¡Corrección a Comentarios!
Clásicos de Poesía infantil peruana y latinoamericana on-line
"La Escuelita" de Nicomedes Santa Cruz Gamarra.
Comentarios: "Cuando ingresé a la Gran Unidad Escolar "Alfonso Ugarte" de San Isidro en el año 1962, a Cuarto de Primaria, nos tuvimos que aprender el poema de Nicomedes Santa Cruz "A cocachos aprendí", me acuerdo que lo recité hasta el perno, cero de nota; un compañero de mi salón fue el elegido para que lo recitara en el patio central en el Día del Maestro, recuerdo con nostalgia esos lindos momentos. Pasó mucho tiempo y el poema lo escuché nuevamente en una ceremonia por el mismo motivo, Día del Maestro, con la voz inconfundible de una alumna de primer grado, mi hijita Alejandra. Lindos recuerdos. Publicado por: Nicolás León. 12/ 02/09 at 4:56".
Corrección a Comentarios.
De: Alejandra León Palma
Enviado: jueves, 11 de marzo de 2010-03-17
Para: Niky León
Papá por fin encontré el mail donde sale lo d a cocachos aprendí, ... enviado el 15 de febrero del 2009, o sea hace un huevo d tiempo jejeje ... al final están los comentarios, señalas q estaba yo en primer grado ... en realidad el concurso d poesía en el q participé recitando "A cocachos aprendí ..." pasó cuando estaba en tercer grado de primaria, no en primero, lo recuerdo bien xq mi profesora era Rebeca, no recuerdo el apellido, pero ella fue la mejor maestra q tuve en ese colegio, quien me enseño a recitarlo fue mi mami ... otros dos niños d grados mayores q yo también lo recitaron, pero por supuesto yo fui la mejor, gané el concurso!!! Premio: Un diploma. Jajaja. T kiero mucho tu hija linda bella preciosa y encantadora ... Ale
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Cyclocity - KIT
La compañía Flash Courier Far West Services Inc, de Kike Felipillo Mayo, contrató a Yor y completó el Team de jóvenes del servicio de mensajería ecológica; todos los muchachos tenían pinta de supersónicos y vertiginosos como el pintoresco Chasqui que portaban de logo. Yor no necesitó presentar curriculum, fue contratado gracias al padrinazgo del mayordomo Rosendo Huancayo que había movido sus influencias ancestrales del Perú profundo.
Sin previa entrevista a Yor lo mandaron directamente a la sección Cyclocity, entrega directa sin escalas (20 min Delivery) de los documentos sensibles y de las pequeñas paqueterías.
La compañía no ponía movilidad y los requisitos no eran muy exigentes:
1° El contratado debe maniobrar excelentemente la bicicleta con un peso no mayor de diez kilos.
2° Bicicleta de preferencia diseño doméstico o de reparto.
3° Portar equipo de protección.
Yor no tenía bicicleta, su cuñado Léni que trabaja en la mata de los fierros, tornos y aditivos encargó discretamente el pedido, previo adelanto y separación por orden de llegada. Al día siguiente la bicicleta le fue entregada con garantía - el verdadero dueño no la iba a reconocer por el cambio de color y por los adornitos que le habían puesto - para mayor seguridad, por diez soles más le incluyeron una cadena con su respectivo candado para ahuyentar a los amigos de lo ajeno y evitar el robo.
Lunes a primera hora Yor llegó con la bicicleta a la firma. En la entrada había un letrero: - “Sección Cyclocity. Presentarse con Equipo de Protección: Casco - Codera - Rodillera. Es obligatorio. No insistir”. Yor mostró la bicicleta y para hacer hora se quedó preparando café y galletitas con mantequilla para los empleados. Martes, nueve de la mañanita, él fue el primero en pasar la revisión técnica de los accesorios, presentó el mejor KIT de seguridad, orgullosamente mostró pieza por pieza: Casco, rodilleras, coderas, muñequeras, guantes. De fabrica los accesorios izquierdos venían claramente marcados con una "I" en la parte inferior de las piezas y el casco llevada en alto relieve y en otro color una gran I latina. Advertencia: El equipo de protección debe quedar ni demasiado ajustado ni demasiado apretado; modelo aceptado por la NASA.
Doce del medio día llegó la primera carta para despachar, fue la oportunidad para demostrar sus conocimientos y “no quepa la menor duda” de sus dominios ciclísticos. Salió como un potro salvaje a las doce y cinco, todos sus colegas aplaudieron para darle la confianza necesaria. Después de diez minutos Yor se presentó en la puerta de la compañía sintomáticamente silencioso, sin fuerzas, con la bicicleta doblada en cuatro sobre el hombro, todo maltratado como si le hubiera pasado un camión por encima. Raspado de pies a cabeza; ensangrentado, magullado, con las uñas rotas, completamente abollado, no quedaba nada sano; cesta, frenos, pedales, cabeza, espejos, codos, rodillas, zapatillas, baulete, candado, todo estaba descuartizado y desgarrado.
- ¿Pero que te pasó?, preguntó el jefe de la sección don Emilio Del Carbajo.
- Antes de llegar a la esquina, se me cruzó la luz roja y cuando iba a freniar el casquete se me vino pa’delante y me tapó los ojos y frenié pero me fui contra el sardinel y por cuidar la bicla me estrellé contra el arbolito y la bici se me resbaló de la mano y salió volando pal’otro la’o y un miónca le pasó encima, y no paró el desgraciado. !Y todo esto es una cojudez! Puro adorno. No sirve.
- ¡Oye, cacaseno, tienes todo el equipo de seguridad en el lugar equivocado!
- ¡No! !No es eso!
- ¡Esas íes son de izquierda!
- ¿Cómo, no es de ígual?
Adiós chamba, adiós bicicleta.
Sin previa entrevista a Yor lo mandaron directamente a la sección Cyclocity, entrega directa sin escalas (20 min Delivery) de los documentos sensibles y de las pequeñas paqueterías.
La compañía no ponía movilidad y los requisitos no eran muy exigentes:
1° El contratado debe maniobrar excelentemente la bicicleta con un peso no mayor de diez kilos.
2° Bicicleta de preferencia diseño doméstico o de reparto.
3° Portar equipo de protección.
Yor no tenía bicicleta, su cuñado Léni que trabaja en la mata de los fierros, tornos y aditivos encargó discretamente el pedido, previo adelanto y separación por orden de llegada. Al día siguiente la bicicleta le fue entregada con garantía - el verdadero dueño no la iba a reconocer por el cambio de color y por los adornitos que le habían puesto - para mayor seguridad, por diez soles más le incluyeron una cadena con su respectivo candado para ahuyentar a los amigos de lo ajeno y evitar el robo.
Lunes a primera hora Yor llegó con la bicicleta a la firma. En la entrada había un letrero: - “Sección Cyclocity. Presentarse con Equipo de Protección: Casco - Codera - Rodillera. Es obligatorio. No insistir”. Yor mostró la bicicleta y para hacer hora se quedó preparando café y galletitas con mantequilla para los empleados. Martes, nueve de la mañanita, él fue el primero en pasar la revisión técnica de los accesorios, presentó el mejor KIT de seguridad, orgullosamente mostró pieza por pieza: Casco, rodilleras, coderas, muñequeras, guantes. De fabrica los accesorios izquierdos venían claramente marcados con una "I" en la parte inferior de las piezas y el casco llevada en alto relieve y en otro color una gran I latina. Advertencia: El equipo de protección debe quedar ni demasiado ajustado ni demasiado apretado; modelo aceptado por la NASA.
Doce del medio día llegó la primera carta para despachar, fue la oportunidad para demostrar sus conocimientos y “no quepa la menor duda” de sus dominios ciclísticos. Salió como un potro salvaje a las doce y cinco, todos sus colegas aplaudieron para darle la confianza necesaria. Después de diez minutos Yor se presentó en la puerta de la compañía sintomáticamente silencioso, sin fuerzas, con la bicicleta doblada en cuatro sobre el hombro, todo maltratado como si le hubiera pasado un camión por encima. Raspado de pies a cabeza; ensangrentado, magullado, con las uñas rotas, completamente abollado, no quedaba nada sano; cesta, frenos, pedales, cabeza, espejos, codos, rodillas, zapatillas, baulete, candado, todo estaba descuartizado y desgarrado.
- ¿Pero que te pasó?, preguntó el jefe de la sección don Emilio Del Carbajo.
- Antes de llegar a la esquina, se me cruzó la luz roja y cuando iba a freniar el casquete se me vino pa’delante y me tapó los ojos y frenié pero me fui contra el sardinel y por cuidar la bicla me estrellé contra el arbolito y la bici se me resbaló de la mano y salió volando pal’otro la’o y un miónca le pasó encima, y no paró el desgraciado. !Y todo esto es una cojudez! Puro adorno. No sirve.
- ¡Oye, cacaseno, tienes todo el equipo de seguridad en el lugar equivocado!
- ¡No! !No es eso!
- ¡Esas íes son de izquierda!
- ¿Cómo, no es de ígual?
Adiós chamba, adiós bicicleta.
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