Collage
nostálgico para seguir bregando en lo que hay.
Casi fin de
marzo, releo con calma la nota de prensa, la Invitación del Centro
Peruano del Instituto Internacional de Teatro ITI—UNESCO para
la Celebración del Día Mundial del Teatro y Homenaje al destacado
actor, director y dramaturgo Ismael Contreras. Bruscamente lejanos recuerdos
cruzan por mi mente. En 1973 egresé de mi Alma Mater. De mi querida Escuela
Nacional de Arte Dramático. La ENAD. Cuarenta años. «Bodas de Rubí». «Sentir / que es un
soplo la vida / que cuarenta años no es nada / que febril la mirada / errante
en las sombras / te busca y te nombra. // Vivir / con el alma aferrada /
a un dulce recuerdo / que lloro otra vez». (Volver de Carlos Gardel).
Leo los mensajes, nacional e internacional, leídos por el Día Mundial del
Teatro, escritos por Eduardo Adrianzén y Dario Fo,
respectivamente.
Autorretrato con sombrero viejo - a lápiz. |
Recuerdo que en octubre de 1975 me entregaron mi carnet como asociado del Sindicato de Actores del Perú y también firmo mi carta pase a la «Asociación Cultural Homero de Teatro de Grillos» conocido como «Los Grillos». En el año '77 en Italia conocí al actor y dramaturgo Dario Fo junto con su esposa, la gran actriz Franca Rame, en su teatro La Comuna en Milán. Me regalaron varios libros entre ellos «Misterio bufo». Después de visitar el Vaticano tomé la Via della Conciliazione, el milagro no se hizo esperar, me presentaron a la actriz Judith Malina y a su esposo, el actor de cine y teatro, director, poeta y pintor Julian Beck, fundadores The Living Theatre. Charlamos siguiendo la ribera del río Tiber. Vi sus ensayos y compartimos refrigerios. En la República Democrática estudié Dirección de Teatro para Niños y Jóvenes. Recuerdo las caminatas con Ismael Contreras por el Teatro de la Amistad en Berlín Este y por el Centro Cultural Melkweg de Amsterdam. Y cosa rara, no me acuerdo de mi periplo por las calles de las chicas de las vitrinas, ni de los hot cakes cannabicos. Tengo una laguna mental con esas turbias experiencias extramotoroil. En Amsterdam y Utrecht aprendí que el hachís es malo para la memoria y para otras cosas más que no recuerdo.
Para redondear
los recuerdos escucho el bolero de Rafael Fernández «Silencio» y
«Dos gardenias» de Antonio Machín en las características voces de
Ibrahim Ferrer y Omara Portuondo con Buena Vista Social Club, en el piano Rubén
González que la siguió con Mandinga Improvisación, excepcionalmente ejecutado.
—Kikiriki bum, Mandinga, Kikiriki bum, Mandinga, Como é, no hay! —. Bellos y
gratos recuerdos... momentos mágicos. Poesía pura. Pero las bisagras están
oxidadas, me rechinan y ya no
puedo má, toy cansaó. Los recuerdos brotan, me acuerdo de mi mamita Elenita bailando boleros con su hermano mayor, el tío Teodoro, con música de Radiola
Pick-Up RCA.
También recuerdo
cuando joven rumbeaba con mis primas y primos; Cadenillas o León por algún
lado; como bailábamos, yo imitaba a mis primos mayores, a Rafael Chihuán, a
Pedrito Zevallos, de vez en cuando a Pepe Morales, imitaba parando la oreja y
la ceja, llevar el son era cuestión de arte y danzón... —Tiene razón... usté se
equivocó... sí señor —. Más tarde bailé en teatros y televisión. Sí señor.
Después de una
breve pausa recuerdo que me encontré con los 4Tablas en Bérgamo-Italia, con
ellos viajé por varios paises, fui el técnico del grupo mientras duró la gira.
Bonita experiencia. Agradecido estoy con Cuatrotablas y con Mario Delgado, el
director. Gracias a ellos conocí a Jerzy Grotowski, a Eugenio Barba, al Odin
Teatret, la Ciudad libre de Christiania en la capital de Dinamarca, Copenhague.
Hablando de encuentros, con Malco Oliveros en la Estación Central de Copenhague. Con Edmundo Torres en el barrio de Kreuzberg en Berlín. Primero fue en Puquio—Ayacucho, mucho tiempo después en
Palermo—Sicilia/Italia; rajando con Carlos Riboty en su Casa—Teatro
Laboratorium Grotowskiano.
Recuerdo algunos
compañeros de carpeta de la ENAD: Juan Rodriguez, Ricardo Santa Cruz, Malco
Oliveros, Oswaldo Fernández, Edmundo Manrique, Rolando Ortiz, Teófilo Lugo, Víctor Huerta, Edmundo Torres, Luis Ramirez,
Hugo Beas; recuerdo a nuestras talentosas jovencitas del salón: Cremilda Vela,
Gloria Acuña, Ana Correa, Doris Gross, Norka Moya, entre otras. Aprendí mucho de ellas. Por
sus dones sigo corrigiendo errores. Mis primeros pininos profesionales fue con la
Mesa de Teatro de Lima. Más tarde llegué a Homero, Teatro de Grillos. Pasé por
el Cocolido, Centro de Arte. Invitado por el Teatro de la Universidad Católica
TUC y por Quinta Rueda. De paso por televisión y radio. Algunos comerciales.
Teatro de la Calle. Teatro Comercial. Cobrando mensual. Después por funciones.
Pasando el sombrero. Cobrando salida. Pidiendo propina para un cuarto de pollo.
Limosneando pasaje. Peseteando. Prestando. Tirando serrucho y martillo,
realizando escenografías. Iluminación. Barriendo. De cajero. Moviendo títeres.
Jugando al Mimo. Titireteando. De mimo. Bailando como partner. ¿Qué no hice? El acabóse de toda esta
rica y hermosa experiencia fue cantar, canté.
Gracias Papá
Dionisio, te juro que en la próxima la hago mejor.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Karlsruhe, 2013