CRÍTICA CONSTRUCTIVA de NDLeón
<<Vinieron.
Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos
dijeron:
Cierren los ojos y recen. Y cuando abrimos los ojos, ellos
tenían
la tierra y nosotros teníamos la Biblia>> Eduardo Galeano
Después
de un mes sabático recuperé suficiente energía como para juntar unos cuantos
chivilines, remendé la utilería y el vestuario. Llegaron las propuestas de
varios centros culturales. Para acelerar los trámites y cumplir con los
formalismos presenté a cada institución las cartas correspondientes, currículum vitae y ficha técnica
de la obra. Solo quedaba cruzar los
dedos y esperar.
No
me podía quejar, los tres meses de gira artística por las ciudades andinas de
Perú, Bolivia y Argentina estaba dando resultados. Las redes sociales y los
medios digitales me mantuvieron en contacto con mis allegados, ayayeros y
también con unos infaltables mercenarios que me seguían los pasos.
En
la primera entrevista, las partes aceptamos conformidad sobre todo en lo económico.
Lo demás fue fácil. El local se comprometía realizar la producción y
propaganda. Genial. Solo una cláusula me preocupó, decía: —Espacio libre dos
horas antes de la presentación; ensayo a la italiana; instalación de
iluminación, escenografía; chequear audio y sonido; ordenar escenario, butacas
platea—. Mientras esperaba el día del reestreno, hojeaba mi libreto y
chapaleaba en el ordenador. Me WhatsAppearon el flyer, me gustó. Llamativo,
tenía su jale, dulce e irónico. Inmediato lo pegué en mi portada.
Un
escritor, amigo físico y virtual, escribió un comentario en mi muro de
Facebook, luego pegó textos y enlaces
de libros de Historia del Perú de secundaria; según él, para que yo aprenda.
Cosa ridícula, el referido prosista no asiste a mis eventos culturales;
escenificaciones teatrales, presentaciones de libros, poemarios, exposiciones y
exhibiciones de arte culinario. Lo abordé con discreción.
—¿Qué
pasa profesor? Joda en su muro, me está quemando la película. Respeta
al colega—. La joda no me es extraña, muchos vecinos, condiscípulos, colegas en
las diferentes manifestaciones artísticas hasta el día de hoy no me han visto
actuar en una obra de teatro. —Coleguín, fuera de
broma no jodéis. Después que observes el trabajo con tus antenitas de vinil sobre la invasión y saqueo de Cajamarca en la
que me zambullo, desenvuelvo, reflexiono como el monje Domingo de Soria Luce, personaje principal que relata paso por paso la
sed y el hambre por el oro y por el poder de parte de los secuaces de Pizarro;
te escucharé atentamente —.El inquisidor siguió jodiendo.
—¿General
Francisco Pizarro? ¿De dónde sacas tu fuente histórica? Estás fuera de lugar…
—¿Fuentes?…
mi barrio blanquiazul, Rostworowski, Prescott, mis viajes por Qosqo,
Xauxa, Caxamarca, Catalunya
¿Por qué? ¿Quieres plagiar o copiar? Te espero. Lleva licor para después de la
función.
—¡Pizarro
nunca fue general! Fue criador de cerdos. Infórmate bien.
—Francisco
Pizarro de niño, en Trujillo España, cuidó chanchos. Pero, muy joven
se dedicó a las armas. En la invasión trajo consigo los títulos de gobernador,
marqués, capitán general y alguacil mayor. Lee y después de la función te doy
una clase de Historia. Deja de pajearte con Wikipedia, eso no te ayuda. Lleva
billetes para la Salida Solidaria.
—Esos
son puro cuentos, que para justificarte te los tienes que creer.
—Oe,
la historia de los españoles en América la escribieron los españoles. ¿De dónde
me sacas otras fuentes históricas, otras versiones, otras chácharas? Te me
estás cayendo mi querido calichín. Mucho bla bla blá y pocas nueces.
El
diálogo era de nunca acabar, le sugerí que, como exquisito escritor de fábulas
y cuentos para párvulos, se tomara el trabajo de averiguar todo lo relacionado
a la conquista del Tahuantinsuyo
y que no joda la paciencia al maestro multidisciplinario. Le expliqué que el texto
original de Jakob Wasserman es una novela basada en hechos históricos, con
diálogos, muy teatral Y el fin de la escenificación es entretener, pensar,
reflexionar en el ser y haber. Que, si hubiera querido narrar la historia
histórica real verdadera de verdad hubiera trabajado el libro del bostoniano William H. Prescott, Historia de la
conquista de Perú. Me despedí con una frase brechtiana: —Soy actor
solidario, comprometido con mis ideas y buenas costumbres. Tienes que escuchar
el fondo no ver pajaritos. Te quiero ver en la platea. Acepto críticas y
comentarios de todo calibre con tu firma, así creeré en tu palabra. Sino no.
El
diálogo terminó en lío de comadres. Plop, ipso facto me bloqueó, me eliminó de
sus contactos. ¡Qué tragedia! ¡Ave María Purísima sin pecado concebida!
Llegó
el día, la hora de la función. El colega y muchos amigos, no fueron como
siempre y un par de invitados de honor, eximios letrados, amantes de las artes,
tampoco aparecieron. Se dio la función con platea abarrotada, fueron cuarenta y
cinco minutos álgidos de drama, música, cantos, cánticos y poesía. Los más
jóvenes se sentaron en el piso. Al final se armó un fórum aleccionador. El
productor preguntó:
—¿Alguien
tomó foto para el álbum de los recuerdos? —Se escuchó.
—Estuve
tan absorta viendo la actuación del señor actor, que ni se me ocurrió sacar la
cámara. Buena obra, gran mensaje.
—La
vida es corta por eso hemos de vivirla intensamente. No vale detenerse.
—La
podemos continuar en el Queirolo Quilca con Camaná.
Una
veintena de seguidores dijeron, ya. Esperando un taxi se me cruzó un par de
vates, eximios letrados, con aires filosóficos, me plantearon varias preguntas:
—Si
tú dices que eres actor, cuida tu físico, se te ve con una silueta
antiestética, no quiero decir gordo porque te puedes ofender. Cuidado con el colesterol, diabetes...
—Sí…
también con la demencia senil… Alzheimer… artrosis, artritis ¿Qué más?
—Lo
digo por tu bien, no es broma… cuídate. Otra cosa, el texto es extenso.
Necesita un corte, nadie soporta hora y media de función. Métele tijera.
—La
obra dura una hora pedagógica. Miren el vídeo en YouTube. A ustedes un tufillo
de envidia los ciega. Hubieran querido estar en mis zapatos con Dionisio… se
han quedado perdiendo el tiempo en marchas aprofujimoristas con mis hijos
no te metas, celeste macho rosado mujer. Vuestro precio, un táper naranja.
—¡Yo
no soy aprista! La verdad, más bonito hubiera sido si solo hubieras contado la historia
verdadera y no meter la política porque se te nota que eres caviar.
—¡Ay
dios, trágame tierra! En la Escuela Nacional de Arte Dramático donde estudié actuación
y en un Taller Internacional de Teatro de Grupo en Europa me dijeron anarquista,
solo por el simple hecho de ser un artista crítico y no plegarme a ninguna
bandera política. ¿Entendieron?
La
llovizna y a la humedad nos cubrió con un manto negro. Llegamos al Queirolo
Bar. Cambiamos de atmósfera, de conversación, en ese breve momento todo fue
felicidad.
NICOLÁS
DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima,
septiembre, 2019.