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MALA LECHE de NDLeón.

MALA LECHE de NDLeón.

Pido permiso señores, este poema coloquial y sus versos 
son los cantares de los trovadores y juglares notables de 
La Esquina de La Oficina… cuando algo anda mal.




MALA LECHE

"El Reino de Dios está en el hombre". San Lucas 17, 20-25

“Yo, te recibo a ti y prometo amarte, cuidarte, respetarte, darte mi corazón, 
y serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud 
y en la enfermedad, todos los días de mi vida”. Así sea.

Cuando llegaste al barrio y nos presentaron, yo dude, me dije -parece un ser humano casi decente- nos abrazamos y te extendí la mano. El tiempo carcomió mis dudas, tu proceder me dio la razón, eres el típico hombrecillo escaso de valores, de decencia y de sensibilidad. Verdaderamente eres una cosa que no encuentro la exacta definición. ¿Sabes lo que es educación? Se te ayudó, y bastante. Confiamos en ti. Pero, a la distancia quebraste los lazos de amistad. Adiós respeto, adiós moral, te compórtate como un animal irracional, con el perdón del noble animal.

Llamaste pocilga a la casa que te cobijo. En la que no colaboraste ni pusiste ni un sol, ni un centavo, nada. Gorreaste agua, luz y calor. No arreglaste nada de nada, solo jodiste, malograste los enseres, la tranquilidad y las buenas costumbres de los seres. Viviste gratis años de años, nadie te podía decir nada, por cualquier cosita te avinagrabas, te resentías. Carajo, eres muy susceptible a las miradas. En vez de agradecer el buen trato, bramaste. Tu agradecimiento fue largarte. Y a tu paso de energúmeno faltaste el respeto a tirios y troyanos. Saliste del dulce hogar rompiendo teléfonos, móviles, adornos y vitrales y no paraste hasta la comisaria manifestando falsas denuncias y serias mentiras. Horror, te habíamos agraviado. Que basura.  Abandonaste, hijos, esposa, abuelita y mascotitas. Para sentirte macho regateaste las miserables pesetas para el alimento y sustento de las criaturas. Cada año tienes el mismo libreto -que no tienes dinero, que no te han pagado, que te robado- pero te compras huevadas y te crees la cagada. ¿Cuándo pagaras las matriculas del año escolar? ¿Cuándo devolverás los préstamos, las deudas? ¿Cuándo cumplirás una promesa? Y para colmo, te sobra la flema de exigir la libreta con buenas notas azules y diplomas. Para la foto del recuerdo en las actuaciones del día central por el Día del Padre eres el jovencito de la película, Acomodas tus ociosas asentaderas en primera fila y sonríes hipócritamente con esmero. ¡Qué ejemplo de padre, Dios Mío!

De lejos con tu irascible trato de ignorante rumiante, con ademanes coléricos, voz prepotente tratas de imponer sumisión. Quieres poner condición desde tu celular o de alguna trafa conexión. Pobre basura, mediocre, mentiroso, machista, cobarde, maricón. Te acuerdas que destrozaste la puerta de caoba color marrón con un sofero patadón. Llegaste protegido con matones cómplices compinches y gente del montón. Acuérdate, esa puerta de madera que nunca la arreglaste, ni pagaste los daños y perjuicios, Al contrario, te regocijaste como un gran ganador, bravo y altanero, siempre al costado de un amigo malero. Cobarde de mierda, traidor. Bosta repugnante. Que mala leche fue conocerte.

Teatrero de pacotilla, te haces la víctima, la mosca muerta, la santa paloma… pero para tu mal yo te vi y no podrás mentir. Haces tú calvario desde la vereda del frente, silbas, te azotas mentalmente. Cucaracha pestilente por si acaso yo cargo mi repelente. Sabes, eres la comidilla por idiota y ladilla. Vienes a joder en las noches frías malogrando la cena de cada día. ¡Carajo jodes noche y día! Gritas lastimeramente dando pena- ¡Tú padre no quiere que vea a mis hijos! –te quejas ante tu señora esposa, lloriqueando con falsas lágrimas como buen rastrero y fulero.

Ahora pagas un cuartucho, tragas agachado  menú de carretilla, vives en el poto del mundo. Te explotan –dices- pero que quieres si no tienes instrucción menos un cartón. Mi último consejo, casado casa quiere. Pero a tu estrecho cerebro y a tus bolsillos le falta drilo. No tienes neuronas, ni sencillo.

Y con esta me despido y quiera Dios que con su magnánima omnipotencia no te me cruces en el camino, pues, yo miro de frente un mejor destino.

Nicolás Daniel León Cadenillas
Lima, junio, 2016.

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