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La Oficina

LA OFICINA de NICOLÁS LEÓN
Alemania. Karlsruhe, 15/Marzo/2008

Agradecimiento a:
- Universität Karlsruhe (TH)
- Interfakultatives Institut für Entrepreneurship
- www.iep.uni-karlsruhe.de
- Rathaus Grötzingen
- O. Miguel Ruiz Beltrán
- Aurora Techera
- Carlos Riboty
- Nerit Olaya

Para Dorothee, mi Ángel de la Guarda.

Señores y Señoras. Amigos latinoamericanos. Buenas noches.
Herren und Damen. Lateinamerikanische Freunde. Guten Abend.

Como mi vida transita truculentamente, hipersecuta e iracunda, me olvido de los compromisos artísticos y personales. Ahora nuevamente en Alemania me hacen recordar la promesa que hice hace un año a mis amigos de Karlsruhe, de escribir unas líneas para los amigos latinos, unos cuentitos con sabor a barrio

La promesa también llegó a Chieming, un pueblito con un lago de aguas transparentes y cristalinas, ubicado al sureste de Alemania, vecino con los Alpes.

Hablando con el cura español de mi Iglesia Católica, tengo permiso y consentimiento de usar la imprenta de la Parroquia para imprimir los escritos. El curita también me ha brindado su apoyo en el Curso de Teatro para Niños y Jóvenes. Y como buen sacerdote me ha orientado donde comprar el buen vino para celebrar la Misa. Generalmente compro seis botellas, una la tomamos en misa y las otras después de la misa. Brindamos por la Paz Mundial, brindamos para que Latinoamérica tenga presidentes honrados.

En misa los varones tratamos de estar lo más cerca posible al Altar y recibir las bendiciones, el vino y las galletitas.

Este año tenía planeado escribir por lo menos diez cuentitos sobre mi vida, sobre mis amores: el teatro, mi mamita, mi nieto y mi Club Alianza Lima.

Cuando me encontraba cenando en un Hotel Cinco Estrellas en la ciudad de Köln; me acompañaban varios alemanes, un japonés y un amigo de Venezuela; se me fue el apetito, retirando mi pedido - Rindfleisch mit Champignons und Olivensoße - carne de lomo con champiñones y crema de olivas - y mi copa de un fino vino de las orillas del Rhein; solicité al conserje que tenga la amabilidad de proporcionarme unas hojas bond de 80 gr. A4, unos lápices y un borrador.

Me encontraba cansado y creo que los demás también, habíamos finalizado la grabación de un programa, un Show Reality para la televisión Canal SAT 1; pero en el fondo de mi ser me preguntaba:

- Ahora qué voy a leer cuando llegue a Karlsruhe. Como empezar con estos cuentitos, ahora ¿Quién me salvará?.

Y en plena nebulosa de interrogaciones, se me apareció la imagen de mi amigo Miguelito Chulapa, joven que fue, veterano de una y mil batallas en mi barrio de Balconcillo. Fui recordando sus amenas conversaciones.

El siguiente cuento llevaba por título: Palabras Necias, Oídos Sordos, pero cambié de opinión y le he puesto por nombre: La Oficina. Y dice así:

LA OFICINA
«Perro que come gallinas aunque le quemen los huevos». Doman


Balconcillo City, es una Urbanización Residencial del Distrito de La Victoria, que limita con la Av. Parinacochas y Las Américas (Centro Comercial PBC), con Av México, y Canadá. En el centro del plano antes mencionado se encuentra la esquina del movimiento. Es en esa esquina donde tienen lugar las vivencias más resaltantes de lo acontecido en el barrio.

Todo se mueve por lo bajo, los chismes y líos de comadre; cuando están inertes sin saber qué hacer, escuchan la voz, mejor dicho una gran voz con eco que les dicta las acciones del día, un dictado como cuando Diosito dictó los Mandamientos a Moisés.

Es la voz aguardentosa, de ultratumba por las amanecidas que se pega día tras día; sino es en la oficina, es probando el pisco que prepara su compadre Pitti. Es la voz del maestro Chulapa, chamán norteño heredero de los poderes de su prima hermana Hermelinda Linda Viuda de Pajares.

La Oficina, dicen, es nuestra esquina propia, nuestra, de nosotros mismos. Donde se acomodan a chismosear, hablar, platicar, a tomar licor. Algunas veces toman licores finos y amanecen con resaca, pero siempre están tomando Shiumura, licor con dos pasitas, según sus opiniones, cae bien para cualquier ocasión.

En esta esquina se reúnen los desocupados, los sin trabajos que quieren trabajar pero no buscan, los que no buscan trabajo, algunos vagos profesionales, los despedidos, los mantenidos, los jubilados y algunos muchachitos que no saben lo que quieren.

En la oficina se reúnen a la hora pactada, a cualquier hora, puede ser espontáneamente en la mañana, tarde, noche, muy de noche o medianoche. Los encuentros pueden durar hasta el día siguiente, dependiendo del tema que están tratando. El lugar ideal para pensar, meditar, aspirar, fumar un pitillo, etc.

Algunos concurrentes son llamados FE y ALEGRÍA, porque salen muy tempranito en las mañanas con Fe a buscar trabajo y regresan con Alegría de no haber encontrado nada. En una oportunidad uno de los jóvenes encontró un empleo y lo devolvió.

Un ejemplo muy simpático es el caso del queridísimo Cabeza de Muela. En una oportunidad su señora madre le alcanzó el periódico a las 10 am, de amanecida, según él. De casualidad se podia distinguir claramente los Avisos Clasificados, avisos que anuncian descaradamente una plaza en el mercado de alta competencia profesional. El Muela al ver la terrible página, entendiendo la indirecta, cayó en catastrófica depresión, le dió una fiebre de 40.8, no respiraba. No tenía fuerzas para levantar la cucharita y tomar su medicina. Como prescripción médica, el Doctor recomendó aislar al enfermo de los avisos clasificados y que tenga visita de sus amigotes que llevaban alcohol bajo la manga. Así, poco a poco, piano-piano, el enfermo comenzó a recuperarse.

Siguiendo con la linda gente de la oficina, los integrantes son de varias generaciones. Los hay jóvenes, adultos, viejos, viejitos, abuelos viejos, abuelos jóvenes, para todos los gustos. Muchas veces sus apreciaciones son antagónicas, con-tra-rias (para los que no saben qué es antagónico).

Como en los días de fútbol. Peor si juega el más querido y mejor equipo del país "Alianza Lima". Los contrarios con sus problemas hormonales hacen causa común, dan gritos y rabietas. No se dan cuenta lo equivocados que están al haber escogido un equipo de colores diferentes a la blanquiazul. ¡ Alianza es de La Victoria! ¡La Victoria es del Perú!.

Todos están atentos al resultado, se convierten en comentaristas deportivos, en técnicos. Muchos de los presentes nunca han jugado pelota; iban a las canchitas llevando el agua de aguateros; de ayayeros; cargando las camisetas por un chup.p.t ó un refresco de agua de caño.

Después del partido, hablan, hablan, mucho bla bla bla, se les seca la garganta y piden un par de chelitas para refrescar el gargüero, pueden ser heladas o sin helar, una y una; luego otro pide tres botellas, la conversación se pone más interesante y tiene derecho a opinar. Al final nadie habla de futbol, les da igual si su equipo ganó, perdió, es igual, las virtudes del mejor jugador la tiran a la basura y la fiesta comienza con su rico vacilón. Los Delivery comienzan a calentar cuerpo, las miradas se hacen cómplices, cuentan las monedas, aparece Jessy que toma la delantera y por una cabeza gana el primer pedido. Se va a comprar la rica cochinada. ¡Fiesta Total! ¡!Que viva el deporte perguano!!

En una de las reuniones deportivas, que lastimosamente no hay registro de fecha, ni hora, llegó un chisme. A varios de los presente no les gusta el chisme pero los entretiene.

“Julitto”, "Perigna", "Tawan", "Kexzón", "Señor Actor", "Nikka", "Bebe", "Yurito", "Osograzo", "Doman", "Cabeza de Muela",”Mannolo”, "Trinchudo", “Buribahn”,”Chato Rena”,"Pitti", "Maritín", “Charro” y el infaltable "Chulapa", entre otros, estaban haciendo hora para jugar una pichanguita como en sus buenos tiempos; y a la velocidad de un rayo llegó el chisme.

- ¡Muchaaachos! ¿Sáben la última?
- ¿Qué? Gritaron todos al unísono.
- ¡¡Abuelo Viejo fue a la peluquería!!
- ¿¿¿Y ???. Qué chux ... cha! - Todos volvieron a gritar.
- ¡A qué no saben!
- ¡Carajo! ¡Cuenta de una vez! - Gritó nerviosamente Trinchudo.

El narrador tomando aire y con una sonrisa a flor de labios, limpiándose la nariz de una respetable aspiración para refrescar la memoria, dijo:

- Abuelo Viejo se fue a cortar el pelo a la peluquería de enfrente, de Los Diamantes y cuando se sentó, agarró un espejito para verse mejor; la peluquera gorda lo quedo mirando...y le preguntó:
- ¿Señor, usted vive por acá?. El viejo dijo: -¡No! Y siguió negando con la cabeza. La gorda hablaba, hablaba, hablaba pestes de la famosa oficina. Seguía hablando hasta que se quedo muda, lo miró, y le dijo: -¡Juro que yo lo he visto por alguna parte! El viejo levanto los hombros llenos de pelos y caspa. Y faltando el último tijeretazo, la gorda exclamó: - ¡¡¡AHHH YAAA!!! Usted es igualito a un joven que para coqueándose en la oficina, en la esquina esa del frente y al que se parece a usted, su mujer le sacaba la vuelta, ¡¡¡Le ponía los cachos!!! ¿Usted lo debe conocer? El viejo mirando fijamente al espejo, dijo: ¡Hace años que viví por acá! ¡Y estoy divorciado! Y salió de la peluquería bien bacán, todo un caballiero.

Todos se rieron a carcajadas, pero inmediatamente se quedaron mudos cuando vieron llegar muy alegremente al Abuelo Viejo, con su nuevo luuk.

Siguiendo con Abuelo Viejo:

Llegó muy joven a la Ciudad Capital, con ojotas y sus pertenencias en una bolsa de tela bordada con rosadas florcitas de su terruño. Gracias a una vara, a un tarjetazo, de un paisano consiguió trabajo con buena paga. En una de esas tardes de ocio. Los amigos de lo ajeno lo llevaron a una cancha de fútbol para que vea un partido, pague las entradas e invite los tragos. Tanta fue la impresión que le causó dicho espectáculo que se hizo hincha del equipo que ganó. Ese equipo fue la crema volteada, conocido como las gallinas de la U. Se entiende por qué fue esa decisión. Porque en su tierra la radio llegaba con muchas interferencias, no se había inventado el televisor y cuando se inventó, pasaron muchos años más para que llegue a su pueblito perdido en las alturas de los Andes. Donde los niños jugaban cuidando a las llamas, a los auquénidos; dando de comer a los cóndores; subiendo a los árboles para cosechar las frutas; labrando la tierra; no tenían ni la remota idea del juego de la pelota.

¡Ah! Abuelo Viejo tiene un hijito como de 40 años de edad, le dicen MaiGuiber, porque con un simple cigarro prepara una pistola.

En un Clásico Alianza vs U que se jugó en La Rica Viky (La Victoria), después del partido llegaron uno a uno a la oficina, unos tristes, otros alegres. Es entonces cuando comienza la rutina. Un par de chelas, después tres, media caja, una caja y así sucesivamente, tragos van, tragos vienen. Por fin sueltan la lengua y empiezan a rajar del partido:

- Que esa jugada fue con la mano...
- que casi la mete sino chocaba en el palo...
- que ahora en el Cuzco van a perder...
- que se parece a Maradona por lo drogo...
- que por las puras estudia para Director Técnico...
- que Cachete esta jodido con la Chata..
- que fue marido de mi sobrina y ahora juega en Holanda ... etc.

Todo era bonito, la tarde estaba chelera con buen sol, los niños y jóvenes jugaban carnaval, nadie jodía, todo esto se podía comparar con el Paraíso, pero como todo paraíso, tiene que tener su serpiente.

Entonces les voy a contar la historia de: «La Serpiente de Trinchudo»

En un momento de plena efervescencia alcohólica y haciendo hurras a sus equipos; se escuchó a los lejos una voz femenina que obligaba ipso facto llevar al niño a la casa de su mamá. Era la Player-woman of Toronto, hermana mayor de Trinchudo, que pedía de buenas maneras con gritos desgarradores que el susodicho deje de chupar porque tiene gripe crónica y se ocupe de su hijito que hace más de una hora quiere ir a su casa, que está todo moja'o y no quiere comer su arroz con huevo.

Trinchudo puso cara de preocupación; su mujer, jugadora de las ligas mayores en Lima y alrededores; tiene fama de muy mal carácter, esto lo preocupo en demasía. El se mordía la oreja, se limpio la nariz, se volvió a limpiar la nariz, no estaba seguro de la limpieza. Quería verse en un espejo, pero su papá lo estaba viendo de reojo, poniendo una carita angelical de yo no fuí, se dirigió a la casa de su señora madre a recoger a su hijo y llevarlo a su destino.

Después de una hora de gritos, olas, cantos, chistes y mucha unión fraternal, regresó Trinchudo. Se le veía tranquilo, pero no, la procesión la llevaba por dentro. Señor Actor frecuente asistente de los alrededores de la Iglesia Católica y otras iglesias satánicas; le preguntó como un padre pregunta a su hijo pródigo:

- ¿Cómo te fue mi queridísimo amigo?

Trinchudo con la mirada perdida de estúpido, rumiando iras encontradas por su fatal decisión de ser padre soltero y mantener hijos ajenos. Contestó:

- "¡¡¡He visto a la cachera de tu hija!!!"

Inmediatamente el ambiente se puso tenso. Señor Actor lo miró como quien mira un mojón grasoso y con una sonrisa de cura de barrio, le dijo:

- "Por favor cambia de conversación que estamos hablando de fútbol".

Levantó el vaso como un cáliz, diciendo: ¡Salud! ... -¡Salud! -  respondieron todos. Menos Trinchudo que estaba pasado de vueltas. Después de varias botellas más. Abuelo Viejo se escapó. La reunión llegó al ocaso. Trinchudo se fue mirando el suelo buscando su moco blanco. Sólo quedaron unos cuantos”.

Pampo tomó la palabra:

- ¿Cómo es posible que este muchacho hable así". Continuó: - "No sé acuerda que hace años su hermanita menor no asistía a la Universidad por quedarse tirando todas las mañanas en Parinacochas.

Otra voz:

- “Sí, salía de su casa como Caperucita Roja pero al revés, iba por el camino corto y se comía al Lobo Feroz".

Al Señor Actor no le parecía nada gracioso. - “Ella podía hacer cualquier cosa con su poto”.

Sólo se quedaron, Señor Actor, Doman y Chulapa. Este último deteniendo a ambos les dijo:

- "Este no se acuerda o no sabe que hace muchos años, su mamá ¡Si! Su santa madre salía con su Biblia y su Rosario con dirección a la Santa Misa de seis péeme. En casa pensaban que a la hora del rezo pediría bendiciones para su esposo que trabajaba en las peores condiciones en un muelle de Chimbote. Pero no. No iba a misa, se metía a un carro viejo que la esperaba cerca del Templo del Parque Unión Panamericana. En la noche dejaba todo y daba rienda suelta a sus instintos, se olvidaba de la moral y buenas costumbres, se convertía en contorsionista, en catchascanista. Por un momento se le veían los pies, por otro las nalgas, los cachetes contra el parabrisas, en fin, poses que hasta el momento yo no puedo hacerlas. Ahhhh, también recogía los aretes".

Sonrieron en complicidad. Doman, que había permanecido callado, trató de explicar el comportamiento de Trinchudo:

- "Miren, sabemos que es buen pelotero, pero no usa el cerebro, y ahora que está templado no sabe por quién decidirse, sí por la señorita Blanca o por la señora Coca".

- "Basta de cojudeces", interrumpió Señor Actor. - "Sabemos de sus hermanas y de su mujer, pero no hay que echar más leña al fuego". Y con un hasta mañana se despidieron amigablemente.

Señor Actor, siempre de buen carácter y dispuesto a servir a los demás a pesar de su presupuesto franciscano, se da tiempo y maña para colaborar en las cuotas para la compra del grato licor.

Algunos dicen que recibe propina de su mamita porque se quedó huérfano de padre a los 42 años de edad. Otros dicen que recibe mesada de una herencia familiar que lo apoya para que huevee en obritas de teatro escolar o en la TV. Dicen que se pinta el pelo, tiene dientes postizos, lentes de contacto y una cirugía en las patas de gallo; que está reencauchado.

Señor Actor manifiesta:

- "Que estudió en una Gran Unidad Escolar gratuitamente en un distrito de la Jifi Lifi, que en su colegio aprendió teatro. Que perteneció a la selección de atletismo". Por supuesto que nadie le cree. Lo que sí es verdad que estudió en una Escuela para Actores, becado, que había plaza para sesenta alumnos y él fue el número sesenta. Que terminó con las justas y después de eso, agarró viaje en unas giras teatrales de mala muerte, ya que su señor padre lo botaba de la casa por dar mal ejemplo a sus hermanos menores.

Una vez le preguntaron en qué momento trabajaba, él frotándose las manos, pensó y contestó:

- "Que no tenía tiempo porque el día se ha hecho para descansar y la noche para dormir sin contar la siesta".

También sabemos que su señora le preguntó:

- "¿Por qué no te buscas un trabajo?”

El respiró profundamente y mirando las musarañas, respondió:

- "¿Y tú por qué no te vas de la casa?".

Después de un portazo se quedó solo. Solo con sus pensamientos, solo de soledad. Sus dos hijos después de aprender a volar, volaron, volaron hacia las inclemencias de la vida.

En el barrunto siempre tienen motivo para tomarse unas cervecitas, un traguito. Sí hace sol bien heladitas y sí hace frío bien heladitas. El clima no interesa.

El amigo Maritín. Experto en Corte y Confección. Comentó, que en su casa le habían dicho que estaba pintón, hermoso. Le preguntaron: ¿Por qué?. A lo que contestó:

- Ayer me zampé a un matrimonio con mi amigo Edwin Canga Laya y chupamos hasta decir basta. Llegué a mi casa hecho una sopa, todo orinado, llegando a la puerta de mi casa, buitrié. Porque me cayó mal la carapulcra que me había empujado. Y ahora en la mañana que me he levanta'o. Todos: Mi amá, mis hermanos, mi sobrino, el perro, hasta mi cuña'o, me dijeron:

- ¡¡Quéee bonito! Quéee bonito!!

Si caminan de Sur a Norte, de Este a Oeste, se darán cuenta de que la oficina se encuentra ubicada en el mismo centro del barrio. Entre cuatro esquinas, entre cuatro tiendas que les proveen de variadas marcas de licores, cigarros y fosforitos.

En una oportunidad tuvieron una conversación nostálgica sobre su niñez. Recordando como se habían pasado los años. Sacaron fotos, revistas, recortes de periódicos de los campeonatos futboleros. La Parroquía Nuestra Señora de Guadalupe organizaba campeonatos de fulbito, vóley y básquet. Había rivalidad entre las cuadras. Hoy que han pasado mucha agua bajo el puente están hermanados por las vivencias, la familiaridad, por su esquina.

Me olvidaba decir que de vez en cuando se acercan unas señoritas, jugadoras decentes, que lo hacen por amistad, no por negocio. La Picuda y La Chatia. Siempre muy oportunas para las amanecidas.

- La Picuda, una flaquita rica. Es romántica, como siempre se enamora, lo hace por amor. Toma su trago como agua bendita. Jode lo normal. Se mosquea un poco para defenderse de las indirectas directas que tienen como fin, levantársela.

- La Chatia, juega su pelota cerebralmente, se recursea bastante bonito. Tiene su amiguito viejo que la pone al día económica y alcohólicamente con cervecitas. También tiene su amorcito. Canallo. Un joven prometedor, muy trabajador, que la acompaña todas las mañanas, tardes y por las noches la saca a pasear para que luzca el lindo collar que le compró en un remate en el Centro Antirrábico de Chacra Ríos.

En el barrio se acostumbra tener gratos recuerdos de los vecinos, una buena cantidad de vecinos ilustres en la actualidad radican en el extranjero, y muchos, ya descansan en paz en los Cementerios de Lima cuadrada, El Ángel o Presbítero Maestro, y los más reciencitos que se han ido a la otra, sus restos reposan en los camposantos llenos de jardines primaverales. Hablando de muertos... Sui Generis es el dolor doloroso en un velorio del barrunto. Corre licor de variados colores, con hielo o con pasitas y otras cositas. Las cajas de cervezas adornan el motivo de la reunión y la chela corre como agua de caño malogrado. Abrazo, pésame, apretón de mano. Todos los presentes son iguales, mutuo respeto, los jefes bajan al llano, y los del llano atienden a los grupos como una sola familia. Se comienza hablando de las virtudes del occiso, poco a poco se sazona el buen decir con algunos chismes de las últimas semanas, esto se condimenta con simples rajes y otros chismes mayores sobre el barrio. En Balconcillo City, los velorios no pasan desapercibidos, tiene su connotación folklórica. Los que se golpean el pecho y necesitan con urgencia librarse de los pecados capitales, terrenales, económicos, contratan el Velatorio de la Parroquia. Pero, el verdadero sabor y saoco está en velar a los muertos a la antigua. En casa así no haya espacio, en la cochera o el jardín de atrás. La gentita cae, llega y colabora, bulla, café, cigarro, cuchara y cajón. Hay tristeza, llanto y lágrimas sinceras. Abren el cajón, lloran; cierran el cajón, lloran y lloran y siguen llorando. Moquean a moco tendido, todo es un mar de llanto. Plañideras, deudas, canjes y trueques. Pero, no todo es tragedia, afuera, en la vereda, en la calle, el comercio sigue como sí no hubiera pasado nada. La venta de licores, cigarrillos, canela y clavo de olor camina al compás de la ley de la oferta y la demanda. Chismes, maleteadas, chistes y más chismes truculentos, es la oportunidad para desahogar las penas, frustraciones y amarguras. Los jefes de las familias se dan tregua, hacen las paces. Los insultos, malos entendidos y las ofensas son dejadas de lado. Pero, los cachos jamás serán perdonados.

—¡Un comercial y regreso, voy y vengo!

—¿Adónde vas hijo de la guayaba?

Según la tradición oral del barrio conocida es la siguiente crónica. Cuentan que en el Día de la Canción Criolla falleció una de las vecinas fundadoras de la Asociación  «The Little White Houses», en los años de ardua convivencia la señora demostró ser una gran dama y madre ejemplar. El barrio lloró su desaparición. Cuando llegó el féretro a la casa, el chisme se propagó por las cinco esquinas y recovecos de los pasajes y calles. Cada hora que pasaba el velorio se sumergía en una profunda depresión de tristeza, llanto y lamento. Silencios y café. Bajo un cielo gris y un ambiente compungido, conmovedores relatos y desgarradoras imágenes, enaltecía los restos de la buena dama. Murmullos, pésames, colillas de cigarrillos, galletitas con mantequilla, lágrimas, pesadumbre. Luto en el corazón. Las copitas de pisco acholado circulaban una a las quinientas. A distancia se escuchó una melodiosa melodía, las miradas se dirigieron a la entrada del block, nuestro trovador mundano, con su presencia y con su voz irradió el pasaje con sonido y candor.

—¡Ya, todo bien, apágate! –dijeron los fariseos.

—¡Apágate tú, él es de los nuestros! – replicó una comadre.

—¿Quién es?

—¡Pollo! ¡Nuestro cantautor!

Pollo Carrascal, artista volatinero, pelotero de pichangas en calles y jardines; puntero mentiroso en la ligas victorianas; dribleador de cobradores y matarifes; chofer de emergencia en las funerarias clandestinas; chaleco de capo de capos; cocinero de la cocina brava en Tocache. Eximio charro cantor andino urbano. Vecino querido por grandes, chicos y por los que quedaron heridos.

Pollo (a) Pollito Carr, se hizo presente como siempre. Llevaba un vestuario de verano, blanco de pies a cabeza, zapatos de charol, lucía radiante como la luz del sol. Lanzó un par de notas altas con voz de pecho mismo tenor. Hizo un silencio, se acercó a la puerta del velorio, se detuvo un minuto, soltó una frase cariñosa, con los brazos abiertos parecía un angelito. Empezó a cantar a capela, bajito, poquito a poco se acercaba a la caja mortuoria. Conforme avanzaba subía el volumen. A algunos presentes no les pareció buena idea, requintaron para que se calle la boca, otros lo alentaron para que siga cantando, la familia de la difunta no decía nada, solo sonreían. Pollito quebró la atmósfera de dolor con el tema "Amor Eterno" de Juan Gabriel. Se posesionó en el centro de la sala, cantaba para toda la platea: —«El tiempo que he sufrido por tu adiós /obligo a que te olvide el pensamiento /pues, siempre estoy pensando en el ayer... prefiero estar dormido que despierto/ de tanto que me duele que no estés/ como quisiera que tu vivieras/ que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca/ y estar mirándolos/ Amor eterno e inolvidable/ tarde o temprano estaré contigo/ para seguir... amándolos…» —. Medio velorio hacia coro, aplaudían, los contreras se contagiaron y todos terminaron cantando a todo pulmón. Los dueños de casa felices, el velorio tomaba cuerpo como debía de ser. Consiguieron una guitarra prestada e improvisaron un cajón, un par de cucharas se unió al vacilón. Los presentes pidieron otra canción. Pollito se explayó con un breve concierto de lo mejor de Juan Gabriel. Preparó su salida y despedida con un antiguo vals criollo de pura cepa. La afición y fans del inigualable Pollo no dejaron que se marché. Le chorrearon un billete, al toque se convirtió en una caja de música, y con comida y trago le dieron cuerda para rato.

El tono siguió con boleros cantineros, rancheras, tonderos, valses, marineras, huaynos cajachos. A la mayoría de la gente les picaba los pies por bailar, se morían por bailar, solo les quedó moverse en sus asientos, golpeando los tacos, moviendo el zapato, meneando la cabeza, acompañando con palmas, con golpecitos a la botella y tarareando bajito, para dentro. Y cuando el consagrado cantor cantó: —«Cuando Cristóbal Colón pasó por Lima bendita, escuchó una jaranita, que abajo’el Puente se armó. Dijo: Tierra americana, soy el que pisa primero; pero, palabra, que quiero conocer a las peruanas. Y se armó la jarana, en la tierra de los virreyes, los gitanos cantaban, su música desde el alma. Los peruanos hicieron respetar sus leyes y al compás del cajón respondían: ¡palmero, sube a la palma! »—En las veredas unas cuantas parejas tiraron su rumbón. Entre trago y trago, copa y copa, canción y canción llegó las seis de la mañana. No había ningún trago. No quedaba una gota de licor. Pollo (a) Pollito Carr se ofreció a comprar el líquido elemento. Todo el mundo estaba de boleto. La carroza fúnebre llegaba a medio día, o sea había tiempo para bajar el caldero con unas chelitas frías, bien heladitas. Se hizo una chancha, los varones apostaron por chelas y las damas por vino. Pollo recibió los billetes, sencillo, propina y la suya por precaución. Cuatro cajas de cervezas, dos damajuanas de vino, cajetillas de cigarrillos, palitos de fósforos.

—¡Pollo, que te acompañe el vil ladrón Perales!

—Nancy ni bertha, yo me bato solo. He sido comando suicida, no pasache ná!

Los micros, combis asesinas, ambulantes, carretas y triciclos, comercios, comenzaron su labor. En el velorio no pasaba nada. Pasó una hora, mandaron a unos sicarios para que peinen la zona. Ni rastro. Marcaron la casa de Pollito, dijeron que no había llegado a dormir. Se inquietaron, granputearon. Compraron una botella de ron para armar valor. Pollo no regresaba. Llegó la carroza. Se llevaron el cajón. En el barrio quedaron miradas de odio por culpa de Pollito. Enterraron a la señora. Llegó la tarde, la noche y nada. Pasaron días, semanas, meses y años. Nada. A Pollo, a nuestro Music Box no se le vio por ninguna parte. Pasaron varios almanaques. Del soleado norte llegó una triste noticia, Pollo Carrascal, nuestro Pollito había fallecido. Como muestra de profundo pesar, congoja y cariño, el barrunto recordó su memoria, hablaron de él, de sus ocurrencias, de sus virtudes y de su gran reportorio de rocola. Recordaron sus anécdotas, su fuga con las cajas de cervezas y el billete de la chancha. Prendieron unas velitas, se tomaron varios rones en su nombre. Chuparon varios tipos de licores, algunos se prendieron por el caldero, sus más cercanos ayayeros lloraron, otros vergelearon, aspiraron, bailaron, y todos los presentes la pasaron linda homenajeando a un santo varón del barrio. Como tenía que ser..

Los de la oficina, también tienen muchos recuerdos gratos de los que radican fuera de Lima, como:

- Xtonvh: Que en un ataque de locura y con su complejo de David frente a Goliath. En plena bronca le arrojó una pedrada supersónica en la bemba color'a, en la herramienta de trabajo de la Dama. Después de la denuncia policial, Xtonvh, se hizo humo hasta que llegaron señales de él. Según las malas lenguas, está de caporal en una hacienda del norte chico a lo Gran Chaparral, acompañado de su fiel Paco.

- Panqui: Terrible robocop de los años 70 - 80. En una redada familiar se lo llevaron con camisa de fuerza a un Centro de Rehabilitación en Madrid. Ahora, después de 20 años, regresó con su señora a visitar a los amigos, al barrio, y de paso hacerse una pequeña cirugía plástica en el rostro. En Madrid en un accidente automovilístico casi pierde la vida. Lo llevaron en coma de Emergencia al hospital más cercano. Ahí fue donde conoció al Doctor y después de un breve noviazgo, se casó muy elegante. Él de frac crema y su pareja de color mostaza. Pasaron su Luna de Miel en las Islas Canarias. Hasta el momento siguen esperando las fotos que nunca llegaron.

- Cholo (a) Cafiolo: Residente en la Bella Italia, para ser más exacto en Milán. A base de esfuerzo y ejemplos, se labró un porvenir en el país de la pasta. Ejemplos como:
“No robar sí te van a pescar. No trabajar en fiestas, ni feriados, ni domingos, ni en los otros días”. Cuando Cholo regresó al barrunto después de 10 años, en el mes de los carnavales, por decisión unánime de todos los presentes en la oficina se declaró feriado. Lo acompañaron tardes y noches (en las mañanas dormían) a los bares turísticos de Palermo y Parinacochas. Fueron también a la playa de Agua Dulce. Fue un gran mes feriado.

- Pato: Hermano del Chino Estafeta, no necesita mucha presentación. Viajó a la Argentina y después de 15 años regresó a llevarse a la mujer de su compadre. Ahora vive con la Negra en el Barrio de La Boca, junto al estadio, vendiendo chicles, caramelos, anticuchos, choncholíes y ricos picarones en su carretilla de color y sabor nacional.

- Julitto: Con su experiencia como jugador en la Profesional, está asesorando a jóvenes valores en el Viejo Mundo. Su hermano es titular en un equipo de Portugal. Ahora debe de estar muriéndose de frío porque hace un hielo de la pitri mitri.

- Richard: Siempre se lo veía con su pareja, la señora Face di Cani, caminando de una esquina a otra, esperando un cachuelito. Ella administraba el billete porque el compadre lo hacía humo. Se le conocía como Murciélago, sino estaba volando, estaba colgado. Sobrino engreído de Melcochita (a) Gato Bailarín; Gato porque le gusta la rata y Bailarín porque no se pierde ninguna pieza. Richard se metió de burrier, llevaba en cada viaje un kilo de droga escondiéndola donde no le daba el sol. Se cree que está preso en Panamá. Cocinando, lavando, y tendiendo la cama.

En la oficina aparecen cada fin de mes dos ex-vecinos del barrio:

El primero en llegar y retirarse al día siguiente, es un gordito simpático, blanquiñoso, de aproximadamente 150 kilos de peso pesado. De nombre y apellido de complicada y difícil pronunciación. Para el grupo es simplemente Tocuyo, por lo blanco, ordinario y doble ancho. Cada fin de mes trae un billetito de 50 dólares, que lo revienta con la muchachada, en rones, chelas, pollos a la brasa y muchas ricas cosas más.

El otro es un tinterillo mafioso y trafero, no muy simpático, medio antipatiquito por su mal proceder. Es el singularísimo Doctor No Iván El Terrible. Aparte de su mala cultura alcohólica, siempre viene medio misio. Le gusta chancaquear con premeditación, alevosía y ventaja. Ahora recibe todos los licores habidos y por haber, antes era exquisito. Ultimamente le dicen Bandido Bueno porque nunca dispara, ni en defensa propia.

Ahora sólo me queda mencionar a los más queridos inquilinos de La Oficina:

- Pitti: Promotor de fiestas bacanales, sabedor de preparaciones de toda clase de piscos. Con estudios superiores de Alquimia y dueño de antiguos alambiques en el distrito de Puente Piedra. Recibe siempre la supervisión del Buen Ángel de Octavio.

- Perigna: Antes fue vecino del tugurizado barrio El Porvenir. Amigo muy respetuoso. Se enamoró locamente a primera vista de un hermoso edificio color verde dólar. Luego conoció a la señorita propietaria. Se casó y ahora está pacientemente esperando reemplazar al suegro en la administración de la herencia ajena.

- Sambrano: En su trabajo recibía muy buenas atenciones de parte de la Asistenta Social, pero degeneró en acoso sexual y en una tarde -citado con memorándum- la cincuentona, se arrebató y lo quiso violar en plena oficina. Él, joven exageradamente decente, salió huyendo, para su mala suerte tropezó, malográndose la rodilla. Está de para hace tres meses, enyesado, no puede trasladarse y solo mira la oficina desde su balcón, acompañado de su mujer, de sus dos hijitos, de su perrito y de su queridísima suegra.

- Domam: En una temporada vivió en la frontera de Lima con Ancash por culpa de un cuerito, pero harto de pagar todas las deudas de la niña, se regresó a la civilización. Con una invitación de su hijo llegó a Canadá, se disfrazó de pingüino y empezó a cachuelear retirando la nieve, cuando llegó el verano se quedó sin trabajo y lo despidieron con bombos y platillos. Campeón de Campeones en los Campeonatos de Fulbito y Full-Vaso. Arquero macho machote para las pelotas. Nos enseñó las cosas simples de la vida. Fue el creador de muchos pensamientos que se repiten en la oficina. Como: Camarón que se duerme, corazón que no siente. El que a buen árbol se arrima, no se le mira los dientes. Dime con quién andas, que cien volando.

- Yurito: Junto con Oswaldo, son las ovejas negras de la oficina. Yurito trabaja, estudia, hace deporte, asiste a la biblioteca, conciertos y a su partido político. Es tan bueno que no cobra las arrugas que le tienen. Buen hermano, buen esposo, buen hijo, buen amigo. Si sigue así mejor que se mude de barrio.

- Tawan: Es el prototipo del éxito económico de Tecnología, Honradez y Trabajo. Ha realizado el sueño americano en La Victoria. Pertenece a la Junta Vecinal y vigila la tranquilidad de los vecinos, dando vueltas y vueltas en su camioneta 4x4. Lleva oro y plata en el cuello, en la oreja, en la nariz, en los dedos, en la muñeca, en los brazos, en el pecho. Su huachafería es tanta que quiere ser el nuevo Señor de Sipán.

- Al- Dihño: Esta viendo el Sol a cuadritos. Los noctámbulos lo extrañan con mucha nostalgia. Chato Rena lo visita, le lleva cigarros, papel, pañuelos, cartas de amor y regresa bañadito.

- Mannolo y Buribahn: Dos hermanos bastante distraídos, siempre buscan una tarjeta para meterse a un auto. Como si el auto prendiera con una tarjeta. Juegan fulbito todos los sábados con su cuñado; después cada uno lo pica con un préstamo para los gastos de la semana.

- Federigo: El último de los tenores de la nocturnidad, amante de los clásicos italianos, reencarnación del malogrado Pavarotti. En plena madrugada saca a relucir un Do Mayor descaradamente acompañado de gallos, despertando a todo el corral que tiene en su pectoral. Todos los días le pone una velita a San Judas Tadeo para que no le pase nada a su esposa - residente en Sicilia - que se fugó con los ahorros de la cuenta mancomunada llevándose la módica suma de 30,000 dólares, dejándolo sin capital y a un paso de la demencia por todas las deudas acumuladas. El quiere tenerla entre sus manos para expresarle todo su cariño siciliano.

Y para terminar sólo me queda decir que La Oficina ha sido un lugar de reencuentro de los fundadores del barrio, de los abuelos, de los padres, de los hijos y en el futuro de los hijos de los hijos. Ellos llevarán la bandera, la bandera de la unión, del respeto, de la ayuda mutua. La bandera de “LA OFICINA”.

** Como anécdota les cuento que paseando con mi novia por un bosque cercano a mi domicilio en el Distrito de Grötzingen. Haciendo las caminatas que tanto les gusta a los alemanes, subiendo una colina y mirando el horizonte. A lo lejos veo la Catedral, el Palacio, la Universidad, la Iglesia Católica, pero también veo un edificio que no conocía, con una gran chimenea, después me entero que el edificio es una Planta Nuclear y sí explota o sucede un mínimo error, morimos todos. ¡¡¡Asi de fácil!! De regreso veo unos árboles que tienen unos helechos en la copa. Unas plantitas parásitas que viven a costa del árbol. Estas plantitas parásitas producen un antídoto para un tipo de Cáncer.¡¡¡Qué genial!! Pienso en mi barrio, me pregunto, "¿Por qué, con tan buenos parásitos, no producen nada? ¡Ni alcohol!

Y esto es todo por hoy, gracias. Nos estamos viendo la próxima semana.
Sí Dios quiere. Gracias.

Und dass ist alles für heute, danke. Auf Wiedersehen in der nächsten Woche. Wenn Gott will. Danke.

Cualquier parecido con la realidad es pura y simple coincidencia.

NICOLÁS DANIEL LEÓN CADENILLAS
Alemania. Karlsruhe, 15/Marzo/2008

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