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SIN PAÑOLETA. NDLeón

SIN PAÑOLETA. NDLeón



SIN PAÑOLETA
(Para Ingrid, mi primita linda)
Loquita, en mis sueños siempre apareces
sin pañoleta, libre y desnuda, sentada en
el borde de la cama contándome aventuras.
De bajo el puente, del río y la alameda, de
Ventura Rossi, de los callejones de antaño
de Malambo. Mientras hablas, tus labios
rojos como aves en el cielo, tu piel morena
con sabor a piel, tu voz afranelada,
sublime música, me arrulla. Bebo extasiado
el néctar de tus ojos moros.
Dios bueno que castigas al enamorado.
Dios malo que apachachas al solidario.
Corrige al equivocado.
Llega el alba, el aleteo de las palomas.
Pestañeo. Miro con el rabillo
veo que no estás. Mi pesadilla es
cada día volver a la cruda realidad.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2019

ÚLTIMO PARADERO. NDLeón


ÚLTIMO PARADERO. NDLeón



ÚLTIMO PARADERO
Aprendí a compartir. Dividir mi ración.
Llámese, almuerzo, caña o aguarrás.
Aprendí, también, meter golpe,
trompearme, defenderme, granputear
decir no. A mandar a la mierda a quien
más lo necesita. Cuando perdía, después
de clases, llegaba a casa abollado.
Recordaba, que los únicos golpes que
no duelen son los de mamá. Después,
todo en la vida tiene precio y dolor.
Dolor en el trabajo que nunca llegó.
En el amor no correspondido.
En el sueño no cristalizado.
La vida para vivirla hay que meterle
ganas, punche, esfuerzo. Si luchas logras
objetivos, metas, eso dicen. Bien por ti.
Si pierdes, saber perder, empezar de
nuevo. Tantas cagadas nos da la vida

solo queda encoger hombros, levantar la
mirada sacar pecho, emprender, paso a 
paso la caminata. Con decencia, dignidad.
Hasta que nos jalen las patas, nos echen
tierrita, nos lleven flores, y nada más.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, 2019.


CRÍTICA CONSTRUCTIVA de NDLeón


CRÍTICA CONSTRUCTIVA de NDLeón
<<Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos
dijeron: Cierren los ojos y recen. Y cuando abrimos los ojos, ellos
tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia>> Eduardo Galeano

Después de un mes sabático recuperé suficiente energía como para juntar unos cuantos chivilines, remendé la utilería y el vestuario. Llegaron las propuestas de varios centros culturales. Para acelerar los trámites y cumplir con los formalismos presenté a cada institución las cartas correspondientes, currículum vitae y ficha técnica de la obra.  Solo quedaba cruzar los dedos y esperar.
No me podía quejar, los tres meses de gira artística por las ciudades andinas de Perú, Bolivia y Argentina estaba dando resultados. Las redes sociales y los medios digitales me mantuvieron en contacto con mis allegados, ayayeros y también con unos infaltables mercenarios que me seguían los pasos.
En la primera entrevista, las partes aceptamos conformidad sobre todo en lo económico. Lo demás fue fácil. El local se comprometía realizar la producción y propaganda. Genial. Solo una cláusula me preocupó, decía: —Espacio libre dos horas antes de la presentación; ensayo a la italiana; instalación de iluminación, escenografía; chequear audio y sonido; ordenar escenario, butacas platea—. Mientras esperaba el día del reestreno, hojeaba mi libreto y chapaleaba en el ordenador. Me WhatsAppearon el flyer, me gustó. Llamativo, tenía su jale, dulce e irónico. Inmediato lo pegué en mi portada.



Un escritor, amigo físico y virtual, escribió un comentario en mi muro de Facebook, luego pegó textos y enlaces de libros de Historia del Perú de secundaria; según él, para que yo aprenda. Cosa ridícula, el referido prosista no asiste a mis eventos culturales; escenificaciones teatrales, presentaciones de libros, poemarios, exposiciones y exhibiciones de arte culinario. Lo abordé con discreción.
—¿Qué pasa profesor? Joda en su muro, me está quemando la película. Respeta al colega—. La joda no me es extraña, muchos vecinos, condiscípulos, colegas en las diferentes manifestaciones artísticas hasta el día de hoy no me han visto actuar en una obra de teatro. Coleguín, fuera de broma no jodéis. Después que observes el trabajo con tus antenitas de vinil sobre la invasión y saqueo de Cajamarca en la que me zambullo, desenvuelvo, reflexiono como el monje Domingo de Soria Luce, personaje principal que relata paso por paso la sed y el hambre por el oro y por el poder de parte de los secuaces de Pizarro; te escucharé atentamente —.El inquisidor siguió jodiendo.
—¿General Francisco Pizarro? ¿De dónde sacas tu fuente histórica? Estás fuera de lugar…
—¿Fuentes?… mi barrio blanquiazul, Rostworowski, Prescott, mis viajes por Qosqo, Xauxa, Caxamarca, Catalunya ¿Por qué? ¿Quieres plagiar o copiar? Te espero. Lleva licor para después de la función.
—¡Pizarro nunca fue general! Fue criador de cerdos. Infórmate bien.
—Francisco Pizarro de niño, en Trujillo España, cuidó chanchos. Pero, muy joven se dedicó a las armas. En la invasión trajo consigo los títulos de gobernador, marqués, capitán general y alguacil mayor. Lee y después de la función te doy una clase de Historia. Deja de pajearte con Wikipedia, eso no te ayuda. Lleva billetes para la Salida Solidaria.
—Esos son puro cuentos, que para justificarte te los tienes que creer.
—Oe, la historia de los españoles en América la escribieron los españoles. ¿De dónde me sacas otras fuentes históricas, otras versiones, otras chácharas? Te me estás cayendo mi querido calichín. Mucho bla bla blá y pocas nueces.
El diálogo era de nunca acabar, le sugerí que, como exquisito escritor de fábulas y cuentos para párvulos, se tomara el trabajo de averiguar todo lo relacionado a la conquista del Tahuantinsuyo y que no joda la paciencia al maestro multidisciplinario. Le expliqué que el texto original de Jakob Wasserman es una novela basada en hechos históricos, con diálogos, muy teatral Y el fin de la escenificación es entretener, pensar, reflexionar en el ser y haber. Que, si hubiera querido narrar la historia histórica real verdadera de verdad hubiera trabajado el libro del bostoniano William H. Prescott, Historia de la conquista de Perú. Me despedí con una frase brechtiana: —Soy actor solidario, comprometido con mis ideas y buenas costumbres. Tienes que escuchar el fondo no ver pajaritos. Te quiero ver en la platea. Acepto críticas y comentarios de todo calibre con tu firma, así creeré en tu palabra. Sino no.
El diálogo terminó en lío de comadres. Plop, ipso facto me bloqueó, me eliminó de sus contactos. ¡Qué tragedia! ¡Ave María Purísima sin pecado concebida!



Llegó el día, la hora de la función. El colega y muchos amigos, no fueron como siempre y un par de invitados de honor, eximios letrados, amantes de las artes, tampoco aparecieron. Se dio la función con platea abarrotada, fueron cuarenta y cinco minutos álgidos de drama, música, cantos, cánticos y poesía. Los más jóvenes se sentaron en el piso. Al final se armó un fórum aleccionador. El productor preguntó:
—¿Alguien tomó foto para el álbum de los recuerdos? —Se escuchó.
—Estuve tan absorta viendo la actuación del señor actor, que ni se me ocurrió sacar la cámara. Buena obra, gran mensaje.
—La vida es corta por eso hemos de vivirla intensamente. No vale detenerse.
—La podemos continuar en el Queirolo Quilca con Camaná.
Una veintena de seguidores dijeron, ya. Esperando un taxi se me cruzó un par de vates, eximios letrados, con aires filosóficos, me plantearon varias preguntas:
—Si tú dices que eres actor, cuida tu físico, se te ve con una silueta antiestética, no quiero decir gordo porque te puedes ofender. Cuidado con el colesterol, diabetes... 
—Sí… también con la demencia senil… Alzheimer… artrosis, artritis ¿Qué más?
—Lo digo por tu bien, no es broma… cuídate. Otra cosa, el texto es extenso. Necesita un corte, nadie soporta hora y media de función. Métele tijera.
—La obra dura una hora pedagógica. Miren el vídeo en YouTube. A ustedes un tufillo de envidia los ciega. Hubieran querido estar en mis zapatos con Dionisio… se han quedado perdiendo el tiempo en marchas aprofujimoristas con mis hijos no te metas, celeste macho rosado mujer. Vuestro precio, un táper naranja.
—¡Yo no soy aprista! La verdad, más bonito hubiera sido si solo hubieras contado la historia verdadera y no meter la política porque se te nota que eres caviar.
—¡Ay dios, trágame tierra! En la Escuela Nacional de Arte Dramático donde estudié actuación y en un Taller Internacional de Teatro de Grupo en Europa me dijeron anarquista, solo por el simple hecho de ser un artista crítico y no plegarme a ninguna bandera política. ¿Entendieron?
La llovizna y a la humedad nos cubrió con un manto negro. Llegamos al Queirolo Bar. Cambiamos de atmósfera, de conversación, en ese breve momento todo fue felicidad.
NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Lima, septiembre, 2019.