Con cariño para el DT que me enseñó a diferenciar estrategia y táctica en el fútbol. Mi querido hermano Yuri.
Después que terminó la fiesta del pueblo del futbito callejero del Mundialito de El Porvenir en su 61º version, quedamos pateando latas deportivamente, se coronó Campeón "Cebada y Humo", y nosotros como mensos seguíamos hablando de nuestros lejanos recuerdos. Cuatro quinquenios sin levantar el trofeo de Campeones, extrañando las jugadas de nuestros antiguos jugadores de la talla de Hugo Sotil, Teófilo Cubillas, Julio Baylón, Lucho La Fuente, Nicolás León; principalmente añoramos los quiebres, filigranas y poemas de nuestro goleador histórico Gagarín Halcón.
Después que terminó la fiesta del pueblo del futbito callejero del Mundialito de El Porvenir en su 61º version, quedamos pateando latas deportivamente, se coronó Campeón "Cebada y Humo", y nosotros como mensos seguíamos hablando de nuestros lejanos recuerdos. Cuatro quinquenios sin levantar el trofeo de Campeones, extrañando las jugadas de nuestros antiguos jugadores de la talla de Hugo Sotil, Teófilo Cubillas, Julio Baylón, Lucho La Fuente, Nicolás León; principalmente añoramos los quiebres, filigranas y poemas de nuestro goleador histórico Gagarín Halcón.
Aplanados, agotados y agitados en recuerdos agridulces en el Triciclo Chifa de la esquina de Lucanas con Humbolt, saboreando un combinado de arroz chaufa con tallarin salta'o, wantan y huevo monta'o; sacábamos conclusiones de nuestra última participación en el futbito macho.
- ¡Carajo! Yo me acuerdo, como si fuera ayer, cuando Campeonamos! Con Doman en el arco; Xton's, Kike Potón, Quetzón; Temístocles, Paquirri Psicodélico, Pepe Tawa y Lucho El Pera, Julito Iglesias y el gran Gagarín Halcón; y Leonel, el Tornero, de suplentón, completaba la selección. ¡Un equipazo de la pe eme! -dijo estusiasmadísimo Chiburra, il romano-.
El eterno aguatero y ayayero Sardón alias El Pato, conocido como miss simpatía por lo antipatiquito que se ponía, con su clásico vozarrón y con la boca llena de chaufa y concolón, se paró de la banca para llamar la atención y gritó donaldmente:
- ¿Muchachos, ustedes se acuerdan de la jugadota que hizo Gagarín a la Cruella de Vil?
- ¿Qué jugadota? Preguntó Del Piero Ángelo, el Benjamín del grupo.
- Yo me acuerdo de la huevadita, jajajajjaja, pero el Maestro la cuenta más bonito, con sabor y saoco. Recalcó Vitorugo Pariona.
- ¡Maestro, cuéntala, pé! ¡Es un vacilón! El chef callejero, sonriendo, lo pidió.
Todos en coro, mirándome con ruego, me pidieron que lo cuente en su 20° edición. Acomodándome y a pedido de la afición, nuevamente, me explayé en la gran jugada de nuestro campeón: Gagarín Halcón.
- "En esta misma esquina, en esta misma banca, en este mismo Triciclo-Chifa, hace muchos años, nuestro goleador Gagarín Halcón en plena eliminatorias le tiró lenteja a la más bella, dulce y pura; inocente, estudiosa y hogarena; respetuosa y top model: Juanacha Bo. Era una muñeca de figura juvenil de un metro ochenta y dos de estatura, y de un físico envidiable, super light. Cero en grasas y bio-calorías balanceadas. Era la Blanca Nieves del pasaje, era bien buenita, honrada y filantrópica. Colaboradora, ad honoren, con el vaso de leche y con los comedores populares de los cerros El Pino, San Cosme y San Damián.
- "En esta misma esquina, en esta misma banca, en este mismo Triciclo-Chifa, hace muchos años, nuestro goleador Gagarín Halcón en plena eliminatorias le tiró lenteja a la más bella, dulce y pura; inocente, estudiosa y hogarena; respetuosa y top model: Juanacha Bo. Era una muñeca de figura juvenil de un metro ochenta y dos de estatura, y de un físico envidiable, super light. Cero en grasas y bio-calorías balanceadas. Era la Blanca Nieves del pasaje, era bien buenita, honrada y filantrópica. Colaboradora, ad honoren, con el vaso de leche y con los comedores populares de los cerros El Pino, San Cosme y San Damián.
Los tortolitos, Juanacha y Gagarín, con sonrisitas y coqueteos, entablaron una linda amistad. Pero nuestro Halcón no contaba que la bella criatura del Señor tenía su depredador ángel guardián. La terrible mandibulina, versión femenina de Tiranosauro Rex. La degustadora profesional, la odontóloga Thereza Khelo Máshz. Su satánica madre.
Esta señora era el terror de las polladas, de las ferias, festivales, tombolas, kermeses y fiestas populares; roía todo el día y fiestas de guardar; tenía un radar incorporado culinario satelital, siempre ubicaba la olla común o la olla pro-salud o de caridad, y devoraba todo con un apetito feroz y voraz.
Todos sabemos que Gagarín siempre fue un pan dulce, buenito, lindo, piadoso como la miel, un pan de oro, un amor como persona. Pero en esta jugada que ponía en riesgo su vida no sabía como desmarcar a la descomunal oponente; la doña se le anticipaba en cada jugada. Peor era los sábados y domingos; él la veía y picaba, la dribleaba y se escondía entre la multitud pero el olfato de la cancerbero era mortal, y al final, nuestro goleador, terminaba pagando las jugosas cuentas de las frituras, salchipapas, anticuchos, chancholíes, raches con ají y huacatay.
La tía lo marcaba a full-presión, mismo Reyna con Maradona, ella como jugadora antigua sabía jugar con anticipación; Gagarín estaba seco, sin chispa, ni creación, no le salía una de las suyas, estaba como idiotizado, mejor dicho, hechizado.
Gagarín después de un tremendo partidazo jugado en pleno sol que achicharraba a los deportistas, a las jugadores y sapos veedores; pidio una agua mineral. La tía le pidió que invitara algo de jama porque las tripas le sonaban. Y fue ahí, en ese mismíto instante, cuatro de la tarde supersoleado, se le prendió el foco. Invitó a la mamita de su amorcito un riquísimo y recalentado seviche mixto de carretilla de la cuadra once de Unanue con Lucanas, preparado por un respetable astronauta de El Condor. La señora Neanderthal aceptó sobre el puchero y se empujó el piqueo con yuquita frita, camote, papita y canchita. El sevillano recontra picante hizo transpirar a la tía. Gagarín Halcón muy acomedido le trajó en una bolsa plástica un litro de juguito especial de frutas con adítivos, cerveza negra y no sé que más, heladísimo al polo, tremenda combinación no tardó en hacer efecto. Fue al toquepala. A la Morticia se le subió y bajo la presión, se puso blanca como papel y más morada que hábito en octubre, pidió que la llevaran a su penthouse, en su cripta desvaneciendose corrió los tramos finales hasta su real y descascarado trono marchito y se chantó balbuceando con lágrimas en los ojos. Los que estaban en casa salieron espantados. La reina madre con una diarrea cacal-cerebral criminal se apoderó del waterlú totalmente descerebrada y bastante deshidratada, media hora después pidió papel, le aventaron un par de diarios, Ojo y Correo, quiso pararse pero tenía cuerda pa'más, la descompresión era grave y mortal; se dio cuenta que la evacuación de los intestinos era al cuadrado a la décima potencia, y no pudo vigilar más, menos insultar ni gritar.
Por fin, la bella y el indiscutible goleador tenían cancha libre, nada de peaje, ni control, y así amorosamente la dulce parejita en un colorido cuartito prestado cerca al emporio de Gamarra con vista a la legendaria pista de la cuadra seis de Prolongación Parinacochas, con agilidad, destreza y picardía como los saben hacer los buenos goleadores victorianos; pudieron campeonar a su regalada gana, sin vacilar, ni pestañear.
Todo el tiempo que duró la eliminación fue una verdadera y hermosa historia de amor hasta que llegó el 1° de Mayo; Día Internacional de los Trabajadores; Gagarín ratificó su valer y levantó el trofeo de Campeón del Mundialito; en plena euforia la bella model le pidió matrimonio y el goleador mudo de emoción sin saber que decir, dijo: ¡Si!. Y fueron muy felices hasta el día que se casaron ... y colorín colorado este chisme sobre Gagarín se ha acabado”. (1°/Mayo/2011).
Fotografía de los Archivos de Soy Mundialito Noriega García.
Nicolás D. León Cadenillas.
Karlsruhe, 2011.
Fotografía de los Archivos de Soy Mundialito Noriega García.
Nicolás D. León Cadenillas.
Karlsruhe, 2011.