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Oe, no me la peles. NDLeón.

Oe, no me la peles. NDLeón.
Diálogo irreverente entre dos artistas de la pichanga urbana. Juntos pero no revueltos, cara a cara, Judas, el marquezazo, frente a Manuelito, el sullanero.

Después de la visita de la señora muerte por el barrio, pasaron lentamente cinco semanas. La comarca seguía acongojada, el velo gris del cielo cubría el doloroso dolor, la triste tristeza y las lágrimas húmedas y secas.

El finado, David Salomón, sorprendió con su muerte y con el entierro se generó un ambiente de duda y desconfianza por la herencia y repartición. Como siempre nadie decía nada a viva voz en la villa del señor pero el cuchicheo cada día era mayor.

El llanto era latente entre los aldeanos. El maleteo era el pan de cada día entre los caballeros, nobles y cortesanos. Con recibos y facturas fraguadas se realizó la misa del mes con invitaciones a dedo selectivo. Hubo explicaciones al aire. Que, el difunto no tenía donde caerse muerto pero se murió. Que, gracias a Dios enterrado y sacramentado está. Que, solo había monedas guardadas en latitas de lata oxidada.

La codicia, la pendejada y la angurria de los protagonistas invitó a malos entendidos, a pleitos y estos se degeneraron en inverosímiles discusiones entre los rancios señorones del conventillo de la plaza mayor.


Nicolás León.
"XIII Encuentro Nacional e Internacional de Escritores".
Ciudad de Chulucanas, Capital del Distrito de Chulucanas.
Provincia de Morropón - Departamento de Piura - PERÚ.

Fotografía: Ana María Santana.



- Oye, Manuelito.
- Mande, Marqués.
- Manuelito te acuerdas de las monedas que yo tenía que entregar a la huerfanita Petipan. Primero me acompañaste a sacar una merca de la Empresa Cannabis-Bus de Cajamarca que mi chef Zúñape me mandaba en encomienda de bajada…
- ¿De bajada? A mí no me cuentes nada, esa es tu habilidá…
- Escucha pe, cuando estábamos viniendo para entregarle su parte a la Petipan me dijiste –Me están llamaaando de Spooorting Cristaaal, me voooy- te bajaste del coche. Entonces yo solito, caballero nomas, fui’onde la Petipan, puse mi mejor cara de luto que pude. -Hola hijita, mira estas son las alcancillas de tu señor padre, lástima que ya no está acá ¿no? Así es la vida pe, uno nace, se crece y se muere y nos vamos con las manos vacías. Es una lástima, no. Toma, es lo que quedó de la herencia de tu padre, 400 monedas…- ¡Carajo! La Petipan me miró con desconfianza, se le desencajó la máscara, en vez de agradecerme, me cuadró  –¿Tío, sabes qué? Me han dicho que las monedas de las arcas de mi difunto padre alcanzaba un total de 1200 monedas de plata y tú me estás dando la cuarta parte, las latas están vacías-. Manuelito, no quiero que pienses mal pero sobre el pucho llamé a tu mujer.
- ¿Aló?... Hola, soy el Marqués… Hola, Sissi… mira, por tu culpa tengo problemas… te has ido de boca… qué tienes tú que decir que había 1200 monedas… la Petipan me ha dicho que le han dicho que tú has dicho lo que yo te he dicho… aló… ¿Aló?…- Manuelito tu mujer me dejó con el fono colgado, la pausa me pareció más larga que pedo de culebra. Hasta que por fin respondió tu mujercita.
– ¿Qué? Por mi patroncita la Virgencita Nuestra Señora de las Mercedes yo no he dicho nada de nada. No me pongas palabras en mi boca. No sé de qué hablas- respondió la Sissí.
- ¿Entonces quien ha ido con el cuento? Tú eres la única persona que estaba ahí cuando nosotros contábamos las monedas.
- ¿Yo? Yo estaba cocinando mi cachemita encebollada para mis nietitos. ¿Tu esposa no se habrá embolsicado un tantito? Con tremenda cartera que siempre lleva encima. Pregúntale a ella y no me jorobes la pita.
- Ella, mi esposa, es correcta, decente y honrada.
- Ja ja ja, no me hagas reír que se me cae la braga.

Manuelito, más conocido como El Sullanero, antes de decir palabra alguna, pensó, “el que cierra sus labios es un hombre de entendimiento”. Pero al instante pateó el tablero de la decencia y mandó al tacho su santa paciencia. No aguantó pulgas, respondió en prima.

- ¡Oe, Marquezazo, tú eres cojú o te han cachao de chiquito¡ ¡Áyala mierda, usté'tá que me ofiende, usté no tiene porqué llamar a mi mujer! Si son treinta monedas o más ese tu problema, resuelve tu problema tú solo y no jodas a los demás. Tú y tu mujer están refataaaal.
- ¿Pero… la Petipan, cómo sabe de la cantidad exacta de las monedas?
- Porque las paredes tienen ojo y oídos. Porque la amante y confidente del difunto que está muerto vio a tu ñora con su inseparable carterota. La señora Sarah Sarita Bernhardt los vio a ustedes dos por la ventanita silenciosa, triste y desolada que llora por el compañero que se fue dintro del cajón y llena de fe espera la resucitada del cuerpo y alma del que fue Don David Salomón.
- Pero nosotros no hemos tocado nada. No hemos robado nada. Nada nos hemos levantado.
- Eso es lo que ustedes dicen pero la señora Sarita dice todo lo contrario. Por mi parte yo no sé ni me interesa. Eeese es tu problema.
- ¿Y de dónde sabe la Petipan que ha fin de mes le tocaba el pandero a su papá?- preguntó la terrorífica Dama de Olluco, la esposa del Marquezazo.
- Todo el mundo sabe que el último número del pandero le tocaba a David Salomón, todos esperaban el invite de los rones con querosén y aspiraciones.
- Pero Manuelito, nadie sabe como es mi pandero, ni a quien le toca, ni cuando voy a pagar. Todo está anotado en mi cuaderno. ¿No sé porqué le han dicho eso a la Petipan?- la muy ingenua mujer fatal, la Olluco, volvió a preguntar.
- ¿Pero era o no era el último número?
- Sí, claro, pero no se lo iba a dar porque yo sabía que se lo iba a gastar con esa chusma.
- ¡Olluco, a mi me interesa un comino lo que ustedes hagan, hayan hecho o lo que van hacer! Yo estoy libre de pecado ¡Puedo tirar la primera piedra, ahorita! ¡No me interesa náa! ¡Chiii, no me la repeles por favor!
- Con las habladurías de tu señora, de la señora Sarita y tú silencio cómplice. Si, cómplice porque no defiendes a mi consorte, todos joden al Marqués, dicen que es un estafador, un embaucador.
- ¿Quién ha dicho eso? Tú lo estás diciendo, nadie ha hablado mal del marqués.
- Yo solo te estoy advirtiendo. Porque están hablando que yo me he levantado fajos de billetes, talegas de sencillo, de dólares, un reloj pulsera de oro, una libra de plata, los dados de la buena suerte, las bolitas lecherongas, un juego de monopolio, un ciento de CDs de video porno sadomasoquista. ¿Cómo quedo yo y mi marido?
- No me interesa… no me interesa… pa'adefesiero yo nooo.
- ¿Otra cosa, tú sabes que yo siempre viajo?- aclaró el cabezudo marquezazo.
- ¡Carajo! ¡Anda que te cache un burro! No me interesa si viajas o no. Por milésima vez te repito, no me interesa. ¿Marqués, qué te paaaasa? ¿No entieeeendes? ¡No me intereeeesa un comino lo que digas o lo que hablan!
- ¡Pero escucha pe, yo viajo con mi plata!
- Y a mí que mierda que viajes con tu plata o con la del vecino. Yo no viajo.
- Es que están chorreando un chisme que yo me he estado tirando la plata del muerto. El muerto no ha tenido plata menos plata guardada en mi casa. ¿Tú sabes bien eso no?
- Para mi novedáaaa, yo no sé naaaada… yo solo sé que nuestro muertito, mi pata David Salomón que en paz descanse y de Dios goce, antes de morir me dijo que tú le tenías una arrugaaasa, un guardaooo y varias arruguiiiitas, y que lo habías mecido a tu regalada gana, su última voluntad fue que le entregues el billete del pandero y de la junta, las joyas, la lavadora que compró al cash; todo le entregues a su heredera… sonrió… me miró, respiró profundo y estiró la pata… saqué una sábana limpia, lo tapé y nada más. Eso es todo. Más no sé.
- Pero esa lavadora la compró con mi plata, yo le presté el dinero- interrumpió la Olluco.
- No me interesa. Mira de tu panza has un tambor y de tu culo un silbador. Yo vivo de mi trabajo.
- A mí también me deben -gritó aclarando a su conveniencia el Marquezazo- yo he pagado todo; el féretro, la capilla ardiente, el nicho, la carroza, los arreglos florales, el velatorio, las flores, el sepelio, el traslado, la movilidá. No pedí un real. La fámily del occiso solo me han mandao doscientos dólares de Manjátan.
- ¿Chiii, cuánto te ha costao el difuuunto?
- ¡Siete Mil Setecientos Setenta y Siete con 00/100 Monedas de Plata!
- ¿Guaaa, pucta’tá carisisísimo?
- Fue un entierro de primera, pe -se vanaglorió el rancio marqués.
- ¡Erda ereees bien mentirozasooooo!


El autor, Nicolás León, con el maestro
FERNANDO BARRANZUELA ZEVALLOS,
Importante autor de cumananas y décimas de Piura, oriundo de Yapatera,

Comunidad afroperuana del norte del país. 
Fotografía: Armando Arteaga.


Después de tantos líos, dimes y diretes, chismes de comadres; golpes bajos, golpes a mansalva, golpes a traición. Alguien tenía que pagar pato. En la comarca nada volvió a ser igual. El susodicho que agarró la mejor tajada de león en la repartición siguió mintiendo a discreción. En cada rincón y en la esquina de La Oficina aprovechaba cada conversación para dar explicación y acomodar los hechos a su cuestionada razón de la sinrazón.

Nicolás D. León Cadenillas.
Lima, 2015

El premio. NDLeón

El premio. NDLeón

Fragmento del cuento "Mi Gran Unidad Escolar".
Publicado en el libro: "Cuentos breves para mi nieto" 
de Nicolás D. León Cadenillas.

Unos días antes del Mes Morado, Mes de Nuestro Patrono, habían colocado en el Periódico Mural de Primaria un aviso para todos los primariosos, no era de carácter obligatorio, pero yo lo sentía así, se trataba de un concurso de cometas; toda una semana de fiestas y homenajes al Señor de los Milagros, y como fin de fiesta, premiación a los campeones de fútbol y básquet inter-aulas y otras disciplinas. Y en primaria, el concurso de cometas.



Una vez en casa le dije a mi papito que quería concursar, que necesitaba un sencillo para comprar los materiales.

- ¿Qué? ¿Es obligatorio ese concurso?
- ¡No!, el que quiere concursa, yo quiero concursar.
- En el colegio también quieres seguir jugando, el colegio es para estudiar, primero es el estudio, el estudio es la base de todas las materias. "¡El que estudia triunfa!".
- Pero es sólo para el sábado, un ratito nada más. Después vengo y hago mis tareas, esta semana estamos de fiesta, no hay deberes.
- Si no hay deberes aprovecha en estudiar. Lee tus libros.
- Si, ya, papá, además cómo voy a llevar la cometa.

Al día siguiente cuando salí del colegio me fui a la carpintería de mi tío Totti.

- ¡Tío Totti! ¡Hola! ¿Mi tío Sancho? Quiero hablar con él.
- ¿Te han dado permiso para venir por acá?
- Estoy de paso, me estoy yendo a mi casa. Quiero hablar con mi tío Sancho.
- Adentro está, pasa.
- ¡Tío Sancho!
- ¿Qué pasa?
- Tío, hola, tío hay un concurso de cometas en el colegio y yo quiero concursar...
- Bueno, trae los materiales y yo te ayudo...
- Mi papá no quiere que concurse, quiere que estudie, que lea mis libros pero yo quiero concursar.
- ¡Ajá! Así es la cosa. Bien. Vente mañana, yo voy a comprar los materiales, tú haces la cometa, si necesitas ayuda, yo te dirijo.
- Ya tío, tío pero que mi papá no se entere.
- No se va a enterar, sobrino. Somos manto morado. ¿Qué cometa quieres hacer?

Sonriendo, lleno de júbilo, con suma alegría, dije:

- ¡Pava Cantora!
- ¡Ajá! Si la haces bien te invito una gaseosa con tu budín.
- Ya tío, chao, vengo mañana.

Al día siguiente mi tío Sancho me esperaba con los materiales, había comprado papeles de colores, morado y blanco, y me había limpiado un espacio en el piso para que pueda hacer mi “Pava”, le gorreé goma a mi tío Totti, y le pedí retazos de tela a mi tío Lolo, me salió regalando unos bibidíes viejos y una camisa que ya no usaba para hacer la cola. Cuando acabé los tres Gatos me aplaudieron y felicitaron. Mi tío Sancho me llevó a comer budín con gaseosita al chino de la esquina.

- ¿Y ahora cómo vas hacer para llevártela?
- No puedo llevármela, el sábado vengo tempranito y de acá me voy al colegio.
- ¡Ayyyy! Me había olvidado. Muy bien, sobrino. No te preocupes. Acá te la guardamos.

El día sábado, del callejón hasta el cole me fui caminando. En el colegio había como cincuenta concursantes, con la ayuda de dos amiguitos puse los tirantes a la cometa, uno la llevaba para tomar impulso y el otro cargaba el pabilo, el trome del manejo era yo. Al principio teníamos problemas faltaba peso en la cola, nos sacamos las corbatas y las amarramos, quedó perfecto. Había que esperar a los profes del jurado. Nos turnábamos para volar el juguete. Cuando los profesores se acercaron donde estábamos instalados los concursantes, todo era un meollo de nervios. Comenzaron a tomar nota, nombres de los modelos, hasta que se acercaron a nosotros.

- ¿Qué modelo es esta cometa?
- ¡Pava Cantora!
- ¿Por qué Pava Cantora?
- ¡No ve que está cantando! Es la única que hace bulla con sus flecos.
- ¿Cómo te llamas?
- ¡Wigiberto Tolentino! ¡Cuarto C!
- Está bonita tu cometa ¿Quién te la hizo? ¿Dónde la compraron?
- Yo la he hecho en la carpintería de mis tíos Totti y Sancho. Si quiere le doy la dirección para que vea y pregunte.
- Te creo. Eso es todo. Hasta el lunes.
- Hasta el lunes, señor profesor.

Mis amigos estaban más contentos que yo. Yo me preguntaba, y ahora ¿qué hago con la cometa? Con cometa y todo me regresé al taller, se la entregué a mis tíos para mis primos.

- ¿Y cómo te fue?
- Me han anotado pero el lunes dan los resultados. No creían que yo la había hecho.
- Usted es un campeón, sobrinito. Ahora a tu casa volando.

Llegó el lunes y en plena formación de las ocho de la mañana comenzaron a entregar los trofeos y medallas a los ganadores de los campeonatos de declamación, lectura, poesía, matemáticas, dibujo, fútbol, fulbito y básquet, a los últimos en nombrar fueron a los concursantes de las cometas. Llamaron al tercer puesto, yo sudaba; al segundo puesto, me puse nervioso; mis amigos comenzaron a decir que yo me llevaba el primer puesto, abrí lo ojos para escuchar mejor.

- ¡Primer Puesto! Para la "Pava Cantora" del Cuarto C, alumno Tolentino, Wigiberto.

Mis dos amiguitos que me habían ayudado saltaron de alegría, yo estaba tan alegre que me quede petrificado. De un grito me llamaron al estrado, subí orgulloso, el Director me esperaba de pie y con aplausos. Me estrecho la mano, saludé a mi profesor de aula, y levantando el brazo saludé a todos los presentes. ¡El Primer Puesto! El premio no fue ningún trofeo, ni medalla, ni algo que se pareciera, fue un libro.

- “En nombre de la Dirección de Primaria y del Personal Docente, hago entrega el Premio del Primer Puesto en el Concurso de Cometas, al alumno del 4° C, Tolentino, Wigiberto, premio que consiste en un libro sobre el Departamento de Arequipa. Aplausos al Campeón”.

- ¡Un libro! Todo el esfuerzo, fastidiar a mis tíos, jugar a las escondidas con mi papá para que no me vea, ni se entere, cargar con la cometa para arriba y para abajo, para un libro. ¿Qué iba a hacer con un libro? Fue debut y despedida. Al próximo año no concursé en nada.

Nicolás D. León Cadenillas.
D - Karlsruhe, Oktober, 2008.