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XII Muestra de Teatro Peruano - Puquio (1986). Nicolás León

XII Muestra de Teatro Peruano - Puquio (1986). Nicolás León.

Cortesía Foto Niky León. Arriba izquierda: Yuyachkani en la XI Muestra, Cusco. Arriba derecha: Inauguración de la XII Muestra, Puquio. Abajo: La familia Chalco, anfitriones de la XII Muestra. Ayacucho, Octubre 1986.

XII Muestra de Teatro Peruano - Puquio (1986).

 A iniciativa de Sara Joffré, uno de los pilares del Grupo Teatral "Los Grillos" se debe la realización y promoción de la Primera Muestra de Teatro Peruano, que se llevó a cabo en Bellavista, Callao en el año 1974.
 A la actualidad, 1986, la Muestra ha viajado por varias capitales del interior. Si hacemos un resumen sería así:

 I Muestra en 1974 en la Provincia Constitucional del Callao; II 1975 Callao; III 1976 Callao; IV 1977 Callao; V 1978 Callao; VI 1979 Cajamarca; VII 1980 Iquitos; VIII 1981 Cerro de Pasco; IX 1982 Tacna; X 1983 Lima; XI 1985 Cuzco y XII 1986 Puquio

 Las primeras muestras impulsados por Los Grillos se realizaban en su local en Bellavista, Callao, sin ningún auspicio, contando solo con el esfuerzo de sus organizadores y participantes quienes superando todo tipo de contratiempos y adversidades lograron darle una presencia nacional a la Muestra de Teatro.

 Los objetivos de las Muestras son propiciar la dramaturgía nacional, el intercambio práctico, difusión de avances técnicos y evidenciar las diversas tendencias teatrales en el país. Así como también estrechar y fortalecer lazos de amistad entre los grupos dedicados a la difusión del Teatro peruano. El beneficiado con este gran esfuerzo, es el público, que no solamente aprecia globalmente los avances y desaciertos de nuestro Teatro sino que también tiene la ocasión de recoger de manera directa los problemas nacionales que interesan a nuestros autores, todo expuesto escénicamente con personajes peruanos.

 En setiembre de este año se realizó la XII Muestra de Teatro Peruano en la ciudad de Puquio, capital de la provincia de Lucanas, Ayacucho en homenaje al escritor José María Arguedas y al sufrido pueblo ayacuchano. Participaron 30 grupos de Lima y el interior del país, más de 300 teatristas, montando el espectáculo en plazas, calles y teatros. Después de las funciones se organizaron talleres con la finalidad de mejorar la técnica y teorización.

Collage fotográfico XII Muestra de Teatro Peruano - Puquio - 1986. Fotos: Niky León.

Entre los acuerdos de esta Muestra están efectuar cada año Talleres Regionales, cada dos años las Muestras Nacionales. La próxima Muestra de Teatro Peruano se realizará en la Ciudad de Andahuaylas, Departamento de Apurímac.
 Desde ya todos los grupos a nivel nacional están preparándose para este nuevo evento que servirá para fortalecer la dramaturgia nacional (Cortesía: Nicolás León).

° La ciudad de Puquio a pesar de ser capital de provincia no se encuentra comunicada directamente con Lima, incluso su servicio teléfonico es diferido teniendo como intermediario el servicio de Nazca.
° La población participó activamente en las funciones diarias apoyando de diversas formas a los teatristas que concurrieron a la Muestra.

Nicolás D. León Cadenillas.
Teatrólogo.

Los muertos no agonizan

"Cuanto más cambian las cosas, más siguen siendo lo mismo". Samuel Beckett

La crema y nata de la primera promoción de egresados de la Escuela de Teatro del Club Unión, formó una asociación de artistas profesionales con todas las de la ley. Con estatutos, derechos, deberes y obligaciones. Tuvieron en su poder una buena selección de obras del teatro político latinoamericano; pero, para realizar su primer montaje necesitaron los servicios de un actor, cholo fuerte, para que dé vida al personaje de labrador: un campesino curtido en la dureza de la tierra y de la vida. Encontraron al actor ídoneo en un güeveo espectacular en la cafetería de la Escuela de Tragicómicos y Oficios; dicho sea de paso en esos maravillosos años la cafetería vendía un riquísimo café pasado; el singular tragicómico se encontraba rodeado de jóvenes principiantes que lo escuchaban absorbidos, como los apóstoles al Maestro, de sus sorprendentes parácanicas (parábolas inverosímiles), de sus verdades fantasiosas; recetas y trucos gastronómicos y falsos viajes de ensueño. Dramáticamente fue interrumpido, con premeditación, alevosía y ventaja, en lo mejor de su mejor narrativa de verídicas mentiras verdaderas. Por la terrible falta de respeto se quedó sorprendido.

Luego me sonreí y pedí una breve pausa al micro auditorio.

- ¡Jesús, María y José! ¿Qué milagro es este, Dios Mío? Necesitamos un actor urgente con toditas tus características. ¿Te gustaría trabajar en una obra de humor negro? Los del Club Unión hemos formado una Asociación, cada miembro pone su cuota y las ganancías la repartimos equitativamente.

- Estoy aguja, y lo poco que gano es para la papa de mis hijitos.

- Tenemos local, público, publicidad asegurada, no hay pierde.

- ¿Puedo poner mi parte realizando la escenografía? ¡Es un decir!

- ¡Déjame consultarlo!

La Dirección General de la obra corría a cuenta, riesgo y responsabilidad totalitaria de una de las más efervecente estudiosa del socialismo rumbambera de la Sonora Matancera; mi simpática profesora de actuación VI; y yo siempre la recordaba con mucho cariño por los sucesivos símbolos rojos que me chantaba, rojimios que sobresalían en mi libretita de calificaciones; rojo, rojo por aquí, rojo por allá.

"¡Qué tiempos aquellos que no volverán!".

A la semana se me olvidó lo conversado. Pasó un mes y nuevamente en la misma cafetería llegó mi coleguita.

- ¡Aceptaron! Toma tu libreto, ya sabes tu personaje es el labrador; ah, y ponte un poco más al sol, soléate, para que ayudes a tu personaje, ahorita estás con pellejo de pollo crudo.

Eran los años de los gobiernos de facto; despóticos, injustos, crueles; de dictaduras, tíranos, asesinos y cobardes; títeres manipulados por el Tío Sam en toda Latinoamérica. A nosotros, los jóvenes de esas épocas, solo nos quedaba cantar las canciones de protesta en alguna Peña Latina para sentirnos bien o mejor, mientras que en otros muchos lugares, muchos hermanos, desaparecían.

"Qué culpa tiene el tomate que está tranquilo en la mata y viene un hijo de puta y lo mete en una lata y lo manda pa’ Caracas. // Cuándo querrá el Dios del cielo, que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda". (La hierba de los caminos).

Ensayamos un mes, en las noches; la escenografía por horas, la trabajé en algunas tardes y el resto de los días trabajaba como chofer de camión de fletes y carga. Sobreviví con las veinticuatro horas copadas.

Los personajes de "Los muertos no agonizan": una pareja de esposos terratenientes explotadores y una pareja de campesinos cansados de tanta explotación. Los actores protagonistas antiguos conocidos y reconocidos divos de gran trayectoria por los escenarios nacionales, radio y televisión; grandes y carismáticos profesionales a carta cabal. La actriz que personificaba a la campesina, en la ficción mi pareja, había ganado meses antes el Premio a la Mejor Actriz del Año. Y, yo, modestamente un ilustrísimo desconocido actor victoriano, salido de la cantera blanquiazul de los juveniles de La Victoria.

Llegó el día del estreno, me alcanzaron un programa, en la ficha técnica nada de escenografía; me fastidié, me dieron de excusa que había sido una error de imprenta, una travesura de los duendes, nunca me creí el cuento. En cuanto a mi personaje de tanto levantar el cajón fúnebre me había convertido en Super Cholo; en la obrita, en las escenas finales levantaba en vilo al actor y a su personaje; lo acomodaba, lo amarraba; bien amarradito lo cargaba de nuevo y como sí no pesara lo metía al cajón; después de clavar la tapa, me tiraba el ataúd al hombro y salía a paso de velorio del escenario hasta el pasadizo donde me esperaban dos jóvenes para recibir el pesote de encima y desclavar la tapa al toque para que el protagonista no le dé claustrofobia.

Cuando terminó la función del estreno, el éxito estuvo asegurado, los críticos y criticones, los amigos del arte, aficionados y sabelotodos; aclamaron con grandes y prolongados aplausos el buen trabajo desplegado. Ramos de rosas y de claveles, invitaciones y besos volados.

En mi camarín, solito, sacándome el barro de los pies, el maquillaje y el vestuario; para llegar bonito a mi dulce hogar; fui interrumpido por unos golpecitos delicaditos, el dueño del toquecito era el querido profesor y director de los fundadores y protagonistas de la Asociación.

- ¡Toc, toc, toc! ... ¿Se puueede?

- ¡Sipi, con confianza, pasen!

- ¡Felicitaciones! ¡Muy buena su interpretación! ¡Excelente caracterización! ¡Lo felicito, usted es una promesa nacional! ¡Lo voy a recomendar a PanTel! ¡Usted es un ejemplo latente para las futuras generaciones de nuestra Escuela y Asociación! ¿Dígame que promoción es usted?

- Gracias por los elogíos, mi querido y estimado profesor, yo soy actor invitado, soy egresado de la Escuela de Tragicómicos y Oficios, promoción XXVIII, ...

- ¿Perdón? ¿Cómo? Permiso, disculpe usted ...

- ¡Siga usted profesor!

Después de la linda experiencia actoral no supe nada de los famosos actores. Pasaron cuatro quinquenios y nos volvímos a encontrar en otro estreno, en la misma sala y con la misma Directora; en un clásico de Bertolt Brecht, donde los actores con canciones, versos y situaciones narrábamos una realidad dominada por conflictos políticos, sociales y bélicos. Que nos permitía reflexionar sobre el horror de la guerra y cómo resistir tamaño infortunio.

Igual que ayer, yo caracterízaba a un cholo "juerte", a un coracero (soldado de caballería), desgraciado y maldito, sediento de sangre, joyas, fama y dinero.

Gran estreno, todos los periódicos; de derecha, de izquierda y los periodicuchos panfletarios y amarillentos; hablaron bien de la obra. Con la calidad de los actores y el claro mensaje brechtiano nunca había pierde. Después de la función el gran maestro y vúdu de los grandes estrenos, profesor y director de la Escuela del Club, se dirigió a los camarines y saludó a todo el elenco. Miró a sus engreídos y se dirigió a los divos protagonistas. Nos volvímos a saludar, agradecí sus grandes elogíos, nos volvímos a mirar, y nos volvieron a presentar.

- Buen trabajo, lo felicito ... su caracterización me ha traído recuerdos, ¿Dígame que promoción es usted? ¡A usted lo he visto anteriormente ...

- Sí, fue aquisíto, en este mismo teatro, en este mismo camarín, con la misma directora y con la mismos protagonistas … estoy seguro que mi nombre no le va a decir nada ... pero ... quizás recuerda algo de mí ... yo soy actor invitado, egresado de la Escuela de Tragicómicos y Oficios, promoción XXVIII, mi estimado y querido profesor …

- ¡Lo recuerdo … ahora lo recuerdo a usted! … ¡Perdón! Permiso, disculpe usted …

- ¡Siga usted profesor!

"¡Qué bonito es recordar! ¡Qué tiempos aquellos que no volverán!".

El último chambeador

El último chambeador
Dedicado al diestro mataor Paco Tellez Tolano por su valor, méritos y especiales servicios prestados a su Cofradía de cada día y noches también.

El último chambeador, es un cuento del género realismo mágico escrito por Niky León. Protagonizado por Julito Baylón, Vitorugo Veachy, Luis El Pera, Tawa Canal Lima Manta Pacha, Quetzón Ned, Chavo Leonel, Pool Muela, Maritín Marchena, Chato Rena Cuajo y don Manuel Doman en los papeles principales. Personaje invitado, Sir Leonel Ari de Islay, el abuelo viejo. Es una coproducción y colaboración de Balcon City, Matute Marimba, El Cloro Porvenir, La Pólvora y La Selva Huamanguina. Ganador de nueve Chapitas de Cristal, otras 39 tapitas de Shiumura, y 12 volantines más. Basada en la autobiografía de Yessy Yesso, Yo fui chambeador de La Oficina. Fue el primer cuento que obtuvo el permiso de las autoridades victorianas para ser escrito en el exterior de la Esquina Prohibida.




Argumento
Es la historia de Yessy Yesso, el último chambeador de La Oficina, que buscó trabajo a sus inocentes veintiun añitos y fue odiado por los jóvenes por romper uno de los mandamientos balconcillanos (“No trabajarás ni en defensa propia”). Colaboró siempre con las narices frías de La Oficina, hasta que las fuerzas familiares, que querían romper el vinculo con la mafia palermitana, le consiguieron un trabajito en el distrito. Finalmente abdicó y se convirtió durante dos horas en un títere de los sérvices laborales. Después llegó la segunda oportunidad, fue reprendido drásticamente por el doctor Oscar Miguel “Chulapa” para "limpiar" su mente de todo pensamiento capitalista monetario propinistico. En los últimos años de su vida sigue siendo el popular “traidor”, el que lleva y ahí traí los encargos de La Selva a La Frontera de Parina y Palermo; lleva una vida como un hombre cualquiera en su barrunto, solapa, siendo testigo del culto a los grandísimos hombres murcielagos, que sí no están volando, están colgados; y de la revolución caliente, música para los dientes, azúcar clavo y canela, para rechinar las muelas.

“Droga divina, bálsamo eterno, opio y ensueño dan vida al ser; aspiro el humo que da grandezas y cuando sueño, vuelvo a nacer. / Me vuelvo dueño de mil riquezas, lindas mujeres forman mi harén, y en medio de ellas, yo adormitado, libando dichas, bebiendo halagos, entre los brazos de una mujer / ¡Oh, delicias que nos duraron tan sólo, lo que el opio en mi ilusión pudo forjar”. Sueños de opio de Felipe Pinglo Alva.

Para Yessy, "el traidor", los últimos veinte meses no pasaron corriendo, fue más peor, pasaron galopantemente encabritados; llegó el día de su mayoría de edad y él no lo podía creer; quiso mirar el ayer y fue interrumpido justo en ese momentito, aturdido por el cántico festivo, no conseguía apagar las veintiún velitas de su hermosa tortota, decorada con lindísimos angelitos calatitos blanquiazules. Él como buen angelito negro completaba la estampita instántanea rodeado de fomostros malébolos diablos colorados, vampiros plomos, dálmatas empolvados, y otros íntimos amiguitos más de las oscuras tinieblas y sombrías noches de pachanga.

- ¡Japy berdy tullu, japy berdy tullu, japy berdy tulluu, Yessyto, jaaapy beeerdy felíiiiiíí! ¡Bravo!!
- ¡Hermanitas! ¿Útedes no me han traío mí regalíto?; gritó el engreído de mamá.

La tres hermanitas sonrieron en complicidad; la hermana mayor abrió su carterita de lagartija Made in Australian; le contestó cariñosamente enseñandole los dientes como granos de choclo serrano, y mirando a todos los presentes hizo el ademán de sacar una sorpresa; y en nombre de las tres fraternas entregó; a la vista y paciencia de todos los vagos, amigos, zampones, murciélagos y vecinos; un inmaculado sobre blanco con membrete rojo sangre. Yessy, abrió sus inocentes ojitos negros, feliz de la vida pensó en un cheque, en cocos verdes, en alitas de mariposa, en polvos mágicos. Se le hizo agua la boca, suspiró profundamente. Recontra desconfiado guardó el sobre juntito a su agitado y tierno corazón.

Terminada la gran juerga y malograda, jaranearon de boleto; a las seis de la tarde del día siguiente; Yessy, se despertó con una increible sed de caballo, estaba seco y áspero por dentro; y con una curiosidad inaudita buscó el sobre entre sus pertenencias, lo abrió delicadamente con sus hábiles deditos, solamente encontró una carta, también, membretada; comenzó a leer las primeras líneas, tartamudeó, se agarró fuertemente la manzana de Adán y cayó de espaldas al catre, descerebrado, con los ojos cristalizados como un perro muerto. Cinco horas más tarde, recobró el sentido, leyó nuevamente la carta de recomendación, tenía que presentarse al día siguiente a un Sérvice Victoriano. Toda la noche dio vueltas en su camita azul pastel, su osito de felta lo miraba triste; a las seis de la mañana salió de su casa con dirección a la chamba; los hombres murciélagos y mutantes narices frías se alegraron de verlo, Yessy les explicó que se dirigía a laborar. Sus amigos lo granputearon y lo amezaron que lo iban acusar con el gran maestro Chamán Doctor Chulapa, que le irían a pasar el talán para que le pase huevo porque debía tener un mal. Los mutantes quirópteros y narices frías no lo podían creer; buscar un reemplazo a estas alturas del partido era de vida o muerte o tabú. Su mancha lo miró de costado y le repitieron varias veces, acompañado de lisurotas, el primer mandamiento de La Oficina.

- ¡No trabajarás ni en defensa propia!

Yessy levantó los hombros, respondió que se lo había prometido a su santa mamita por ser mayor de edá; dio la espalda a los apaches de la tribu de sahumadores y se dirigió al Boulevard Palermo a tomar su micro. Llegó puntual a la cita. Como recomendado, inmediatamente, le dieron su uniforme gris ceniza güachimán, sus botazas Guardian Black Panther Power, el correaje, adornos y condecoraciones, un palo de tombo y su boina negra; le advirtieron que le descontarían el chachá en seis partes, en las quincenas. Lo cuadraron en la tienda de mayor prestigio automotriz y autopartes de la avenida Iquitos con Grau. Su misión: evitar los robos y asaltos; poner mala cara a los sospechosos, sonreir a los clientes compradores, chinear los autos que se estacionan en el frontis y en el costado, botar a los mendigos, ambulantes y menesterosos.

Los horas pasaban, lennntamennnte. Llegó la hora del menú, le dieron quince minutos de pausa, se acomodó en una carreta de los agachados de la vereda del frente y tiró lampa rápidito, se empujó uno tras otro los frijoles con plátano y huevo montao. Como nuevo comenzal la dueña de la carretilla le tiró un lindo floro.

- ¿Qué tal? ¿Todo bien? ¡Se te ve bien papacito rico con tu uniforme! ¿Eres casado? No me importa, no soy celosa, jjajajaj, mi esposo está en los yunais estates, toy solita ... la semana pasada quisieron robar la tienda, pero no robaron nada, el guachimán los hizo huir ... le metieron dos balazos, quedó frio al toque tirado en la vereda, un plomazo en la cabeza y el otro en los pulmones, murió al toque. Me tenía una arruga el desgració, me jodí, bueno que se va hacer, la que no arriesga no gana. ¿Tú tienes cuete?

Yessy agachó la cabeza como respuesta, se miró las botas, tragó saliva, se le hizo un nudito en la garganta, de costadito miró la esquina de Grau, volvió a mirar la tienda; se limpió la jeta con el reverso de su negra corbata; pidió un mondadiente, le alcanzaron un palito usado de fósforo; terminó de saborear su rico combinao y asolapamente se dirigió a la esquina del tío que vende fresco de piña colada con chicha de jora y hielo, miró pá todos lados, se quedó quietito sudando friamente, y zas, ligerito a la volada se subió a un micro, se bajó a la carrera en Manco Capac, y tomó su combi con dirección a casita. En la esquina de La Oficina, haciendo hora, estaba el Abuelo Viejo, este lo miró como quien mira una alma en pena, lo abrazó como si hubiera venido de la guerra del oriente. Angustiado lo interrogó.

- El Chavo me ha dicho que te has ido a una misión imposible y desconocida para tí. El Chavo está muy triste desde que te fuiste y llorando se siento morir, dice que tu ausencia es la muerte porque tal vez no ha de volverte a ver. ¿Dime la verdad estás chambeando?
- ¡Ya no, acabo de renunciar! ¡Si preguntan por mi, he viajado, nadie sabe mi paradero! ¡Nos vidrios!

Caminó dos pasos, se le cruzó la camionetota de Tawa Canal Lima Manta Pacha Serra, El Padrino, le ofreció un cachuelo.

- ¿Yessy estás trabajando en autopartes? ¡Bájate un carburador para mi carro, te pago al cashasscán!
- ¡Ya renuncié, nadie me ha visto por siacaso! ¡Nos vemos más tarzán!

Después de esta nefasta experiencia laboral, Yessy continuó su vida normal. Llevando y trayendo la rica cochinada, los aditivos, la melcocha y los ricos y crocantes revolución caliente, música para los dientes, azucar clavo y canela, para rechinar las muelas. 

"¡Dale a tu cuerpo alegría Macarena / que tu cuerpo es pa' darle alegría y cosa buena / dale a tu cuerpo alegria Macarena / eeeh Macarena ... aaahe!
¡Un cusí cusá y ya estoy acá!
¡Tío Yesso eres la alegría de las fosas nasales!

Pasaron dos Mundiales de Fútbol, como siempre nos eliminaron en las eliminatorias; pero seguíamos cantando Perú Campeón y viendo los goles de Cubillas.

La hermana menor, la segunda, con varios años viviendo en el Barrio de La Boca, en Argentina, le pidió a Yessy que fuera a Buenos Aires porque iban a refaccionar el Estadio del Boca Juniors y ella conocía al contratista y manager. Yessy comunicó el mensaje a la sociedad palermitana. El chamán doctor mefistofélico Chulapa, inesperadamente como Drácula, se le cruzó en La Oficina y sin decir nada le pasó huevo, le hizo una cura apunte fuetazos con ramos de ruda, mentadas de madre, escupitajos y baños de Shiumura con pasitas, duchándolo como gallo de pelea. Y para terminar le tiró una fuerte y espesa bocanada de humarola con aromáticos del jirón prolongación Parinacochas. Yessy nunca contestó la solicitud del genial Maradona.

Nuevamente, pasaron dos Mundiales más de Fútbol, de futbito callejero, futsal, futbol playa, fútbol de todas las categorías, etc; igualmente nos eliminaron en las eliminatorias, y seguíamos cantando Perú Campeón, No nos ganan, Perú va a Campeonar.

De un momento a otro a Yessy le llegó el ultimátum, su ultimita hermanita, la número tres, la mujer del mexicano charro cantor Monterrey Nepomuceno, el vendedor de enchiladas, tacos y cigarrillos de contrabando, más conocido como Manolo El Charro; se la juró por la Virgencita de Guadalupe que sí en esta oportunidad no la movía qué se olvide de ella y del richi que le pasa a escondidas de su mariachi.

- ¿Pos qué aí que hacé?; preguntó casi derrotado Yessy Yesso. 
- Escucha, es facilito, el cachuelito es simple, tienes que limpiar los asientos del local parroquial antes que empiece la actuación de la Asociación de la Hermandad de los Hijos de la Gran Purísima Virgencita de Las Esmeraldas; y ser el vigilante en la entrada, controlar la entrada, nadie entra con celulares ni con cámaras fotográficas. La Logía no quiere sapos ni moros en la costa, ¿entendiste hermanito lindo? Manolo El Charro, mi mariachi, va hacer la música, él va a estar adentro con los anfitriones; no hay pierde. 


Puntualizó su hermanita menor. Yessy movió la cervíz de arriba pá bajo, y con un hilito de voz casi inaudible dejo escapar un sí.

Toda la hinchada balconcillana quedaron perplejos, empezaba nuevos tiempos de cambios y de buenos aires, había llegado el principio del fin del último chambeador, del último hijo célebre de La Oficina. 


- Sí chambea todo está perdido, él es irremplazable, es un buen catador, es el rey del retrogusto, llegó el fin de las buenas noches.


Con lágrimas en los ojos chismoseaban, cabizbajos y muy apesadumbrados por la noticia, los noctámbulos mutantes.

Muy temprano, los Directivos de la Hermandad de la Logía de Las Esmeraldas, pasaron por Manolo El Charro y este levantó a pistolazos a Yessy, llegaron al local y cada uno a lo suyo. Los mariachis cantores cantaron Las Mañanitas, fue el inicio de la gran fiesta de confraternización e iniciación para los nuevos integrantes. Yessy en la entrada chequeando que no entre ninguna cámara fotográfica, de video, ni celular, estaba irreconocible con la seriedad que le a dado los años vividos, todos entraron al local. Nadie quedó afuera, ni a los costados. Ningún sapo, ni ambulantes. Yessy tomó un celular y se dio cuenta que no estaba apagado, llamó a su compadre Luis Américo El Pera, le gustó la güevadita y llamó a Veachy al Santa; llamó a su hermanita a la Argentina y a la otra que paseaba por Sydney. - ¿Qué bacán es tener un celular?; pensó. Miró el ciento de celulares y las manos le sudaban, de sus sienes gotitas de sudor cayeron a la pantalla del celular. El corazón se le agitó, las pulsaciones pulsaban arítmicamente, sintió fiebre. El tenia deberes que cumplir y los cumplió, aceptó ciegamente los mandatos y principios que le dictó su corazón. Usó su saco como costalillo y se levantó todititos los celulares de un cocacho y desapareció en la Isla del nunca jamás.
Los Mariachis, la Guardia Civil, Guardia Nacional, los de la Policia de Investigaciones, cazadores de recompensas, servicios especiales del patrullaje de serenazgo, Servicios de Inteligencia Nacional, el Patrullero de Mi Barrio; no dieron con su paradero y la recompensa sigue en vigencia y aumenta.


- ¡Oe, me voy a la cachina de Las Malvinas, necesito un celular!
- ¡Pá qué vas tan lejos! ¡Lo que yo sé es que a las doce de la noche aparece como la cenicienta: Yessy con un pocotón de celulares, de todo tipo modelo color y a precios populares!
- ¿Y no hay roche?
- No. ¡Por siaca, yo hasta el momento no leé comprao nada de nada, ni le he pedido favores de náda, ni de lleva y trae, y ahora sácudete de mi laó, cuñao, chao! ¡Yo no te he dicho nada compadrito! ¡Ni me menciones, ón!

Trilogía de cuentoslaborales.
a) El último chambeador.
b) La chatita y el acrílico pintor.
c) El agrónomo del diablo.


Karlsruhe 2010.