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Cahuide en el Parque Zonal Cahuide

CAHUIDE EN EL PARQUE ZONAL CAHUIDE de NDLeón

Recordando a mi buen y gran amigo Alejandro «Cholo» Berrocal.

«Un hombre de carácter podrá ser derrotado, pero jamás destruido»
Ernest Hemingway

Cómodamente instalados, en una banca, en el pequeño parque de la Roten Zone de Karlsruhe, vimos en pantalla gigante el primer partido de Alemania contra Portugal —UEFA EURO 2012. El partido fue parejo hasta que por fin en el minuto 72' el delantero del Bayern Múnich, Mario Gómez, de un espléndido cabezazo derrotó el loable esfuerzo portugués, un hermoso gol, en una sufrida victoria. Los lusos liderados por Cristiano Ronaldo realizaron una notable exhibición pero no aprovecharon las oportunidades que se le presentaron. Se cumplió la regla «goles que no haces, goles que te hacen».

Hablando de fútbol, táctica, técnica, resistencia, fuerza, empuje, desplazamiento, control y rotación de la pelota; de los faul, fintas, güevaditas y artimañas. Usando ejemplos para hacer más amena la charla de café, hablé de mi época en que vestí de corto en mi efímero cuarto de hora de crack por las canchas de los Parques Zonales de Lima Metropolitana.

El primer ejemplo. En el Parque Zonal Cahuide, en su mejor cancha de grass. Los vecinos de los cerros de Ate-Vitarte, El Agustino y La Victoria, realizaron un Torneo Relámpago Amistad Pro-Salud. Nuestro experimentado Director Técnico Asociado, Manuel Mejía Máspoli, armó el equipo y me ordenó reemplazar a nuestro crack y goleador indiscutible, al mejor centroforward de todos los clubes de nuestro barrio, al maestro mecánico Pablo Jaime, el bisturí de Juan Pablo Street.

Convertirme en centro delantero de la noche a la mañana era cosa de locos. Centroforward nunca fue mi puesto pero no hubo otro que lo reemplace. Respeté la decisión del profesor. Acepté a regañadientes.


Pablo Jaime León Cadenillas. Prom AU-1984. G.U.E. Alfonso Ugarte. San Isidro. Lima 27.


Está bien profe, me sacrificaré por los colores de nuestro heroico barrunto, y estoy seguro que este sacrificio será un ejemplo para las futuras generaciones que vienen detrás de nosotros y para *«que siempre hagan flamear el pendón, hoy de nuevo al llegar cansado de la lid, a los nuevos bohemios les entrego mi pendón, para que lo conserven y siempre hagan flamear, celoso de su barrio y de su tradición».
—¡Carajo! Si asi como hablas, jugaras. Campeonamos en prima.
—Profe, una preguntita. ¿Por qué yo? ¡Qué vaya Daniel Maguiña o René Papay!
—Daniel Maguiña y René Papay van a la volante, ellos son creación, y tú eres corazón.

Por otro lado, nosotros, los socios, vecinos y jugadores, siempre nos sentímos sumamente identificados con nuestro hogareño club, el disciplinadísimo «SACOSS» «Atlético Sacolargos Unidos, jamás serán vencidos».

Llegamos a la cancha, nos cambiamos, trotamos, y calentamos músculos y motores. Era un día sombrío, con neblina y humedad. Por sorteo nos tocó jugar contra los organizadores del campeonato, los vecinos de los cerros del famoso Faraón Papá Chacalón. Gente macha, provinciana, atrevida, faite y achorada. Casi nada.

En el centro de la cancha, el árbitro, los jueces de línea y ambos capitanes. Intercambianos saludos con apretones de mano. Empezó el partido. Retrocedí la bola, avanzamos sin apresuramientos, llegamos al área rival, me pasan la redonda y zásss, una guadaña talla 47 me sacudió toda mi humanidad. 'Voltié' y vi una estatua de bronce. Lo miré como victoriano de Balcon City, me levanté.

—Juega bonito, compadre. No jodas —lo recriminé.
—¡Yo no soy tu compadre, trata de pasar si puedes... acá te espero... sal, ají, chicha y vinagre!
—¡Chúchi, malo eres! ¡Jajajaja güevón! ¡Grandazo por las güevínchis!

Seguimos dominando, yo entraba al área super mosca. Un pase en volea para gol, la paro de pechito, y sentí un infame zapatazo que me paró el bobo. Respiré. De nuevo el  mercenario back.

¡No te piques hijo de la güayaba cuando recibas el vuelto! le dije recontra azabache.

Y así continuó el partido hasta que el árbitro pitó para la pausa. Miré de lejos a mi marcador. Era un cholazo de acero inoxidable, mucho más grandote que yo, recontra bravo, conocido en Pamplona Alta como «Sargento Cahuide». Descenciente directo de Cahuide el firme. Batallaba aniquiladoramente todas las bolas, y para joda, ganó casi en todas. En cada encontrón yo llevé mi chiquita y cuando yo repartía me llamaron la atención y recibí cartulina amarilla. 
Para el segundo tiempo será la venganza me dije con bastante valor y rabia.

—¡Oiga, usted no afloje! 
me recomendó el DT.

Comenzó segundo tiempo, los primeros veinte minutos fueron normales. Minuto veintiuno me cruzaron una bola como con la mano, sentí un gran pisotón al mejor estilo de chancando camote con los pies. El árbitro parecía comprado o amenazado o ciego para un lado. Cinco minutos más tarde, yo estaba completamente descuajeringado. Me cambié a la punta derecha por un ratito, centraba, quería sorprender y nada. Regresé a mi puesto. René Papay, el volante de creación, me lanzó un pelotazo al centro del área, corrí con decisión, pensé en hacer yaya, salíó Cahuide a mi encuentro, a la mala le metí un chuñazo para bajarlo, este petreo defensor hijo del Sol no se dio por enterado; salí despedido, reboté herido. Me quedé más golpeado y desorientado.

Me centraron una bola con dirección al área chica, corrí como bueno, tomé puntería, calculé al guerrero imperial, salté y con todas mis fuerzas le metí un codazo criminal de la gran siete por la orejota y el parietal; el hijo del Imperio del Sol siguió jugando como si nada y yo sentí el codo y el brazo, quebrado.

En una de las últimas jugadas peleamos una bola, quise sacarlo de juego con un hombrazo, fue como tratar de mover las moles del Sacsayhuaman. Me sentí molido, mis deditos y rodillas, los meniscos y tobillos, músculos, tendones y ligamentos estaban hechos papillas. Yo, 
«Corazón valiente» y Cahuide «Granítico Supercholo».


Dibujo de Carlos Christian Castellanos Casanova.
(El Supercholo / Juan Pumasonco. Personaje creado en el
suplemento El Dominical del diario El Comercio del Perú
por Francisco Miro Quesada Cantuarias,
con el seudónimo de Diodoros Kronos en los años '50).


Seguímos dame que te doy todo lo que restaba del partido, sonó el silbato, fin de la batalla y casi muerto el combatiente. Nos ganaron los de casa, uno, cero.

En el camarín, todos me miraron con caras de pocos amigos. Con las miradas me dijeron que yo era el culpable, pero yo me sentí el chivo expiatorio. El DT me llamó a un lado.

—¡Oiga usted, mala leche! Usted arrugó, tuvo miedo ir al cuerpo, cuerpo... me ha decepcionado ... sólo tenía que patear al arco. ¿Se le achicó el arco?
—¿Profe, usted no vio la muralla que tuve al frente, usted no lo vio? Ese Cahuide guerreó todas las pelotas con alma, vida y corazón como un león; por aire, tierra y mar me malogró todas las jugadas, mandó en su área, fue el patrón y yo un humilde kamikaze suicida y güevón.
—¡Por tu culpa hemos perdido! —dijeron todos en coro.
—¡Pero estoy vivo! —respondí, segundos antes que me dieran la extremaunción.

*De vuelta al barrio. Vals autoría: Felipe Pinglo Alva.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Karlsruhe, Juni. 2012.

Juan Diego en Grötzingen

Juan Diego en Grötzingen
Dedicado a nuestra sorprendente vecina de la calle Durlacher Straße.

Faltaba un par de días para la función estelar de nuestra obra versión recontralibre teatral en nuestra ciudad. Yo aprovechaba cada situación y excursión para ir con el texto en mano y recitar mi letra de cada día por las calles de mi distrito grötzingeniano. Las señoras del barrio estaban seguras que veían a un loquito del cerebro deambulando. Claro, con todos los ademanes, gestos, movimientos de brazos, tonos de voces; falcetes, engolamiento y tétricas carcajadas. Más de una tenía razón y yo tenía un nudo en la garganta lleno de nervios y tensión.

Con mi esposa y compañera de reparto, salímos a hacer una diligencia y de paso deletrear letra. No habíamos caminado cincuenta metros; cuando nos cruzamos con una vecinita; ella nos alcanzó trotando por la veredita vestida super deportiva con short, camisetas sin mangas, zapatillas con talonera y una botella de agua. Nos saludamos.

- Guten Tag! - (- ¡Buenos días!)

Se detuvo y sin perder el paso, nos preguntó:

- Was tun Sie? - (- ¿Qué hacen ustedes?)
- Wir haben eine kleine Stücke Theater Studieren . - (- Nosotros estudiamos una pequeña obra de teatro). - Und Sie? (- ¿Y usted?)

La señora respondió en un alemán culto y sin acento de la región.

- Estoy entrenando para el próximo Campeonato Regional de Maratón. Yo soy la campeona del año pasado categoria master mayor 70- 80 años ... pero, yo estoy haciendo trampa ...  yo tengo más de 80 años.

Admirados de su franqueza la felicitamos, y así comenzó una linda conversación y amistad con nuestra vecina mayor. En la conversación nos enteramos que hablaba siete idiomas y que había empezado a estudiar ruso hace unas semanas pero las clases se le cruzaban con sus estudios de canto. Y ya no tenía tiempo suficiente para pintar sus cuadros, ni dibujar sus retratos de paisajes o de naturaleza muerta; ni poder preparar sus variados potajes internacionales, ni hacer sus ricas recetas de repostería mundial. En medio de la conversación habló en italiano mezclado con alemán. Yo respondí con las justas lo necesario de acuerdo a las pocas palabras que me acordaba de mi rudimentario greco-romano.

- Oh, Entschuldigung, Woher kommen Sie? - (- Disculpe. ¿De dónde vienen ustedes?)
- La mia e sposata e tedesca, io sono di Perú. Lima, Machu Picchu, Cusco, ...
- ¡Igual que Juan Diego Flórez, el maravilloso cantante tenor peruano!

Y la doña habló en español y se disculpó por nada.

- Ustedes van a perdonar mi español que no está tan bueno, me falta un poquito de práctica.

Nos dijo modestamente usando un perfecto español lorquiano. Continuó hablando.

- Nosotros tenemos en casa un cedé autografiado por el mismo Juan Diego. Les cuento, mi nieta, la menor, estudia en Londres, ella caminaba por el Piccadilly Circus y en una esquina vio a un hombre con cara conocida, le preguntó: - Excuse me, usted se parece, ... es igualito ... o usted es ... el tenor Juan Diego Flórez? - Y para sorpresa de mi nietita era el mismísimo Juan Diego Flórez. El, muy lindo y con su comportamiento amable que caracteriza a los peruanos la invitó a tomar un café y le regaló el cedé autografiado. Cuando pasen por mi casa van a escuchar a Juan Diego. Es maravilloso.


Antes de despedirnos, nosotros la invitamos a ver nuestro estreno teatral “Perú: El Mundo de los Andes”. Le entregamos nuestra tarjeta y un volante, y cada uno continuó con sus deberes.

Una semana después del estreno nos encontramos nuevamente con nuestra magistral vecinita biónica. En esta oportunidad manejaba una bicicleta de carrera profesional. Sin parar, avanzando muy lentamente, manteniéndose en un perfecto equilibrio acrobático. Inició la conversación, nos felicitó y nos dio un par de sugerencias.

- Los fui a ver, felicitaciones, todos estuvieron bien; felicitaciones señora, fantástica, muy bien; y usted también estuvo bien, no me quepa la menor duda que los compatriotas de Juan Diego son buenos ...

“No todos. Tenemos unas joyitas como padres e hijos de ... la patria”.  - Pensé con una mueca de sonrisa en mi dramática faz actoral.

La doña con una reverencia latina prosiguió su marcha ciclística cantando el vals “Fina Estampa” de nuestra gran Chabuca Granda; cantando con una sorprendente y maravillosa voz de soprano, tratando de imitar el tono de nuestro compatriota Juan Diego Flórez.

- “Fina estampa, caballero / caballero de fina estampa / un lucero / Que sonriera bajo un sombrero / no sonriera / más hermoso ni más luciera / caballero / Y en su andar, andar / reluce la acera / al andar, andar ... Es un caminito alegre / con luz de luna o de sol / Que he de recorrer cantando / por si te puedo alcanzar / Fina estampa / caballero / quien te pudiera guardar ...”


Ka, Grötzingen, Mai.2012.

Hombre de provecho

Hombre de provecho

Querida esquina de La Oficina,
estoy con depre de depresión,
quiero salir de esta rutina,
y volver a mi rico callejón.

No quiero saber nada de premios,
ni de medallas, ni de euros, ni diplomas,
no quiero ser hombre de provecho,
quiere ser el mismo Don nadie,
mal hijo, mal amigo, mal padre,
ronero, hablador y chismoso.

Añoro las flores, las amapolas y los claveles,
las yuquitas fritas y las fuentes de seviches,
el juguito surtido y la riquisima raspadilla,
mi emoliente caliente y mi rica chelita helada.

Ser actor, poeta, loco, escribidor,
pintor, narrador, dramaturgo, dibujante,
decorador, chef de cocina, centroforward,
no significa nada, nada de nada.
Sólo quiero regresar a mi linda esquina.
A mi querida esquina de La Oficina.

Niky León - Alemania, Junio/2012.

¡BASURA!

¡BASURA! - Tributo a la canción: "A mi manera".
Dedicado a mi gran mancha de amigos de mi lindo Pasaje José María Corbacho, Cuadra Uno.

"Lo que es para Juan, no es para Pedro, entonces no es para nadieS"
 Niky León.

El gran Juez de la Tremenda Corte estaba cabezón, no dormía lo que debía, su cabezota le dolía y tenía los sesos como granos de raspadilla que se le derretía. Saltaba en las noches y caminaba sonámbulo en el día. El vecino ejemplar, magistrado modelo del Tribunal Supremo estaba por perder el juicio. Estresado y tenso quería mandar todo a la gran pú. Por facebook recibió los peores insultos de su vida, afiebrado abría el ordenador y releía las injurias, una y mil veces al día, no lo podía creer. Desde América de Norte los saludos cachacientos le habían quebrado su conciencia, sí es que tenía.

- Eres un pichi, caca, poto, nunca fuistes ni lo serás.

Como toda la vida trabajó para los políticos más corruptos y para jefes miembros de la PIP, se sintió capaz de responder el insulto. Esperó respuesta. Y nada. Miraba su lindo Parque Miguel Dasso y veía que la gentita se organizaba, vió como colgaban el cartel de la Gran Pollada Bailable, empilaban las cajas de cervezas y prendian el fuego y carbón.


Llegó la noche, música chicha del Faraón Chacalón. Los vidrios sonaban al compas de los estridentes parlantes de callejón; bulla, jolgorio, amigos, trampas, tramposas y vecinos; juntitos por una causa desleal de enrejar el paraíso terrenal, conocido como el Parque de los Tubos. Pidió permiso a su esposa, ella aceptó y le aconsejó.

- Esposo mío, a mí no me gusta que te juntas con gente de segunda clase. Tú eres un señor profesional. Pero sí deseas ir, es puro capricho por parte tuya. Por favor demuestra que eres todo un gentleman, un caballero. Te quiero ver juntito a la Santísima Cruz. Cuídate mi tesoro. Hay gente mala, pecadora, libertinos, poetas y locos en esas fiestas populacheras.

El permiso se escuchó bonito, en lenguaje femenino aburguesado, significó:
- ¡No quiero que vayas, mierda!


Con los tragos que iban y venían, calmaba su sesasa y su angustia; como pasaba la rica chela helada, que bonito era encontrarse con los amigos de antaño. Esperaba para más tarde empujarse la segunda presa de pollo, mientras tanto gorreaba los traguitos que se le cruzaban. Con su bonito floro encandilaba, no daba consejos sólo escuchaba y repartía su tarjetita personal dando cita para terminar la jornada. Por los buenos tragos tambaleó, chupó nuevamente los pellejos y huesitos que separó. Desvariando se sentó en la rotonda central, comenzó hablar cojudeces con frases inteligibles. Habló con el parlante y con el árbol más cercano. Sus amigos huyeron, lo dejaron solito para que descanse. La esposita podía hacer roche y les jodía la noche.

"Saltó al ruedo a mover el esqueleto con chicha, perreo y el famoso teteo. Zapateó, brincó, cantó, tarareó, era su fiesta y su pollada. Él era otro. Adiós al cuello duro de cojudo, era su lindo parque que lo había visto nacer y crecer, y rechazar el querer? Comenzó a levitar, flotó, se elevó por los aires como un globo gordo, se agarró del poste central, del gran parlante, bajó lentamente y pisó tierra. Miró a las mujeres, a los hombres, volvió a mirar a las mujeres y la más bonita de ellas con una angelical sonrisa lo miró, también. El abogado del diablo pensó y en su neblina mental, no recordó nada: - ¿Será mi esposa, mi querida, mi amante, mi trampa o mi tramposa, mi musa, la secretaria?  ¿Dios mío, quién es? Señor, sácame de esta duda de una vez. – La ninfa, la muñequita más bonita, la más tramposa y venenosa. Le contestó: - ¡Soy la broder ángel de la guarda del saltamonte que vive en el Polo Norte, él que te escribió. ¡Basura! A ver pues, respóndeme a mí cabrón, vuelve a meterte con los míos y vas a saber quienes soy, arrastrado, vividor, mal padre, mal hijo. Por más lejos que estés la justicia llega, pobre y triste caca. ¡Basura! Tú no tienes conciencia, tú no tienes corazón, no tienes corazón, corazónnn. - El abogado del diablo nunca pensó que el pequeño saltamonte tenía madrina, fue un impacto de duro golpe de macana. - ¡Pero él tiene la culpa, él empezó! - balbuceando opinó. Sin poder soportar la mirada de terror de la terrible jugadora tramposa endemoniada viperina. Rezó. Salió corriendo por el pasajito bonito de Jota Eme Corbachito; en el quinto piso vio a Jesús, llamó, gritó fuerte, Jesús le dio la espalda y siguió bebiendo y comiendo su crocante y rico presón. Sudoso como marrano, embrutecido y desquiciado, con la camisa abierta manchada de cenizas de carbón y del juguito de la pollada siguió corriendo hasta la avenida Palermitana, llegó a la carretilla de sánguches, papas fritas y choripán. Una despampanante rubia lo saludó, se miraron profundamente, y con la ayuda de unos cien dólarillos el coqueteo se transformó en amor. Solapadamente camuflado regresó a su casa de la mano con la gringaza, no había nadie, estaba vacía, la pollada seguía, dio riendas sueltas a su pervertida pasión, con lujurías, drogas y alcohol. - ¿Dime, amor mío, tú que haces cuando se acaba el amor? - Me visto y me voy a mi casa. - Despertó. Se enteró que se habían llevado su mejor terno plomo rayadito completito y a cambio le dejaron una peluca gringa, tetas postizas y un suspensor. Nuevamente desde la azotea escuchó la conocida vocecita, los pelos se le pararon de punta, su cabezota casi explotó. - ¿oe perro quién es ese viejo, habla lo ajustamos? - También escuchó los cacareos del corral barra brava de Ate. - De miedo se hizo la pichi, sudó frío, no habló, se acobardó, se aventó al vacio, cayó en la tolba del camión de Juancito Roque cargado de algodón, llegó al centro del parque, saludó, nadie le prestó atención. Dio tres vueltas a la rejita de la Cruz. Pasaron las horas, se volvió a meter a su cuarto. Le rompieron las puertas, era la Policia Fiscal, la Policia Nacional, el Prefecto en persona y un empleado de la SUNAT, lo interrogaron, lo insultaron, no le creyeron ni un bledo. Tenía que presentarse al Tribunal Superior Supremo de Rey Salomón. Con tanta injusticia, jarana y ajetreo perdió la reunión de los Mitrones-UB-Club del Jirón Toribio Ureta. Que les iba a decir a sus compadres, a Mickito, Huguito, Rolito, El Pera, Jaimito Lértora, Ramoncito Mifflin, Juanito Reynoso. Derrotado, su cabezota llena de triquinuelas y tintirilladas estaba en nada. Escuchó nuevamente la vocecita de su coleguita malvada que repetía e insistía: - Que sea la última vez que sé de tí cagada humana, yo por mi familia mato, cabrón. Repugnante, ajjjj, toma chocolate y paga lo que debes. Y dale uuuuu de Surco y del Perú. - El mefistofélico abogado se sentía morir, derrotado y con los brazos en alto con las justas contestó: - Si, yo soy un mal ladrón ... un mal hijo y mal padre, adónde iré, robo porque es mi profesión. Tengo jefes, trampas y familia. ¿De algo tengo que vivir, no? - Se mofaron de él. - Me das risa pobre y triste infeliz. Al menos eres sincero y sabes que eres lo que eres una buena eme y una gran caquita así que nunca más vuelvas a escribir cojudeces y menos en el face de mi broder, yo estoy más que segura que larga vida tendrás para pagar todo lo malo que has hecho en tu vida maldito mequetrefe porque aquí en esta tierra está tu verdadero infierno. Espero no tener que ver tu despreciable humanidad porque la verdad siempre me diste repulsión ajjjjjjj aquí termina todo. Adiós, basura de michi Fuji-Montesinista, pofff".

El brillante solazo sin permiso entró a su casa a las seis de la mañana del día lunes, retumbaron las campanitas del reloj despertador, sonó el celular, unas cachetaditas con amor lo sacudieron y despertaron. El señor doctor, Teofórico Jokanaan Nándo, atontado miró a la ventana y vio su querido y rico Parque Miguelito Dasso limpio y azulado. Se peñiscó, sonrió a su pía mujercita. Saltó de la cama. Toda la historia, calumnia y persecución había sido producto de su imaginación. Malditos recuerdos y engaños aparecieron en el fragor y calor que dan los diablos azules. Pesadillas por culpa de la borrachería, pollito, vino y sangría.

- ¡Qué escándalo, Dios mío! ¡Qué triste espectáculo! ¡Te has comportado como un ser repugnante! ¡Qué bajeza tan baja! ¡Ay, Virgen de Guadalupe! ¡Ay, San Nicolás de los Bares! No quiero hablarte, vistete y lárgate al trabajo, cumple con tu misión, trae el pan de cada día. No importa como. Dios te perdonará. Estamos en la Fiesta de San Juan Bautista. ¡Tenemos que ir a Misa, rezar y comulgar!

Fin

Fotos: Pirateadas, corregidas y coloreadas de los archivos del Grupo "Mi gente querida del parque MIGUEL DASSO" de Facebook.

Karlsruhe. Junio. 2012.
Nicolás D. León Cadenillas.
Teatrólogo - Fabulina Erzähltheater.