 y 13 de abril, las 24 horas de cada día, con amanecidas y un refrigerio desastroso. Realizamos el trabajo. La locación para la grabación fue la Universidad Nacional de Educación "Enríque Guzmán y Valle" conocida como La Cantuta. Al final contando todas las horas de trabajo sumaba tres días laborables. Tema que omito.

 Protagonistas: (De izquierda a derecha).
El primer actor, Carlos Rivera. El señor actor, Nicolás León. 
El primerísimo primer actor, Luis Menezes. 

A la hora del pago llegó la joda, la repetición del mismo rollo de siempre. La mentira, el fraude y el engaño. El peloteo. La señorita Elena Dioses del local de A. Tirado N° 217, fue la primera que empezó con el clásico verso:

- Tienen que esperar. Paciencia. Vuelvan a llamar el próximo viernes porque los viernes son días de pago. No tengo en este momento la planilla ni los datos ¿okey? Hay, gracias por su comprensión, son ustedes muy lindos, nos vemos pues.

Después de varios viernes y perdiendo el tiempo averiguando el nuevo número de teléfono de la oficina. Contestaba la señorita Joyse Cabrera, igual, gran mecida. Nos explicaba que ella no sabía nada y que el próximo viernes mejor llamen a Recursos Humanos que la oficina está en M. Carranza N° 176 que nos iba atender la señorita Grace. Total, a la famosa señorita Grace nunca le ví la cara ni en pelea de perros. Todas las veces que me citaron, los días viernes por la tarde, me atendió el vigilante parándose en la rejita frente a mí como una tranca haciéndome retroceder varios pasos hasta el filo de la vereda, me hablaba con monosílabos y me daba forata.

El Sheriff Benedicto Jiménez. El presentador de la Serie:
 "Detrás del Crimen". Capítulo: "Caso La Cantuta".
PanTel, Panamericana Televisión, Canal 5. 

Seguían pasando los viernes.

Muchas veces me crucé con un señor que era el jefe de la señorita Grace. Meses después me enteré que era el señor Almirón. El muchachón se hacía el desentendido con el reclamo del pago. Con él no era. Que sabido.

Mientras tanto ya había pasado mucho tiempo, el capítulo donde aparecíamos había salido al aire, exactamente el viernes 21 de abril. Recibió muy buenas críticas por parte de la teleaudiencia.

- ¿Y el pago a sus protagonistas? Nada ¡Nada!

En el transcurso de los viernes siguientes, de las semanas siguientes, de los meses siguientes. Contestaron las llamadas varias señoritas y señores; el señor Víctor Terrones, el señor Miguel Merino, el señor Oscar Becerra; y todos igualitos con la misma lección aprendida, con la misma respuesta de mierda.

- Que iban a ver el libro de pagos y devolvían la llamada.

Como si estuvieran haciendo un favor.

Perdiendo todas las esperanzas del pago. Como quien jode me acerqué un viernes a la oficina de Recursos Humanos de PanTel- Canal 5- Jr. Mariano Carranza N° 126. Lima 1.

Había pasado buen tiempo. Habían cambiado de guachimán, en la puerta atendía un joven educado que me invitó a pasar al Hall para que espere a la persona indicada.

Hablé con una señorita que no me quiso dar su nombre, me certificó que el encargado del pago era el señor Freddy Almirón. Esperé por espacio de una hora hasta que llegó el bendito señor Almirón con acento en la ó. Llegaba contento con sus ayayeros, entre ellos un señor pelado narigón.

Me presenté, le manifesté que era un actor del Caso La Cantuta, Detrás del Crimen, que me tenían una deuda y ya había pasado mucho tiempo.

Inmediatamente como si tuviera un libreto aprendido, vomitó:

- Justo estamos buscando los archivos para saber cuanto tenemos que pagar y a quienes. Como el Canal a tenido problemas no sabemos cuanto debemos ni a quienes debemos. Todos los archivos han desaparecido. Estamos haciendo un esfuerzo titánico para solucionar todo.

Me ofrecí traerle una copia de la grabación del programa, un DVD, para que me vea y se de cuenta de mi trabajo. Constate quien era. Y me pague. Eso era todo. Le repetí que por el personaje que había realizado me debían Cien Dólares como había acordado con Manolo, el jefe de producción.

Nicolás León.
Personaje: Jesús Mateo Sosa Saavedra (a) Kerosene. 
Suboficial EP. Integrante del Escuadrón de la Muerte "Grupo Paramilitar Colina".

El ayayero pelado que estaba a su siniestra; sufría, se retorcía, sudaba, era el hígado del señor Freddy Almirón; quería traducir y explicar lo hablado, repetía como tarado lo que ya se había conversado.

Nuevamente me repitieron el mismo sonsonete de siempre. Qué los días de pago eran los viernes a las 7 de la noche.

- Estamos viernes- le dije.

- Sí, hoy es viernes pero hoy no hay dinero en la caja. Por favor venga el próximo viernes que le tengo su dinero sin falta- rebuznó.

Regresé al siguiente viernes, pero no a las 7 PM, sino a las 6:30 PM. En la puerta ya no estaba el guachimán educado. Habían puesto un rabioso perro guardián con uniforme. No me dejó pasar y no me dio ninguna razón de nada. Mudo como una tapia. La señorita de la oficina tampoco contestaba a mis preguntas. Parado en la puerta, ví como llegaban las otras víctimas y conforme pasaban los minutos se retiraban volando porque no podían esperar. -Estamos en temporada, nos vamos- decían y sobre las mismas corrían. Tenían función a las 8 PM. Los colegas uno por uno se comenzaron a retirar y me quedé solo nuevamente. Esperé más de una hora.

El señor Freddy Almirón y sus secuaces habían hecho hora en el café de la acera del frente; el güachimán quiso abrir el pico para advertirle de mi presencia; pero lo intercepté a tiempo y el sorprendido gerente de miércoles, me preguntó:

- ¿Usted no es actor? ¿Usted no está en funciones?

- No tengo trabajo- contesté calmadamente.

Me solicitó que lo espere unos minutos. Pasamos a la oficina. Pidió una copia de los pagos pendientes. Me mostró la hoja recién impresa donde figuraba mi nombre con la suma total de Sesenta Dólares.

- ¿Sesenta Dólares?- pregunté.

- Son los datos que da la computadora- me dijo.

- Los datos lo puede llenar cualquiera- agregué.

- Son Sesenta Dólares, es lo que hemos encontrado- puntualizó.

Me sonreí del estúpido e infantil engaño. -Bueno, peor es nada- pensé.

- Okey. Acepto. ¿Dónde firmo?- dije.

- Ah, no, ahora no puedo pagarle. Tiene que venir el próximo viernes. Tengo que mandar la conformidad a contabilidad y administración para que ellos me manden el dinero o el cheque. ¿Usted sabe como es eso?-agregó.

- No, yo no sé como es eso. ¿Cuánto tiempo? ¿Cuándo me van a pagar?- pregunté con fastidio.

- Le estoy diciendo que el próximo viernes, le doy mi palabra- aseguró.

Los ayayeros lameculos habían escuchado toda la conversación, les faltaba poco para que aplaudíeran a su jefe por su gran disertación.

Ya será una deuda antigua para estos miserables delincuentes, ¿Estarán cantando su himno? la famosa guaracha:

"Echale tierra y tápalo / Echale tierrita y tápalo / Así, así... Tápalo".

Estamos comenzando julio del 2008.

La farsa, el engaño, el timo, el fraude, la mentira, el hueveo, la estafa, la burla, la trampa, el robo, hasta este momento continúa.

Continuará...

Nicolás D. León Cadenillas.
Karlsruhe, 2008.


Crónica de un apóstol: Rateros II. 
Caso: La Esquina de la Televisión.
(Expedientes Secretos Canal V - Ciber-Correos Electrónicos). 

La siguiente intercomunicación cibernética es real, sin embargo, algunos nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de sus verdaderos protagonistas. El escribidor.

Canal Quinto. Av. República Independiente de Arequipa

Caso: LA ESQUINA DE LA TELEVISIÓN

I - ¿Pagaron Caso La Cantuta?
De: Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
Enviado:
Viernes, 12 de mayo de 2006
Para: Ludovico Meyerhold (
meyerhold.lud@teatroprod.fr)
- Mio caro Ludovico ¿Te pagaron Caso La Cantuta? Con Ricardino Rivadavia como director teatral, estrené el personaje de Vito Corleone en "El Padrino", en el Teatro Montesinos. La crítica especializada me puso nota: Excelente. Respecto a la grabación ¿cómo es? Un abbraccio forte. Thanatas.

II - Todavía No me pagan lo de La Cantuta.
De: Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
Enviado: Viernes, 12 de mayo de 2006
Para:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)

- Bonjour Gattopardo. A mí todavía no me pagan lo de La Cantuta. Te deseo mucha mierda en "El Padrino". Ya edité la Grabación del Caso La Cantuta, una copia te sale $20 Dólares Americanos. Adieu. Ludovico.

III - Detrás del Crimen

From: Ricardino Rivadavia (rivadaviaric@teatrodirec.pe)
Date: Wed, 28 Jun 2006
To:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
- Buenos días Perú. Llamé a "La Esquina de la Televisión" a Elena Dioses, me dijo que no sabe nada de los pagos, que llame a una Grace ó a un tal Miguel Merino. Hablé con Grace, NO tiene nada para los actores, ni para los figurantes de Detrás del Crimen, que mejor hablemos con Víctor Terrones. Me preguntó que día grabamos. Puedes llamar a la tipa y le das la fecha exacta. Nos vidrios. Ricardino.

IV - Detrás del Crimen, ídem
De: Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
Enviado: jueves, 29 de junio de 2006
Para:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
- Efectivamente Gattopardo, tú tienes toda la razón, ¿cómo no van a saber la fecha de la grabación? Yo también llamé ayer, me derivaron con la tal Grace que dice no saber nada de nuestro pago. Unámonos para presionar. La Esquina de la Televisión es especialista en envejecer las deudas. Trata de reunir a otros afectados para ponernos de acuerdo. Ludovico.

V - Mejores Noticias de Detrás del Crimen
De: Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)
Enviado: jueves, 29 de junio de 2006
Para:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
- Fui a Alejandro Tirado, hablé con Elena Dioses, la pelotuda me mandó a Recursos Humanos en Mariano Carranza 126, ahí hablé con Freddy Almiró me aseguró que nos pagaban en dos semanas. Qué tal pérdida de tiempo. El Señor es mi Pastor, nada me faltará. Chao. Ricardino.

VI - Mejores Noticias de Detrás del Crimen
From:
Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
Date: Fri, 30 Jun 2006
To: Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)
; Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
- Ricardino, yo también estoy sufriendo por el pago de La Cantuta. Lo último, el 9 de junio, Becerra personalmente me prometió que nos pagaban el 30 en Recursos Humanos, el 27 llamé para confirmar, la tal Grace se quedó en babas. Hoy 30 voy hacer cobranza coactiva. Organicémonos y presionemos juntos. Esperen noticias de mi gestión. Adieu. Ludovico Meyerhold

VII - Promesas de Detrás del Crimen
De:
Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
Enviado: viernes, 30 Jun 2006
Para:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it); Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)
- Hoy estaré en Recursos Humanos. Becerra me prometió que HOY, 30 de junio, PAGABAN. Ludovico Meyerhold

VIII - ¿Qué novelas?
De: Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)
Enviado: viernes, 30 Jun 2006
Para:
Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr); Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
- Estaré al tanto de tu comunicación. Vence al mal haciendo el bien. Ricardino Rivadavia.

IX - ¡Sigue la Telenovela!‏
De: Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
Enviado: viernes, 30 jun 2006
Para:
Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe); Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
- Hoy viernes 30 en Recursos Humanos. Me di con la sorpresa que tenían feriado hasta el lunes. Fui a la oficina de Oscar Becerra, también está de feriado hasta el lunes. O sea, me agarraron de cojudo. El lunes regreso con mi Jefe de Prensa. DENUNCIARÉ a los Medios de Comunicación la gran ESTAFA de la ESQUINA DE LA TELEVISION. Ludovico

X - 
¡Otra más de la Esquina de la Televisón!‏
De: Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
Enviado: lunes, 03 de julio de 2006
Para:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it); Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)

- Hoy lunes 3 de julio, hablé con Grace de Recursos Humanos. Me explicó que el pago está ATRASADO UNA QUINCENA, están pagando lo programado del 16 de junio, lo programado para el 30 de junio lo pagaran a partir del lunes 15 de julio. Recomiendo caer en mancha el 15. Hacer cargamontón. Okey. Ludovico

XI - Otra del Córner de la TV.
De: Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
Enviado: lunes, 03 de julio de 2006
Para:
Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr); Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)

- Bene, grazie per i dati, seguiré jodiendo. Chaufa. Thanatas.

XII - Ahora dicen que pagan el Jueves 18 (Fecha tentativa)

De: Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
Enviado: martes, 11 de julio de 2006
Para:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it); Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)

- Las mismas explicaciones, la orden está lista pero falta el dinero. Me pidieron que llamara el 17 de julio por la tarde. Eso es todo. Ludovico. 

XIII - ¡¡LO LOGRÉ!!

De: Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
Enviado: lunes, 21 de agosto de 2006
Para:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it); Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)

- Amis Collègues: Hoy 21 de agosto del 2006, luego de 4 meses y medio de tenaz lucha, moviendo influencias dentro de LA ESQUINA DE LA TV, logré cobrar mi participacion en "Detrás del Crimen XI" Capítulo "Caso La Cantuta". Hago de conocimiento público para que ustedes sigan insistiendo. Les deseo mucha suerte en esta tarea titánica. Con un tarjetazo se puede hacer realidad el sueño del Bolo Cobrado. Étreintes. Ludovico Meyerhold

XIV - ¡NadieS!
De:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
Enviado: martes, 22 de agosto de 2006
Para:
Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe); 
Ludovico Meyerhold (meyerhold.lud@teatroprod.fr)
- Ricardino: Hoy día en la mañana tempranito ni bien leí el E-Mail de Ludovico me fuí corriendo al Canal de tus amores, conchudamente me zampé, hablé con unos huevos fritos, al final me mandaron donde una chatita, una caricatura mal clonada de Gisela Valcárcel, bastante malcriadita, malcriada también de cara y cuerpo, con un look labial a lo Monica Lewinsky, cuando me tocó hablar con la señorita en mención le dió rabieta, como si fuera su billete. Le dije que ayer habían pagado al Primer Actor Ludovico Meyerhold, por lo tanto me tenían que pagar a mí porque yo soy del mismo elenco del Caso La Cantuta. Me miró como gata en celo, me gritó: ¡Acá no se le ha pagado a nadies! -¿A nadieS?- Le pregunté con su misma palabrita grosera. -¡A NADIES!!- respondió.
Bueno compadre alguien miente, como van las cosas ya nos metieron la yuca, a llorar a la playa. Si vienes te van a mandar donde la famosa NadieS, por favor enamórala, sácale plan para que nos paguen. Hazle el favor que los Dioses del Teatro te lo van agradecer. Suerte hermano. ¡Merda! ¡Merda! Ciao amico. Thanatas.

XV - Currículum
Da: Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)
Dati: Wed, 20 Aug 2008
A:
Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)

- Ricardino Rivadavia, amico, te mando en adjunto el correo que le escribí a Roberto Benigni, actor/director italiano de cine y televisión. Espero que los dioses del teatro te vigilen como ángeles de la guarda. Hablando de dioses de teatro parece que están de vacaciones porque hasta el momento no me dan bola, una pregunta:  -¿Te pagaron los del Canal V, La Esquina de la televisón -Esquin Tel- por tu trabajo en la serie Detrás del Crimen, Caso La Cantuta? 
El último día fuí a cobrar dos veces, en la mañana y en noche. En las dos veces me pelotearon, en la mañana me atendió el güachiman/portero, me dió la noticia que justo ese día no atendían por inventario, que mejor llame, le pregunté el número, no lo sabía, le dije que pregunte a la secretaria, me respondió que tenía orden de no interrumpir, que estaba prohibido pedir informes, su trabajo consistía en vigilar la oficina de los ladrones. En la noche a las 7 pm me dijeron que todos los empleados por orden de la Gerencia habían salido a una Fiesta del Canal, que no había nadie para atenderme. -¿Y el inventario?- pregunté.-¿Cuál inventario?- me contestó. Le dije que en la mañana estaban haciendo un inventario. Me corroboró lo pensado: -Acá nunca hacen inventario-. ¡Jajajajajajaj! ¡Qué buena! ¡Qué buen libreto de estos jijunas gran... pericotes! Esperando risposta. Saluti. Abbracci. Thanatas.

XVI - Los Dioses tiraron la toalla 
De: Ricardino Rivadavia (rivadavia.ric@teatrodirec.pe)
Enviado:
miercoles, 20 de agosto de 2008
Para:
Thanatas Gattopardo (gattopardo.tha@teartetotal.it)

- Thanatas, gracias por la informacion. Por acá los dioses renunciaron, tiraron la toalla con tanta pendejada en la tierra. Con esta vaina del libre albedrío, todo es un chongo... el pago del Caso La Cantuta, nada, le eché tierra, gasté más dinero en pasajes y llamadas, lo dejé... ni agonizando el malparido hijo de... 'Papaúpa' Genero Delgador Parquer. Pagará. Un abrazo. Ricardino Rivadavia.

Nicolás D. León Cadenillas.
Sicilia, 2009.

Mi Callejoncito de Nicolás D. León Cadenillas

Mi Callejoncito de Nicolás D. León Cadenillas.
(Fragmento del libro "Cuentos breves para mi nieto").

Para los Cadenillas Uribe. Siempre presentes en mi mente y en mi corazón.

Familia Cadenillas Uribe, fuente de inspiración.

En el callejón, nuestra casa era dos cuartitos chiquitos, en un cuarto dormíamos todos juntos amontonados y en el otro cuarto estaba la cocina y el depósito de papá de todo sus cachivaches, fardos de papel periódico con su característico olor a papel periódico, retazos y saldos de telas en rollos, pelotas de pabilos de diferentes grosores y tamaño. El baño quedaba al fondo del callejón, sólo había uno en todo el llonja. Los niños no teníamos problema, hacíamos pichi en el piso de tierra y caca en nuestra vacenica. El lavadero quedaba en la entrada sobre unos ladrillos mal puestos. La ducha nos la prestaba el carpintero, mi tio Totti.

Después de la mudanza al callejón, para mi todo seguía igual, la diferencia era solo los cuartitos. Toda la cuadra estaba llena de callejones con cuartitos llenos de tierra muerta que flotaba en el ambiente. Jugábamos en el callejón cazando arañitas y toda clase de bichos que habitaban en las paredes de adobe.

De un día pa’otro tuvimos una hermanita, nuestra prima Nikita, para nosotros La Gringa, era un año y medio mayor que yo, mamá la trajo a casa porque se había quedado solita sin papás.

En el llonja había otros niños y mataperreabamos juntos. Cuando se salía el desagüe, construíamos rápidamente barquitos de virutas de maderas, de corcho o de cajitas de fósforos, y hacíamos competencia, gritando:

- ¡Qué barquito llega primero a la esquina hasta el buzón del desagüe de la esquina!

Después del juego mamita nos metía con ropa y todo a la mortal ducha, rogábamos por el amor de Dios, que no nos ahogue, a La Gringa la bañaba al final y le decía que por lo blanquita que era, tenía que estar siempre limpiecita porque la carca se le notaba de lejos.

- ¡Qué linda era mamita hasta cuando nos metía un cucharonazo por portarnos mal, seguía siendo mamita linda!

Entre el callejón y la pista de los carros, no había jardines, había tierra, ahí aprendimos a hacer figuras con el trompo, empararlo a la volada; a dominar la canga al derecho y al revés; campeones en Yo-Yo; a ser tromes con el bolero; ases en bolitas con su chimple y cuarta sin hacer langa; a fabricar con saquara, pita y papel, nuestras propias cometas con diseños de avión, pandorga, barriletes y pava; hasta Yas jugábamos.

Sin darnos cuenta, inconcientemente nos estábamos preparando para nuestro destino final. Para nuestra última morada.

Todos los niños del callejón íbamos al mismo colegito particular, con fachada blanquiazul, el uniforme camisa blanca con rayitas azules, los pantalones, gorros, cortinas, maceteros y las carpetas “azules”; las paredes blancas con líneas azules bosquejando rositas blancas, etc. Tanto azul y blanco que cuando hacíamos educación física me ponía mi camiseta blanqui-azul de mi equipazo Alianza Lima que me había regalado mi tío Lolo. Me decían que no era el uniforme, yo contestaba:

- ¡No es tu uniforme pero mío sí! 

El colegito era la "Escuelita El Rosal", quedaba a doscientos metros de la casa. La Directora y las “Misses” pertenecían a una iglesia evangélica. Era un colegito para misios. Todos los días a la hora de entrada teníamos que rezar el Padre Nuestro en inglés, hasta el último momento que estudié en ese colegito nunca entendí el rezo en inglés, sólo movía la boca.

Me acuerdo cuando mi mamita me llevó a la escuelita a jalones, cargándome, a rastras los últimos cien metros que faltaban para llegar al local; en sus ojitos de tigre se podía leer que se contuvo de meterme goma; había gente, público y vecinos en el recorrido del camino al nuevo calvario. Y así por más cuidado que puso mamita llegué una desgracia a la escuelita, el uniforme nuevo lleno de tierra, los zapatitos nuevecitos habían perdido la lustrada de espejo, lucían raspados llenos de tierra y con las puntas descascaradas, los pantalones jironeados, el nudo de la corbata en la nuca. Las primeras cuatro horas del primer día de clase fueron para mi las más largas horas de mi vida.

Faltando dos meses para que me cambien de cole, la directora tratándome de ayudar con las notas y vaya a mi nuevo colegio con distinción, me tomó examen, lo más fácil:

"La Oración Querido Angel" en inglés y "El Padre Nuestro", igual, en inglés.

Atónito, perplejo y mudo me quedé. Miré mi salón de izquierda a derecha, de arriba abajo. Toda la clase estaba mirándome, todos trataban de soplarme y yo, nada, mudo. La Díre me pidió que lo escribiera, peor. Eso era chino para mí. Me dió plazo hasta la hora de salida. Llegó la hora de salida, sonó el timbre, tocaron la campana y yo tenía la hoja en blanco. ¡Nada escrito! No había podido escribir nada. Mi hermano, La Gringa y otros niñitos le dijeron a mamita que estaba castigado por no saber el Padre Nuestro ni el Dear Angel. No saber la oración Querido Angel y el Padre Nuestro en inglés, era un tremendo pecado mortal para la escuela.

Mamita se dirigió al colegio, la directora la esperaba y sin saludo alguno, le tiró un sermón de padre y señor mío:

- ¡Cómo es posible que el alumno no sepa la Oracion del Padre Nuestro, sí todos los días rezamos a la hora de entrar a clases y rezamos la Oracion Querido Angel antes de retirarnos a nuestros hogares. Tiene que llevar a su hijo al doctor, tendrá algún problema de salud mental… Kindergarten, Transición, Primero, Segundo, Tercero de Primaria... se va de la Escuela sin saber el Padre Nuestro ¡Esto es el colmo! ¡Ustedes los padres son lo que ocasionan problemas con la enseñanza, seguro que no van al Templo, ni rezan a la hora del almuerzo ¡Qué familia Dios mío! ¡Tan lejos del Señor! ¡Recen! ¡Recen que Dios los va a oir!

Me pescaron al final, cuando había pasado piola tantos años, mamita se preocupó, le contó a mi papá lo sucedido, papá ni la tos, le llegaba los rezos. Lo único que escuché decir entredientes, fue:

- "Un par de años más y me lo llevo a trabajar".

Era la época de la radio. La Radio. Papá a la hora que se marchaba a trabajar nos ponía “Radio Reloj” que daba la hora minuto a minuto con su torturante sonsonete:

- ¡A levantarse muchachos y no olviden de lustrar sus zapatos con Nugget!

Y de fondo escuchaba una trompeta desagradablemente desafinada y bullanguera. Por otro lado mamá me advertía:

- ¡Cuidadito que se te peguen las sábanas!- no quedaba otra había que levantarse.

A lo lejos me acuerdo que en el momento que me lavaba la cara y los dientes, escuchábamos una bonita música y una voz ronca media desafinada; la voz era de mi tío Lolo cantando con Carlitos Gardel los tangos arrabaleros; a Libertad Lamarque la dejaba cantar solita; pero siempre tarareaba al compas de los bandoleones y también cantaba con los otros grandes del cine argentino; y escuchando a mi tiíto Lolo, mientras resoplaba mi leche caliente con nata, me iba despediendo para luego irme casi corriendo al colegio.

Almorzábamos al compás de valses criollos, de tonderos y marineras. Mamá seguía las canciones haciendo la segunda, cantando desde la cocina. Los conjuntos criollos eran parte de la familia:

"Los Chamas, Los Embajadores Criollos, Lorenzo Humberto Sotomayor, Jesús Vásquez, Rafael Matallana, Los Morochucos, Fiesta Criolla, Los Kipus, La Limeñita y Ascoy, etc."

Cuando salíamos de clases en las tardes, salíamos corriendo con dirección a la casa y nos sentábamos junto a la radio, junto a la falda de mamá, para escuchar la famosa radionovela del momento “Miquelo, El Perseguido” con las primerísimas estrellas de la radio, el primer actor Miguel Arnaíz y la primera dama del radioteatro nacional Ofelia Van Galen.

Como hipnotizados seguíamos capítulo a capítulo las aventuras y desgracias del jovencito, qué pena que nos daba, hasta las lágrimas se nos caían, y qué alegría sentíamos cuando salía airoso.

Cuando acababa el radioteatro, mamá apagaba la radio, queríamos hacer diálogo preguntando:

- ¿Qué, por qué, cómo se había escapado Miquelo?

Mamá nos cortaba tajantemente, con las frases consabidas:

- ¡Se acabó! Ahora las tareas. Saquen sus cuadernos. Tino tu acá junto a mí. ¿Por qué serás tan flojo? ¿A quién habrás salido? ¡Tú sábes pero eres terco como una mula!

Los sábados, en las mañanas, paraditos en la puerta de la casa de un amiguito nos quedábamos escuchando por radio cuentos para niños, con hadas y principes. Cuando el amigo terminaba su desayuno nos tenía que esperar hasta que termine el cuento.

Acompañabamos a mamá a las matinées de los lunes femeninos, algunas veces sólo me llevaba a mí a la vermouth, veíamos películas rancheras, las de Pedro Infante, Jorge Negrete, los hermanos Soler, Cantinflas, Tin Tan, Clavillazo, Resortes, Mantequilla, María Felix, López Moctezuma, Sara García, etc .

Después sorpresivamente llegó al barrio la televisión. La Caja Boba. Una vecina, la señora Vinatea fue la primera que trajo la novedad y nosotros hacíamos cola junto a todos los niños del barrio para conseguir un espacio, no nos importaba si nos sentábamos en las banquitas, en el suelo o estar parado, lo importante era estar frente a la tele.

Mamá nos daba permiso y tambíen nos daba 0.50 ctvs a cada uno, el valor de la entrada, mucho más barato que ir al cine. Los niños espéctadores teníamos el horario vespertino, dos horitas y veíamos cuatro series al hilo, nuestras series favoritas eran las de vaqueros “las cobolladas”, pero veíamos todas:

"Roy Rogers, Gene Autry, Opalón Cassidy, El Llanero Solitario. Papá lo sabe todo, Cita con la Muerte, Cheyenne, Bat Masterson, Rin Tin Tin, Batman, Superman, Jim de la Selva, Mike Hammer, Ivanhoe, Maverick".

- ¡Qué bacán! ¡Manya qué bacán!

Ni bien la señora Vinatea nos botaba, salíamos corriendo a casa, empezaba el horario para los adultos que duraba hasta el final de la programación.

Mi papá compraba y vendía telas y papel. Sí necesitaba ayuda o la veía difícil, pedía una manito a mis tíos que eran carpinteros, fierreros, maestro de obras, zapateros, pintores de brocha gorda, albañiles, mecánicos, de todo eran mis tiítos, en todo metían la mano.

Mis tíos siempre estaban vestidos como los personajes de las películas de AlCapone, enternados, sombreros, zapatos de colores. Siempre creí que paraban gruesos, con full billete, cuando crecí me dí cuenta que eran “misioneros” pero con muy buen corazón. Ellos eran los que nos llevaban al Estadio Nacional, al fútbol, si ganaba nuestro equipo “Alianza Lima” veníamos caminando y en cada tienda compraban golosinas, pero si perdía en un dos por tres estábamos en casa sin nada.

También nos llevaban a la Playa de Agua Dulce y comíamos nuestra rica raspadilla después del picante seviche que preparaban para sus amigos farreros chupa cañas. Mis tíos eran los populares “Gatosgordos” hasta éste momento no sé si por la cara de felinos o porque tenían las uñas largas.

Los tíos eran campeones organizando partidos de fútbol en su ex-colegio, alquilaban el mejor campo de fútbol, el colegio era un colegiazo con dos canchas, piscina, canchas de basquet, tenis, voley, cualquier cantidad de salones y un auditórium grandazo como un gran cine. Con el transcurrir del tiempo sería mi colegio nacional. Después de los partidos hacían Peña Criolla en el callejón, con cajón, guitarra con sus trinos y castañuelas, me acuerdo un estribillo que siempre tarareaba mi tío Lolo:

- "¡Guitarra llama a cajón / Cajón a voz primera / Escuchen con atención: ¡Aquí está la Marinera! ¡Siempre tomando para no marearse compadre! ¡Pase la botella, que yo soy bueno con ella!".

Colgada en un cordel de ropa, tenían de emergencia la radiola de mi tío Sancho. Preparaban unas fuentazas de arroz con pato y abundante chicha de jora. El cocinero oficial, el tío Lolo, los demás sus ayudantes de cocina. Nosotros, los niños, agarrábamos nuestro plato hondo, nuestra cucharota y un pan francés, y nos poníamos a la cola para que nos sirvieran nuestra ración.

- ¡Qué días felices en nuestro callejoncito!

La última comelona que participé en el llonjita fue después del partido de fútbol que jugaron mis tíos contra los obreros de la Baja Policía del distrito. Todos los presentes se pusieron de acuerdo para ir al Estadio a ver un Clásico “Alianza Lima de La Victoria vs la U”. Mi hermanito y yo, gritamos, levantamos la mano y cargoseamos hasta que por fin mis tiítos dijeron que nos llevaban al partido.

Cuando llegamos al Estadio Nacional, Tribuna Sur, había cualquier cantidad de gente, de público, de comerciantes, revendedores de entradas, vendedores de camisetas y gorros con los colores de los equipos, habían triciclos de comida vendiendo exquisiteces de todo tipo, de milagrosos mejunjes alimenticios, que íbamos engullendo mientras avanzaba la cola a paso lento. Junto a nosotros estaban cuadrados dos triciclos y sus propietarios anunciaban a viva voz sus productos llamando la atención de los presentes, el primero vendía "Cabeza de Cerdo Asada" y el otro "Huevos Duros con Papa Sancochada y Ají con Huacatay", entre los dos se armó el disparatado diálogo:

- ¡¡Pero qué Rico!! !Chicharrones de Chancho Asado! ¡Qué rico, rico! ¡Rico! ¡Los chicharrones! ¡Pero qué Rico! ¡ Los ...!
- ¡ ... huevos duros!! ¡Con Huacatay!
- ¡Pero qué deliciosos! ... ¡Los ...
- ¡ ... huevos duros con papita!
- ¡Chicharon de chancho!
- ¡Huevos duros! ¡Ricos, ricos!
- ¡Concha’e tu madre!
- ¡La tuya! ¡Huevón! ¡Duros los huevos con papa!
- ¡No puedes decir otra cosa! ¡Huevón! ¡Qué rico, qué rico!
- ¡Mis huevos son ricos! ¡Pes huevón! ¿Tú chancho es rico? ¡Mis huevos también son ricos!
- ¡Pero grita otra cosa p’es mierda!
- ¡Mierda será lo que e’tás vendiendo!
- ¡Puta que te parió!
- ¡Huevos blanquitos y rosaditos! ¡Sin grasa! ¡Limpios! ¡Limpiecitos! ¡Ricos, ricos! ¡Huevos, duritos, papa con su ají, ají huacatay!
- ¡Eres sabido, mierda, conchaetumaaaadre!
- ¿Tú madre qué? ¡Grasoso de mierda!

Y los dos huevos fritos se agarraron a trompadas, puñetes, patadas, lisuras por doquier ... mientras que el público seguía avanzando a paso ligero, entrando al Estadio con su sánguche de chancho o con su huevo duro en la mano, comiendo gratis.

Nicolas D. León Cadenillas
Karlruhe, 2008.

Currículum vítae et studiorum y/o Mi Hoja de Vida.
Mi nombre completo es Nicolás Daniel León Cadenillas. Me conocen como Niky León. Soy actor, director, escribidor, tramoyero, luminotécnico, teatrólogo, cocinero, etc. Nací en el Mes Morado de Octubre en Lima, Perú -1951- en la Maternidad de Lima. Estudié Primaria y Secundaria en la Gran Unidad Escolar "Alfonso Ugarte" - Distrito de San Isidro. Egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático de Lima – ENAD. En 1977 fui Becado a un Curso de Dirección en Teatro para Niños en Berlín Este (República Democrática Alemana -RDA). Pertenecí al grupo "Homero, Teatro de Grillos". El Concejo Británico me brindó una Bolsa de Viaje, estudié Iluminación en Londres. Invitado al Coloquio de Teatro en Bérgamo (Italia) subvencionado por la UNESCO y dirigido por Eugenio Barba. Conjuntamente con Daria León venimos trabajando con "Fabulina, teatro de narración y teatralización": En obras de teatro, presentaciones y lecturas de nuestros libros. Nuestra obra "El Oro de Cajamarca" basada en la narración del novelista alemán Jakob Wassermann, la venimos promocionando a los colegios y asociaciones. Somos vecinos de Karlsruhe. (http://www.fabulina.de) (info@fabulina.de).

Mein Gässchen von Nicolás D. León Cadenillas

Mein Gässchen* von Nicolás D. León Cadenillas.

(Auszug aus dem Buch "Kurze Geschichten für meinen Enkel.")

Für die Familie Cadenillas Uribe, die immer in meinen Gedanken und meinem Herzen lebt.

Familie Cadenillas Uribe, Inspirationsquelle.

Unser Haus, das im „Gässchen“ lag, bestand aus zwei kleinen Zimmerchen. In einem Zimmer schliefen wir alle zusammengedrängt und im anderen Zimmer waren die Küche und das Lager meines Vaters, wo er alle seine Utensilien stapelte, Zeitungsballen mit dem typischen Geruch nach Zeitungspapier, Lappen und Stoffreste auf Ballen, Rollen mit Dochten verschiedener Stärke und Größe. Die Toilette lag am Ende des Gässchens, es gab nur eine für alle Bewohner. Wir Kinder hatten damit kein Problem, wir machten Pipi auf den Erdboden und unser großes Geschäft ins Töpfchen. Der Waschtisch stand am Eingang des Gässchens auf ein paar wackeligen Fliesen. Zum Duschen gingen wir hinüber zu meinem Onkel Totti, dem Schreiner.

Nach dem Umzug ins „Gässchen“ hatte sich für mich nichts geändert, bis auf die Zimmerchen. Der ganze Häuserblock bestand aus kleinen Gängen mit Zimmerchen, in denen der Staub des trockenen Erdbodens in der Luft schwebte. Wir spielten im Gässchen und jagten nach Spinnweben und allen Arten von Ungeziefer, das in den Lehmwänden hauste.
Von einem Tag auf den anderen hatten wir eine kleine Schwester, unsere Cousine Nikita, die für uns La Gringa war. Sie war anderthalb Jahre älter als ich, Mama brachte sie mit nach Hause, weil ihre Eltern gestorben waren.

Im Gässchen wohnten noch andere Kinder und wir spielten zusammen. Wenn der Abwasserkanal verstopft war und das Wasser aus einem Gulli herausfloss, bauten wir uns schnell kleine Boote aus Hobelspänen, aus Kork oder kleinen Zündholzschachteln und spielten um die Wette. Dabei schrien wir:

“Welches Boot zuerst an der Ecke beim nächsten Gulli ankommt, gewinnt!”

Nach dem Spielen steckte Mama uns mit Kleidern und allem Drum und Dran in die tödliche Dusche und wir beteten zu Gott, er möge uns in seiner Liebe vor dem Ertrinken bewahren. La Gringa wurde immer zum Schluss gebadet und Mama sagte,weil sie so weiß sei, müsse sie immer besonders sauber sein, sonst könne man schon von Weitem die Schmutzkruste sehen.

Wie lieb Mama doch war! Selbst wenn sie uns mit dem Kochlöffel eins überzog, weil wir uns schlecht betragen hatten, war sie lieb!

Zwischen der Häuserreihe mit dem Gässchen und der Autostraße gab es keine Gärten, nur ein Stück Erde. Dort lernten wir mit dem Schnurkreisel verschiedene Figuren machen und ihn aus dem Flug aufzufangen. Wir lernten perfekt mit dem Canga, einem Spielzeug aus Holzstöckchen, umzugehen, waren Meister des Jojo, Experten des Balero, eines Kugelfangspiels, Asse im Murmelspiel, und das ganz ohne zu schummeln; wir bauten aus Schilfrohr, Schnüren und Papier unsere eigenen Drachen in der Form von Flugzeugen, Achtecken, Tonnen oder Milanen. Sogar Yas spielten wir.

Und während wir so spielten, bereiteten wir uns ohne es zu wissen, schon auf unser eigentliches Ziel vor. Auf unser neues Zuhause in einem anderen Viertel.

Alle Kinder aus dem Gässchen gingen in die gleiche kleine private Schule mit blau und weiß gestrichener Fassade, alle waren in die Schuluniform mit weißem Hemd und blauen Streifen gekleidet, die Hosen, Hüte, Gardinen, Blumentöpfe und Ordner waren "blau"; die Wände, auf denen mit blauen Linien weiße Rosen gemalt waren, waren weiß usw. Soviel blau und weiß, dass ich, wenn wir Turnen hatten, mein weiß-blaues T-Shirt von meiner Lieblingsmannschaft Alianza Lima trug, das mir mein Onkel Lolo geschenkt hatte. Die Lehrer sagten, das sei nicht die richtige Sportuniform, und ich antwortete:

Ihre nicht, aber meine schon!

Die kleine Schule hieß "Escuelita El Rosal" und war 200 Meter von unserem Haus entfernt. Die Direktorin und die "Misses" gehörten zu einer evangelischen Kirche. Es war eine kleine Schule für die Armen. Jeden Tag mussten wir zu Beginn des Unterrichts das Vaterunser in englischer Sprache beten. Ich habe bis zum letzten Tag, den ich in dieser Schule lernte, das Gebet auf Englisch nie verstanden und nur den Mund bewegt.

Ich erinnere mich, wie meine Mama mich zur Schule schleifte, mich schleppte, mich die letzten 100 Meter hinter sich herzog, um bis zum Gebäude zu kommen. In ihren Tigeraugen konnte man lesen, dass sie sich zurückhalten musste, um mir nichs auf den Hintern zu geben, denn auf meinem neuen Leidensweg begegneten uns fremde Leute und Nachbarn. Und so fein mich meine Mama auch hergerichtet hatte, kam ich in der Schule ganz zerzaust an, die neue Schuluniform voller Dreck, die neuen Schuhchen waren nicht mehr spiegelblank, die Hosen waren zerrissen, der Krawattenknoten war in den Nacken gerutscht. Die ersten vier Stunden meines ersten Schultages waren für mich die längsten Stunden meines Lebens.

Zwei Monate, bevor ich die Schule später wechselte, versuchte die Direktorin, mir mit den Noten zu helfen, damit ich mit Auszeichnung in die neue Schule gehen konnte. Sie gab mir die leichteste Prüfung:

„Das Gebet „Lieber Engel“ auf Englisch und das „Vaterunser“ genauso, auf Englisch.“

Ich war fassungslos, bestürzt und sprachlos. Ich schaute in meinem Klassenzimmer herum, von links nach rechts, von oben nach unten. Die ganze Klasse starrte mich an, alle versuchten mir einzuflüstern und ich machte einfach nichts, blieb stumm. Die Direktorin bat mich, es aufzuschreiben, was noch schlimmer war. Das war für mich wie chinesisch. Sie gab mir bis zum Heimgehen Zeit. Die Klingel läutete, dann die Glocke und mein Blatt war immer noch weiß. Nichts aufgeschrieben! Ich konnte nichts schreiben. Mein Bruder, die La Gringa und andere Kinder erzählten meiner Mama, dass man mich bestraft habe, weil ich das “Vaterunser” und den “Lieben Engel” nicht konnte. Das Gebet “Lieber Engel” und das “Vaterunser” nicht auf Englisch zu können, war für die Schule eine schreckliche Todsünde.

Meine Mama ging zur Schule, die Direktorin erwartete sie schon und hielt ihr, ohne sie zu begrüßen, eine Schimpfpredigt:

Wie kommt es, dass dieser Schüler weder das „Vaterunser“ kann, das wir jeden Tag zu Schulbeginn beten, noch das Gebet „Lieber Engel“, das wir vor dem Heimgehen beten. Gehen Sie mit Ihrem Kind zum Arzt, es hat wahrscheinlich irgendein psychisches Problem. … Im Kindergarten, in der Eingangsklassse, in der ersten, zweiten, dritten Klasse … und er geht aus der Schule, ohne das Vaterunser zu können. Das ist die Höhe! Sie Eltern sind Schuld, sie machen mit ihrer Erziehung etwas falsch, bestimmt gehen Sie nicht in die Kirche und beten nicht zu den Mahlzeiten. Was für eine Familie, mein Gott! So weit entfernt vom Herrn! Beten Sie! Beten Sie, auf dass Gott Sie erhören möge!

Nachdem ich so viele Jahre ohne Probleme durchgekommen war, hatten sie mich zum Schluss erwischt. Mama war besorgt, sie erzählte meinem Papa, was passiert war, Papa war das völlig egal, es interessierte ihn nicht. Das einzige, was ich ihn zwischen zusammengepressten Zähnen sagen hörte, war:

„Noch ein paar Jahre, und ich nehme ihn zur Arbeit mit.“

Es war die Ära des Radios. Das Radio. Wenn Papa zur Arbeit ging, machte er uns den “Radiowecker” an, der die Zeit Minute für Minute mit einem quälenden Leiern ansagte:

Aufgestanden Jungs und vergesst nicht Eure Schuhe mit Nugget zu polieren!

Und im Hintergrund hörte man eine unangenehm verstimmte und laute Trompete. Von der anderen Seite hörte ich Mama, die mich warnte:

Pass auf, dass du nicht verschläfst. Es blieb mir nichts anderes übrig, ich musste aufstehen.

Ich erinnere mich vage, dass ich, wenn ich mir das Gesicht wusch und die Zähne putzte, eine schöne Musik und eine etwas schräge raue Stimme hörte; die Stimme gehörte meinem Onkel Lolo, der mit Carlitos Gardel die Vorstadttangos sang; Libertad Lamarque ließ er alleine singen, aber er summte immer den Rhythmus der Bandoleons mit und begleitete die anderen großen Künstler des argentinischen Kinos mit seinem Gesang. Und während ich meinem Onkel Lolo zuhörte und dabei meine heiße Milch mit der Haut darauf blies, verabschiedete ich mich langsam, um danach zur Schule zu rennen.

Zu Mittag aßen wir zu den Klängen der Kreolischen Walzer und der Tondero- und Marinera-Tänze. Mama sang aus der Küche die zweite Stimme mit. Die kreolischen Bands gehörten zur Familie:

“Los Chamas, Los Embajadores Criollos, Lorenzo Humberto Sotomayor, Jesús Vásquez, Rafael Matallana, Los Morochucos, Fiesta Criolla, Los Kipus, La Limeñita y Ascoy, usw.”

Wenn wir nachmittags die Schule aus hatten, rannten wir nach Hause und setzten uns ans Radio, an Mamas Rockschoß, um die gerade berühmte Hörspielserie „Miquelo, der Verfolgte“ zu hören mit den größten Radiostars, dem großen Schauspieler Miguel Arnaíz und der großen Dame des nationalen Hörspiels, Ofelia Van Galen.

Wie hypnotisiert verfolgten wir Kapitel für Kapitel die Abenteuer und Missgeschicke des jungen Mannes, der uns sehr Leid tat, um den wir sogar Tränen weinten, und für den wir uns mitfreuten, wenn er Glück hatte.

Wenn die Sendung zu Ende war und Mama das Radio ausmachte, wollten wir mit ihr reden und fragten sie:

Wie war das, warum, wie konnte Miquelo entkommen?

Mama schnitt uns mit ihren schon im Voraus zurecht gelegten Sätzen unnachgiebig das Wort ab:

Schluss, aus! Jetzt ab an die Hausaufgaben. Holt eure Hefte raus. Tino, du setzt dich zu mir. Warum bist du nur so faul, nach wem kommst du? Du weißt alles, aber bist störrisch wie ein Esel.

Samstagmorgens stellten wir uns vor die Tür eines Freundes und hörten im Radio Geschichten für Kinder, mit Feen und Prinzen. Wenn der Freund mit dem Frühstück fertig war, musste er auf uns warten, bis die Geschichte zu Ende war.

Montags begleiteten wir Mama zu den Frauenmatinées, manchmal nahm sie nur mich zu den Abendvorstellungen mit, wir sahen mexikanische Filme, mit Pedro Infante, Jorge Negrete, den Brüdern Soler, Cantinflas, Tin Tan, Clavillazo, Resortes, Mantequilla, María Felix, López Moctezuma, Sara García usw .

Dann kam plötzlich das Fernsehen ins Viertel. Die dumme Kiste. Eine Nachbarin, die Señora Vinatea, war die erste, die diese Neuheit einführte, und alle Kinder des Viertels standen Schlange um ein Plätzchen; es war uns egal, ob wir auf der kleinen Bank saßen, auf dem Boden oder stehen mussten, Hauptsache, wir konnten fernsehen.

Mama gab uns die Erlaubnis und dazu noch jedem 50 ct, den Eintrittspreis, was viel billiger war, als ins Kino zu gehen. Wir Kinder waren am frühen Abend dran, für zwei Stunden und wir schauten vier Serien nacheinander. Unsere Lieblingssendungen waren die Cowboyprogramme, aber wir schauten auch alles andere an:

"Roy Rogers, Gene Autry, Opalón Cassidy, Lone Ranger, Papa weiß alles, Stelldichein mit dem Tod, Cheyenne, Bat Masterson, Rin Tin Tin, Batman, Superman, Urwald-Jim, Mike Hammer, Ivanhoe, Maverick".

Wie toll! Schau mal, wie toll!

Sobald Señora Vinatea uns hinaus warf, rannten wir nach Hause, denn dann begann die Sendezeit für die Erwachsenen, die bis zum Programmende dauerte.

Mein Vater kaufte und verkaufte Stoffe und Papier. Wenn er Hilfe brauchte, bat er meine Onkel um Hilfe, die Schreiner, Automechaniker, Baumeister, Schumacher, Maler, Maurer und Feinmechaniker waren, sie konnten einfach alles und machten alles.

Meine Onkel waren immer wie die Leute in den Al Capone-Filmen gekleidet, mit Anzügen, Hüten und farbigen Schuhen. Ich glaubte immer, sie hätten Geld wie Heu, wären stinkreich, doch als ich heranwuchs, merkte ich, dass sie arme Schlucker waren, aber ein sehr gutes Herz hatten. Sie waren es, die uns ins Nationalstadion mitnahmen. Wenn unsere Mannschaft "Alianza Lima" gewann, kauften sie uns auf dem Rückweg in jedem Geschäft Süßigkeiten, aber wenn sie verlor, waren wir eins, zwei, drei ohne etwas zuhause.

Sie nahmen uns auch zum Strand Agua Dulce mit, wo wir als Nachtisch das leckere geraspelte Eis schleckten, nachdem wir das scharfe Seviche gegessen hatten, das meine Onkel für ihre Freunde zubereiteten, die sich gerne auf Festen herumtrieben und Rum tranken. Meine Onkel waren als die „Fetten Katzen“ bekannt, bis heute weiß ich nicht, ob sie wegen ihres katzenähnlichen Gesichtes so genannt wurden oder weil sie Langfinger waren.

Die Onkel waren Meister im Organisieren von Fußballturnieren in ihrer ehemaligen Schule, sie mieteten dafür das beste Fußballfeld. Die Schule war eine Riesenschule mit zwei Fußballfeldern, einem Schwimmbad, Basketball-, Tennis- und Volleyballfeldern, jeder Menge Klassenräume und einem riesigen Saal wie in einem großen Kino. Später sollte es meine Schule werden. Nach den Turnieren veranstalteten sie in unserem Gässchen Feste mit kreolischer Musik, mit ihren Cajons, den Gitarren mit ihrem Trillern und den Kastagnetten. Ich erinnere mich an den Refrain eines Liedes, das mein Onkel Lolo immer summte:

“¡Guitarra llama a cajón / Cajón a voz primera / Escuchen con atención: ¡Aquí está la Marinera! ¡Siempre tomando para no marearse compadre! ¡Pase la botella, que yo soy bueno con ella!”.

An einer Wäscheleine hing für alle Fälle noch das Radio meines Onkels Sancho. Meine Onkel servierten Riesenschüsseln mit Reis mit Ente und Unmengen Chicha de Jora (ein Getränk aus gegorenem Mais). Der offizielle Koch war Onkel Lolo, die anderen waren seine Küchenhelfer. Wir Kinder packten uns unsere Suppenteller, große Suppenlöffel und ein Stück französisches Weißbrot und stellten uns in der Schlange an, um unsere Ration zu erhalten.

Was für glückliche Tage in unserem Gässchen!

Das letzte Festmahl, an dem ich im Gässchen teilnahm, war das nach dem Fußballspiel, in dem meine Onkel gegen die Müllmänner des Viertels gespielt hatten. Alle, die dabei gewesen waren, beschlossen, ins Stadion zu gehen und den Klassiker „Allianza Lima gegen La U“ zu sehen. Mein kleiner Bruder und ich schrien so lange rum, fuchtelten mit den Händen und zogen an den Onkeln herum, bis sie endlich sagten, dass sie uns zum Spiel mitnehmen.

Als wir im Nationalstadion auf der Südtribüne ankamen, gab es dort jede Menge Leute - Publikum, Händler, Schwarzhändler von Eintrittskarten, Verkäufer, die die Hemden und Kappen in den Farben der beiden Mannschaften anboten, es gab Dreiradwägelchen mit Essen, die Delikatessen jeder Art verkauften, die wunderbarsten Zauberspeisen, die wir verschlangen, während die Schlange sich langsam voranbewegte. In unserer Nähe standen zwei Dreiradwagen und die Besitzer priesen mit lauter Stimme ihre Gerichte an. Sie buhlten um die Aufmerksamkeit der Leute, wobei der eine „Gebratenen Schweinskopf“ und der andere „Hartgekochte Eier mit Pellkartoffeln und Chili mit Kräutern“ verkaufte. Zwischen den beiden kam es zu einem absurden Streitgespräch:

“Lecker, lecker. Knusprig gebratenes Schwein! Lecker, lecker!
Lecker! Knuspriger Schw …!“
„… hartgekochte Eier! Mit Kräutern!“
„Köstlich! Knuspriger Schweinskopf …!“
„Hartgekochte Eier mit Kartoffeln!“
„Gebratener Schweinskopf!“
„Hartgekochte Eier. Lecker, lecker!“
„Hurensohn!“
„Selber! Du Eierkopf! Hartgekochte Eier mit Kartoffeln!“
„Kannst du nicht was anderes rufen? Eierkopf! Lecker, lecker!“
„Meine Eier sind lecker! Eierkopf! Dein Schwein schmeckt? Meine Eier erst recht!“
„Aber schrei was anderes, Scheißkerl.“
„Du verkaufst Scheiße.“
„Hurenbaby!“
„Weiße und rosa Eierchen. Ohne Fett. Sauber. Ganz sauber. Lecker, lecker. Hartgekochte Eier, Kartoffeln mit Chili, Chili mit Kräutern!“
„Du Schlaukopf, Scheißkerl, Hurensohn!“
„Was für ein Sohn? Du fette Scheiße!”

Und die beiden Dummköpfe schlugen sich, traktierten sich gegenseitig mit Faustschlägen, Tritten und unzähligen Flüchen… während das Publikum langsam weiter ging und die im Vorbeigehen gratis erworbenen Schweinefleisch-Sandwiches und hartgekochten Eier essend im Stadion ankam.

  • Hier mit „Gässchen“ übersetzt. Callejón ist ein lateinamerikanischer Ausdruck, der sich in diesem Zusammenhang nicht korrekt ins Deutsche übersetzen lässt. Er bezeichnet die Gänge, die von der Straßenseite her, meist durch ein Tor abgeschlossen, in ein geschlossenes, früher einstöckiges Häuserkarree führen. Von diesen schmalen „Gässchen“ gehen zu beiden Seiten Türen in die „Häuschen“, Wohnungen oder kleinen Zimmer der verschiedenen Familien und Bewohner. Am Ende eines Ganges, der zum Himmel hin offen ist, liegt eine gemeinschaftliche Toilette.
Nicolás D. León Cadenillas
Karlruhe, 2008.
Übersetzung Daria León.


Curriculum Vitae et Studiorum oder mein Lebenslauf:
Mein vollständiger Name ist Nicolás Daniel León Cadenillas. Ich bin Schauspieler, Regisseur und Autor. Ich bin in Lima, Peru geboren. 1970 bis 1973 besuchte ich die Staatliche Schauspielschule – ENAD – in Lima. 1977 erhielt ich ein Stipendium für einen Regiekurs für Kinder- und Jugendtheater im Theater der Freundschaft in Ostberlin. Bis zu meinem Umzug nach Deutschland im Jahr 2008 Engagements und Mitarbeit in verschiedenen Theatergruppen in Peru und als Broterwerb verschiedenste Berufstätigkeiten. 2010 Gründung des Erzähltheaters Fabulina zuammen mit meiner Frau Daria León. (http://www.fabulina.de) (info@fabulina.de).
Übersetzung Daria León.