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Un diamante de quilates en el Dasso. NDLeón.

UN DIAMANTE DE QUILATES EN EL DASSO. NDLeón

Nombres, chaplines y gratos recuerdos.

Agradezco a mis hermanos por todos los datos super bien dateados. Especialmente a Yuri, gestor de esta crónica, también agradezco a la muchachada de los años 60 por sus precisos recuerdos y colaboración para compaginar la siguiente remembranza beisbolera.

La iniciación, preparación y enseñanza había llegado a su fin. Ni vuelta que darle al peluquín. Un par de disciplinados meses en nuestras vacaciones de verano fueron suficientes para aprender a jugar como los buenos y profesionales de las Grandes Ligas de New York. El juego era bastante parecido al juego de la «canga» pero en vez de palito pequeñito era un pelotita y el palo grande de escoba fue reemplazado por un bonito palo de nombre «bate» que servía para batear. Por curioso, raro y extraño que parezca en nuestro queridísimo Parque Miguel Dasso también jugamos «Béisbol», y para variar ganamos como siempre para no perder la costumbre de buenos con «Bé» de Balconcillo City del Distrito de La Victoria.

La leyenda empezó un día de verano cuando un par de grandotototes larguirunchos de nuestra Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe llegaron a nuestro querido Parque Miguel Dasso y nos metieron letra en nombre de Jesús, María y José, para enseñarnos a jugar basquetbol, béisbol, karate y judo. En mancha escogimos béisbol, sencillamente por una razón, las clases y el jueguito sería en nuestro rico Dasso.

El par de seminaristas canadienses de Canadá de la troupe de la Orden de los Padres Maryknoll habían sido deportistas calificados en su país de origen, dejaron la profesión y se metieron a servir a Dios como misioneros-seminaristas. En dos años de servicio apostólico en nuestro barrio habían sacado un buen número de jugadores de básquet, algunos karatecas y varios equipitos de béisbol, todos alumnos de los Colegios Parroquiales del barrunto. Ampliando sus redes llegaron a nuestro córner. En un día miércoles nos metieron un palabreo celestial y cuando llegó el día sábado, nos esperaban en el centro del parque con un bate, dos guantes y una pelotita de cuero. Tenían bajo el brazo una pizarra y un cronograma bien elaborado con la gracia de Papalindo.

Rezamos el Padre Nuestro e inmediatamente al toque empezaron con la práctica y explicación de las reglas y trampas para dominar el juego. Marcamos las áreas de los campos; campo interno y campo de afuera; y así apareció el área cuadrangular, lo que sería nuestro Diamante beisbolero. La Base del Receptor estaba frente a la Quinta de Alex... ; inmueble donde más tarde nació uno de los más grandes y terrible palomilla de ventana, Alfred Alejo Isaac «El Cholo Coyote» Martínez Cafiolo, que juntito con sus amiguitos; pájaros fruteros y pirañitas; alegrarían el barrio, la tienda de Don Pancho y el Mercadito De Las Américas: «El Pequitas», «Harold Le Pof», «Quique Culón», «Caballito Erick»«Alex Agarra Huevo», «El Chato Marcos», «El Naja Naja»«Iván Cavero», «El Ganso Marco», «El Loquito Carlos»; etc.

- Ustedes tress van al fondo de jardineros.
- ¿Qué jardineros? No hay ni una yerbita y este güevón…
- No decir esa palabra, please…
- ¡Bestia, jardinero es como decir defensa, volante, delantero! ¡Cárgg! ¡Más respeto con el gringo, zonzonazazos, el que jode se caga conmigo!
- ¡Tú callar boca! Son nueve players for Team en el Diamante, otros esperar turno…


José Calderón y Nicolás León en la Av. De las Américas Cdra 7.

Al principio éramos un montononón de mocosos de todas las cuadras, a la siguiente semana fuimos menos, dos fines de semanas más y quedamos los mismos inquilinos de siempre: Los hermanos Chao Wong: Roberto Carlos «Cálo», Danny Daniel «Cañita»y Víctor Hugo; los hermanos Noriega García: Oscar Francisco «Paco» y Eduardo José «Pavo»; los hermanos León Cadenillas: Pedro Alberto «Perico» y Nicolás Daniel «Niky»; los hermanos Inope Castillo: Enrique Toribio «Kike», Humberto Jesús «Pato», Carlos Doroteo «El Chino», Walter Atilio; los hermanos Palomino Capcha: Luis Anastasio «Lucho», Eduardo Pietro «La Negra» y Carlos Simplicio «Tamborcito»; Carlos Ruperto «Carlitos» Cachay; Antonio Martín «Tato» Cayetano Ureta; Mario Guadalupe «Marito» Orihuela Bravo; Silvano Pio «Plata No» Santos Silva; Florián Diego; y la memoria me falla, no sé quiénes más. Formamos dos equipos y dale que te dale aprendimos la lección.

Nuestro promedio de edad fue 12 años. Hugo Chao era el mayor con 14 años; Kike y Marito, 13 años; Lucho, Paco y yo, 12 años; y creo que Walter Inope y no sé quién más eran los Benjamines con 9 añitos tirando para 10; y de mascota, Carlitos Benito «Pablo Mármol» Noriega García con 5 añitos.

Los enviados técnicos instructores como fin de curso nos prometieron que traerían un equipo adversario para hacer el partido de graduación. Aceptamos. Cuando se nos acababan las vacaciones y lo prometido es deuda, fijamos el día del encuentro, volvimos a limpiar el campo de juego de las pocas piedras que quedaban en el área de juego y en el resto del parque.

Babe Ruth, el legendario jugador de los Yanquis de Nueva York.

En el quiosco de revistas y periódicos de segunda mano encontré un chiste con la biografía de Babe Ruth, el mejor jugador de los Yankees de New York. Sin que nadie se dé cuenta pedí 'emprestada' la revista y la llevé al grupo. Nos iluminó en ideas y tratamos de copiar alguito. Como no teníamos uniforme de beisboleros nos pusimos de acuerdo para utilizar nuestros polos blancos de educación física y nos confeccionamos nuestros pantalones cortos a punte tijeretazos. Nos conseguimos guantes de variados materiales, yo agarré unos guantes largos de cuero de soldadura autógena.

El Reverendo Padre Párroco Promotor Thomas Garrithy en una de las Misas de seis anunció el encuentro tirando cohetes a su equipo Mariano Guadalupano y por nuestro lado en el Edificio Mayor del Dasso, la señora Irma García de Noriega, conjuntamente con sus hermanas, primas, su hijita Ana María, sobrinas, madre, abuela y bisabuela; bajo la incrédula mirada de su hermoso fino pastor alemán (a) «Rin Tin Tin»; rezaban un larguísimo Rosario de Coronas de Rosas y alababan a la Santísima Virgen de las Mercedes -Patrona de los Reclusos- para que el equipo de sus hijitos engreídos, Paco y Eduardo, se levante la Hostia Sacramentada del triunfo.

El equipo visitante; conformado por los alumnos de «Nuestra Señora de Guadalupe» y «Reina de las Américas», los Centros Educativos de la Parroquia; llegó bien uniformado, cada jugador portaba su bate, su guante y su pelota original y el receptor lucía todos sus accesorios requeridos: casco, peto, careta. Entre sus jugadores estaban los pituquitos del barrio, amigos y vecinos: Edwin Rolando «La Ruperta» Cárdenas Cangalaya; Genaro Ambrosio «Lorenzo» Serra Piscoya; Isaías Anfiloquio «Puente Roto» Serra Capone; entre otros.

Entre el público se notaba la presencia de los señores vecinos del Parque y algunos papás. Don Hugo Duarte Revollé, Don Eduardo Noriega, Don Mario Canuto «Menestrón» Villanueva Branda; Manuel «Mañucón» Torrejón; Don Alberto y sus hijos Alberto «Tito» y Oscar «Semilla» Puma Echevarría; Luis «Lucho» y Fernando «La Bruja» Puma Crisóstomo. Jóvenes grandes, jovencitos y chiquitos: Enrique «Chamaco» Dongo; Jesús Cariga; Iván y Jaime Federico «Freddy» Lobatón Heredia; Francisco «Pancho» Tamayo; Dante Hernán Melo Salinas; José «Chihuahua» Calderón; Guillermo «Beto» Hurtado; Tarcila, Alberto y Ernesto Peña Aguayo. Y junto al selecto público se sentaron los expirañitas, profesionales en Torno, Cachina y Caña: Leonel «El Chavo» Siles; «El Cholo Manolo» y «Buriván» Vilela; JóCe «Sambo» Cáceres.

Los invitados comenzaron el «ataque» es decir a batear, y rapidito sus jugadores nos llenaron de puntos el tablero. En una bola dentro de la zona de Cañita, el flaquito puso incorrectamente el guante para atrapar la pelota –-con la palma mirando al cielo- esta le rebotó y le cayó en plena jeta que se la dejó como una «Yuquita frita». Lloró un ratito y siguió jugando.

Por fin nos tocó batear a nosotros. El primero que empezó la rueda fue el Pavo Eduardo, falló en la primera, en la segunda y en la tercera sin pescar la bola se entornilló en la tierra. El primero la malogró y los otros tres, igual. Me tocó a mí, con mis cuatro ojos no podía fallar, según la humilde opinión del Sacristán, yo era bueno por no decir excelente, y en el primer lanzamiento metí un batazo bueno, corriendo hasta la tercera base, suerte que al jardinero se le escapó la bola porque si no otra sería la historia. Le tocó el turno a Kike Inope, se acomodó los lentes, bateó hasta las güevas, y salió corriendo como correcaminos, el piccher pasó la bola para que lo eliminen en prima, al jugador de la primera base se le chorreó la bola; Kikito siguió corriendo a la tercera base, otra vez pifian la bola los profesionales, se les escurre la bola entre las piernas, se tocaron de nervios; Kike con sus pulmones de gato pal'gato siguió corriendo como carterista del barrio y como en las películas de acción se metió un arrastrón de pies a cabeza y tocó la base cuatro dejando en ficha a los contrarios y boquiabiertos a todititos nosotros, después de la sorpresota saltamos de alegría. El más fulero del equipo había hecho la mejor jugada hasta ese momento ganando valiosos puntos de oro. Siguió el partido con más ímpetu por parte de nosotros. Cada uno demostraba su valía y tesón.

Lucho Palomino con su tamañito de Super Ratón se convirtió en un verdadero gladiador cada vez que agarró el bate, derrochando vergüenza deportiva y heroico sudor.
Paco Noriega como buen arquero de fútbol sacó a relucir sus milimétricos buenos reflejos de Lince urbano.
Pavo Noriega, por algo le decíamos Pavo, se consiguió unas medias rojas larguísimas y con un chiquititito short azul parecía Supermán, con el calzoncillo encima.
Perico León, renegaba hasta con su sombra, no aflojó en los momentos difíciles, un As a carta cabal.
Pato Inope, coraje, fuerza y poder al máximo, 100% concentradísimo y super efectivo.
Yo, Niky León, heredero de las antiguas tradiciones de la legendaria Orden Rosacruz, aposté por el rotundo triunfo. En mi corazón flameaba la Rosa Roja y como buen guerrero angelical empuñé la Cruz Dorada como espada de caballero medieval para sacarles la ñoña y dar cruel exterminio al bando contrario, matando despiadadamente uno por uno a mis adversarios en la misma forma y brillante estilo de Santiago Matamoros, el peregrino de Compostela.

El partido se fue caldeando cada vez más, y nosotros poquito a poco fuimos recuperando espacio, sumando puntos, alcanzando en el marcador a las estrellas invitadas. Hugo Chao Wong de lejos el mejor jugador de nuestro equipo, cada batazo que metía casi siempre era cuatro bases es decir Home Run. Conforme avanzaba el partido se convirtió en nuestro mánager, líder del equipo y estratega, en nuestro director técnico.

Diagrama del campo de béisbol del Parque Miguel Dasso.
Urb. Balconcillo - Distrito de La Victoria.


El partido no podía terminar en empate, esto nos obligó a continuar con entradas adicionales hasta lograr el desempate. Y por cosas de los designios amorosos del Dios Padre Todopoderoso me cuadraron de Jardinero Derecho. Yo no sé cómo llegué ahí porque el jardinero derecho tiene que ser veloz, capturar las pelotas en pleno vuelo y lanzarlas hasta los guantes de las bases con fuerza y puntería. Le tocó el turno a uno de los más bravos contrarios, al hijo de Reverendo Padre Carlos Sandoval Landázuri conocido como «Hijo'écura». Metió un batazo como los dioses, y yo como buen jardinero del Edén de Dios le intercepté la bola en el aire, rebotó con fuerza hacia arriba, al embolsarla se me escapó la condenada saliendo disparada para un costado, se me caía por otro lado, la levanté con un golpecito con la palma derecha y con una zambullida angelical logré atraparla definitivamente malográndoles el Home Run ganador.

¡Ganamos!  Ganamos y el resto es historia en el histórico Parque Miguel Dasso.

Nuestros rivales se fueron por donde vinieron pero esta vez en silencio y cabizbajos. En ese momento nos sentimos como los «Los Bombarderos del Bronx». Cómo explicar la emoción, me faltan las palabras, las letras y papel. Después de tanta extrema fogosidad psicocorporal llegó el apacible sosiego espiritual y la Paz. Nos quedamos en el centro del diamante en calma, y para sorpresa de todos nosotros, «El Chinito Inope» con su carita de avezado gato sinvergüenza sacó de sus bolsillos, un bate, un guante profesional y una bola reglamentaría y genuina –Esto es nuestro justo premio- nos dijo-. De casualidad se le habían quedado pegadas en las uñas.

Seguimos jugando béisbol hasta donde la pelotita duró; el bate todo desportillado terminó hecho leña y tranca en algún portón. Y como en las mejores historias con final feliz regresamos con nuestra lecheronga pelota de fútbol de cuero puro de 32 paños, nuestra engreída que tantas alegrías y aventuras nos dio de niños y de jóvenes.


Niky León, 50 años después en el mismo lugar de los hechos.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS

Karlsruhe, Octubre, 2012

El agrónomo del diablo (666). NDLeón

El agrónomo del diablo (666). NDLeón.
Para mi querido, Víctor Hugo Chávez Pariona, compinche de una y mil aventuras gastronómicas y calentados. Nk

El agrónomo del diablo no es una historia de venganza: es la venganza misma personificada. Su autor, Niky León, ha echado las especias y condimentos exactos con sus puntitos de sal y pimienta para que todo salga como se pide chumbeque. El escribidor lleva a sus personajes en un in crescendo que no decae y que no sube tampoco, manteniéndose todo en pindinga.

"La pacharaca tiene voz de mando para el maridito y en la madrugada subida en el palo le dice cantando: ¡A trabajar! ¡A trabajar! ¡No sigas durmiendo anda a trabajar! ¡Mantenido! ¡Levántate pacharaco ocioso para qué trabajes! El pacharaco al oír contesta muy enfurecido: ¡Para qué! ¡Qué te habrás creído! ¡Y para qué te tengo negra! ¡Qué voy a trabajar sí yo nací cansado pá trabajar! ¡Estoy cansado no sé trabajar!”.

Veache Cuchín, emulando a Vulcano, dios del fuego y los volcanes,
forjador del hierro y creador de armas y armaduras para dioses y héroes.

Génesis
En una semana de miércoles de un día de jueves, en un turbio quinto mes de un año bisiesto; dos transformers ignorantes y atrevidos hablaron sandeces de uno de los más grandes hijos putativos de las casitas blancas; hablaron mal, requetemal y peor del Agrónomo del Diablo. Las luciérnagas mutantes son los únicos que saben que del ingeniero agrónomo no se puede hablar mal, ni bien... ni pésimo, ni regular; solo se puede hablar que no se mojó cuando llovió en un febrero de verano ardiente; pues, tenía una capa de grasa impermeable adherida a su esmirriado corpus esqueleticus. Del agrónomo de las malas hierbas no se sabe casi nada; nada de su niñez, ni de su juventud; se cree que siempre fue adulto. Pedro Perico Simón, el hijo del pionero del graffiti huari, el amauta matemático-quipus-aritméticus Nicodemus Tello; se acuerda a lo lejos haber visto al agrónomo en las sabias disertaciones que dictaba su señor padre. El agrónomo sentadito en primera fila, feliz y contento, con dientes saludables gracias al secretísimo dentífrico que usaban los antiguos pobladores de la cultura Chavín de Huántar.

- ¿Tú que estás en los campus agrícolas de La Molina? ¿Cómo se pregunta?: ¿A ver tú? o ¿Haber tú?
- ¿Aber qué?
- ¿Cuál es primero, el cero o el uno?
- ¿Áaa?

Algunos antiguos vecinos murmuran que lo vieron de escolar con uniforme comando kaki en un centro de rehabilitación juvenil del jirón Unanue con Cisneros; otros dicen que no puede ser porque el que caminaba como vecinito del barrunto era un hombre joven, varón, soltero y maduro y el otro debe de estar bien Cocharcas-José Leal. La última vez que se le vio a este dandi victoriano no tenía arrugas, ni pliegues; ni deudas, caminaba sin pecados capitales concebidos. Pero eso sí, mantenía la misma postura aristocrática y los mismos ojitos vidriosos inyectados de venitas con sangrecitas escarlatitas. Nadie sabe de donde vino; sí del norte o del sur; de Chincha o de Cajamarca; de El Porvenir o de Balconcillo City; solo se sabe que el fumar produce cáncer y que el tabaco mascado, también, mata; o sea que es matarife.

Los más sinverguenzas, desconsiderados y envidiosos vecinos rajan de él, andan diciendo que Jesús Max De la Marcela le enseñó a caminar sobre los desérticos desiertos de la periferia de la gran Lima y de él aprendió el fíado, el regateo, la oferta y la demanda, el debe y haber y el saber desaparecer. De su profesor de la uni, el chino rata rector, aprendió hacer maravillas con tronquitos, palitos, yerbas y hierbitas; con plantitas medicinales y con las otras nocivas también. Aprendió a leer las hojas sagradas, a chaccharlas, a saborerlas con añejo ron y tabaco seleccionado. Ambas escuelas le marcaron la vida para siempre.

- Ingeniero agrónomo, ¿Usted es perito especialista en horticultura?
- Primero respeta para que te respeten, conmigo nada de orto, solo hábleme de cultura, de trabajo y sus consecuencias sobre la salud.

En una noche caliente del verano con una brisa refrescante que acariciaba suave y dulce, que embriagaba los sentidos y turbaba hasta los huesos. Los descerebrados merengues de barrunto equivocado festejaban otro empate de su chistoso merenguillo equipillo en la sala de honor de La Oficina. Festejaban con puro Yonque y unas gotitas de emoliente para bajar el cañazo. Y cuando cayó la tarde sacaron en procesión una labrada pipa humeante colombiana moño rojo; el agrónomo sabía qué significa las señales de humo comanches apaches y los peligros que se corre, se cambió de sitio, después la barajó y se movió a otro lado, y por último no aceptó nada de nada; sus principios y buenas costumbres, hasta ese día, no se lo permitían; los de barra brava no atracaron que no probara nada.

- ¿Estás con nosotros o no estás?
- ¿Por qué me hacen querer y no querer, acercarme y retirarme, volar y estar en tierra? ¡Maldíitos de miéeerda!

Triste y bochornoso escándalo de plumíferos cremosos en el bello, apacible y ejemplar distrito blanquiazul. Siguió el lío, el agrónomo negó tres veces, entonces los plumíferos maníaticos anales, lo botaron de su sitio cuadrectangular. Él olvidándose los buenos modales de Carreño, mandó a la rechuchadesumay a la terrible cofradía del corral. Agarrándose a trompadas con los demonios hipócritas del gallinero, liderados por el gordo Kike Yabar Potón; Machito, El Pelao; el Chino Men; y por los chatos pitufos Marlon Stone y el finado Arbertor, Drogerías Pári. El hipócrates Aldito, hermano de la tía de cuyo nombre no quiero acordarme fue incapataz de defenderlo, se quedó mirando como buen espectador de fútbol callejero. Al Agro lo hicieron apanado, callejón oscuro, la ruleta rusa, lo puntearon y cuando se le venía lo peor, sacó fuerzas de sus flaquezas, desamarró a la mala su agro chancabuque más pestilente y lo arrojó despiadadamente con todo su odio a sus colegas barras bravas; tremendo mortifero zapatazo dejaba una estela de crema merengue avinagrada por los aires, las gallináceas se abrieron como tímidas aves de corral, esquivando el kilo de cuero que se vino a estrellar, después de un recorrido de veinte metros, en la boquita de caramelo de la musicólaga dama joven Linda Mozza. Jodiéndole la jeta pintada, la nariz y el rush protector labial. Estropeándole el vestido tornasol de fiesta carnavalesca de invierno hasta las últimas consecuencias. Los desadaptados de las barras bravas se le fueron encima de nuevo, lo acorralaron, le gritaron:

- ¡Veache Cuchín, con la misma vara que mides serás medido!

Al escuchar 'vara y medido', aterrado, despavorido y lleno de susto invocó a los espíritus del mal y transformó su cuerpo decadente en una mole humana con una fuerza y poder casi ilimitado. "Antiguos espíritus del mal... transformen este cuerpo decadente... en Mumm-Ra... el inmortal", dio la sensación que se deslizó por los aires once pasos, paró en seco endemoniadamente, mandando piropos de todo calibre a sus cremosos secuaces y les gritó como en la trinchera norte.

- “¡Volveré y juro que los haréee pedazos! ¡Los améee con locura ahora se jodieron conmigo! ¡No pararéee hasta verlooos chupando… Shiumura siiin páasas! ¡Volveré! ¡Lo prometo! ¡Volveréeee! ¡Lo juro por la Cruz del Dasso! ¡Cucurafacha! ¡Huevonazasaurios!”.

Katty, la pirinola; prestó ayuda al instante a su comadre de faena, la socorrocó de emergencia y después de la cocida de un par de puntitos de oro. Las comadres movieron todas sus influencias apoyadas por otras tías de la vecindad para meter en cana al agrario; pero más fue el gasto, tiempo y fichas que perdieron. El tiro les salió por la retaguardia es decir por la culata. Buscaron por toda la zona, peinaron el distrito y adyacentes y ni michi. Espías por todos los rincones, por aire, tierra y mar, y nada. Al agrónomo del diablo se lo había tragado la madre naturaleza. El gran conchasú desapareció de la faz de nuestro planeta tierra sin dejar rastros.

Exodo
Hasta ese momento fue lo último que se supo de él. Desapareció del barrio, nadie daba razón de su existencia. Llegó una volada. En esta oportunidad no fue un pajarito el que trajo la mala noticia al barrunto si no un pajarote, Ricardo Be De la Liliana (a) Buitre disecado, trajo la noticia con chisme fresquito de su tierra sito en el oriente peruano: No se sabe como llegó, lo que si se sabe que el agrónomo llegó por equivocación, él no era, otro era el culpable.

El ingeniero agrónomo pasó unas vacaciones en la Colonia Penal Agrícola de El Sepa, purgando condena y perfeccionando sus conocimientos sobre los pesticidas y plaguicidas como armas de doble filo. Ocupó un pabellón con una población de catorce reos: nueve por homicidio, tres por violación, uno por tráfico de drogas y otro por no tomar la sopa. Nadie sabe que delito cometió pero para empezar todos sabíamos que el perito agrónomo sí tomaba su sopita de caracol. El siguiente galpón más cercano se encontraba a cincuenta metros de distancia, estaba completamente casi derruido, y a manera de carpa de invasión con ramas, cajas, plástico, latas de baldes de aceite, habitaba al estilo de Juan el Bautista, un ex-búfalo conocido como Rosaté, y nadie sabía el por qué.

- ¿Y tú a qué te dedicabas afuera?- preguntó Rosaté.
- A la agronomía, soy master en suelos orgánicos preparados.
- Acá puedes practicar como en tu casa, jejeje.
- Eso espero.
- ¿Usté nunca se ha preocupado como poder salir de aquí?- preguntó bastante curioso el agrónomo.
- Si, pero me enteré que mi esposa se fue con un comunista de mierda, mi linda y jovencita amante viajó a Italia y se casó con un cabrón, mis hijos están ilegales en Estados Unidos, mi perro murió, a mi gato se lo comieron, y en mi casa vive mi suegra con un comanche retirado y a la vez abogado. Pero no me quejo acá tengo todo, casa, comida y potosí.
- ¿Si?
- Carne fresca y recién llegadita. Poto blanco aunque sea de…
- ¡Ya pé tío no me mires con esos ojitos libidinosos, a mí no se me prenda! ¡Yo soy bien machomen! ¡Pút ta mare!
- ¡Chinco minutos de maricone o tutti la vida morto! ¡Jajajaja!

Las semanas pasaron y los antagónicos caballeros hicieron migas con mucho respeto, conversaban de todo. El agrónomo hablaba de las yuquitas doradas de sabor nacional con su juguito surtido del Mercado Cooperativo Balconcillo; del rico seviche de carretilla express de El Huachano de la Av. Cánada; de la bodega de la juventud marihuanera de Don Panchito; de la chicharra de Parinacochas; de las raspadillas de siete colores de la familia Garibay; de la marimba de Matute Block; de las pastelerias de la Selva de Huamanga; de las licorerías del Boulevard Palermo; de los deliciosos fetuchines de la señora Nancy Moraes De L'Pera Cartera. “El que no conoce esto no es de Balconcillo mi causita de mi zóncorazonfora”. Con ese lema terminaba su exposición el agro reo. El anciano precioso antiguo hablaba de la importancia de llamarse Ernesto; de la constitución del setentinueve; de la declaración de los derechos humanos son una cojudez; que los jóvenes universitarios se habían autosecuestrados; de caballo loco y el perro del hortelano; el que no la debe no la teme; de la página once; de la hora peruana; que el pisco y el seviche son peruanos. Que nuestro cajón es más peruano que el seviche. Por Dios y por la plata. Y terminaba con su grito de batalla: ¡Soy inocente!

Pasaron cuarenta días y cuarenta noches, con lluvia torrenciales y fuerte humedad. Al agrónomo le provocó güevear en la tiendita de campaña del viejo compañero y lo encontró tieso, frío, en una palabra, cadaver, o sea muerto. Pasó el talán a los vigilantes, estos llegaron con un costalillo, metiron al muerto al costal junto con unas piedras de regular tamaño y unas hojitas de coca para la buena suerte. Fueron a pedir al jefe la autorización para dar de comer a los pececitos. En ese preciso momento se le prendió el foco al agrónomo del diablo, sacó al frío del costalillo, lo arrastró detrás de la cabaña, junto a un nido de hormigas, lo tapó con hiervas, basura, y con todo lo que tenía a su alcance; y como una escurridiza salamandra se metió al saco de gruesa lona; llegaron los vigilantes, cargaron el bulto y a la una, a las dos y a las tres, lanzaron la corvina (así se dice en jerga a los muertos) a las caudalosas aguas del río amazónico infectados de pirañas y otros depredadores acuáticos. Pasaron brevísimos minutos, se armó un hervidero de pececillos e instantáneamente un manto de pirañas flotando completamente muertas de indigestión fulminante por haber tratado de roer ese pellejo charqui duro contaminado de tóxinas, recinas pebecinas, pezuñacinas, formol y que más sabrá Dios. El aquamán había cortado la lona con la uña del dedo gordo de pie derecho. Llegó a la otra orilla nadando de pechito con un paiche de mediano tamaño en la mano, muerto de un infarto cardíaco por la terrible impresión de encontrarse frente a frente al rarísimo ejemplar náutico. El agrónomo se orientó por el curso, cauce y caudal del río, en el día por el sol y en noche por las estrellas hasta que se perdió en las sombras.
Muchos meses después se volvió a saber de él, fue cuando unos camioneros que traían troncos de madera a Lima, cuyos dueños eran unos irracionales inescrupulosos depredadores del ecosistema protegidos por políticos testaferros y corruptos; al agrónomo lo tenían de mandamás, contratado de caporal y jefe máximo en una sucursal del infierno verde.

Apócrifo
Después de varios años nos enteramos de las nuevas andanzas del agrónomo, usando nuevo nombre, el Cacique de Puruchuco, especialista en alquimia e injertos de plantas tropicales en la selva alta amazónica de San Martín, en los distritos de Uchiza y Tocache, hijo predilecto de la pura, adoptado por su maestro y guía, el patriarca gamonal Don Felipapá Noel. Y de Don Feli aprendió como se mueve la batea, mirar la batea como se menea, y como coger el batán con las porciones mágicas; a la suma de las cuentas corrientes sin electricidad; aprendió a calibrar milésimos fragmentos de fracciones para que el producto final sea de la más pura y alta calidad a nivel internacional. No era respetado, era temido o amado.

El profesor, Víctor Hugo Chávez Pariona, esperando la descomposición vegetal
para trasplantar los injertos de las amapolas nacionales. Santa, Ancash, PERÚ.

Al mejor estilo del camaleónico Rafael Rey, de los abogados y políticos congresistas parlamentarios, sin sangre en la cara; con concha, pana y elegancia; estaba totalmente preparado para regresar a la gran capital y enfrentarse a los plumíferos de las bravas barras, trincheras nor-oriente y a cualquiera que se le cruzara en el gallinero. A ritmo de rumbalakandungala apareció por el popular distrito blanquiazul, con la línea 23-A llegó al Boulevard Palermo de BalconCity. Se compró Un Sol de yuquitas bien fritas y tomó su juguito surtido para recordar tiempos idos en su Mercado Cooperativo. Nadie lo reconoció, llevaba un fino traje sastre estilo Sastrería Marchena's Muela y Maritín. Sorprendió su comportamiento y delicadeza y sus buenos modales, copiados exactamente de su antiguo compinche ‘el quechueslovaco escribidor’, cosa rara pues ellos siempre fueron como el agua y el aceite. El agrónomo (a) Cacique de Puruchuco se había preparado enteramente en todos los temas concernientes exclusivamente al barrunto; descifraba a la perfección los jeroglíficos del amauta Don Nicodemus Tello, ilustre cienciolocoeducador quipucamayoc y apócrifo subversivo de las cuestiones matemáticas corporales. Siempre se preguntó: “No sé por qué extraña razón sus matemáticas seguían caminos diferentes y por asombrosa irrealidad llegaban a lo mismo o al mismo número operacional, y es verdad palabra de Taita”. Se acordaba todos los chistes de Che Carlitos Champion; las jugadas de chiripa del pelotero callejero Julio Polo González y de su compadre el marcador Jorge Camión Albujar. Recordaba con nostalgia y al pie de la letra los secretos de la cocina victoriana del Señor Actor donde existía el riquísimo calentadito trasnochado. El Agrónomo cuando sonreía lucía una hermosa y blanca dentadura portatil enchapada en oro, y daba la hora con su buen corte de pelo a sus entrecanadas sienes.

La primera venganza fue en Diciembre antes de Navidad en el Día de Nuestra Señora de Guadalupe, cuando la Virgencita Patrona de la Comunidad salía en anda de su casa, la Iglesia Parroquial, cargada por los vecinos, uno de los cargadores era Machito, El Pelao. El agrónomo había contratado al ex-pip Eduardo Petro Pavoni para que en plena cargadera le arrebate el gorrito y la peluca postiza delante de la Virgen, y la madre del Señor lo reconozca como es verdaderamente sin mentiras, ni peluquines. Y así fue, todo el barrunto vio la pelada del Pelao Machito. La segunda venganza fue contra Kike Yabar y Marlon Stone, los llenó de acertijos y enigmas antes del esperado encuentro fúlbolero del "Clásico de Clásicos" y los destrabó en lo mejor de sus meditaciones cannabis colombiana punto rojo, los bajó a cero grados, se vinieron en picada con una depresión suicida a sus estimas personales perdiendo todas las ganas de joder y reventar el Estadio Monumental. Por sus culpas su equipillo perdió y las barras bravas de trinchera norte y trinchera oriente salieron a las calles sin rumbo ni direcciones, sin guías, perdidos como zombis.

Frotándose las manos de sus diabólicas maldades en la esquina de Los Diamantes con Vizcardo y Guzmán, a un costado de La Oficina, se le cruzó un insólito extraño con pinta de franciscano renegado, lo contempló y sin proponérselo se le acercó, le habló del fuego de sus entrañas y le pidió un sabio y gran consejo para terminar con su ansiada y enfermiza venganza; el sesudo caballero en una síntesis filosófica le graficó una reseña del pensamiento dassiano palermitano de la victoriosa Rica Viky.

- "¡Me llega al güevo lo que hagas!". Sí quieres joder, jode y púdrete solo; sí quieres ser famoso: “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”. Para cambiar, primero, respétate a tí mismo. *"Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás" (* Facundo Cabral) ¡Recapacita o jodéte o vete a la mismísima éme con mayúsculas!
- ¡Yo sé quién eres trotamundo!- remarcó el agrónomo.
- ¡Yo también sé quién eres! Te reconocí por tu expresión rara y por tus ojitos cristalinos- respondió modestamente 'el escribidor', utilizando una frase de uno de sus últimos cuentos. Se abrazaron sin decir más palabras y se despidieron con una sonrisa fraterna.


El autor, Nicolás D. León Cadenillas, vecino  del Parque Miguel Dasso,
en abrazo fraterno con  su colega, Víctor Hugo Chávez Pariona,
personaje mítico de las Casitas Blancas.

Apocalipsis
En los últimos septiembres, el pueblo del Valle Del Santa, comunidad del Agrónomo, lo quiere santificar de santero por sus milagros que hace con la mamapacha, jardines y chacras. La voz popular es: ¡Sí el Cardenal es hijo legitimo de Satán, entonces por qué un humilde hijo del diablo no puede ser un santito!. Un día antes de la primavera a las cuatro de la tarde los parroquianos lo sacan en hombros al Agrónomo del Diablo, haciendo un recorrido directo sin escalas de la chichería de la Plaza de Armas hasta su dulce hogar, lo cargan completamente enchichado de chicharrón, y lo banderean por su nuevo barrio santino bien cargado para que no regrese al bar o para no se caiga ni se saqué la chochoca. Y colorín colorado este último y tercer cuento laboral se ha acabado.

Nicolás D. León Cadenillas
Karlsruhe, Septiembre, 2010


EL ZAPATAZO DEL AGRÓNOMO DEL DIABLO (666). NDLeón.
Racconto de los últimos minutos del agrónomo del diablo en La Oficina.

Dibujo a lápiz del artista escritor, vate y actor, Nicolás D. León Cadenillas.

Me trajeron a la memoria varios chismes, no presté oídos a ninguno de ellos porque sabía que la envidia los corroía y más que chisme eran habladurías.

- Carlitos, nunca pensé que te prestabas para la güevadita. Pensé que eras mudo porque nunca te escuché decir ni pío, me acuerdo que mirabas petrificado, te mordías las orejas de angustia y resignación.
- No podía hablar porque…
- ¿Estabas trabado? Con razón, también, te querías morder el codo.
- Si lo quieres decir asi, si. Escucha… yo lo vi ... estaba en la esquina, en la esquina de La Oficina. No te imaginas como quiero matar la amargura y el dolor que me produce la desgracia ajena. Quiero desahogar mis penas, mi llanto, mi culpa y mi tormento.
- ¿Chuchi, estás grifiado? Creí que estabas zanahoria.
- Yo estaba con el cieguito Aldito, el hipócrates; él hermano de la flaca Cecci...
- ¿Que michi has visto, Carlitos? Tú eres el Ciego Carlos; el otro, el Ciego Aldito. ¿Qué miércoles vieron? ¡Dos ciegos, no jodas!
- Yo vi todo, Aldito solo vio la mitad porque él ve solo con un ojo con el otro no ve ná. Lo que te quiero contar está en el parte policial de la policía, me llevaron a la fuerza pá que declare, y declaré lo que me convenía, cojudo no soy.
- ¿Cinco minutos es suficiente? Habla.
- Cuando llegué a La Oficina, el Agrónomo estaba completamente descuajeringado, yo no sé si se había metido un tiro de plata a lo Llanero Solitario pero lo vi tambaleándose, él se arrecostó a la paré de Oso Grasso, dio dos pasos pá delante y uno pa'trás; volvió a dar dos pasitos más pá delante y volvió a dar un pasito pa'trás. Miró pá La Oficina todo virolo, veía doble, todo a duque. Se agarró del poste, cerró los ojos mirando el cielo medio dormido y meó. Ya era de noche. Los mutantes y zombis merodeaban la esquina. Los apaches y las gallinas narices frías habían ocupado La Oficina, estaba full de llena, no había sitio pá sentarse. Las gallinas gritaban como si las estuvieran matando. El agrónomo estaba tomando racumín con Omberto del Boca, el veneno se lo había regalado El Padrino Tawa... Mozza le dijo algo y el agrónomo se agachó para recoger su Shiumura dos pasitas que estaba entre el murito y el jardincito; la Mozza le quiso patear la cara y perdió; el agrónomo le agarró la pata y ella se fue en caldo y se recontrasueleó, se sacó la connchasuumare; Cuchín recogió su racumín y se fue junto a los Marchenas.
- ¿A qué?
- ¡No sé!
- Los taradúpidos, el hijo del Riqui, el Chato Marlon Pitufo y el finado Arbertor, esperaron que se tomara otro sorbo de  Shiumura para sacarle la chochoca. Los otros fuguretis, toda la mancha crema, lo empezaron a gritar y a botar al agrónomo, él se defendió como los buenos pero era él solito contra todos los plumíferos que le hicieron carga montón, callejón oscuro, le rompieron los botones, el cierre… entonces el agrónomo se sacó su zapatazo chancabuque y se los tiró a ellos endiabladamente y la tabaza le cayó en la jeta a la Mozza. Le gritaron: ¡Cuchín, con la misma vara que mides serás medido! “¡Volveré y juro que los haréee pedazos! Respondió Cuchín. Después desapareció.
- ¡Carajo! ¡Para ser ciego eres bien sapo!
- ¡Pregúntale si quieres al ciego Aldito!
- ¿Y el ciego Miguel de las casitas blancas?
- ¡No vio nada… llegó tarzán!
- En la Comisaría quisieron arreglar con el Comanche pá que lo capturen y lo metan precioso y el jefecito no atracó. “¡A la Policía se le Respeta!”, les dijo. El jefe no quería manchar sus manos con un ripio. Vamos al Hotel o no hay arreglo, les propuso a las dos. La Mozza y la Katty no se ponían de acuerdo y empezaron a discutir. En el barrio Julyto sacó un bate pá romperle las costillas al gil de la Katty por atrevido. En la madrugada la Katty comenzó a pegar en las esquinas del barrio unos papelitos que había hecho en su computadora, empapeló todo el barrunto: “Se vuzca bibo oh muertho o biem shamkado al Hágromomo deL Diavlo @ Kushínn. Rekompemza: 001 poyada kon hadithibos i todo lo De maz. Rásom yomja del Oso serka A LaOffisina LAKKKTTTAAA”. Con el cuento de que tenían que reconstruirle el cacharro a su comadre, hicieron mil polladas donde se armaban unas orgías bacanales mismo Sodoma y Gamarra, Guatica y La Parada.
- Mira Carlitos ya pasaron los cinco minutos, yo no estoy para escuchar más cojudeces. ¡Adiós! ¡Que las luciérnagas te iluminen! ¡Espero que todo lo que me has chismoseado tenga alguito de verdad!
- ¡Por mi virgencita blanquiazul que todo es verdá! Pero la verdá es que el Agrónomo desapareció por el poto de los Andes. Así me dijeron.
- ¡Basta! ¡Ya no quiero escuchar más! ¡Chismoso de ... pacotilla!! ¡Nos vidrios!
- ¡Hey, suéltate un Sol pé... pá un pan! ¡Conshhhhhón!

Nicolás D. León Cadenillas.
Karlsruhe, Febrero, 2012.

Confesiones de Mané, el casi decente. NDLeón

Confesiones de Mané, el casi decente. NDLeón.
Dedicado a mi querido Gremio de Escritores del Perú.

La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír. George Orwell 

Después de una larga expedición por la costa, sierra y selva, opté por regresar a casita. En todo este tiempo de ausencia de la casa materna visité iglesias, ruinas y cruces de los pueblos más alejados de las ciudades capitales. Regresé a mi barrio querido esperando descansar física y mentalmente, hacer una pausa sabática, cargar energías y volver a viajar, en esta oportunidad a la bella ciudad de Cajamarca, me esperaba un contrato de película y yo esperaba el adelanto, pues, tenía fuertes dolores en los bolsillos, ya que estos no reconocían los nuevos soles de hoy en día.

En la esquina de la alameda palermitana, cambiando los últimos diez dólares que me alumbraban, me encontré con un viejo amigo, Mané, el gran arquero de fulbito macho. De jóvenes me malogró las mejores jugadas en el Mundialito de la Canchita de La Cuadrada. Fue una gran muralla, un bastión, máximo baluarte de los equipos que defendía.

-¿Maestro, cuándo has llegado?- me preguntó.
-Compadrito de mi corazón, hace una semana, estoy esperando mis pasajes para irme a Cajamarca, Celendín, Chota. La tierra de mis ancestros.
-Te acuerdas cuando les ganamos, yo pateé el penal.
-Si... de chiripa entró la bola, si me acuerdo. Un partidazo.
-Te invito un par de chelas.
-No, gracias, yo no tomo... chelas. Tomo ron o aguardiente- le recalqué.
-Yo paso. Tu hermano me regalo un libro tuyo. Está bacán. Tú sabes que yo leo todo comparito. Yo también cuento cuentos pero no escribo nada. Me los sé de memoria. Tengo un cuentito cortito bien trome, te lo cuento y tú lo escribes bonito.
-Aguanta el carro... espera, acá tengo una grabadorita... me costo un ferro en Mesa Redonda. Uno... dos... tres... probando... probando, probando... ya, habla...
-Hee... humm... ¿tá grabando, no?
-¡Háaablaa! Normal no más... como quien chelea...
-Había un pata... que mentía... yo le decía... no me interesa... no me interesa lo que tú hagas es tu vidú de tu vivir de tu vida... tú vives así... no me interesa... ¡Cuñao, con este aparatito me pongo nervioso! ¡Me trabo!
-¡Ya!- guardé la grabadora en mi bolsillo -ahora destrabate... ya no la vez, comienza del comienzo de su principio... je je je, éte güeva triste...
-La verdad... esa es la verdad... esa es la güevada. La cojudez... la cojudez es que... yo sé... él creía que yo no sabía... que era un secreto para todo el mundo...

Fueron varios los intentos hasta que por fin llegó al final de su historia.

-Cuando tenga tiempo lo corrijo y te lo mando. No te preocupes, Dios proveerá. Otro día yo te invito un par de chelas negras. Mis bendiciones mi querido amigo. Saludos para la familia- me despedí amicalmente con un fuerte abrazo.

Llegó el día que corregí el cuentito. No le vi gran cosa, sólo aprendí una gran cantidad de adjetivos que podía utilizar más adelante. Mis adjetivos son más groseros e hirientes, estos eran suaves y cariñosos. Cada uno tiene su estilo peculiar de decir las cosas. Chequeé nuevamente las faltas de ortografía y lo mandé virtualmente por facebook al muro.

"La siguiente historia fue narrada por Jesús Manuel Obrero Espinoza en el chismógrafo huarique 'El Trinche Marchena's'. Sentado, aturdido y abrumado por la duda, triste y sin fe, entre copas y copas de guarapos, chelas de cortesía, chicha en poto, chismes y groserías".

"Escuche hermano mío esta triste y horrible confesión...por mi madrecita esta es la verdad verdadera... esta es la güevadita. La cojudez es que yo sé algo que él creía que yo no sabía, que era un secreto para todo el mundo… pero yo ya lo sabía, aparte que la señora, la secreta amante confidente del profesor Patachín me dijo: –Jesumané, esto es así, asá… yo la he visto, la vi al pasar, la vi por la ventana, fue de casualidad… yo estaba parada en la entrada, quise hablar, mejor no –pensé, otra vez será, que otra vez será, tierno amanecer, sé que nunca más. Como olvidar aquel momento en que la vi- observé detenidamente a esa gordinflona chata cachetona levantarse la agenda, los fajos de billetes, la alcancía de lata del cajón del armario, todo metía en su carterón; revisar los cajones del ropero y palmear los almohadones, voltear los colchones-. ¿Quién es la cachetona? La esposa de ese vil ladrón, mentiroso, comisionista, difamador, choro, sinvergüenza, flojo de mierda, imbécil, timador, cabrón, corrupto, vendido, aprovechado, cara dura, falso, inútil, pesetero, arrastrado, maricón, estafador, vago de mierda, saqueador, oportunista, embaucador, tramposo... hijo de la gran puta…". "En el facebook todo el mundo escribe sus verdades… y la Monchi opinó -María Magdalena, tienes que hablar con el Marqués y la Gitana-… la cagó, nadie sabía quienes eran… se suponía quien era pero no se decía, la Monchi dijo nombres... largó toda la güevadita... y un montón de patas que yo no los conozco, allegados de él, se quedaron picones… para mí como las güevas… explicaciones le di a mi padrino Tawa, hablé con la Biblia en la mano y le aclaré -Nada es personal jefe, son sólo negocios-. El padrino, circunspecto me respondió -Cada hombre tiene su propio destino-. Me invitó escuchar Misa, accedí, subímos a su camionetón 4x4 y nos dirigimos più velocemente a la Santa Misa de Gallo en la Basílica Catedral a rezar por estas almas malditas del barrio".

"Los nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de sus verdaderos protagonistas."

Seguidamente arreglé mi maleta con ponchos, chullos, guantes, medias de lana, calzoncillos largos y más medias para estar listo para la gran retirada. Y gracias a Dios me retiré a tierras andinas lejanas.


Juntos en las heladas punas de los Andes peruanos.
El veterano actor victoriano Nicolás León y  el Santo Padre Francisco.

Pasó una semana, en el octavo día a las seis de la mañana mi hermano Jorge Francisco me comunicó por celular que había una pareja de vecinos que estaban ofendidísimos con el insulso e inofensivo cuento. Ellos se sentían aludidos por todo lo que decía el cuentito de fantasía. Llegué en menos de lo que canta un gallo, exactamente a las once de la noche. Efectivamente, una procesión familiar me esperaba en la puerta de mi residencia laboral. Una pareja de esposos, hijos, hijos políticos, sobrinos y sobrinas, vecinos no gratos, dos gatos y un perrito que ladraba insistentemente al compás de los gritos y alaridos de sus amos. Sin más preámbulos ni saludos por cortesía recibí fuertes adjetivos negativos.

-¿Oye güevón promiscuo de mierda, cuánto te ha pagado ese miserable para que escribas esas cojudeces?- me cuadró el jefe de la familia.
-¡Qué va a pagar ese muerto de hambre, no tiene ni donde caerse muerto!- gritó una jovencita de pelo pintado.
-Hermano, ante todo, buenas noches, yo recién he llegado de viaje, no sé nada de lo que tú estás hablando. Este mes no he escrito nada...
-¿Y lo qué está en el feisbú?
-No es mío, yo solo lo he corregido, yo no soy el relator, el inventor, el narrador. Ahí bien clarito dice: "La siguiente historia fue narrada por Jesús Manuel". Yo lo que hice fue grabar el cuento, lo grabé y lo pasé a WordPad y lo corregí, y lo mandé por facebook. El relator es otro; yo sólo soy el corrector, el corrector de estilo.
- ¿O sea que tú no sabes nada?- preguntó con los ojos desorbitados el lisuriento señor.
- Pero qué tengo que saber. Te vuelvo a repetir el cuento fue narrado por el narrador... y yo sólo he cumplido la función de transcriptor, no soy el escritor, soy el que ha tecleado las teclas del ordenador... el corrector de estilo. Por favor, entiende.
-¡No te hagas, tú eres vivo... bien vivo eres!- me gritó la dama.
- Por la Misericordia de Dios todos somos seres vivos... si todo este problema es virtual, escribe una respuesta virtual en Twitter o en Facebook, pega una respuesta en tu Muro y asunto arreglado. Como hacen los políticos y miles de personas hoy en día. "Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios".
-¿Qué cosa? ¿Qué cosa has dicho? ¿Hijo de Dios? ¡Faltoso eres... respeta... no te pases! ¡Eres vivo!
-Reflexionemos, no creo que estoy hablando mal. Nosotros somos seres vivos e inteligentes. No actuemos precipitadamente. Estamos discutiendo por tonterías. Pongamos a Francisco como testigo.
-¡Carajo, güevón, tu hermano va a salir a tu favor!
-Francisco, Nuestro Santo Padre y pongamos también a Nuestra Señora de Guadalupe y a Nuestra Señora de Las Victorias como testigos.
-¡Sube al carro! ¡Sube al carro!- sin respeto me tutearon a gritos.
-¿Para qué? ¿Qué tiene que ver el carro en este asunto? Por lo que he leído y mecanografiado no figura ningún nombre, ni un sobrenombre conocido. ¿Tú eres La Gitana?
-¡No!- respondió la incendiada dama.
-¿Alguna vez has robado?
-¡No! ¿Tú eres vivo, no?- gritó nuevamente muy enfadada la dama.
-¿Entonces, por qué estamos peleando, Dios Mío?- miré y pregunté tratando de poner calma -¿Tú eres uno de los adjetivos que dice el cuento?- pregunté al iracundo y exacerbado esposo.
-¿Eres gracioso, no? ¿No me digas que tú no sabías?- me respondieron con tono amenazador.
-¿Oye, tú te sientes aludido de qué, por qué?- sin alterarme pregunté para bajar los ánimos caldeados.
-¡Has puesto Marquézz!- me respondió con furia contenida el padre de familia.
-¿Y tú de cuándo acá eres Marqués? ¿Marqués de qué? ¡Carajo, ni yo, a mucha honra yo tengo el orgullo de ser Cajamarquéz. Yo tengo familia cajacho, shilica, chotana. ¡Oye, güevas triste, yo te conozco de párvulo, conozco muy bien tus nombres, tus apellidos y tu chaplín. ¡Tú no eres el protagonista del cuentito! ¿Qué tanto jodes? ¡El personaje en cuestión es ficción! ¡Aleluya!- pensé que acababa la discusión pero no, una vocecita siguió echando leña al fuego.
-A mi padrino le dicen ahora "Márquezz"- gritó la juvenil gringa al pomo.
-¡Será por Quezzz de queso! ¡No creo que sea por Marqués! ¡Ya basta, qué acabe esta cojudez!- respondí atosigado.
-¡Ese cojudo de Jesús Manuel está que habla y habla cojudeces!- replicó el señor malhumorado.
-¡Entonces, tú sabes el problema! ¿Qué pito compongo yo?
-¿Pero, tú no te me hagas el que no sabe?- me volvió a repreguntar el irascible esposo gritón.
-¡Abrevia las cosas, tú sabes donde vive, búscalo, conversa con él, habla, qué te explique la güevadita! ¡Cháncalo, y soluciona tus odios! Yo no sé nada. Yo he llegado de viaje. ¡Palabra de Dios!- retrocedí un paso, giré militarmente, di la espalda bruscamente e ingresé a mi local. Escuché más gritos, amenazas, lisuras, blasfemias; después de un cuarto de hora se hizo el silencio, por fin acabó la discusión.


"A pesar de tener las luces apagadas, distinguí detrás de las cortinas...
la silueta del chismoso cantautor"

En la densa oscuridad de la noche y a pesar de tener las luces apagadas, distinguí; detrás de las cortinas de las ventanas del segundo piso de la casa del frente; la silueta del chismoso cantautor Pochito Cabrera, acompañado no sé con quien, filmando el altercado. En la azote del mismo inmueble, camuflados entre de los adornos de navidad, detrás de Papá Noel, se habían atrincherado paparazzidamente, el Ángel y su hermano Mariano, y otros gallos más. Miré a las casas vecinas, izquierda y derecha, todos el barrunto se había ganado con el escandaloso rochezazo. -¡Qué vergüenza Dios Mío, Jesús, María y José Salomón os pido perdón!-

-¿Qué miran sapos de mierda?- a lo lejos se escuchó la aguda vocecita de la chatita de cabello oxigenado.

Para evitar problemas mayores y vivir en Paz con mi comunidad, pedí ayuda al señor... Secretario General del Gremio de Poetas.

"Señor Secretario General del Gremio de Poetas, Cuentistas y Cuenteros, colegas todos. Desconozco como funciona la parte Jurídica del Gremio. Quiero hacer una pregunta al aire. Bueno, me contaron una historia, una anécdota muy sencilla para que yo la pula y la devuelva bonita casi decente, no tan barrio como la están pasando de boca en boca. La grabamos, la transcribí, para mí era un cuento ficticio. Nosotros los artistas escuchamos y leemos todo lo que nos caiga. Pero... ahora aparece un señor con su señora, vecinos del barrio, a mi pesebre laboral, estos señores se han dado por aludido, me amenazan, me han gritado en la calle, me hacen bulla en mi trabajo, psicológicamente estoy mal, me perturban el sueño, tengo pesadillas, no puedo dormir, no puedo caminar tranquilo por las calles de mi querido barrio, no puedo salir de noche, ni hacer el mercado. ¿Qué hago? ¿Funciona el Departamento Jurídico del Gremio de Poetas? ¿Tengo que ir a la Comisaría a hacer una denuncia, necesito un abogado? Tengo que velar por mi salud, yo soy veterano escribidor, además que soy actor, modelo y pintor, no puedo estar lastimado físicamente, un golpe en la cara me malograría un contrato y no puedo trabajar hasta que desaparezca el ojo morado. Yo quiero que los amigos del Gremio de Poetas me den una respuesta; fehaciente, clara, concisa y concreta; para hacer un descarte o una severa denuncia. Muchas gracias compañeros del Arte Escrito.
¡Por la LIBERTAD de EXPRESIÓN! ¡SÍ a la PRENSA LIBRE!
¡ABAJO la LEY MORDAZA!

Hasta este momento no he recibido respuesta alguna, me inquieta y preocupa la tardanza. ¿Seguirá funcionando en nuestro barrunto, la hora Cabana?

Nicolás D. León Cadenillas
Lima, 2014.

Recuerdos. NDLeón

RECUERDOS. De Nicolás D. León Cadenillas.
Dedicado al GRUPO CADENILLAS.

Rebuscando en mi escritorio, en la pila de libritos y de papeles viejos encontré una hojita, viejita también, había unos apuntes de mi puño y letra; recordé que lo escribí después de un rezo en la Santa Misa por los Difuntos en la Iglesia de Santo Domingo del Centro Histórico de Lima. Acompañado de café y de mi mamita escribí nombres y apellidos de los abuelos, regiones, pueblos, ríos, tíos y datos de la familia que no sé que grados ni de que generación. Recuerdo que mamita después de varias preguntas sucesivas, me puso el estáte quieto.

- Sí hubieras visitado a la familia más seguido no estarías pregunta que te pregunta.

Me sonreí, pensé en lo que iba a decir y le dije:

- Nunca me voy a olvidar el matrimonio de Elenita Cadenillas con Gabino Quintanilla en la casa de mi tía Estelita García Cadenillas.

Boda religiosa de Gabino Quintanilla y Elena Cadenillas.
Padrinos: Don Alejandro Cadenillas Pastor y Doña Rosa Elena Cadenillas Uribe.
Oficializó la Santa Misa el RP. Thomas.

Hicimos silencio, nos miramos y con la miraba perdida en el tiempo, má me preguntó.

- ¿Tú te acuerdas?.
- Sí, una mañana, temprano, nos arreglaste con unos chachás nuevos, tú eras la madrina, y nos llevaron al matrimonio, era la primera vez que veía concientemente un acto religioso que me impresionó vivamente, tuve conciencia de lo que se trataba toda la jarana.

Pasaron los años, intenté escribir unas líneas para mi blog y todo se quedó en un borrador lleno de nostalgia; imágenes, fotos, caras y nombres se quedaron grabados en mi memoria. Ahora nuevamente tengo entre manos la hojita con los datos. Volví a mis recuerdos, difusamente me salpican bonitas imágenes; los hechos ocurrieron ante los ojos de un niño bueno; tenía ocho años de edad aproximadamente, y ya sapeaba y distinguía lo malo de lo bueno. Lo malo era bueno y bonito, y lo bueno era super aburrrido, estudiar y estudiar.

Parando la oreja escuchaba nombres y apellidos raros: Pastor, Carvajal, Ponte, Valdivia, el tío Ernesto; la tía Petita, después me enteré que era la misma que yo conocía como la abuelita Peta, de Petronila; Susana Perseveranda; tío Sixto; los Wilson; los Zevallos; los Guardamino; tío Víctor; los Aliaga que después se convirtieron en los Chihuán León; el tío Goyito, mi abuelo Gregorio León; Celendín, Chota; Carola Hermenegilda; De la Cruz; AlCapone, Santiago, Alejandro, Rasputín, Marx, Lenin, Nadezhda, Trotsky, Stalin, Mao, Tatán, Odria, Apolinario, Pomabamba; etc, y muchos nombres más que se me escapan de la memoria.

En el matrimonio de mi primita Elenita todos estuvimos bonitos; una gran fiesta con bastante comida, música, baile. Yo me encontraba paradito en la puerta de la casa y veía como un grupo de los mayores se tomaban las fotos, y también como otro grupo limpiaban los platos de comida; me metí hasta la cocina, mi mamá me agarró del hombro y me llamó la atención; yo reaccioné llamando a gritos a mi tía Estelita.

- ¿Elenita, qué quiere tu hijo? ¿Niky, qué quieres?
- ¡Quiero mi comida!

Y mi tiíta linda me alcanzó un platazo como para adulto, sí la memoria no me traiciona, cabrito a la norteña con arroz y una yuca sancochada entera. Como quien dice, pá que no jorobe la pita. Me sirvieron con un cucharonazo un vasazo de chicha de jora de un barril de madera que estaba en el centro del callejoncito y después del suculento almuerzo no me interesó nada.

Ocho años más tarde, paseando por el Rímac en una esquina de la avenida Francisco Pizarro; mi papá la llamaba Malambo; mis tíos Santiago y Alejandro Cadenillas me invitaron un par de buenos tragos de cervecita Cristal heladita que me zarandeó y después nos fuimos a almorzar a la casa de mi tiíta Estelita Cadenillas Pastor de García.

Poco a poco me esfumé en la ingratitud y dejé de visitar a las familias del Rímac, de los Molinos; de Barrios Altos y Maravillas; me perdí físicamente, pero en el recuerdo y en el corazón los llevo a toditititos eternamente.

Nicolás Daniel León Cadenillas.
Karlsruhe, Febrero, 2012.