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Chismosos de miércoles / La matagente / Las adjuntas & Los pájaros muertos.

Chismosos de miércoles
Dedico este chismorreo de ciencia non ficción a mis profesoras del cotilleo profesional, a las chismosas y entrañables señoras de la Cuadriculatura Reptiliana Lenguas Viperinas.

Este chisme me lo chismearon hace muchos años. El chisme nació cuando uno de los jóvenes de la mancha del Rico Dasso por dársela de gracioso soltó un chisme de mal gusto sin pensar en el terrible desenlace y futuras consecuencias adversas; ofendió directamente a uno de sus íntimos de la collera y jodió toda la amistad de años de años. Chisme con desatino, la peor combinación.

- ¿A qué no saben lo que yo sé? ¡La última! El viejo de Michelangelo para en el Parque Marinoll con unos patas con pinta de vagos y delincuentes. ¡Parecen apretones los huevones!

Los demás replicaron al toque. Lo dicho no era un chisme, más bien parecía buscar bronca.

- ¡Calla huevón! ¡Tu siempre hablando huevadas! ¿Tú has visto para que hables?
- ¡Claro que lo he visto!
- ¡Oye hijo de miér! ¡En vez de sapear a mi papá! ¿Sapea en tu casa? ¡Hacen cachudo a tu papá! ¿Tú has visto a mi papá? ¡Yo también he visto! ¡Pero nunca he dicho nada porque somos amigos! ¡Huevonazo! Contento? ¡Estamos parches! ¡Idiota igual que tu padre! ¡Chao! ¡Me largo!

En ese mismo instante se acabó la amistad de muchos años, los compadres se agarraron a puño limpio, a los segundos después de intercambiar buenos golpes el grupo los separó. Los pugilistas tomaron calles opuestas y se fueron a sus domicilios con la jeta estirada. Caminaban contando sus pasos, lo que sospechaban se hizo realidad; antes que llegaran a sus domicilios el chisme del altercado con su primicia se regó como pólvora en el barrio, había volado por conducto irregular e inalámbrico, por celular, última moda de chismear y funcionaba a las mil maravillas.

Inmediatamente las antenitas de vinil de las fariseas Lenguas Viperinas sacaron cara por el chisme de la comadre. Al toque se compraron el pleito y comenzaron a chismear por su cuenta sin que nadie les preguntara nada, chismearon, dijeron a todo pulmón cuchicheando, de boca en boca, al oído oído:

- ¡La comadrita es una señora decente! ¡Ella trabaja de noche cuidando viejitos! ¡Y va a Misa los domingos! ¡Es mentira que le pone cachos a su esposo! ¡Eso es una calumnia! ¡No es de caballeros hablar así! ¡Mi comadre sería incapataz de obrar así! ¡Yo la conozco! ¡Por mi madrecita! ¡Por la virgencita que me ilumina! ¡Es decente!

Al aprendiz de chismoso el tiempo le sobraba, este huevo frito no hacía nada, sólo esperaba las seis de la tarde para salir a esquiniar y chismosear. Pues bien, chismoseó. Siguió sigilosamente el itinerario de sus padres y se percató que su papá acompañaba todos los días sin descanso a su señora madre hasta el paradero de los taxis y que se despedían con un piquito. La sorpresa fue cuando vio con sus propios ojitos que dos veces por semana su mamita después de cuatro cuadras de viaje se bajaba del taxi a la volada y se enrumbaba a una casa de la vecindad quedándose hasta el día siguiente. La doña no contaba con el chismes, ni con los chismosos. Y un chisme jala otros chismes.

El chismosito ocioso muy seguro de lo bien informado que estaba y conociendo todos los pasos y movimientos de su señora madre. Contó detallada y secretísimamente el materno historial curricular a sus hermanos. Estos también ingresaron a las filas del recontraespionaje urbano. Comenzaron por lo más simple y más fácil, dando vueltas por la casa del pecado a una distancia prudencial. Hasta que llegó el momento que ampayaron la verdad, vieron a su mamita con bata de baño y chancletas, comprando pan, huevos y un sobrecito de café en la pulpería del costado.

- ¡Horror de horrores! ¡No llevaba el uniforme reglamentario de trabajo!

Los fraternos soplones se reunieron brevemente en mesa redonda. Hicieron los últimos planes para el ataque suicida. Esperaron pacientemente transpirando un frío nerviosismo. Después de treintitres minutos con sesentainueve segundos salió la mamita con pareja. Los jóvenes como kamikases se fueron directamente encima contra el enamorado. Éste se dio cuenta del acecho y se abrió hacia la pista. Le metió un cachetón al chismógrafo chismosón por huevón, y bailando y toreando se defendió como buen macho machote. Con todo. Lo más resaltante de la faena fue que la señora a punta de carterazos, golpes, puñetazos y empujones defendía a su machucante. Rechazó los ímpetus éticos moralistas de sus hijitos, mentándoles el padre, y reclamando a voz en cuello que no se metan con ella ni con su vida. Porque ella les da de comer parando la olla y puede hacer lo que le da la gana.

- ¡Sarta de flojonazos! ¡Haraganes! ¡Vagos de mierda! ¡Basuras! ¡Mantenidos!!

Fue lo último que gritó la dama, el vecindario se llenó de un gran silencio sepulcral. Los hijos derrotados. No por el puño del bravo contrincante sino por las palabras de su santa madrecita. Emprendieron rapidito la retirada a su hogar, dulce hogar. Vencidos y humillados. Su gran aventura servía para la comidilla de cada día, habían alimentado las habladurías. En casa el papá tomó todo este berrinche muy deportivamente a la inglesa, muy flemático. Lo primero que dijo, tajantemente en medio de la sala, fué:

- ¡Esto es un problema de a dos, de su madre, conmigo! ¡Ustedes no se metan! Además si peleo con ella ... hum ... si peleo. ¿Qué comemos? ¡Tampoco la puedo botar de la casa! ¡Es vuestra madre! ¡Recapaciten por Dios! ¿Qué van a decir los vecinos chismosos de miércoles? ¡Van a chismosear y yo no quiero darle ese gusto a nadies! Y a mi no me gusta el chisme, ni el escándalo. ¡Entendido! ¡Al que no le gusta que se vaya de la casa! ¡Las puertas están bien abiertas!

Pasaron interminables minutos, la señora madre llegó a su casa muy seriamente con la mirada serena como si nada hubiera pasado. El esposo enérgicamente la invitó a subir a la alcoba para hablar seriamente. Después de una hora y media nadie escuchó nada, el señor bajó. Pidió silencio a todos los presentes porque su amada esposa y madre de sus hijos estaba descansando, que se había quedado dormida. Que tenía los nervios destrozados por culpa de sus incomprensibles hijos que habían ocasionado todo este mal entendido. Los hijos se quedaron pálidos mirándose entre ellos. Mudos. Nadie habló ni pestañó. Salieron uno a uno a la calle. Respiraron aire puro. Se miraron. Después de airearse un buen rato y mirar al cielo buscando una respuesta, llegaron a una inteligente conclusión:

- ¡Bueno! ¡Todo este chisme es problema de papá! ¡Qué se joda!!
Continuará ...

Biografías no autorizadas. La matagente
Con todo el respeto que se merecen los tíos del UB, dedico este chisme a mis entrañables profesores del chismorreo profesional, los señores chismosazazos de la Asociación Lorística los Pájaros Muertos.

Biografías No Autorizadas sobre las Señoras del Chisme de la Cuadriculatura Reptiliana Lenguas Viperinas.

Ya no hay brujas, hechiceras, ni chamanas en Cachiche. Después de varios años regresé a mi país y mirando la agenda de mi vida tenía pendiente un punto. Entonces aproveché hacer una visita relámpago a los pueblitos del Sur y de paso hacer unas entrevistas a los embrujos encantadores del caserío de Cachiche. Después de caminar por entre las palmeras y huarangales de Cachiche, pregunté a un lugareño donde podía encontrar los escondrijos de los curanderos y adivinos, el anciano me miró de pies a cabeza y me contestó.

- En esta época del año en Lima. Todos están chambeando por allá. Sólo vienen para las fiestas.
- ¿En Lima? ¡Yo vengo de Lima! ¿No me diga que son los hueveadores de la avenida Tacna?
- ¡También! Pero más paran en la rica Viky, en La Victoria.
- ¡En La Victoria, yo soy de ahí! ¿Por qué llonja?
- Nada de llonja, en Balcon City, creo, esa urbanización con nombres de piedras preciosas.
- ¡Ese es Balcon City! ¡Yo vivo ahí!
- ¡Ya pé! ¿Tónces qué hace acá?
- ¡Jajajajajaj! Gracias!!

Regresé al barrunto y entre chismes, secreteos y bla bla blas, me pasaron el dato que la nueva líder, la voz cantante de las señoras del chisme era de por allá. Me chismearon que en los últimos años la gente anduvo diciendo por ahí que la inventora del teléfono malogrado, la cuco del embrollo, la bemba colorá del lleva y trae es la Matagente. Que tal ojo de las otras ñoris de escoger como jefe y guía a una descendiente de las brujas de Cachiche. Con ella aprendieron a cotorrear con notas estrepitosas de corral.

Pero siempre hay gente más mala, más chismosa, que con cuchicheos a la distancia comenzaron a maletear a la Matagente; me pasaron el talán que la Matagente, reza y jura y rejura a los cuatro vientos que por su boca sale sólo la verdad; que siempre tiene una sorpresa y varias mentiras para no asistir al culto de su comunidad; que tiene una capacidad para crear maldades y que chismosea de todo para pasar piola de las estupideces y patrañas que para promoviendo o haciendo.

Sólo me dediqué a escuchar sin interrumpir el soliloquio de los antiguos Pájaros Muertos, estos señores hablaban cruzando el tiempo, no les importaba el pasado o el presente, ellos estaban engolosinados con la pregunta y dale que te dale hicieron funcionar sus gastadas neuronas y vomitaron todo lo sabido y preconcebido:

- La matagente mintió desde el primer día; mintió desde el primer momento; un día antes de llegar al barrunto mintió; le dijo a su machete, al ex-pastor, muy quedo al oído con su voz misteriosa, de nardo y de rosa, de luna y de miel, que su rezo se lo había aprendido en un atardecer; lo chamulló apapachándolo, diciéndole que ella estaba solita, sin nada ni nadie que la protegiera ni la acompañe, que no tenía ni un perro que le ladre, que es santo el amor a la nueva tierra, que triste es la ausencia que deja el ayer. Con ese farisaico palabreo el reverendo ex-Pastor de la Secta religiosa Tarzaniana se tragó la mentira y piadosamente con su gran corazón enamorado le contestó: ¡Yo tarzán! ¡Tu Jane! Traduciendo literalmente lo que quiso decir el ex-pastor es algo parecido como, Yo Adán, tu Eva. La trajo a Balcon City para la Semana Santa y la doña al toque hizo las migas con la gentita de su devoción. En plena repartición de los peces sin ser invitados oficiales llegó el clan patriarcal de la Matagente con sus tambores y macumba y se comieron todos los pescados con espinas y escamas; se comieron hasta los pescados que estaban congelados y los otros que estaban listos para meter a la sartén. Se comieron las ofrendas y los adornos de la cruz; y sacaron los frutos de los árboles frutales del parque en bolsas interprovinciales ... suerte para los vecinos que en el Día de la Resurreción habían viajado a su región, al Monte Mutiu muy cerca de la terrible tribu de los Gaboni y de la peligrosa Selva del jirón Huamanga.

Y para terminar el viejo chismoso más chismoso, chismoseó:

- Estafa, engaña y timbea en los pequeños casinos del barrio. Siempre gana ¡¡¡Qué suertuda!!! ¡Ay que cuida'se de las mujeres que timbean, las casadas sóm peyor, é'tas entregan su alma al diablo pór un sencí'o y entregan algo máz también!
- Pura madre, por lo que me chismean yo creo que ustedes la están envidiando con una envidia bien envidiosa, jajajajajaja
- Ná de envidia é purita verdá. Lo que acabáis de oír se ha cumplido. Porque el Señor me ha ungido con algarrobina para anunciar lo que te he conta'o. ¡Palabra de Dios, por Diosito! ¡Hip ... Salud!!

Me despedí pensando.

- ¿Habrá otro más chismoso y curioso que yo? Y cuando la vista volví hallé la respuesta viendo que los Pájaros Muertos chismeaban con los chismes que yo chismosié. (D.Oct.2010).
Continuará ...

Biografías no autorizadas. Las adjuntas
"Las historias verdaderas que uno relata son falsas; las falsas tienen al menos la oportunidad de que podrían convertirse en verdaderas". Elías Canetti.

Al tercer día, yo y mi sombra, ya éramos super reconocidos, me dí cuenta por las miraditas y las sonrisitas nerviosas de un par de señoras a la hora de comprar el pan, en la mañanita, en la esquina del cajamarquino, me saludaron amablemente y se fueron a la acera del frente donde sesionaban un trio de guapachosas señoras, e indiscretamente con el dedito índice me señalaban. Mirándo desde lejos y de reojo saqué mi raíz cuadrada y me di cuenta de lo que se trataba. Eran las simpáticas criaturitas infernales de la Matagente, a una por una las fuí reconociendo: La China, La Bestia, La Manco, La Sorda y La Coja

- ¡Ay, hija! ¡Cuida'o! ¡Cállate la boca! ¡Psssch! ¡Ese'ón es un grandísimo chismosazo, yo lo conozco!
- ¿Cuál de ellos?
- ¡Ese cuatro ojos! ¡Con pinta de cara de cojudo! ¡Su comadre una vez me chismoseó que éste güevón es un chismoso de primera!!
- ¿Cómo es la gente no? ¡Chismosos salaspatrozos por todos lados!

Regresando a casa fui recordando los preciosos chismes de los Pájaros Muertos. El viejo pelo pintado de Don Gepetto Serrasconi, filosofó el día anterior, malamente:

- "No hay moneda falsa que no pase, ni puta que no se case". Y los demás Pájaros Muertos continuaron:

La China: Es una vecina antigua, chola fuerte, cincuentona. En sus buenos tiempos barrió con todos los caballeros de la urbanización como escobita nueva. Secuestraba a uno por semana y les quitaba los chibilines del jornal en cada pollada obligándolos a pagar con carácter de urgencia el pedido que no habían hecho y también les cobraba las polladas que sus hijas se habían comido. ¡Válgame Dios! Tanto fue el cántaro al pozo que se rompió, las esposas de los calzonudos se unieron y le hicieron carga montón, por poco la linchan. En la actualidad es Testigo de Jehová, predica y chismosea al mismo tiempo. Peca a escondidas para no perder la costumbre.

La Bestia: Desde chica se le veía con varios patas recurseandose el pan de cada día. De joven fue deportista, practicó karate, judo, kung fu y fuchifús. Por sus dotes físicos-mentales se convirtió en gran jugadora. Ella misma se maleteó, habló de sus travesuras en un domingo de sol, calor y con resaca de pollada. Murmuró: "Qué ella se recurseaba con sus novios y sacaba su ropero completito en Gamarra y la guita para mantener sus estudios y la jama pa'su familia". Llegó a ser jueza en Derecho, a pesar de su comportamiento torcido. Ahorita ya no se acuerda de sus andanzas. Jode en el barrio, jode a los jóvenes, mira por sobre el hombre y todo le apesta. Se jubiló relativamente joven, tiene su estudió en la sala de su casa y una boquita finamente entrenada con oratoria procesal para todo tipo de alegatos, calumnias y chismes.

La Manco: Fue empleada ejecutiva modelo de una empresa turística rural, salón restaurant, El Hotelín Blanco, en un Balneario del Sur, juntito al mar, a las corvinas y cojinovas, donde trabajaba con cama adentro. Se entendió con el Gerente General y gracias a esa gestión laboral consiguió una buena marmaja mensual mandando al diablo la chamba. Con chanchullos, chantajes y malas artes, ahora recibe un giro mensual de los States Unites de USA. Siempre se le ve linda y arregladita como para asistir a una fiesta; afila la lengua con su primita del alma y compinche, otra joyita que para todo el día fisgoneando al barrio desde los corrales de los gallos de pelea que tienen en la azotea, luquea a tiempo completo, chiniando desde la ventanita silenciosa de cristales empavonados.

La Sorda: Su chaplín lo dice todo. A esa le dicen, siéntate, y la dama se echa. Es una mujer voluptuosa que cada vez que se pone un escote y enseña sus tremendos encantos es para pedir fiado y con yapa.

La Coja: No es precisamente una enfermita, si no porque siempre se hace la cojuda con cara de inocente paloma de yo no fui, va recolectando los chismes al paso.

Y punto final. De las otras chamanas, hechiceras, brujas, Lenguas Viperinas, hijas de la guayaba, hipócritas, fariseas de miércoles, cabareteras de segunda categoría, malditas atrasadoras, vendedoras de no sé qué, jugadorazas, hijas de la gran pera madura; ya no escribo más porque me faltaría papel y el chisme sería más extenso y voluminoso que la Biblia. Mejor lo dejamos ahí. Arrivederci. Au Revoir. Adiós.
Continuará ...

Biografías no autorizadas. Los pájaros muertos
"Decir lo más terrible encantadoramente es cuestión de práctica chismográfica". Niky León.

Más de una vez he repetido, siempre lo repito, y hasta el cansancio repito el mismo estribillo:

- "El chisme no me gusta ... pero me entretiene".


Y en mi querido barrio el chisme es un deporte de masas; nos entretenemos del ocio con chismes, con dimes y diretes, con bromitas de mal gusto, con rajes por la maleta; todo esto en conjunto es más entretenido que ver la televisión con o sin cable, que ir al cine, jugar a la pelota, que rascarse los huevinchis en el sillón viejo de la sala sin hacer nada de nada. ¡Qué viva nuestra pasión virreynal!

Mientras escribía unos E-Mails, respondiendo asuntos ultra-secretos y totalmente confidenciales, recibía entre tanto y tanto cartas electrónicas que pasaban corriente, me llamaban la atención con palabras de grueso calibre por haber omitido las Biografías No Autorizadas de los Señores de la Asociación Lorística los Pájaros Muertos. Para enmendar este craso error e impertinencia me disfracé como espía de la KGB, y me fui directamente a buscar a los plumiferos, y no fue difícil conseguir algunos datos de corral; por boca de ellos mismos recopilé un par de interesantes biografías no autorizadas de sus más serios representantes y mejores exponentes del chisme zalamero y gracioso de nuestro barrunto blanquiazul ... y en octubre, morado.

Estos pájarracos desde hace muchos años se reúnen religiosamente todas las noches, entre copitas de roncito, habladurías, y haciendo pichi en el frondoso árbol que los cobija de la humedad y del frío limeño. Como siempre, chismosean cada día a forro y sin compasión, dando con palo al leño caído, echando en cancha al inadaptado miembro despistado, y por ese mismo motivo tienen chismes para rato.

Camuflado entre ellos, participé en la reunión como antaño, a la primera pregunta concebida que les hice se fueron de boca, los archiconocidos Pájaros Muertos no tuvieron ninguna consideración de su antiguo jefe, guía, fundador y presidente vitalicio con carácter honorífico, y gran maestro santón chismosón; todos nos mirabámos las caras, satisfechos y sabíamos porque, nos referíamos al emplumado Don Gepetto. Antes que empezaran a soltar la lengua floja, me aconsejaron que, "chismosos que chismean de otros chismosos, siempre pierde, el que miente sin educación". "El buen chisme tiene que ser alturadamente alto"; me dijeron. No entendí ni michi pero me vacilé de lo lindo con el vacilón.

Gracias a estos eternos vigilantes de la vida ajena, cuervos humanizados que no se congracian con nadie, husmeadores ad honorem; recolecté los siguientes datos.

- Don Gepetto Serrasconi Grannariz‏ fue nuestro presidente por años pero le cazamos varias mentiras y con el dolor de nuestros corazones tuvimos que cambiarlo por un mal menor. Nos contaba versos muy distante de la verdad, y de la realidad, mintió cuando habló de trabajo y de mujeres. Todos sabemos que él no la mueve, no hace ni el intento, y que desde hace tiempo es vago profesional, y no hace nada. No es trigo limpio, ni santo, una cosa es hablar de la vida ajena y ¡Otra cosa es mentir! ¡Y otra cosa es ser embustero! Se puede mentir, empujado por las circunstancias, pero el mentir, por mentir, es propio de embusteros. ¡Y él nos mintió!; dijeron los miembros de la cúpula de los máximos dirigentes de los Pájaro Muertos.
- ¿Y de qué mujeres nos habla? Si él es ratón de un solo hueco, ratón flojo todavía, miente que te miente; a la vejez, mentiroso. Dios se apiade de su lengua mentirosa.
- Don Serrasconi‏ hace las labores de casa y de paso tiene que despulgar a su perro chusco. Al pobre animal no le queda otra, está hecho un cascarrabias y también tiene que ayudar en las tareas domésticas.
- ¿Y qué de malo tiene eso? Yo he sido Hausmann, y trabajar en casa es matador. Quien como ustedes que se la pasan todo el día mirando corrales ajenos.
- Tu ya te olvidaste. Pero acá una señora que sale tiene mucho tiene tiempo pa'trampear.
- ¡Puñales! ¡Qué mal hablados son ustedes!
- Por eso mismo te decimos que tu no sabes de la interpretación de la realidad nacional, ni de concepción del espacio-tiempo-histórico hermenéutico ...
- ¡Ustedes exageran! ¡Ya no me voy a juntar con ustedes! ¡Por Diosito!

En la segunda pregunta, los más jóvenes tomaron la palabra, y me enteré que el nuevo lider es mi promoción, el enigmático y controvertido Edwin Toribio Carambola, mi pata, mi hermano del alma, el popular "Oriundo de Sicaya". Los jóvenes que no son tan jóvenes porque son de mi edad; prosiguieron.

- Edwin Toribio llegó al barrio en brazos de mamá. De niño tenía la manía de imaginar deudas y confundía la realidad con la fantasía. Se levantada de la cama y en vez de decir los buenos días, decía: “Oe, págame‘pé”. Terminó secundaria en un colegito particular La Quinta Rueda del Coche, y con las justas pasó. Como universitario logró sacar su título en una imprenta del jirón Azángaro. Cuando cumplió su mayoría de edad, sacó carné de todos los partidos políticos para tentar suerte pero hasta el momento siempre pierde.

Me jaranié solito. Me miraban desconcertados. Ese chisme me lo conocía desde hace cincuenta años atrás, y me reí a carcajadas recordando los viejos tiempos de nuestra chiquititud.

Al final de la conversación, hablamos de todo un poco, y en cada tema no nos poníamos de acuerdo. Con el beneplácito de la audiencia expuse mis puntos de vista y sin querer me convertí en un ácido crítico e irónico y antagónico; por escasos minutos solamente; con argumentos sólidos respaldé mi discurso. Me di cuenta que yo era un extraño entre extraños en una esquina extraña. Viéndolos a la distancia, ellos ya no eran trece caballeros de la esquina del papagallo, eran menos, dos habían viajado al cielo y yo había viajado al extranjero. En la actualidad son diez miembros pero son "uno" a la hora del chisme. Sin pensar hice la mejor acción del momento. Di un paso al costado y me despedí, discreto y educadamente, como siempre con la mejor sonrisa; me despedí de ellos, de los Pájaron Muertos, de la esquina, y de mi barrio; pensando en no volver nunca jamás. Después reflexioné sobre lo que pensé y me dije, tengo que darle tiempo al tiempo que el tiempo decidirá.

- "De ahora en adelante chismosearé solito sin ayuda de nadie".

Deo gratias acabé estas Biografías No Autorizadas sobre los portadores del chismes de mi barrio en el año de las Elecciones Regionales y Municipales del dos mil y diez de octubre. Impreso en la muy noble ciudad de La Victoria.

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