El último chambeador
Dedicado al diestro mataor Paco Tellez Tolano por su valor, méritos y especiales servicios prestados a su Cofradía de cada día y noches también.
El último chambeador, es un cuento del género realismo mágico escrito por Niky León. Protagonizado por Julito Baylón, Vitorugo Veachy, Luis El Pera, Tawa Canal Lima Manta Pacha, Quetzón Ned, Chavo Leonel, Pool Muela, Maritín Marchena, Chato Rena Cuajo y don Manuel Doman en los papeles principales. Personaje invitado, Sir Leonel Ari de Islay, el abuelo viejo. Es una coproducción y colaboración de Balcon City, Matute Marimba, El Cloro Porvenir, La Pólvora y La Selva Huamanguina. Ganador de nueve Chapitas de Cristal, otras 39 tapitas de Shiumura, y 12 volantines más. Basada en la autobiografía de Yessy Yesso, Yo fui chambeador de La Oficina. Fue el primer cuento que obtuvo el permiso de las autoridades victorianas para ser escrito en el exterior de la Esquina Prohibida.
Argumento
Es la historia de Yessy Yesso, el último chambeador de La Oficina, que buscó trabajo a sus inocentes veintiun añitos y fue odiado por los jóvenes por romper uno de los mandamientos balconcillanos (“No trabajarás ni en defensa propia”). Colaboró siempre con las narices frías de La Oficina, hasta que las fuerzas familiares, que querían romper el vinculo con la mafia palermitana, le consiguieron un trabajito en el distrito. Finalmente abdicó y se convirtió durante dos horas en un títere de los sérvices laborales. Después llegó la segunda oportunidad, fue reprendido drásticamente por el doctor Oscar Miguel “Chulapa” para "limpiar" su mente de todo pensamiento capitalista monetario propinistico. En los últimos años de su vida sigue siendo el popular “traidor”, el que lleva y ahí traí los encargos de La Selva a La Frontera de Parina y Palermo; lleva una vida como un hombre cualquiera en su barrunto, solapa, siendo testigo del culto a los grandísimos hombres murcielagos, que sí no están volando, están colgados; y de la revolución caliente, música para los dientes, azúcar clavo y canela, para rechinar las muelas.
“Droga divina, bálsamo eterno, opio y ensueño dan vida al ser; aspiro el humo que da grandezas y cuando sueño, vuelvo a nacer. / Me vuelvo dueño de mil riquezas, lindas mujeres forman mi harén, y en medio de ellas, yo adormitado, libando dichas, bebiendo halagos, entre los brazos de una mujer / ¡Oh, delicias que nos duraron tan sólo, lo que el opio en mi ilusión pudo forjar”. Sueños de opio de Felipe Pinglo Alva.
Para Yessy, "el traidor", los últimos veinte meses no pasaron corriendo, fue más peor, pasaron galopantemente encabritados; llegó el día de su mayoría de edad y él no lo podía creer; quiso mirar el ayer y fue interrumpido justo en ese momentito, aturdido por el cántico festivo, no conseguía apagar las veintiún velitas de su hermosa tortota, decorada con lindísimos angelitos calatitos blanquiazules. Él como buen angelito negro completaba la estampita instántanea rodeado de fomostros malébolos diablos colorados, vampiros plomos, dálmatas empolvados, y otros íntimos amiguitos más de las oscuras tinieblas y sombrías noches de pachanga.
- ¡Japy berdy tullu, japy berdy tullu, japy berdy tulluu, Yessyto, jaaapy beeerdy felíiiiiíí! ¡Bravo!!
- ¡Hermanitas! ¿Útedes no me han traío mí regalíto?; gritó el engreído de mamá.
La tres hermanitas sonrieron en complicidad; la hermana mayor abrió su carterita de lagartija Made in Australian; le contestó cariñosamente enseñandole los dientes como granos de choclo serrano, y mirando a todos los presentes hizo el ademán de sacar una sorpresa; y en nombre de las tres fraternas entregó; a la vista y paciencia de todos los vagos, amigos, zampones, murciélagos y vecinos; un inmaculado sobre blanco con membrete rojo sangre. Yessy, abrió sus inocentes ojitos negros, feliz de la vida pensó en un cheque, en cocos verdes, en alitas de mariposa, en polvos mágicos. Se le hizo agua la boca, suspiró profundamente. Recontra desconfiado guardó el sobre juntito a su agitado y tierno corazón.
Terminada la gran juerga y malograda, jaranearon de boleto; a las seis de la tarde del día siguiente; Yessy, se despertó con una increible sed de caballo, estaba seco y áspero por dentro; y con una curiosidad inaudita buscó el sobre entre sus pertenencias, lo abrió delicadamente con sus hábiles deditos, solamente encontró una carta, también, membretada; comenzó a leer las primeras líneas, tartamudeó, se agarró fuertemente la manzana de Adán y cayó de espaldas al catre, descerebrado, con los ojos cristalizados como un perro muerto. Cinco horas más tarde, recobró el sentido, leyó nuevamente la carta de recomendación, tenía que presentarse al día siguiente a un Sérvice Victoriano. Toda la noche dio vueltas en su camita azul pastel, su osito de felta lo miraba triste; a las seis de la mañana salió de su casa con dirección a la chamba; los hombres murciélagos y mutantes narices frías se alegraron de verlo, Yessy les explicó que se dirigía a laborar. Sus amigos lo granputearon y lo amezaron que lo iban acusar con el gran maestro Chamán Doctor Chulapa, que le irían a pasar el talán para que le pase huevo porque debía tener un mal. Los mutantes quirópteros y narices frías no lo podían creer; buscar un reemplazo a estas alturas del partido era de vida o muerte o tabú. Su mancha lo miró de costado y le repitieron varias veces, acompañado de lisurotas, el primer mandamiento de La Oficina.
- ¡No trabajarás ni en defensa propia!
Yessy levantó los hombros, respondió que se lo había prometido a su santa mamita por ser mayor de edá; dio la espalda a los apaches de la tribu de sahumadores y se dirigió al Boulevard Palermo a tomar su micro. Llegó puntual a la cita. Como recomendado, inmediatamente, le dieron su uniforme gris ceniza güachimán, sus botazas Guardian Black Panther Power, el correaje, adornos y condecoraciones, un palo de tombo y su boina negra; le advirtieron que le descontarían el chachá en seis partes, en las quincenas. Lo cuadraron en la tienda de mayor prestigio automotriz y autopartes de la avenida Iquitos con Grau. Su misión: evitar los robos y asaltos; poner mala cara a los sospechosos, sonreir a los clientes compradores, chinear los autos que se estacionan en el frontis y en el costado, botar a los mendigos, ambulantes y menesterosos.
Los horas pasaban, lennntamennnte. Llegó la hora del menú, le dieron quince minutos de pausa, se acomodó en una carreta de los agachados de la vereda del frente y tiró lampa rápidito, se empujó uno tras otro los frijoles con plátano y huevo montao. Como nuevo comenzal la dueña de la carretilla le tiró un lindo floro.
- ¿Qué tal? ¿Todo bien? ¡Se te ve bien papacito rico con tu uniforme! ¿Eres casado? No me importa, no soy celosa, jjajajaj, mi esposo está en los yunais estates, toy solita ... la semana pasada quisieron robar la tienda, pero no robaron nada, el guachimán los hizo huir ... le metieron dos balazos, quedó frio al toque tirado en la vereda, un plomazo en la cabeza y el otro en los pulmones, murió al toque. Me tenía una arruga el desgració, me jodí, bueno que se va hacer, la que no arriesga no gana. ¿Tú tienes cuete?
Yessy agachó la cabeza como respuesta, se miró las botas, tragó saliva, se le hizo un nudito en la garganta, de costadito miró la esquina de Grau, volvió a mirar la tienda; se limpió la jeta con el reverso de su negra corbata; pidió un mondadiente, le alcanzaron un palito usado de fósforo; terminó de saborear su rico combinao y asolapamente se dirigió a la esquina del tío que vende fresco de piña colada con chicha de jora y hielo, miró pá todos lados, se quedó quietito sudando friamente, y zas, ligerito a la volada se subió a un micro, se bajó a la carrera en Manco Capac, y tomó su combi con dirección a casita. En la esquina de La Oficina, haciendo hora, estaba el Abuelo Viejo, este lo miró como quien mira una alma en pena, lo abrazó como si hubiera venido de la guerra del oriente. Angustiado lo interrogó.
- El Chavo me ha dicho que te has ido a una misión imposible y desconocida para tí. El Chavo está muy triste desde que te fuiste y llorando se siento morir, dice que tu ausencia es la muerte porque tal vez no ha de volverte a ver. ¿Dime la verdad estás chambeando?
- ¡Ya no, acabo de renunciar! ¡Si preguntan por mi, he viajado, nadie sabe mi paradero! ¡Nos vidrios!
Caminó dos pasos, se le cruzó la camionetota de Tawa Canal Lima Manta Pacha Serra, El Padrino, le ofreció un cachuelo.
- ¿Yessy estás trabajando en autopartes? ¡Bájate un carburador para mi carro, te pago al cashasscán!
- ¡Ya renuncié, nadie me ha visto por siacaso! ¡Nos vemos más tarzán!
Después de esta nefasta experiencia laboral, Yessy continuó su vida normal. Llevando y trayendo la rica cochinada, los aditivos, la melcocha y los ricos y crocantes revolución caliente, música para los dientes, azucar clavo y canela, para rechinar las muelas.
"¡Dale a tu cuerpo alegría Macarena / que tu cuerpo es pa' darle alegría y cosa buena / dale a tu cuerpo alegria Macarena / eeeh Macarena ... aaahe!
¡Un cusí cusá y ya estoy acá!
¡Tío Yesso eres la alegría de las fosas nasales!
Pasaron dos Mundiales de Fútbol, como siempre nos eliminaron en las eliminatorias; pero seguíamos cantando Perú Campeón y viendo los goles de Cubillas.
La hermana menor, la segunda, con varios años viviendo en el Barrio de La Boca, en Argentina, le pidió a Yessy que fuera a Buenos Aires porque iban a refaccionar el Estadio del Boca Juniors y ella conocía al contratista y manager. Yessy comunicó el mensaje a la sociedad palermitana. El chamán doctor mefistofélico Chulapa, inesperadamente como Drácula, se le cruzó en La Oficina y sin decir nada le pasó huevo, le hizo una cura apunte fuetazos con ramos de ruda, mentadas de madre, escupitajos y baños de Shiumura con pasitas, duchándolo como gallo de pelea. Y para terminar le tiró una fuerte y espesa bocanada de humarola con aromáticos del jirón prolongación Parinacochas. Yessy nunca contestó la solicitud del genial Maradona.
Nuevamente, pasaron dos Mundiales más de Fútbol, de futbito callejero, futsal, futbol playa, fútbol de todas las categorías, etc; igualmente nos eliminaron en las eliminatorias, y seguíamos cantando Perú Campeón, No nos ganan, Perú va a Campeonar.
De un momento a otro a Yessy le llegó el ultimátum, su ultimita hermanita, la número tres, la mujer del mexicano charro cantor Monterrey Nepomuceno, el vendedor de enchiladas, tacos y cigarrillos de contrabando, más conocido como Manolo El Charro; se la juró por la Virgencita de Guadalupe que sí en esta oportunidad no la movía qué se olvide de ella y del richi que le pasa a escondidas de su mariachi.
- ¿Pos qué aí que hacé?; preguntó casi derrotado Yessy Yesso.
- Escucha, es facilito, el cachuelito es simple, tienes que limpiar los asientos del local parroquial antes que empiece la actuación de la Asociación de la Hermandad de los Hijos de la Gran Purísima Virgencita de Las Esmeraldas; y ser el vigilante en la entrada, controlar la entrada, nadie entra con celulares ni con cámaras fotográficas. La Logía no quiere sapos ni moros en la costa, ¿entendiste hermanito lindo? Manolo El Charro, mi mariachi, va hacer la música, él va a estar adentro con los anfitriones; no hay pierde.
Puntualizó su hermanita menor. Yessy movió la cervíz de arriba pá bajo, y con un hilito de voz casi inaudible dejo escapar un sí.
Toda la hinchada balconcillana quedaron perplejos, empezaba nuevos tiempos de cambios y de buenos aires, había llegado el principio del fin del último chambeador, del último hijo célebre de La Oficina.
- Sí chambea todo está perdido, él es irremplazable, es un buen catador, es el rey del retrogusto, llegó el fin de las buenas noches.
Con lágrimas en los ojos chismoseaban, cabizbajos y muy apesadumbrados por la noticia, los noctámbulos mutantes.
Muy temprano, los Directivos de la Hermandad de la Logía de Las Esmeraldas, pasaron por Manolo El Charro y este levantó a pistolazos a Yessy, llegaron al local y cada uno a lo suyo. Los mariachis cantores cantaron Las Mañanitas, fue el inicio de la gran fiesta de confraternización e iniciación para los nuevos integrantes. Yessy en la entrada chequeando que no entre ninguna cámara fotográfica, de video, ni celular, estaba irreconocible con la seriedad que le a dado los años vividos, todos entraron al local. Nadie quedó afuera, ni a los costados. Ningún sapo, ni ambulantes. Yessy tomó un celular y se dio cuenta que no estaba apagado, llamó a su compadre Luis Américo El Pera, le gustó la güevadita y llamó a Veachy al Santa; llamó a su hermanita a la Argentina y a la otra que paseaba por Sydney. - ¿Qué bacán es tener un celular?; pensó. Miró el ciento de celulares y las manos le sudaban, de sus sienes gotitas de sudor cayeron a la pantalla del celular. El corazón se le agitó, las pulsaciones pulsaban arítmicamente, sintió fiebre. El tenia deberes que cumplir y los cumplió, aceptó ciegamente los mandatos y principios que le dictó su corazón. Usó su saco como costalillo y se levantó todititos los celulares de un cocacho y desapareció en la Isla del nunca jamás.
Los Mariachis, la Guardia Civil, Guardia Nacional, los de la Policia de Investigaciones, cazadores de recompensas, servicios especiales del patrullaje de serenazgo, Servicios de Inteligencia Nacional, el Patrullero de Mi Barrio; no dieron con su paradero y la recompensa sigue en vigencia y aumenta.
- ¡Oe, me voy a la cachina de Las Malvinas, necesito un celular!
- ¡Pá qué vas tan lejos! ¡Lo que yo sé es que a las doce de la noche aparece como la cenicienta: Yessy con un pocotón de celulares, de todo tipo modelo color y a precios populares!
- ¿Y no hay roche?
- No. ¡Por siaca, yo hasta el momento no leé comprao nada de nada, ni le he pedido favores de náda, ni de lleva y trae, y ahora sácudete de mi laó, cuñao, chao! ¡Yo no te he dicho nada compadrito! ¡Ni me menciones, ón!
Trilogía de cuentoslaborales.
a) El último chambeador.
b) La chatita y el acrílico pintor.
c) El agrónomo del diablo.
Karlsruhe 2010.